Sunday, September 30, 2018

ENTRE MASCARAS





No hacía mucho tiempo que había terminado con mi marido, él me había dejado por otra, fui su cornuda y cuando le exigí que eligiera, o ella o yo, no lo dudó, la eligió a ella…
Y sabía que las cosas eran mejor así, no me gusta ser cornuda, ni compartir a mi hombre, era mejor estar sola que mal acompañada, pero siendo honesta, la partida de mi esposo me traía dolores, angustias y miedos…
Sin darme cuenta había entrado en un círculo depresivo, nada me gustaba, nada me alegraba, no le encontraba sentido a la vida, todo era un gris, pasar hora tras hora, día tras día, sin destino, sin futuro.
Barbie, una de mis mejores amigas estaba al tanto de todo, y ella podía ver lo que yo me negaba a ver, que estaba en el fondo, que todo era negro, que sólo había nubarrones. Ella me acompañaba, casi me obligaba a salir de compras juntas, o a salir a tomar algo, o a hacer cualquier cosa para que mantuviera mi cabeza ocupada.
Ella me hablaba mucho, era como darme terapia, siempre decía ‘que un clavo saca a otro clavo’ y en ese punto insistía con presentarme un amigo suyo, un solterón amigo también de su marido es que ella no entendía que aún estaba en un duelo por la traición de mi esposo y no tenía lugar no en mi cabeza ni en mi corazón para otro hombre…
Pero Barbie era de insistir hasta el hastío, y tan bien me habló de ese hombre misterioso que a pesar de no querer, logró en mí una pizca de curiosidad y logró motivarme, y seguramente ella fue mi norte para que volviera a sentirme mujer, bonita, deseada, a ver los colores de la primavera.
En esos días había en el pueblo un baile de disfraces, se hacía una vez al año, era un evento popular, esas fiestas típicas que en general todos esperan con muchas ganas.
Y Barbie arregló todo para que conociera esa noche a ese caballero misterioso, ella era muy de esas cosas románticas, de esos encuentros de película, así que sólo me dijo que ya le había dado mi número de celular, para que me contactara esa noche, en ese lugar, no pude más que reírme, Barbie sí que estaba loca, ella con sus ideas…
Esa tarde no la tuve muy buena, me dolía la cabeza, eran esos momentos típicos donde una mujer pelea contra sus monstruos, aun la sombra de mi esposo se cernía sobre mi cabeza, y mi subconsciente se negaba a cortar los lazos que me unían a ese amor que se había roto en pedazos.
Y si no hubiera sido por gratitud a todo el esfuerzo de mi amiga, y por la costosa entrada que ella había pagado y me había obsequiado, la parte de la historia que sigue a continuación nunca hubiera sucedido.
Llegada la hora me puse un vestido que me había comprado para la ocasión, obviamente con la aprobación de mi amiga Barbie, ella lo eligió en color negro, color que nunca falla, con amplísimo escote de la espalda llegando apenas un poquito por encima de mi cola, suelto de frente, era muy lindo el vestido, largo hasta el suelo, ajustado, marcando mis curvas, con un pronunciado tajo sobre mi pierna derecha que insinuaba más de lo aconsejable, una cartera negra de mano haciendo juego, tacos altos al tono, peinado de lado, asimétrico, dejando mi larga cabellera sobre un costado, dejando el hombro opuesto al desnudo y por supuesto, el antifaz que me colocaría al llegar

El lugar era una casa grande, de esas enormes, tipo castillo, entré ya con mi máscara, como estaba todo el mundo, había mucha gente, y yo sólo tratando de ver en cada rostro oculto a mi caballero misterioso… pero solo podía esperar a que el diera el primer paso, la verdad es que estaba excitada y mi amiga sí que sabía cómo hacer las cosas, realmente me sentía como la chica de la película…
 De pronto me llegó un mensaje al celular que decía "estoy al pie de las escaleras" y fui hacia ese lugar abriéndome paso entre la gente y notando sobre mi cuerpo esas miradas bobas que tienen los hombres cuando una mujer es atractiva, esto sólo me dio seguridad en mí misma y sonreí por lo bajo, hombres, tontos, predecibles!
Al llegar encontré a un tipo con traje, se veía tan sexi, y de igual manera tenía un antifaz, cabello oscuro con algunas canas, pero de esas que hacen apetecibles a los hombres y pude notar unos ojos de un azul espectacular, no podía ver su rostro pero ya con esos ojos tenía suficiente para morir de amor…
Lo saludé y fuimos a una parte apartada, en soledad, era como un bar, lejos de la sala de la casa donde estaban todos, con colores rojos muy tenues, había un sillón negro, una mesa de billar y música muy relajada, nada que ver al cuarto principal, el me preguntó si quería algo de tomar y acepté, no tenía idea que era lo que me daba pero me lo tomé sin preguntar, el cerró la puerta de ese lugar y quedamos solos, supuse que era el dueño de la casa, tal vez un invitado demasiado atrevido, solo sé que lo seguí en el juego.
Comenzamos a hablar en la barra, yo estaba sentada en esos bancos que suelen tener y el al otro lado, como si fuera el barman, era todo muy loco y muy sexi, buscó en uno de sus bolsillos, sacó su celular y me lo dio, entonces me dijo
No quiero que nada ni nadie rompa este momento único e irrepetible, quiero que apagues mi celular, quiero que vos lo hagas… y quiero hacer lo mismo con el tuyo.
Me pareció muy tonto pero también muy romántico, busqué en mi cartera, saqué mi móvil y se lo entregué, mientras me concentraba en apagar el suyo.
Me dio la espalda por unos instantes, demoró unos minutos preparando otro trago, luego rodeó la barra y vino a mi lado, frente a frente, en una mano traía una nueva copa, en la otra mi celular de regreso, hablamos un tiempo y se comenzó a acomodar el ambiente, el alcohol hizo efecto, poco a poco, se acercó a mi cuello del lado donde estaba desnudo y sólo rozó su nariz como queriendo saborear mi perfume... dios, que maldito, como adivinando que mi cuello es mi talón de Aquiles y obviamente, cerré los ojos y me salieron algunos suspiros...
Me quedé con los ojos cerrados, o esperando a que me besara el cuello, en el principio de mi rendición, pero no lo hizo, y sólo esperé en vano, cuando abrí los ojos sólo me estaba observando, como buen jugador, solamente se quedó mirando con una estúpida sonrisa en sus labios, jugando conmigo, sólo pensé: ‘maldito!’

Me paré del banco donde estaba sentada, enojada, tomé la cartera e intenté irme, me alcanzó frente a la mesa de billar, lo sentí llegar por detrás a retenerme y pegó su cuerpo al mío, ahhhh!!!, como escapar a eso?... claro yo estaba furiosa porque se había burlado de mí, entonces le dije
Quítate, que me quiero ir…
 En ese momento se apretó más a mi cuerpo y colocó sus manos en la mesa como recargándose, obvio por la estatura quedaba justo para meterme en un callejón sin salida y me dijo al oído
 Segura que quieres irte?, no parecía eso cuando estábamos en la barra del bar hace apenas unos segundos…
 Mierda! no sabía si su plan era hacerme enojar para que lo deseara más, para que pusiera resistencia y él disfrutara con mi enojo, no lo sabía, pero funcionaba...
En eso mi respiración se agitó, pero mi enojo era más grande y comencé a forcejear, en ese forcejeo, no note que pegaba cada vez más mi culo a su verga y me empecé excitar y a él le pasó lo mismo, sentí como se le puso duro, cada vez más, entonces hizo que me inclinara en la mesa en la posición que estábamos y a ese vestido solo le faltaban milímetros para que el escote de atrás llegara a mi culo, comenzó  a rozar con su dedo desde mi nuca hasta llegar a ese punto perverso, recorriendo lentamente mi espalda, dibujando mi columna vertebral, uf! se sentía delicioso, decidió bajar un poco más y noté que mi tanga negra había quedado expuesta a sus ojos, recorrió entonces con su dedo esa parte que se notaba, es que sólo jugaba conmigo, en ese momento me hizo recomponer a la posición inicial y me dijo al oído
Te vestiste así de puta para mí, un extraño? un desconocido? fue a propósito? qué quieres lograr?
Y en mi coraje contesté
No, nada de eso era para ti, no te sientas centro de mi mundo, es que en esta fiesta iba a encontrarme con alguien más y que me estaba esperando fuera...
Él se enojó en ese momento, me tomó con su mano por la cara para que volteara a verle y me dijo de frente
Mientes, eres una maldita mentirosa, vos no te vestirías así para cualquiera…
Sólo me reí, le daba un poco de su propia medicina, jugué su juego, en ese momento me plantó tremendo beso, pero de esos de deseo, su mano comenzó a tocar  mi abdomen, subió por el escote del frente metió su mano y apretó una de mis tetas que estaba desnuda bajo la tela negra, ah! dios que rico fue eso!,  sentí delicioso y con la otra mano hizo lo mismo, tenía ambos pechos entre sus manos para hacer lo que quisiera...
Se quitó parte del traje, desabrochó su pantalón y se quedó desnudo dejando ante mis ojos su hermosa verga bien parada, riquísima! Su sexo parecía decirme ‘chúpame! chúpame!’  y tuve que hacerlo, me arrodille y comencé a chuparla, lentamente, mi lengua pasando por ella, saboreando, sintiendo ah!!!... después aumentó el ritmo y me la metió hasta la garganta, no sé por qué pero eso me excitó sobremanera, saber que la tenía toda dentro de mi boca y que él estaba tan excitado que sólo se escuchaba su respiración y sus palabras diciéndome

