Por Pablo
Esta historia es totalmente cierta y pasó hace
unos cuantos años.
Me llamo Pablo, tengo 25 años actualmente,
mido 1.75 y estoy entre gordiflaco y normal ya que desde pequeño y hasta los 18
practiqué natación y fútbol, aunque los dejé al entrar a la universidad. Esta
historia sucedió cuando tenía 19 y compartía piso con mi amigo de toda la vida
Carlos, quien era un año mayor que yo, medía más o menos lo mismo y el cabrón
estaba fuerte, muy fuerte. Le había conocido en la escuela ya que jugábamos a
fútbol en el patio y coincidíamos también en natación.
Recuerdo especialmente un día en la escuela,
yo tenía 18 y él 19 años, estábamos hablando mientras bajábamos las escaleras
para salir al patio cuando de repente sentí cómo mis pantalones vaqueros se me
bajaban hasta las rodillas, haciendo que me cayera al suelo y dejando al
descubierto mis bóxers azules. Oí a Carlos reírse detrás de mí, por suerte habíamos
salido tarde y no había nadie cerca.
- Tío, ¿estás bien? - me preguntó Carlos
sonriendo.
- Me acabas de tirar por las escaleras, ¿tú
que crees? - contesté.
- jajajaja deja que te ayude anda - me dijo.
Entonces se acercó a mí y mientras estaba intentando levantarme (aún tenía los
pantalones por las rodillas) estiró mis vaqueros y me los sacó. En un segundo
había pasado de estar bajando unas escaleras a estar sin pantalones.
- Devuélvemelos ahora mismo - le exigí con una
mano cubriéndome mis partes, lo cual era absurdo porque en el vestuario nos
habíamos visto infinitas veces en calzoncillos.
- mmmmm...No - contestó con burla
- Por favor, ¿y si viene alguien? - rogué sin
demasiada convicción.
- No - continuó burlón. En ese momento vi que
no tenía muchas opciones, si continuaba bajando las escaleras me encontraría el
patio lleno de gente, así que le pregunté qué quería.
- Levanta las manos y ponlas sobre la cabeza -
me exigió y aunque me pareció una orden un poco extraña accedí.
- Ok, lo haré, pero quiero que después me
devuelvas mis pantalones - contesté.
- Trato hecho - Carlos me sonreía mientras.
Lo cierto es que estar allí semidesnudo y a
merced de Carlos me había hecho reaccionar, y empezaba a notar una pequeña
erección (la cual hasta ahora podía cubrir con las manos). Así que allí estaba
yo, en las escaleras de mi escuela sólo con calzoncillos, una semierección y
dependiendo de Carlos para poder vestirme. Tras analizar la situación hice lo
que me pidió y levanté las dos manos para ponerlas sobre la cabeza. Ahora
Carlos tenía una visión completa de mis calzoncillos, y noté cómo se fijaba en
mi pequeña protuberancia.
- Buen chico, además parece que lo estás
disfrutando - exclamó Carlos alegre mirándome la entrepierna.
En ese momento miré hacia mis bóxers y se
podía apreciar perfectamente la semierección que tenía en ese momento. No tengo
un pene demasiado grande cuando está flácido (unos 6 cm) pero cuando está
totalmente erecto es algo más decente (17 cm).
- Devuélveme los pantalones, he cumplido - exigí
con una confianza que no tenía.
- Es cierto, pero también es cierto que te
está gustando, así que quiero que hagas una cosa más - me dijo.
- Qué? - le pregunté. En ese momento solamente
quería recuperar mis vaqueros.
- Date la vuelta y te los daré - me pidió.
En ese momento ni pensé en qué planes podía
tener, así que lo hice, me di media vuelta como me pidió. Él estaba detrás así
que no podía ver qué hacía o si se había ido y me había dejado allí.
- Ahí van - me gritó. No sabía a qué se
refería hasta que vi pasar volando mis pantalones por encima de mí, cayeron
justo delante y sin pensarlo dos veces fui a cogerlos, fue un grave error.