Te gusta?, te gusta chupármela? quieres que te coja?, eres mi puta hermosa…
No pregunten por qué pero me excite, así como en este momento... la sacó  de mi boca  y  me pidió que me desnudara, tomó asiento en el sillón para ver como lo hacía y deje caer el vestido, quedando solo con el antifaz, los tacos y la tanga, caminé hacia él, me y me dijo que quería ver su verga en medio de mis tetas y dicho y hecho, me arrodillé otra vez para que comenzara a colocarla al medio mientras yo apretaba mis pechos para que su pija se perdiera entre ellas, me estaba cogiendo las tetas, eso le gustó tanto que terminó de repente, su leche salió disparada en mis tetas, ummmm!, tan rica  y caliente!
No pude evitarlo, la tentación era demasiado grande, empecé a lamer mis pechos con cadencia, tuve que limpiar todo el semen con mi lengua, como bebiendo un exquisito licor, mientras él sólo veía, como embobado, el improvisado espectáculo...
 Cuando terminé de limpiar mis tetas, le volví a chupar la verga, eso aún no acababa, y de nuevo se le puso dura, se excitó y me pidió que me pusiera de pie, me empujó al sillón y quede desparramada sobre él, acostada y expuesta al extraño caballero del antifaz...
Gozó con la imagen unos minutos y después volvió por mis tetas, las lamió lentamente, los pezones, bien rico, estaban bien duros, comenzó a morderlos delicadamente, uf! eso era la gloria, mi clítoris estaba punzando, yo estaba toda mojadita y el sólo disfrutaba de ellas de una manera que parecía se las quería comer, me veía a los ojos pero yo solo ya no podía con eso, verlo haciéndolo era una tortura y sin poder evitarlo se me escapó un orgasmo, los gemidos  salieron de mi boca y el no paraba, mi cuerpo se descontroló y sólo me aferré con las manos al respaldo del sillón...
Mierda, fue riquísimo! y dijo
Aún falta lo más dulce…
Entonces bajó y corrió la tanga, observó que estaba depilada y toda mojada, eso fue demasiado provocador para él, se acomodó para darme sexo oral, es que sólo no podía aguantar, como me la chupaba, como me lo hacía y bueno… otro orgasmo, pero esta vez sólo no quería que dejara de hacerlo y puse mis manos en su cabeza para que no se quitara de mi sexo, y siguió mientras mi cuerpo sentía ese recorrido de electricidad, sólo me tomó de la caderas para que me quedara quieta y fueron dos orgasmos seguidos, dejé en la atmósfera unos gemidos tan ricos… todo lo era...
Cuando terminó conmigo subió y me dio un beso para que saboreara lo mismo que él, no perdió tiempo, me puso en cuatro y me cogió, su verga en mi conchita, rico, sólo no quería que parara, y lo hacía espectacular, sabía cómo moverse, como tratar mi cuerpo, donde tocar,  ahhh!!! ... me mojo al recordar y escribir esto...
Y en mi excitación no sentí cuando la sacó, le rogué que me la metiera de nuevo, que me llenara con su leche, y lo hizo… pero maldita sea, esta vez me la dio por el culo, sólo me pidió que me relajara, le hice caso, deje que lo hiciera, la idea me excitó, el sentir algo más grande en mi trasero, ese dolor que se vuelve placer y bueno mis gemidos, eran de una puta cuando le dan la mejor cogida de su vida y él lo notó, explotamos juntos, el dentro de mi culo y yo con su verga dentro...

Delicioso! cuando acabamos tomamos unos minutos para recobrar aliento, mientras él se vestía yo sólo fui a el baño del bar a limpiarme un poco, a refrescarme, a recomponer mi postura, estaba tan roja y cuando salí sólo dijo
No te dije que bien te queda esa tanga clavada en tu culo y llena de mi leche? Ahora quiero que volvamos, y frente a todos sientas como estás toda mojada por mi semen, nadie lo sabrá, excepto nosotros…
Me reí y me dispuse a vestirme, todo había pasado, nos aseguramos de parecer dos personas normales, nos aseguramos de que cada cosa estuviera en su lugar, el me ayudó con mi peinado, respiramos profundo, nos miramos cómplices y salimos de ese bar.
Miré nuevamente a los ojos azules de mi hombre, ojos de pecado, me tenté a levantar su antifaz pero me contuve, era una fiesta de disfraces, y esto hubiera dado lugar para que el también levantara el mío y observara mi rostro desnudo.
Iba a preguntarle su nombre, cuando me sacó de mis pensamientos y me dijo casi en un susurro al oído
Eres tan hermosa, tan perfecta… quiero hacerte un pedido, quiero que camines entre la multitud, quiero verte a la distancia, contemplar tu belleza, compararte sólo para ver que eres única entre todos…
 Diablos, de donde había salido ese hombre, con sólo hablarme lograba erizar mis pezones, hacía mojar mi sexo y hasta latir mi clítoris, sólo reí y comencé a caminar dejándolo al pie de la escalera donde nos habíamos encontrado.
Mientras daba paso tras paso sintiendo mi intimidad bañada por sus jugos, muchas cosas pasaron rápido por mi cabeza, me sentí viva, me sentí mujer, me sentí feliz, supe que la relación con mi esposo era pasado y en gran parte todo se lo debía a mi amiga Barbie…
Diablos! Barbie!
Busqué el celular en mi cartera, tenía que contarle a Barbie! Como no hacerlo? Se lo había prometido!!!, se lo debía a ella!!!, lo encendí en medio de la multitud y busqué un lugar apartado, miré la pantalla para llamarla y noté que algo no estaba bien…
Una decena de llamadas perdidas y mensajes de texto reclamando mi presencia, el número era desconocido y por las horas de la llamada hacía tiempo que había dejado de insistir, tomé coraje y maqué el número, al otro lado me dijeron
Hola! al fin apareces! Soy el amigo de Barbie! Pensé que no habías venido…
El siguió hablando pero yo ya no lo escuché, sólo lo interrumpí y le dije que quería encontrarlo, le dije dónde estaba y vino a mi encuentro, para mi sorpresa apareció un chico alto, de cabello negro y ojos tan oscuros como la noche, más alto que yo, me alejé de él como huyendo sintiéndome mal por todo lo que había pasado, el me miraba extrañado ignorando todo, seguro habrá pensado que estaba loca, volví a tranco largo entre la gente, a prisa, llegué a la escalera, pero él ya no estaba, no había nadie…
Busqué entre la gente del lugar, como tonta, esos ojos azules eran inconfundibles, busqué esos ojos sin éxito, una y otra vez…
Salí de la casa, a la acera, tal vez estuviera fuera, pero no había nadie, hacía frio y una densa niebla no dejaba ver más allá de una veintena de metros.
Tomé mi celular, tenía su mensaje original, eso era! la única esperanza! eso creí…
Me di cuenta de que todo lo había planificado, en ese momento que cambiamos los celulares, cuando me dio la espalda para preparar un trago, no solo lo había apagado, también había borrado todos los registros…
Ahora en el recuerdo, tomo aire y exhalo con fuerza, Barbie escuchó incrédula toda mi historia, con los ojos grandes, pero no pudo ayudarme, salí un par de veces con su amigo, pero no resultó, mi mente había quedado presa de ese hombre tras la máscara, nunca supe quién era, nunca supe por qué lo hizo, como llegó a mí, como no volvió a mí, mi príncipe de ojos azules sólo me cogió una vez, la más maravillosa de mi vida, él es sin dudas, el mejor de mis locos recuerdos…
Si eres mayor de edad me gustaría saber tu opinión sobre este relato
Escríbeme con título ‘ENTRE MASCARAS’ a dulces.placeres@live.com

NO a la pedofilia
NO al amor filial
SOLO MAYORES DE EDAD


Travesuras en un vestidor con Elena



Por: Masturbador 567

-‘No mames, Amy…se te salen todos los pelos! Jajaja!’ -gritó Elena, para luego atacarse de la risa.
-‘Elena!!! Eres horrible!’ -le contesté mientras trataba de mirar mi entrepierna para comprobar si era cierto lo que mi amiga acababa de decirme.
-‘Pues es cierto, se te salen todos los pelos de la panocha por encima y por los lados del bikini’ -volvió a recalcar Elena mirándome y tratando de reírse lo más silenciosa posible, sin éxito.
-‘En serio se me salen mucho? – le dije, levantándome mis pechos con las manos lentamente y mirándome a mí misma. Más allá de mis pechos hinchados y mi panza semiplana, efectivamente miré algunos mechones de vellos oscuros que se enroscaban desde la parte superior del bikini.
-‘Oh sí, hasta parece que traes un chango queriendo salirse de tu calzón. No pudiste depilarte primero antes de venir a comprar nuestros trajes de baño? Tienes un problema de pelos ahí abajo’ – Elena bromeó.
Golpié a Elena en el hombro. Estábamos paradas una junto a la otra en el vestidor de la tienda departamental, mirándonos en el espejo de cuerpo entero. Ambas teníamos trajes de baño pequeños. El de Elena era amarillo, y el mío de color blanco. El bikini de Elena complementaba su cabello castaño, mientras que mi cabello en forma de cola de caballo se veía genial en contraste con mi traje de baño blanco. Lamentablemente mi oscuro vello púbico resaltaba de igual forma en la parte baja del bikini y se notaba más a causa de mi piel blanca. Habíamos planeado pasar el fin de semana en casa de Elena, asoleándonos y nadando en la piscina de su casa, y con el calor que hacía los últimos días era más que perfecto. Su madre estaría fuera de casa y su padre probablemente ocupado en asuntos de su trabajo como siempre, así que el asunto de mi excesivo vello púbico no era problema. Después de todo, a mi novio Frankie le gustaba de esa manera y no pensaba depilarme.
-‘No tengo un problema de pelos!’ -le grité, riéndome a mi pesar. ‘Si no me hubieras convencido de probarme un traje de baño de un tamaño demasiado pequeño, no estaría, ya sabes, asomándose mi vello púbico’ -le respondí.
-‘Bueno, ambas prometimos conseguir los trajes más sexys que pudiéramos encontrar. Menos tela significa más piel’ -me dijo Elena, ajustando las cuerdas que sostenían su diminuto bikini. ‘
La parte superior del bikini de Elena consistía en dos triángulos pequeños de tela amarilla y delgada unidos por cuerdas. Los triángulos apenas cubrían sus pezones. Elena se sonrió a sí misma en el espejo. Le gustaba verse sus pechos llenos tan expuestos. Aunque no los tenía tan grandes como los míos, si eran de tamaño considerable.
Metí mis rizos rebeldes de nuevo en la parte inferior del traje de baño, antes de alisar la tela furtiva sobre el montículo que se hacía a causa de mi abultado vello.
-‘Ya! Creo que estaré bien si tengo cuidado’ -le dije a Elena, con mis manos en las caderas y admirándome a mí misma. Todo mi esfuerzo en el gym y la ayuda de mi amiga Liz habían surtido efecto. Atrás había quedado la chica gordita y rechoncha que había sido siempre, para dar paso poco a poco a un cuerpo más escultural. Aún me faltaba por trabajar más en el gym, pero lo que veía ahora me gustaba y mucho.
-‘Mi madre se asustaría si me viera en este bikini. ¡Es tan pasada de moda y se escandaliza por todo!’ Y tú? También estás mostrando el vello? -le dije mirando de reojo a Elena.
-‘Yo?’ -No tengo ese problema. ‘Ves?’ -me dijo Elena bajando la parte delantera de su bikini, revelando hasta la parte superior de su raja. La tenía depilada y perfectamente lampiña. Abrí los ojos en sorpresa y miré a mi alrededor, como si alguien pudiera estar espiándonos en el vestidor privado.
-‘Tú … te afeitas? – le dije susurrando. De repente sentí un impulso irracional de extender mi mano y tocar la pálida piel de mi amiga el cual tuve que contener.
-‘Sí’ -dijo Elena con indiferencia, mientras se giraba y miraba por encima del hombro, tratando de ver cómo se veía su parte trasera. ‘Desde el mes pasado, cuando comencé a salir con Pepe. Le gusta mi coño sin nada de pelos’ -dijo sonriendo. ‘A veces es Pepe quien me lo afeita’.
Sentí mi cara sonrojada. Incluso sentí como mi vagina se humedecía. Me imaginé a Elena recostada en su cama, con las piernas abiertas, mientras su novio afeitaba los rizos semioscuros de su coño.
-‘Aaah, no mames! Pepe te hace eso??
-‘Sí, que rico, verdad? Me dejo que me crezca un poquito para él antes de que salgamos o cuando viene a la casa. Me mete la mano en mis pantis, y me tantea con los dedos. Luego subimos a mi habitación, me acuesto en mi cama, y ​​él me afeita, luego me enjuaga’ -dijo Elena. Una sonrisa maliciosa creció en su bonita cara. ‘Mientras estoy todavía con las piernas abiertas…sabes lo que hace?’
-‘No me digas, no me digas! ¡No me digas! … Ok, dímelo’ -le dije ya picada por la curiosidad y mi creciente calentura.
-‘Él me come. Me hace el mejor sexo oral que te puedas imaginar. Incluso el otro día que estabas de visita en mi casa lo hicimos, mientras tú estabas embobada viendo tv’ -dijo Elena dejando escapar un pequeño chillido.
-No mames, en serio?? Yo en la baba, ni cuenta me di. Neta que no, Elena’ -dije sintiendo como mi panochita dejaba escapar más líquidos de tan solo imaginar la escena.
-‘Bueno, te darías cuenta si no estuvieras en la pendeja viendo a mi padrastro. Oye, cómo se ve mi trasero?’ -dijo Elena muy quitada de la pena.
-‘Jajaja Claro que noooo! Yo nunca veo a tu padrastro, no chingues Elena’ -dije sonrojándome ante el comentario sobre su padrastro, y bajando la vista al trasero de mi amiga. El traje amarillo era tan pequeño y aunque no era tanga, aun así hacía que ambas mejillas de sus nalgas estuvieran casi completamente expuestas. Aparte la raja del culo de Elena casi se estaba mostrando.
‘¡Se ve increíble! A Pepe le encantará este traje’ -le dije con admiración.
-‘El tuyo también se te ve super sexy. Pinches tetotas que tienes apenas te caben en el sostén. Ahora si seguro le paras el pito a mi padrastro en cuanto te vea jajajaja’ -dijo Elena haciéndome burla. Tenía ya un par de semanas sin tener sexo y el solo pensamiento de que el padrastro de Elena se excitara viéndome en traje de baño, me calentó.
-‘Ya no digas eso, pendeja! Y deja a tu padrastro fuera de esto. Creo que es un señor muy guapo, eso es todo. Pero eso a que yo me fije en él o tenga otros pensamientos, pues no’ -dije fingiendo enojo.
Elena ladeó la cabeza y me lanzó una mirada de soslayo. ‘Sí, claro. Y esos pezones se pusieron duros pensando en … qué?’
-‘Elena! -dije cubriendo mis pechos con las manos. Sin darme cuenta mis pezones se habían endurecido de solo imaginar que el padrastro de Elena se calentara viéndome. Don Miguel era de esos señores a los que el paso de los años los hacia aún más atractivos, y aunque tenía edad suficiente para ser mi padre, el señor se cuidaba mucho y sus incipientes canas lo hacían ver más interesante. Según mis cálculos andaría entre unos 50 años más o menos.
-‘Hablando del Sr. Guapo, él estará aquí pronto para recogernos. Digo que quedémonos con estos bikinis. ¡Son perfectos!’ -dijo Elena sin mostrar enojo o disgusto por los comentarios acerca de su padrastro.
-‘Así que……tu noviecito Pepe te hace el mejor sexo oral que has tenido?’ -le dije a Elena, mientras nos quitábamos los bikinis.
-‘Así es, el mejor! -dijo Elena mirándose por última vez al espejo.
-‘No creo que sea mejor que a cómo te lo hice yo’ -le dije.
-‘Jajaja lo siento chiquita, pero él es mejor que tú en cuanto a oral se refiere. De hecho él me llega más adentro con su lengua. Atrás y delante’ -contestó Elena tomando mi comentario como un reto.
-‘Naaah, no lo creo y si quieres te lo demuestro! -contesté con mi ego herido.
-‘Tienes 5 minutos para demostrármelo o hasta que venga el guardia a sacarnos del vestidor. Lo que pasé primero Jajaja! -dijo Elena al tiempo que se aventaba hacia mí, rodeándome con sus brazos y dándome un beso agresivo que le contesté de igual manera. Un beso largo, con nuestras lenguas luchando dentro por invadir la boca ajena. Pronto la saliva empezó a correr por nuestros mentones, haciendo el beso más húmedo, más sucio y más obsceno.
Estábamos desnudas y eso facilitaba el poder manosearnos a nuestras anchas. Nos dábamos lengua como locas mientras con mis manos la tomaba de sus nalgas, apretándoselas y jalándola hacia mí. Elena tomaba mis senos, estrujándolos, apretándolos provocándome un delicioso dolor.
Recordando el límite de tiempo impuesto por mi amiga, bajé mis labios por su cuello, lamiendo, chupando y dejando mi saliva en mi camino a la parte baja de su cuerpo.
-‘Así, así Amy….muérdeme, chúpame…..sácame la leche’ -me decía Elena mientras pasaba por sus hermosos pechos, chupando con furia sus pezones, como si de veras pudiera sacarles leche. Para mi desgracia no podía perder demasiado tiempo y abandoné sus ricos pechos, no sin antes darle un pequeño mordisco en cada pezón.
-‘Awww….no seas mala, sigue, Amy…sigueeee’ -escuché quejarse a mi amiga, mientras rápidamente mi lengua pasaba por su vientre plano, haciendo pequeños círculos en su ombligo.
-‘No puedo. Tienes algo aquí abajo que requiere mi atención’ -le dije al mismo tiempo que separaba sus piernas con mis manos.
-‘Cómeme cabrona! Cómeme como tú sabes hacerlo!! -me susurraba Elena, tomándome por el cabello y aplastando mi rostro contra su ya empapada panocha. Abrí mi boca para tratar de engullir su vagina, metiendo mi lengua y probando su delicioso agujero.
-‘Slurrrpp, sluuurppp’ -mi boca emitía ruidos escandalosos al hacer contacto con sus jugos, confundiéndose con mi saliva haciendo una deliciosa mezcla agridulce que yo devoraba con gula. De la boca de mi amiga empezó a salir un discurso de frases, cada una más obscena que la anterior, lo cual me motivaba a redoblar esfuerzos en mí ya de por si enfurecido trabajo oral que estaba dándole.
-‘Agghhhh, asiii, asiiii. Cómeme, muérdeme…pero no dejes de hacer lo que estás haciendo culera!
-‘Mmm…sigue Amy, sigue. No pares hija de tu puta madre, no paresss!’
-‘Dame más, bebé, dame maaas!’
-‘Me voy a venir, me voy a veniirrr! Chúpame puta, chúpame y déjame secaaa!’
Tuve que levantar mi mano para tratar de hacerle una seña para que bajara la voz. Lo que menos quería era que nos descubrieran teniendo sexo en un vestidor de un centro comercial. Asintiendo con un movimiento de cabeza, Elena bajó la voz y separándose un poco de mí se dio la vuelta.
-‘Cómeme el culo, Amy. Méteme la lengua lo más que puedas y hazme gozar bebé’ -me dijo abriéndose exageradamente las nalgas y ofreciéndome su enorme culo.
Aunque no me disgustaba la idea de meter mi boca y mi lengua en su trasero, no era lo mismo hacerlo después de una ducha y a sabiendas de que estaba completamente limpia a hacerlo después de una mañana de andar de compras y tomando las obligatorias visitas a los baños públicos. No había tiempo para arrepentimientos, metí mi rostro Enmedio de sus carnosas nalgas y empecé a darle lengüetazos a su apretado ano. Elena al sentir mi lengua, dio un respingo e intentó abrirse aún más sus nalgas para facilitarme la tarea.
-‘Agghhhh, asii, asiiii es como me gusta que lo hagas! méteme la lengua, Amy, métela más y pruébame! Agghhh! -escuchaba a Elena decir, mientras pasaba mi lengua por la rajada de su culo de arriba abajo como si fuera una paleta, para luego terminar en su ano, el cual empieza a mamarle como endemoniada tratando de introducir mi lengua dentro de su caliente y apestoso recto.
-‘Te gusta, putita? Te gusta cuando te como el culo, baby?’ -preguntaba yo sacando mi rostro de su trasero para luego volverlo a enterrar.
-‘Si mi amor, siii. Sigue que ya casi llego, sigue…ya no falta mucho’ -respondió Elena con su voz falta de aire, señal de que el orgasmo estaba a punto de llegar.
Abrí sus nalgas lo más que pude con mis manos, para meter mi lengua aún más. El amargo sabor en mi boca era señal inequívoca de que había llegado a lo más profundo de su recto. El tiempo se estaba acabando, escuché ruidos fuera del vestidor. El miedo a ser descubiertas le dio un plus a mi calentura, y redoblé esfuerzos, acompañando mi trabajo oral con un par de dedos que introduje de golpe en la encharcada vagina de mi piruja amiga.
-‘Awwww…si, siiii! Mételos más, mássss!’
-‘Apriétame los dedos, quiébramelos con tu panocha! Rómpemelos!’ -le hostigaba para calentarla más.
-‘Si, si…pero no dejes de besarme ni de meterme los dedos. Mete más dedos, méteme la mano entera!!! -decía Elena volviendo a subir el volumen de su voz.
Metí otros dos dedos más, que se sintieron apretados. Tenía cuatro dedos dentro de su vagina y seguía pidiendo más. Había visto videos de fisting en internet, pero jamás lo había intentado. Esta era una oportunidad que no pensaba dejar pasar. Absorbí los jugos y la saliva que emanaban de su ano, y los escupí en su panocha. Sonreí divertida al ver el color café transparente de mi saliva escurrir por su depilada vagina. Interrumpí ese pensamiento y juntando el quinto dedo, presioné tratando de meterlo dentro de mi amiga, cosa que no parecía tan fácil.
Tomando mi codo con mi otra mano, empujé con más agresividad, teniendo como respuesta un leve quejido que escapó de la boca de Elena al sentir como mi mano completa entraba dentro de su vagina.
-‘Aghhhhh, ya entroooó todaaa! Ughhh…duele!’ -dijo Elena quejándose. Moví mi mano a los lados como licuadora, para luego hacer pequeños movimientos de meter y saca.
-‘Ughhhh, eso, eso…muévela. Quiero sentir tu mano dentro de mí, bebé’
-‘Sientes mi mano? Siéntela, siente como se abre tu panocha’
-‘UTF….si, siento que me abres toda. Me estas reventando bebé’ -decía Elena con una voz bien rica, ronquita por el esfuerzo.
-‘Disfrútala, mami, disfrútala ahora porque luego quiero que me lo hagas a mí’ -lo dije sabiendo que firmaba mi sentencia. Elena jamás olvidaba lo que decíamos y todo lo tomaba como promesa por cumplir.
-‘Ughhh, está muy grande. Siento rico, pero duele’ -oí quejarse nuevamente a mi amiga.
-‘Quieres que pare? -le dije.
-‘No quiero, pero duele y aparte si sigues presionando me voy a cagar Amy. Sácala. Pero despacio’ -dijo Elena con una voz que denotaba decepción.
Poco a poco fui retirando mi mano, sacando mis dedos despacio tratando de no lastimar a mi amiga. Elena frunció su panochita al sentirse libre de la presión que ejercía mi mano, la cual salió empapada de jugos y saliva.
-TOC!!
-‘Señoritas, todo bien?’ -se escuchó la voz de una de las vendedoras al tiempo que tocaba la puerta del pequeño vestidor.
-‘Ahhh, si si! Ya estamos terminando, es que nos estábamos probando varios trajes de baño!’ -respondí inmediatamente.
Nos vestimos rápidamente al mismo tiempo que recogíamos los trajes de baño, entre carcajadas ahogadas por la travesura que acabábamos de hacer.
-‘Jajaja, ves lo que provocas? Casi nos cachan, pendeja’ -le dije divertida a Elena.
-‘Pos tu, wey, que no te apuras. Además perdiste, no me hiciste venir. Pepe sigue teniendo el primer lugar’ -me increpó Elena sabiendo que me daba en el mero orgullo.
-‘Pues sí, pero tu morro te lo hace a sus anchas sin que nadie los m*****e y en la cama bien a gusto. A mis nomas me diste 5 minutos y con el peligro de que nos descubran. Yo digo que es empate’ -refuté.
-‘Empate mis ovarios! Perdiste, acéptalo Amy’ -me dijo Elena tirándome el dedo para provocarme.
-‘Bueno, ya lo veremos después. Ahora vámonos antes de que regrese la vendedora. Puedes caminar? No te duele? Quieres que te ayude? -me ofrecí a mi amiga. Después de todo acababa de tener mi mano completa dentro de ella.
-‘Jajajaja Duele poquito pero tampoco es como si hubiera tenido un parto. No exageres wey! Y ya vámonos porque no tarda en venir mi padrastro y se m*****a si tardo mucho en salir’ -dijo Elena acercándose y dando un beso en la boca.
Salimos del vestidor y nos dirigimos a pagar por nuestros bikinis. Todo bajo la mirada acusadora de la vendedora. Cosa que nos valió madre, pues nos esperaba un fin de semana rico en la piscina de la casa de los padres de Elena