Justo cuando me estaba agachando sentí un
intenso dolor en mis partes, era Carlos que estaba estirando mis bóxers hacia
arriba con tanta fuerza que me levantó del suelo. Ahora estaba de pie y Carlos
estiraba mis bóxers, era realmente humillante y doloroso, solamente esperaba
que nadie subiera en ese momento.
Carlos se estaba riendo pero yo sólo sentía
ardor en mis partes y vergüenza por la situación, cuando de repente oí un
sonido espantoso, crash.
- Joder vaya mierda de calzoncillos te compras
jajajajaja - se reía Carlos mientras me enseñaba mis calzoncillos rotos. Miré
incrédulo a Carlos quién tenía en sus manos mis calzoncillos, o lo que quedaba
de ellos, acto seguido miré hacia abajo y pude comprobar que estaba totalmente
desnudo de cintura para abajo, cualquiera que pasara por allí podría ver mi
polla y mis pelotas. Por si no fuera suficiente mi semierección se acababa de
convertir en una erección completa.
- QUÉ HAS HECHO!?!? - grité olvidando por
completo que estaba en la escalera y que llamar la atención era la último que
necesitaba.
- No chilles tío, ¿o tal vez quieres que te
vean así? jajajajajaja - se rio Carlos quién aprovechando mi confusión recogió
mis pantalones del suelo.
- No tiene gracia - repliqué.
- Pues parece que no soy el único que lo está
pasando bien hoy - dijo señalando con el dedo mi erección e hizo un amago de
salir corriendo con mis pantalones.
- ESPERA!!!!! - volví a gritar, lo que llamó
la atención, sin yo saberlo, de dos chicas de la clase de Carlos que subían las
escaleras.
- Mira tía!!! - escuché detrás de mi.
Rápidamente me cubrí con una mano mis partes y
con la otra el culo. Me giré y pude ver a dos chicas riendo a carcajada limpia.
Una era morena, se llamaba Laura, parecía alta y era bastante mona, iba vestida
con una blusa y unos vaqueros muy ajustados, mientras que la otra se llamaba
Ana era una chica pelirroja, bajita, también muy mona e iba vestida con una
camiseta de deporte y unos leggins.
- Ven aquí corre - le pidió Carlos a Laura.
Yo no sabía dónde meterme, solamente quería
que aquello acabara. Laura empezó a subir las escaleras hacia mi mientras yo
intentaba cubrir lo mejor que podía mi erección, la mayor que había tenido
nunca. Pasó por mi lado riendo y se juntó con Carlos, mientras Ana seguía en
las escaleras sin subir. Estaba totalmente encerrado.
- Ten, son sus pantalones, hará lo que sea por
recuperarlos - le dijo Carlos a Laura.
- Me voy tío que llego tarde a una cita - me
dijo Carlos mientras bajaba las escaleras y se iba hacia la salida. No me dio
tiempo a reaccionar, solo le vi desaparecer escaleras abajo.
Ahora estaba solo con dos chicas a las que
conocía solo de vista, con una erección y sin poder vestirme.
- ¿Qué hacemos con esto? - le preguntó Laura a
Ana enseñándole mis pantalones, ignorándome completamente.
- Tíralos escalera abajo y que vaya a
buscarlos jajajajaja - dijo con muy mala leche Ana.
- NO SERÁS CAPAZ!!! - le dije asustado.
- Que no? - preguntó irónicamente Laura. Cogió
con los dedos índice y pulgar, como una pinza, mis pantalones y los puso sobre
el hueco de la escalera. Si soltaba uno de los dedos se caerían hacia abajo.
- Vale, vale, está bien, qué puedo hacer para
que no los tires - supliqué.
- ¿Son estos tus calzoncillos? - dijo Ana
desde detrás señalando los bóxers azules que Carlos había roto.
- Sí - contesté avergonzado.
- Pues recógelos, ¿no los vas a dejar aquí
verdad? - dijo riéndose Ana.
Los calzoncillos estaban a los pies de Ana así
que bajé las escaleras hasta donde estaba ella, cubriéndome lo mejor que podía
y me agaché. Había un problema, para cogerlos tenía que usar una mano y las
tenía ocupadas, tenía que elegir si cubrir mi culo o mi erección y mis pelotas.