El comienzo de una buena amistad




Por Treme

Los conocía desde hacía ya mucho tiempo, él se llamaba Ismael y ella Juanita, el parecía siempre muy serio y ella también casi nunca hablamos hasta que pasados varios años tuvimos la oportunidad de coincidir en el trabajo y por lo tanto comenzamos a tener una amistad, y así pasó casi un año en el cual nuestras relaciones cambiaron mucho y empezamos a tenernos mucha confianza. En ese tiempo él tenía 54 años y su esposa juanita tenía 52 y yo 51 ya éramos unas personas maduras, todo normal hasta entonces. Por razones de trabajo él y yo viajábamos mucho por carretera y en uno de esos viajes estuvimos platicando de diferentes temas hasta que llegamos al tema del sexo y platicamos de diferentes cosas y entre esas cosas platicamos de fantasías sexuales. Él me dijo que ya tenía mucho tiempo que tenía la fantasía de ver a su esposa con otro hombre pero que era algo que no se animaban a hacer, entonces me dijo que otra fantasía que tenía era mirar como otro hombre desnudaba a su esposa y la acariciaba mientras el veía y después el terminaba haciéndole el amor a su esposa mientras el otro se masturbaba viéndolos. Yo le comenté que por qué no hacía realidad su fantasía y él me dijo que no había encontrado la persona adecuada para que su esposa aceptara, ahí quedó el asunto.
En un viaje que hicimos, tiempo después me dijo que había platicado con su esposa sobre la posibilidad de hacer realidad su fantasía y ella le dijo que si nunca le había pasado por la mente que fuera yo la otra persona y él dijo que si entonces ella le comentó que me dijera y que si yo estaba de acuerdo lo hiciéramos. Después de platicarme todo esto yo acepté y le dije que estaba bien, que si ambos estaban de acuerdo yo lo haría. Entonces quedamos en hacerlo el jueves siguiente en su casa.
Él y yo somo de cuerpo normal nada de músculos, hasta un poco llenitos, ella no es nada del otro mundo se conserva, hace ejercicio, unos pechos no muy grandes pero interesantes buenas nalgas y bueno ya es una persona de 52 años que cuando lee tiene que usar gafas.
Total que ya habíamos quedado y el jueves llegué a su casa y el salió a recibirme y le pregunté por su esposa y me dijo que estaba en la recamara y que prefería no verme porque si no se iba a echar para atrás pero que seguía en lo dicho, así que nos fuimos a la recamara y  el entra primero y se sentó en un sillón que estaba ahí y ella se puso de pie de frente a él dándome la espalda a mí, así que yo me puse atrás de ella y sin decir nada le tomé por la cintura y le acaricie la cintura por encima de su ropa y fui subiendo mi mano hasta tocar sus pechos muy suavemente mientras mi otra mano le agarraba su cintura le masaje sus pechos por encima de la blusa y le desabotoné un botón y entonces metí mi mano por debajo de su blusa y acaricié sus pechos por encima de su bra, ella no decía nada sólo cerraba los ojos, entonces metí mi mano por debajo de su bra y pude sentir sus pechos tibios muy suaves y los acaricié y toqué sus pezones, mientras le besaba el cuello con mi otra mano acaricié sus nalgas por encima de su ropa.
Entonces así, ella de frente a su esposo  y dándome la espalda a mí, le desabotoné su blusa y se la saquee y le seguí acariciando sus pechos por encima de su bra y acaricie su espalda también, entonces fui bajando mis manos y encontré el botón de su pantalón y se lo fui bajando  hasta dejarla en ropa interior, mientras su esposo observaba todo entonces metí mis manos  por debajo de su panti y le acaricié sus nalgas, que eran muy suaves, solo escuché un gemido de parte de ella, le quite su bra y seguí acariciando sus pechos y sus pezones que ya se le habían puesto duros y entonces cuando vi a su esposo ya estaba desnudo y se estaba masturbando viendo como yo acariciaba a su esposa fui bajando mis manos hasta sus  nalgas y se quita su panti y besé sus ricas nalgas las apreté  entonces rápidamente me quite mi ropa dejándola en el suelo, mi pene ya se había puesto a mil y apuntaba al cielo y lo restregaba contra las nalgas de ella, tenía una piel suave fina blanca y olía muy rico, la abracé y mientras una de mis manos acariciaba sus pechos la otra busco en la parte de abajo hasta encontrar su zona rica casi sin vellos y mis dedos empezaron a hurgar hasta encontrar su rajita y seguirla hasta sentir su humedad, le toqué su botoncito y ella se estremeció, yo restregaba mi pene con sus nalgas y mi mano en sus pechos y la otra en su zona ella solo se arqueaba hacia adelante y se inclinaba.
Entonces él se puso de pie y camino hacia nosotros y tomó a su esposa de la mano y la volteó hacia mí y ella me miró desnudo mientras su esposa la acariciaba por la espalda, nos dimos vuelta y yo pasee a sentarme en el sillón y el la llevó a la cama y la recostó boca arriba y se puso encima de ella la beso acarició sus pechos y sus pezones que estaba muy duros ya de la excitación y fue bajando su boca por su cuello hasta llegar a sus pechos loa cuales besó y pasó su lengua por ellos y se los chupó y ella sólo emitía quejidos de gusto fue bajando lentamente su boca por su vientre hasta llegar a su zona y le pasó su lengua por cada milímetro de ahí, ella estaba en la gloria metió su lengua en su vagina y le chupó el clítoris hasta que ella alcanzo un fuerte orgasmo, entonces él se colocó boca arriba y ella agarro su pene y lo masturbo mientras lo besaba y fue bajando poco a poco hasta llegar a su pene el cual acarició con su lengua, le pasó la lengua por todo su pene y por sus testículos, cuando ella estaba haciendo eso el volteó a verme y yo me estaba masturbando en el sillón y nuestras miradas se cruzaron por un instante, entonces ella dejó de mamarle su pene y se colocó encima de él poniendo su vagina encima de su falo que estaba listo para la acción y lo cabalgó mientras el acaricia sus pechos después la puso boca abajo en cuatro patas y se la metió con ,mucho ímpetu mientras ella solo gritaba haaa haaaa más mas y entonces ella levantó la vista y me miró yo estaba a mil masturbándome con fuerza, ella se empujaba con más fuerza contra su marido hasta que gritó que se venía, pegó unos gritos que pensé que se escuchaban por todo el vecindario, ella se vino e inmediatamente su esposo se lo metió a fondo y se recargó en ella y descarga dentro de ella entonces ella volteó a verme y yo me masturbe con más ímpetu hasta que me vine llenando parte del sillón de leche. Ella se derrumbó en la cama y él encima de ella y yo en el sillón fue algo genial,
Ellos se separaron y él le preguntó que, si le había gustado y dijo que, si y ambos voltearon a verme y los tres nos sonreímos, y no sé por qué sospeché que era el comienzo de una muy buena amistad.


LGBT: Me violan en el baño y me hacen mujercita



Por SilvanaBB 

Había vivido un episodio en la pubertad que me dejó una marca inconsciente. Pero cuando llegué a una escuela en otra ciudad, me usaron como nena y me terminó gustando....
En la pubertad, a los doce años más menos, habíamos formado un grupito de chicos y chicas del barrio.
Nos juntábamos en el porche de una de las chicas y pasábamos horas charlando, jugando.
El despertar sexual comenzaba a asomar en algunos más rápido que en otros.

Una tarde llegó el tío de una de las chicas en un camión que me pareció enorme, pero que quizás no lo era tanto. Era de esos con caja de madera todo cerrado. Pero sin la lona que tapa la carga cuando va lleno. Estaba vacío y nos dejó jugar en la caja.

Tenía compuertas por todos los costados, y nos abrió una para subir cerrándola luego, de manera que estábamos todos arriba y nadie nos veía. Uno de los chicos, Fredy, inventó un juego, según el cual, el que iba perdiendo, debía treparse a la parte de la caja de carga que queda sobre la cabina. Era un poco alto y las chicas que perdieron primero, se subieron, mostrando sus piernas y bombachas (bragas) al hacerlo. Freddy me decía lo lindas que se veían las piernas y las bombachas.

Estaba muy interesado, y me codeaba. Me despertó el interés, pero sentía algo diferente a él, ya que me gustaba ver las faldas, me fijaba en la forma que se les ajustaban las bombachas al subir.
De pronto me tocó perder a mí y no pude trepar. No tenía fuerzas en los brazos.
Entonces Freddy me agarró de las nalgas y me empujó. Ese momento creo que marcó mi vida.
Sentí un cimbronazo. Las dos chicas que estaban ya arriba se reían de mí.
Mica, me dijo:- Tanto que nos mirabas las piernas cuando subíamos y vos no pudiste, deberías ser vos la mujercita, ja, ja.

Sentí como un flechazo en el pecho y me enojé un poco. Subieron dos chicas más. Me di cuenta entonces de que yo era el único varón. Empezamos a bajar.

Ana se sentó en el borde y se tiró, por supuesto mostrando todo. Otras dos se descolgaron deslizándose, porque no se animaron a saltar. Mica me dijo que saltáramos de la mano, pero yo no me animaba a saltar.
-Vamos, te doy un beso si te animas.
Me susurró Bah. Un beso, dije yo con verdadera ingenuidad.

Entonces ella me tiró hacia atrás para que no nos vieran desde abajo y sentados, me dio un beso en la boca abrazándome y haciéndome abrir la boca para meter su lengua( Era evidente que estaba más adelantada que todos, y que tenía ya alguna experiencia). Tuve una erección indisimulable.

Ella se reía y me dijo:- Uhh! Tenés hinchado ahí. Vamos a tener que bajar deslizándonos para que no se te note.
Cuando estábamos bajando Freddy "me ayudó" de nuevo agarrándome el culo.
Y Mica antes de que bajáramos del camión, me susurró ¿Te gustó el besito?.

Y una vez abajo, Freddy me dijo al oído:- Te gustó que te ayude, agarrándote el culo, ¿no?
Las dos cosas me habían gustado y las dos cosas me dejaron pensando durante mucho tiempo.
Hasta que me cambié de ciudad con mi madre y obviamente de escuela.

Había llegado a esa escuela, porque fue la última opción que encontró mi madre, luego de recorrer todas las posibles. La habían trasladado a último momento y ya no había cupos en esa época.

Iba a cursar el tercer año del secundario y francamente me daba igual cualquier escuela porque no conocía a nadie en ninguna. Cuando salí a mi recreo en ella, me dediqué a recorrer el patio, un poco sucio, en el que jugaban los chicos y chicas de los primeros años. Me di cuenta de que no había nadie de mi curso. ¿Dónde irían?.

De pronto salieron del baño de mujeres, dos chicas que reconocí como compañeras de curso.
Me acerqué para preguntarles si nosotros debíamos ir a otro patio en los recreos.
-Ah-contestó una- vos sos el nuevo. En realidad este es el único patio oficial.

Pero los más grandes nos vamos al fondo, donde hay un terreno lleno de desperdicios y las ruinas del viejo edificio de la escuela que nunca demolieron del todo. Nos vamos ahí para fumar, para transar y también los varones juegan ahí a las peleas.

-¿Peleas?- pregunté-¿ qué es eso? - Bueno es una competencia donde todos pelean contra todos y van quedando eliminados los que van perdiendo. El objetivo es llegar lo más alto posible en la tabla que van haciendo.

Los que llegan a la final pelean contra la barra de los "picapiedras" que son los dueños de la escuela, los más violentos. Nadie se mete con ellos. Ni el Director.

Vas a tener que ir algún día a pelear, te guste o no.
Pero tenés que esperar que te inviten.
-No -dije-yo no peleo.
No estoy acostumbrado.
No me gusta y no se pelear.
-Hummm.
te cuento.
-dijo-.
Acá hay dos posibilidades: O peleas o sos "premio". Aunque algunas veces los que pierden se convierten en "premios" también.

-No entiendo:¿Qué significa premio?- ¿De dónde venis?-dijo con asombro- Me decís que no sabes pelear, cuando es algo que todos sabemos, eso no se enseña.
y me decís que no entendés que es un premio. El premio es siempre coger. Nosotras , todas somos premio y algunos chicos también. Los que van ganando, cogen su premio después de la pelea.
Pero en las instancias finales, el ganador coge al perdedor y después coge a su premio adelante de todos, es lo más caliente que se puede vivir.

Por eso te recomiendo que pelees. Vas a perder y solamente te deformaran esa carita rica que tenes.
Si no peleas vas a conservar la carita bonita y el culito roto. Se largó una carcajada y se fue.

Al día siguiente, en el primer recreo, me sorprendí porque no estaban los más chicos. Sólo los grandes. Se me acercaron cuatro, con pinta de "patovicas", musculosos, grandotes.

 Es verdad que le dijiste a Cintia que no vas a pelear?
-me dijo uno de ellos.
-Si-contesté. Yo no soy de pelear, pero me vuelvo al aula.

Quise darme vuelta para irme cundo sentí un fuerte golpe de puños en la panza, que me dobló.
Otro me dobló el brazo tras mi espalda dándome mucho dolor.

Vamos al baño, camina.

Me llevaron a la fuerza ante la mirada indiferente de los demás. Adentro, cerraron la puerta y me empezaron a pegar, en la espalda, en las piernas, en el estómago. No podía casi gritar porque los golpes me dejaban sin aire. Empezaron a sacarme la ropa.

No le peguen en la carita, escuché decir.
- Que es bonita.

Cuando me desnudaron, me dejaron sólo el calzoncillo puesto.
Entonces en lugar de golpes me empezaron a toquetear.
Uno me empezó a chupar las tetillas. Hasta que un golpe en las piernas me dejó de rodillas.
Cuando grité, me metieron una pija en la boca.
-Chupa, nena, chupa.