Sin pensarlo mucho decidí cubrir mi erección con la mano derecha y coger los
bóxers con la izquierda, dejando una vista estupenda de mi culo a Laura, que
seguía unos escalones arriba riendo.
- Qué sexy!!! - exclamó Laura.
Cuando iba a cogerlos Ana los lanzó por encima
mío de una patada y de manera instintiva fui a cogerlos con las dos manos, como
si ese trozo de tela roto fuera mi salvación.
¡¡¡Tenía los calzoncillos, pero los estaba
cogiendo con las dos manos!!!
Mi situación era totalmente humillante, estaba
de rodillas en el suelo ligeramente inclinado hacia adelante, posición en la
cual ahora Ana podía ver mi culo desnudo en pompa y Laura podía ver mi erección
al completo, eso sí, tenía los bóxers en mis manos...
- jajajajajajajajaja bonito culo - reía Ana.
- pues tendrías que ver cómo está su polla, se
ve que le gusta que le veamos jajajajajaja - reía también Laura.
Me quedé petrificado, dos chicas preciosas me
estaban viendo el culo, pelotas y polla erecta en una escalera que pronto
estaría llena de gente. Sin darme cuenta noto como Ana me coge del brazo
izquierdo y Laura del derecho para levantarme. Estoy de pie, apoyado sobre la
barandilla con mis brazos sujetados por Ana y Laura y mi erección completamente
visible.
- Wooow - exclamó Ana.
- Por qué te cubrías? jajajajajaja - me
susurraba Laura al oído, en ese momento noté una gota de líquido preseminal en
mi glande, intenté ignorarlo, pero ellas lo vieron.
- Tía está a punto de correrse!!!!! - decía a
carcajadas Ana mientras con la mano que ella tenía libre me acariciaba el pezón
izquierdo.
- Pero ¡¿qué haces Ana?!?! Voy a devolverle
los pantalones - le recriminó Laura quién no me había mirado aún a la cara,
solamente miraba a Ana y a mi polla.
Los pantalones estaban junto a mi pie derecho,
me soltó el brazo derecho y aprovechando la ocasión podría haberme soltado
también del izquierdo, pero si de verdad me iba a devolver los pantalones pensé
que mejor no hacer nada que le hiciera cambiar de opinión.
Se agachó a recogerlos y cuando los estaba
recogiendo se giró hacia mi polla, solamente la miró. El desastre vino cuando
noté su respiración cerca de mi polla, con la excitación de estar desnudo en la
escuela, dos chicas preciosas mirándome todo de cerca y su boca tan cerca de mi
erección exploté.
Tuve el mejor orgasmo de mi vida y sin haberme
tocado si quiera, salieron 6 chorros fuertes de semen que cayeron en las
escaleras y también en la pared. Laura lo estaba viendo todo a escasos
centímetros de mi polla.
- SE HA CORRIDO!!!!!! jajajajajajajaja -
exclamaba Ana que ya no me acariciaba en pezón, de hecho, ya ni me sujetaba el
brazo. Solamente me miraba con cara de asombro y satisfacción, como si fuera lo
que estaba buscando.
Laura estaba inmóvil, solamente miraba mi
polla y los restos de semen en la escalera. Cuando reaccionó cogió mis
calzoncillos y me limpió la polla de los restos de semen, la escalera y la
pared. Mientras aproveché para coger mis pantalones y me los puse lo más rápido
que pude. Empecé a subir las escaleras para volver a por mí mochila y acabar
ese día (sí me salté el resto de las clases) cuando oí a Laura.
- ¡¡Esto es tuyo, eh!! No me lo voy a quedar
yo - me dijo Laura lanzándome mis propios calzoncillos.
Los cogí y me fui, en cuanto llegué a clase
los guardé en mi mochila, recogí las cosas y me fui directo a casa. Solo
esperaba que no se lo dijeran a nadie.
Cuando llegué a casa miré el móvil y vi que
tenía un mensaje: "¿Te ha gustado?". Era de Carlos.
Continuará…
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