Me gritaban para mi asombro tratándome en femenino.
Como no chupaba, el tipo me empezó a coger la boca, llegando hasta la garganta.
Me ahogué. Y sentí que me bajaban el calzoncillo. Con un golpe en los riñones, me pusieron en cuatro y me abrieron las piernas. Me violaron uno a uno. Los cuatro. Todos pasaron antes por mi boca.

Se limpiaron sus corridas en mi cuerpo desnudo y se reían. En ese momento recordé a Freddy y su mano en mi culo y su pregunta en el oído. empezaba a tener la respuesta.
-Ya tenemos otra puta más.
¿Si nena?-Yo no contesté.
Recibí una patada.
¿Si nena?, si no contestas empezaremos con otra paliza.
Ya tenemos una puta más.
¿Si nena?.
Si contesté, para que no me siguieran pegando.

Mañana te cogemos de nuevo. Si te portas bien no te pegamos.

Y cuando te empiece a gustar, vas a ser putita de uno sólo.
Me quedé tirado en el piso. Luego, adolorido por todas partes, me lavé.
me empecé a vestir.

Entonces entró Cintia al baño de varones y abrazándome, me dijo:
- Yo te avisé. Pero ahora tranquila, nena, ya pasó.
- Vos me entregaste,-le dije- y ahora venis de amiga. Y no me tratés como "nena". (yo lloraba).
- Bueno, bueno. Es que hay que ser realistas: Has chupado pijas te han cogido, sos una nena. Te han usado como nena.

Me terminé de vestir sin contestar nada. Me voy, le dije. Pero solo.
- Está bien me contestó, pero tengo un regalito para que lo abras en tu casa.

Se acercó, me lo entregó, y me dio un beso en la mejilla, y me dio una palmadita en las nalgas.
Mañana nos vemos.

Llegué a mi casa, avergonzado y con dolores en todo el cuerpo. Me di un baño y me metí a mi cuarto.

Abrí el paquetito y era una bombacha, con un mensaje: "Esos chicos te van a coger todos los días, pero si un día venis con las bombachitas puestas, te van a tratar con cariño y uno sólo te elegirá como "novia".

Te aclaro que nunca serás la única de ninguno, pero siempre que te coja será él y nadie más.
La vida se te hará más llevadera y te prometo que te va gustar mucho. Besitos "nena", Cintia.

Me largué a llorar y me dormí.

Mi encuentro con Helena



Autor: EVAGOM

Helena era una mujer estupenda, segura de sí misma, casada felizmente con su marido, pero había entrado en esa etapa que toda mujer llega, que necesitaba algo externo para poder vivir, para sentirse viva y nada para una mujer como ella, que sentirse deseada y codiciada por los hombres.
Su vida transcurrida en la localidad de Alcalá de Henares, donde pese a ser ciudad grande, también tenía los inconvenientes de un pueblo y las salidas de tono, no podían ser excesivas, o mejor casi nulas, porque todo se sabría.
Se había apuntado a la página de “Divernis”, con la consigna de no ceder ante nadie, porque buscaba algo especial. Si lo conseguía, podría dar rienda suelta a sus deseos; si no, no pasaba nada, seguiría buscando ya que, como había mencionado antes estaba felizmente casada con su marido.
Puso en su perfil, algo relativo a los masajes tántricos y yo, que llevaba algún tiempo en esa página, ávido de algo nuevo, de algo diferente, lo vi y me decidí a escribirle, y ver si podía conseguir su amistad, poder quedar con ella a tomar un café y quien sabe que sucedería después.
Contactado con ella, la remití varios correos, que le alegraban, mi forma de escribir y mis palabras, la hicieron darme una oportunidad. 
Decidimos, tras varios mensajes, remitirla un relato, una historia inventada sobre cómo podría haber sido su primera experiencia swinger.
Ese relato, pese a haberla excitado algo, no fue mucho de su agrado, debido a que ella, va más por el sexo tántrico, del que yo, aunque antiguo en esas lides, estoy bastante verde, pero dispuesto a aprender lo que sea.
Decidimos, que era la hora de ponernos cara, de tener un pequeño encuentro, para charlar tranquilamente y ver si sucedía algo de la famosa química.
Quedamos en un sitio intermedio, no era ni Alcalá, ni tampoco Madrid. Habíamos quedado en la cafetería de un hotel, donde yo, previamente y previendo que pudiera existir ese flechazo, había reservado una habitación.
Llegamos a la hora acordada, puntuales los dos y nerviosos como si se tratara de quinceañeros. Durante el café, íbamos contándonos cosas, íbamos charlando, pero se notaba en el ambiente, un deseo del uno por el otro. Había existido esa atracción y entonces decidí preguntarle, si le gustaría que tuviéramos sexo, que nos subiéramos a una habitación y diéramos rienda suelta a nuestra lujuria.
Helena, me miro con sonrisa picarona y accedió a ello, con lo que nos encaminamos a la pequeña suite que tenía el hotel. Entramos en la habitación y nada más pasar el umbral de la puerta, cerré la misma y sin mediar palabra, agarré a Helena por su cintura, la di la vuelta y le di un beso en los labios profundo, un beso deseado, que ella recibió con ganas, abriendo su boca y dando paso a que nuestras lenguas se buscaran, se enroscaran.
Fuimos hacia el dormitorio a la vez que nos íbamos quitando la ropa y cuando llegamos al mismo ella sólo llevaba un tanga transparente y yo un slip, que marcaba un prominente paquete, fruto del deseo de poseerla.
La miré bien y le dije, Helena, tienes un culo impresionante, me gusta.
La puse de espaldas contra una pared, la cogí por las manos, le subí los brazos hacia arriba poniéndoselos en cruz y abriendo sus piernas, me acerqué a ella lo más posible, para restregar mi paquete contra su sexo y la besé profundamente en la boca. Solté sus manos y agarré sus pechos, apretándolos uno contra el otro y empecé a lamer sus aureolas y mordisquear sus pezones, que estaban erguidos y rectos, pudiéndose colgar tranquilamente una camisa de ellos. Eran impresionantes, preciosos, duritos. Lentamente me fui bajando, me fui arrodillando y llegué a su pubis, fui deslizando hacia abajo ese tanga color carne y quedó a mi vista su vello púbico,  un monte de venus precioso.
Helena tienes un sexo muy bonito, le dije
Procedí a abrir su sexo con mis manos, separando los labios vaginales y pasé mi lengua por todo él, lamí desde dentro hacia afuera y viceversa.  Con mi mano izquierda iba frotando el clítoris para provocarla un orgasmo, quería que soltara flujo y cuando no conseguía lo pretendido, cesaba la mano y comenzaba un movimiento armonioso con mi lengua. Poco a poco, la respiración de Helena se aceleraba, jadeaba más deprisa y presentía que su orgasmo estaba cerca. Eso hizo, que ella caliente, me dedicara un beso enorme, mirándome a los ojos como prueba de gratitud.
Se zafó de mí, y tumbándome en la cama, procedió a quitarme el slip, y de rodillas delante de mí, agarró mi pene con sus manos y empezó a masturbarme, para que se pusiera duro como una piedra, y conseguido ello, se agachó y empezó a hacerme una felación tranquila y pausada, ingiriendo todo mi miembro dentro de su boca, al tiempo que me miraba a los ojos, con cara de lujuria.
Una vez, que mi pene estaba bien duro y lubricado, se puso encima y se lo introdujo en su vagina. Lo fue introduciendo lentamente al tiempo que me miraba y cuando lo tuvo en su interior comenzó a cabalgar, como amazona diestra, a distintos ritmos, utilizaba el trote o el galope y todo ello con movimientos de su pelvis, para rozar su clítoris contra mi pubis. Claramente Helena era clitoriana, y disfrutaba con su clítoris antes que con la penetración.
En ese instante, Helena muy excitada, sacó mi pene de su interior y empezó a frotarse el clítoris con mi glande, lo pasaba por todo su clítoris y cuando estuvo bien dispuesta al orgasmo, se introdujo el pene y se dejó caer procediendo a mover sus labios vaginales, haciendo técnicas tántricas, alargando su orgasmo y vigilando estrechamente, que yo estuviera excitado, pero que no explotara de placer, que me mantuviera ahí, expectante, ávido de soltar todo mi semen.
Tan pronto lamia mi pene, como succionaba mis testículos. Era fabuloso ver como Helena, lamia mi polla. 
Estando así, le dije que me iba a correr, a lo que ella, se apresuró introdujo mi pene en su boca y se apresto a recibir todo mi néctar, que no tardó en fluir de mi miembro e inundar su boca dentro.
Se quedó algo decepcionada, pues la corrida no era abundante, le dije que tenía la vasectomía hecha y que por ese motivo, mi semen no era espeso, como el de su marido u otros hombres con los que hubiera estado.
Paramos un instante, nos fundimos en un abrazo y nuestras bocas se buscaron, nuestras lenguas deseaban estar juntas y nos miramos a la cara. Me gustaba ver su rostro. He de decir, que Helena es una mujer hermosa, como pocas, rasgos definidos y comencé a mesar sus cabellos, acariciar sus mejillas y a entrelazar mis piernas con las suyas.
No podía parar de mirarla, era hermosa, una Diosa hecha carne y hueso para el disfrute de un simple mortal como yo.
La excitación volvía a presidir nuestro encuentro y en ese instante, decidí tomar las riendas de la situación y procurarle a Helena, uno de los mejores orgasmos que hubiera tenido. 
La puse de rodillas, a gatas, y de rodillas tras ella, empecé nuevamente a lamer su vagina acompañando esta vez con algunas pasadas de lengua sobre su ano, haciéndole un beso negro, que nunca la habían hecho. Helena me dijo que haces, pero le dije déjame, mi amor, confía en mí.
Cuando la note bien húmeda, introduje mi polla en su vagina y empecé a culear detrás de ella con fuerza, con pasión, dándole todo lo fuerte que pudiera para que ella sintiera que estaba ahí y que todo era por y para ella, para nadie más.
Mis testículos golpeaban contra su vagina en cada embestida y ella de vez en cuando los hacía con las manos, quería sentirlos. En alguna de las embestidas, ella salía disparada hacia el cabecero de la cama, por lo que decidí agarrarla bien por sus poderosas caderas.
El ritmo era el adecuado y ella jadeaba, con lo que decidí, sacar mi polla de su vagina e introducirla en su ano. Previamente lo había estado lubrificando con mi saliva y con los dedos gordos de ambas manos, por lo que mi polla, debidamente empapada en su flujo, entro en su ano, sin problemas.
Una vez penetrada hasta el fondo, lentamente y sin hacerla daño, Helena me pidió que la embistiera con fuerza, que la diera duro, quería sentirla bien dentro. 
Haciendo caso a sus órdenes, la enculaba con ganas al tiempo que daba algún cachete en sus nalgas y la provocaba con alguna palabra soez, guarra, que ella le gustaba oír. 
Helena era una mujer educada, culta, segura de sí misma; pero en ese instante, estaba abandonada a su suerte, a su bonita suerte y no recibía más órdenes que las que le mandaba mi polla.
Seguimos a un ritmo conjunto, a veces yo paraba y era ella la que se movía cual pistón en su embolo, y me follaba ella.
Me inclinaba a los lados, para ver en las embestidas, como la generosidad de sus pechos se bamboleaba, era una visión divina, hermosa, como toda Helena.
No pude aguantar más y en una de las embestidas, no pude contener mi mente, se me olvidó la tabla del 15 y me apreté mi pubis contra el culo de Helena y corriéndome dentro de ella.
Helena me miro hacia atrás, me dijo con palabras suaves
– Emilio, ¡¡me encanta tu polla!!
Se dio la vuelta nos tumbamos abrazados y fuimos recuperando lentamente el ritmo de la respiración.
(Para Helena, de Emilio, con cariño y afecto. Espero que esta fantasía pronto sea una realidad, aunque seguro que ésta lejos del sexo tántrico. Eres especial. ¡¡Gracias por existir!!)


Por unos calzoncillos (2)





No contesté al mensaje de Carlos, ya que aún estaba intentando asimilar lo que había sucedido. Esa noche no podía dormir, no dejaba de pensar en que me había visto desnudo por primera vez en toda mi vida una chica (en realidad dos)  y por si no fuera suficiente me habían hecho eyacular en una escalera...Por aquella época aunque ya tenía la mayoría de edad era muy tímido y me constaba horrores hablar con mujeres.

Al día siguiente me desperté a las 06:30 como de costumbre, aunque había dormido muy poco no me sentía cansado así que me desesperé y me levanté de la cama. Me quité el pijama (una antigua camiseta que ya no usaba y un pantalón corto de deporte medio roto) y mientras me miraba en el espejo de la habitación, completamente desnudo, recordé a Laura agachada mirándome mis partes. Inmediatamente tuve una erección. No me había gustado estar desnudo en medio de la escuela pero sí que me vieran dos chicas de esa manera y especialmente Laura.

Fui directo a la ducha intentando no pensar en ella, pero su cara seguía apareciendo en mis pensamientos y sobre todo en cómo me acarició para limpiarme los restos de semen de mi pene, así que me empecé a enjabonar y a acariciarme mis partes, no me hizo falta demasiado tiempo para eyacular en el plato de la ducha. Lo limpié todo y me vestí.

Salí de casa sin desayunar ya que quería llegar de los primeros y no cruzarme con nadie que pudiera saber lo que pasó. Cuando llegué aún no habían abierto y algunos profesores estaban esperando, los cuales se extrañaron de verme (no solía ser demasiado puntual), me saludaron y en cuestión de pocos minutos abrieron la puerta.

Entré dejando pasar a los profesores y empecé a subir las escaleras hacia clase. Eran las escaleras donde pasó todo. Mientras subía las escaleras pude escuchar quejarse a la señora de la limpieza de lo guarros que éramos los alumnos, siempre manchándolo todo. Cuando la vi pasar el mocho en la zona donde eyaculé, tuve la segunda erección del día... intentando disimular al máximo subí hacia clase y entré. Había llegado de los primeros así que me senté en la última fila, sin nadie al lado.

Carlos tiene un año más que yo pero coincidimos en algunas clases (las que tiene que repetir) pero ese día no teníamos ninguna juntos, por lo que me alegré de no tener que verle. El profesor no tardaría mucho en llegar así que abrí la mochila para sacar la carpeta y unos bolígrafos. Cuando lo hice lo primero que vi fueron mis calzoncillos rotos, no había tocado la mochila desde el día anterior y por tanto ahí seguían. Empecé a notar cómo mi pene empezaba a crecer otra vez y en pocos segundos pasé a tener la tercera erección del día, yo no entendía nada. Me calmé ya que nadie podía notar nada, cogí la carpeta y cerré la mochila.

Absorto en mi erección alcé la vista hacia la puerta y cuál fue mi sorpresa... Carlos estaba entrando por la puerta, y parecía no haberme visto. Mi erección había desaparecido por completo cuando Carlos me vio y se sentó a mi lado. Tragué saliva y le pregunté:

- ¿Qué haces aquí, tío? - dije sorprendido.
- Pues venir a clase, tú que crees - respondió aún medio dormido.
- Pero si no tienes clase hoy... - respondí.

En ese instante entró el profesor y cerró la puerta, ahora mismo si no quería llamar la atención tenía que quedarse toda la hora, al menos hasta el descanso. Nadie se había extrañado de ver a un alumno "nuevo" ya que la mayoría estábamos medio dormidos.

- Joder tío... ahora tengo que quedarme una hora aquí sin hacer nada - me dijo en voz baja. - por cierto, te gustó lo de ayer eh... - me preguntó acto seguido.

No tenía claro qué contestarle así que hice como si no le hubiese oído.

- Ya me han dicho que te gustó, y mucho jajajajaja - me repitió.

"Mierda" pensé, se lo han contado, ¿ahora quién más lo sabe?, ¿qué va a pasar ahora?, eran preguntas que me surgían a la vez cuando sin haber contestado si quiera me dijo:

- Bien pues ya que estamos aquí vamos a divertirnos.

Yo en aquel momento ni me imaginaba lo que eso significaba.

- ¿A qué te refieres? - pregunté inocentemente.
- Vamos a jugar a un juego - dijo alegremente.
- ¿Qué juego? - dije sin mucho interés.
- Un juego en el que te digo algo y tú lo haces - dijo muy serio.

En ese momento sacó su móvil y me lo dio, lo cogí, miré la pantalla y empecé a temblar. Eran fotos mías tomadas en los vestuarios mientras nos cambiábamos para ir a natación, en ellas estaba en calzoncillos, desnudo y en la ducha, cabe destacar que en ellas mi polla estaba flácida y parecía minúscula, lo que era más humillante aún. No sabía cómo las había conseguido sin que me diera cuenta pero las tenía.

Rápidamente borré las fotos y le devolví el móvil. Parecía no haberse dado cuenta.

- Ahora quítate los pantalones. - me exigió.
- Qué!! Noo!! Pero de qué vas?!?! - le dije enfadado. Era el colmo, si no tenía suficiente con lo de ayer ahora esto.
- Quítatelos o... - me dijo.
- ¿O qué? - le pregunté vacilante.
- O empiezo a enviar las fotos a todo el mundo - respondió.
- Hazlo si quieres - dije demasiado confiado.
- ¿Te los quitas o quieres que las envíe? - me preguntó otra vez. Antes de responder añadió - ten en cuenta que Laura y Ana tienen copias de todas las fotos.

En ese momento me vine abajo, lo que parecía resuelto se complicó de muy mala manera.

- Mientes, no hay más copias, estás mintiendo!! - le respondí.
- Piensa lo que quieras... ya viste cómo se te complicó el día ayer - me dijo sonriendo.

Estaba jodido, si las tenía en su móvil también era posible que las tuviera en el ordenador o que las tuvieran Laura y Ana como él aseguraba. Antes de reaccionar me dijo: "Última oportunidad, o te los quitas o les digo que las compartan".

Realmente no veía muchas alternativas, esas fotos eran muy muy humillantes y no sabía cuánto podía afectarme, así que cedí.

- Está bien, lo haré, y luego no compartirás ninguna foto - dije con tesón.
- Claro - dijo dándome la mano - trato hecho.

Miré a mis compañeros por si alguien había escuchado algo pero todos parecían ocupados copiando de la pizarra así que cuidadosamente empecé a bajar la cremallera de mis pantalones.

- De verdad que no puedo hacerlo, no aquí - le pedí.
- O lo haces o todos verán tu pollita - dijo sin piedad y dando énfasis a la palabra "todos".

Tuve que ceder, me quité los zapatos, pensé que me facilitaría poder quitarme los pantalones sin hacer demasiados movimientos bruscos, y acto seguido moví la silla un poco para ganar espacio, nadie parecía darse cuenta de lo que pasaba así que continué. Metí los dedos a través de los pantalones y tiré hacia abajo, los tenía ahora por los tobillos. Un rápido vistazo a la clase para comprobar que nadie me viera y con una mano e intentando disimular al máximo cogí una pierna del pantalón. Tiré de ella, la cual salió sin complicaciones e hice lo mismo con la otra. Los pantalones estaban ahora en el suelo. Estaba vestido en plena clase con una camiseta y unos calzoncillos, nada más mientras Carlos me miraba complacido.

- Muy bien!! - me dijo él mientras cogía los pantalones y los guardaba en su mochila.

No pude hacer nada por evitarlo, no quería llamar la atención y que alguien mirara hacia donde estábamos así que me quedé quieto sin hacer nada.

- Ahora quítate los calzoncillos también - me exigió.
- No!!! El trato era quitarme los pantalones, nada más - protesté muy preocupado.
- Cierto, las únicas fotos que tenía eran las que has borrado de mi móvil, así que no las puedo enviar - respondió.

Ahora el problema ya no eran las fotos, que ya no existían sino haber perdido los pantalones, otra vez.

- Dame mis pantalones!! - exigí de nuevo.
- Lo haré pero quítate los calzoncillos, no veré nada que no haya visto antes... - me contestó.

Quedaban 15 minutos para que acabara la clase y tenía miedo de que la gente se levantara y me viera sin pantalones así que un día más volvía a estar a merced de Carlos. Muy muy muy poco a poco empecé a bajarme los calzoncillos y me los quité, ahora estaba en clase, sin pantalones ni calzoncillos. Me cubrí la entrepierna con las dos manos y me arrimé todo lo que pude a la mesa.

- Bravo!!! No creo que yo pudiera haberlo hecho, ha sido increíble - me dijo en voz baja.
- Dame mis pantalones, he cumplido. - le pedí.
- Sí pero no, esa era la primera parte. Además te lo estás pasando bien, ¿verdad? - me dijo mientras me levantaba las manos que cubrían mi entrepierna con una mano y me agarraba el pene.

En ese momento di un brinco, no me esperaba eso. Acto seguido quitó la mano y quedó a la vista mi erección. Quedaban 10 minutos de clase y tenía que recuperar esos pantalones sí o sí.

- Devuélvemelos por favor, se está acabando la clase!!! - dije rojo como un tomate.
- No estás en posición de exigir nada, ¿no crees? - me dijo dejándome helado.
- ¿Qué quieres? - le dije angustiado.
- Quiero que te hagas una paja aquí y ahora - me dijo.

No me lo podía creer, o me hacía una paja en mi clase rodeado de gente que podía girarse en cualquier momento o me quedaba desnudo de cintura para abajo.

- No pienso hacerlo - le contesté.
- Bien, hoy no tengo ninguna clase más así que me voy a ir a casa cuando acabe la hora. - dijo confiado - con tus cosas, claro.
- No serías capaz, somos amigos... - susurré angustiado.
- Tú mismo... - contestó muy seguro.

Quedaban 2 minutos de clase, era imposible que consiguiera eyacular a tiempo sin que nadie se diera cuenta.
Sonó el reloj, el profesor acabó la clase, abrió la puerta y se fue.

Carlos cogió su mochila con mis pantalones y calzoncillos dentro, se levantó y se despidió. Yo no podía levantarme, obviamente, y no pude evitar que saliera.

Continuará

El Fin del Mundo (2)



Por Lorena y Mario

Algo más de un mes después de pasar un muy buen rato con Pedro y Eva, nos escriben un mail invitándonos a cenar.
Anoche recibimos este mail:
De: Pedro y Eva
Para: Mario y Lorena
Asunto: Hola
Fecha: Miércoles, 6 de febrero de 2013 20:12:32

Hola parejaaaaaaa, cómo estáis? Ya se os ha pasado el susto?
Si es así os invitamos a cenar en nuestro próximo fin de semana sin niños.
Qué decís?
Besos,
Eva y Pedro.

Cuando leí esto me entró un escalofrío por todo el cuerpo. En cuanto acostamos a las niñas abrí de nuevo el correo en el móvil. Lo volví a leer y se lo enseñé a Lorena.
-Mira, lee esto.
Lo leyó. Lo volvió a leer y me dijo tranquilamente: “vale”.
De nuevo sentí un escalofrío. Soy muy mal pensado o mi mujer no se entera. Que estos quieren follaaaaarrrrrr…
-Cariño, no se te ha pasado por la cabeza que estos quieren hacer un intercambio de parejas?
-A ver, tomamos algo, charlamos… Que estamos a gusto: nos quedamos. Que hay mal rollo: nos vamos.
-Y? -insistí.
Lorena me miró fijamente como si la molestara mi pregunta.
-Y… Qué? Es lo que siempre has querido, no? Tirarte a otra!
En ese momento me di cuenta de que mi mujer estaba viendo un capítulo de su serie favorita. Y ahí estaba yo interrumpiendo ese momento mágico con sandeces.
Me quedé pensando sobre el tema. Pues sí, me gustaría tirarme a Eva, está claro. Pero me gustaría ver como Pedro se zumba a mi Lorena? Y si no doy la talla con Eva?
Qué efectos secundarios puede tener todo esto?
Un montón de dudas, miedos e inseguridades pasaban por mi cabeza uno detrás de otro. Una cosa es imaginarte que te lías con la vecina, que haces un trío con aquellas compañeras de la universidad o que participas en una orgía. Y otra muy distinta es hacerlo de verdad.
Y ahora se presentaba una oportunidad así. De verdad quiero/queremos acostarnos con otros/as?
Sin consultar con Lorena contesté a su mail.

De: Mario y Lorena
Para: Pedro y Eva
Asunto: RE: Hola
Fecha: Miércoles, 6 de febrero de 2013 22:43:26

Hola!!
Cómo va todo? Espero que muy bien, como siempre.
Nos apuntamos. Cuándo será vuestro próximo finde sin niños? Qué planes tenéis?
Hablamos…
Mario.

Necesitaba algo más de información. Algo que me convenciera a ir con cierta tranquilidad. O simplemente algo que satisfaciera mi curiosidad. Seguí dándole vueltas al tema mientras las imágenes de la serie pasaban delante de mis ojos sin prestarlas atención. A los pocos minutos vibró mi móvil. Un email.

De: Pedro y Eva
Para: Mario y Lorena
Asunto: RE: Hola
Fecha: Miércoles, 6 de febrero de 2013 22:50:01

El plan es tomar una cervecita en el pub donde nos vimos el otro día y luego subir a casa a cenar. Si no os parece bien podemos hacer otra cosa. En principio queremos salir dentro de dos fines de semana.
Claro, qué esperaba que me iban a poner? “Queremos daros caña!”. Pues no, claro, cómo van a poner algo así. Ya me vale! Anuncios. Momento para seguir con el tema.

-He preguntado qué planes tienen y me han dicho que tomar unas cervezas y luego ir a su casa a cenar.
-Para cuándo es?
-Dentro de dos semanas.
-Vale, hablaré con mi madre a ver si se puede quedar con las niñas.
-Y si luego quieren tema?
-Cada oveja con su pareja. Como mucho. –Dijo muy seria.
-Muy bien, pues les digo que en principio nos apuntamos.
Mientras escribía la contestación volvía a escuchar en mi mente eso de “cada oveja con su pareja” y me tranquilizaba. Aunque he de reconocer que ya me estaba imaginando a Eva abierta de piernas pidiéndome que se la metiera hasta el fondo. Ah, claro! Pero también a Pedro dándole a mi Lorena.
Creo que esto no puede acabar bien…
Lo que sí acabó fue la serie.
-Nos vamos a dormir? -Pregunté.
-Ahora voy.
Al rato me encontraba bien arropadito en la cama mirando a la pared sin poder quitarme de la cabeza algunas de las imágenes vividas la noche que estuvimos en casa de Pedro y Eva. Aquella mamada, aquel polvo…
Oía a Lorena trastear por ahí pero no venía. Hoy tocaba dormirme solo y luego levantarme a media noche a sacarla del sofá.
Un poco después oí apagar todas las luces dejando sólo la de su mesilla.
-Hoy no voy a leer, Pedro. -Me dijo.
Extrañado me giré y la vi metiéndose en la cama con ese conjuntito rojo que la queda tan bien. Se rio.
-Te gusta mi conjuntito, Pedro? Me lo he puesto para ti.
-Qué buena estás, Eva.
Y comenzamos a besarnos ardientemente.
Comencé a acariciarla por encima del sujetador. Seguíamos besándonos con intensidad mientras bajé a acariciar sus piernas. Imaginar que estaba con Eva me puso a cien. A la misma temperatura que estaba Lorena.
Esta no es mi mujer. Estaba claro.
Sin esperar a nada introdujo su mano dentro del pantalón del pijama y me agarró fuertemente. Yo respondí subiendo por el muslo hasta llegar a la suave tela de su tanga. Se estremeció y aceleró sus movimientos. Realmente estaba muy cachonda.
-Pedro, bájate el pantalón. -Me ordenó dando énfasis a la palabra “Pedro”.
Inmediatamente bajé el pijama lo suficiente para liberar mi pene. Y sin esperar un segundo se subió sobre mí, echó a un lado el tanga y se la introdujo hasta el final. Para mi sorpresa se puso a frotarse con mucha intensidad. Los gemidos iban en aumento. Mi mujer se había vuelto loca.
-Eva, me encantan tus tetas. Dije mientras le acariciaba con las dos manos.
-Pedro, y a mi tu rabo. –Se rio.
Se echó sobre mí, aumentó el ritmo si cabe, subió el volumen de los gemidos y al fin llegó al orgasmo.
Su cuerpo se desplomó sobre el mío.
Un instante después se incorporó. Me dio un beso y cambió de posición.
-Pedro, dame como tú sabes. -Me dijo mientras se recostaba de espaldas a mí.
-Eso está hecho, Eva.
Me introduje dentro de ella lentamente. Pegué mi cuerpo al suyo y comencé a acariciarla. El brazo, los pechos, la entrepierna… Todo mientras iba acelerando poco a poco el ritmo.
La cálida fluidez del contacto hizo que no pudiera más. La cogí de las caderas y comencé a balancearme rápidamente.
Así nos quedamos dormidos, unidos y abrazados.



ENCUENTROS - EROTISMO EN CANTO-RELATO-POESIA

  A todos los poetas eróticos, se les invita que envíen sus poemas grabados a Radio Nuestra America, en su programa Encuentros. Una radio al...