Saturday, March 23, 2019

Mi amiga me enseñó a ser sexo servidora



Por Cromática

Luego de mucho pelear con mi familia y no soportar más la presión de no tener un espacio tranquilo donde estudiar, decidí irme a vivir a la casa de mi mejor amiga, Mery.
Mery y yo somos amigas desde muy pequeñas y es un año mayor que yo. Desde muy chica noté que Mery era mucho más extrovertida que yo, además de saber hablar y posicionarse socialmente muy bien.
Con el pasar de la adolescencia ambas comenzamos a salir con chicos. La diferencia entre ella y yo es que yo me enamoraba y aspiraba a relaciones "serías" y monogámicas. Nunca entendí porque Mery no sentía nada especial por las personas que frecuentaba. Sin embargo eso no significaba que ella fuera una persona fría, pues nuestra amistad es una de las cosas más fuertes emocionalmente que he vivido.
Cuando ambas empezamos a desprendernos de la escuela para entrar en la universidad, Mery eligió irse pronto de la casa de sus padres, por conflictos similares a los míos. Para poder pagar sus estudios y su nuevo departamento alquilado, decidió empezar a cobrar por sexo. En un principio me enoje mucho con ella, y me preocupé. Mery se veía tranquila y firme en sus decisiones, mientras yo me sentía muy preocupada. Esto produjo silencios. Ambas empezamos a evitar el tema. Ella no me contaba su experiencia, yo no preguntaba.
Así fue hasta el día en que caí a su casa llorando.
-Amiga... Mamá ya no aguanta que estudie humanidades. Dice que no traigo un centavo a la casa y no me ocupo de ayudar en la limpieza lo suficiente... Ayer reprobé por dedicarme a la limpieza del baño cuando no era mi turno. Papá se lo pasa viendo fútbol y rascándose en el sillón.
-Ana querida, siempre lo mismo... No estás cansada de no poder solucionar esta situación?
Claro que estaba cansada de mi situación. Pero no sabía qué hacer al respecto. Muchas veces pensé en alternativas, pero la situación económica en mi país dificultaba mucho la búsqueda laboral. 
Esa tarde pasé muchas horas hablando con mi amiga. En algún punto, quizás entre el porro y la cerveza nos sinceramos. Ella me propuso intentar un turno de trabajo sexual. Me comentó que ella podía recomendarme a algún cliente confiable, e incluso pactar una sesión compartida, para que yo aprendiera y no me sintiera tan aterrada de la situación. No sé cómo llegamos a este punto. Solo sé que de pronto estábamos charlando una muy cerca de la otra, y más que pensar en aquel supuesto tercero, pensaba en la idea de compartir con ella.
Lo pensé un par de semanas. Esos días frecuenté la casa de Mery, sin tocar el tema. Sentía mucha vergüenza. Mery se veía tranquila e incluso había empezado a contarme sus experiencias más abiertamente. Yo aprendí a escucharla e incluso naturalizar la situación. Al cabo de unos días al fin acepté la propuesta. ¿Que perdía por un solo intento y con algún hombre que según ella, sería de confianza?. Incluso mi mayor preocupación no era esa. Mis experiencias habían sido siempre heterosexuales, y sentía miedo de enfrentarme al cuerpo de ella, mi amiga, más que al del cliente que tuviéramos.
Pero el día llegó. Un sábado por la tarde llegué a la casa de Mery. La primera pregunta fue que ropa interior traía puesta. Me sentí rara respecto a su pregunta.
Yo traía por debajo un brazier de encaje negro y unas bragas que hacían juego, lo clásico, pero interesante de ver. Mery me comentó que bajo su vestido ceñido y negro se encontraba un sostén rojo oscuro semitransparente y unas bragas también negras, tipo tanga. No pude evitar tener imágenes en mi mente.
Pasadas las 20 hs llegó nuestro cliente. Seba era un cliente habitual de Mery, un hombre de 35 años aproximadamente. Tomamos unas cervezas y yo no entendí algunos chistes internos, además de estar algo tensa. Cuando Mery se levantó a fumar un cigarro en el balcón, él se dirigió a mí y comenzamos a charlar.
-Y hace cuánto te dedicas a esto Ana? Te ves algo tímida, eso me excita, debo admitir.

-Llevo un par de meses en esto, y cada vez le agarro más el gusto...
Mentí para sentirme más segura, aprovechando la confianza que me brindaba las buenas latas de alcohol que ya había tomado. Después de todo estaba empezando a sentirme como si estuviera ligando con algún amigo de los que he frecuentado algunas veces.
Cuando menos lo esperé, Seba estaba besándome, ambos en el sillón, muy cómodamente. Sus manos se aferraban a mi cintura y las mías se enredaron en su cabello. Todo resultaba controlado, sencillo, hasta placentero, pues aquel treintañero no se veía mal.
De pronto sentí como detrás mío en aquel amplio sillón se sentó mi amiga. Ella comenzó a besar mi nuca. Se me erizó la piel completamente. Me puse algo tensa y empecé a sentir muchos nervios.
Ella se acercó a mí oído...
-Tranquila Ana, todo va bien, podemos disfrutarlo y seguir siendo amigas, no va a pasar nada que no quieras.
Mery se levantó y nos tomó de las manos para llevarnos a su cuarto. Su cama grande era muy cómoda para tres personas.
-¿Te parece que hagamos lo de siempre pero entre dos?
-Claro Mery, enséñale a Ana lo que me sabes hacer.
Seba se recostó boca arriba y Mery me empezó a besar la boca. Me sacó la ropa y se sacó su pequeño vestido negro. Luego de eso desabrochó el pantalón de Seba y noté como su miembro brotaba como si hubiera estado aprisionado. Tenía en frente una impresionante erección.
Mery me indicó sentarme sobre Seba y besarlo, mientras ella se dedicaba a lamer semejante palo. Acepté y me dediqué a darle unos buenos besos.
Mientras Seba tomaba mis pechos bajo mi brazier, Mery corrió mi tanguita y comenzó a intercalar lametones a mi coño y al pene de nuestro cliente. Me sentí en la gloria, no creía que recibiría algún pago por esto.
La presión fue subiendo y cuando mis gemidos empezaron a indicar que iba a acabar, Seba se cansó y se levantó.
-El que tiene que acabar acá soy yo pequeñita, me muero por probarte.
Un poco a mi pesar, me dejé hacer, solo quería la lengua de Mery otra vez en mi coño, pero hice lo que el cliente me pedía, me hizo posicionarme en 4 y comenzó a penetrarme suavemente. Mi coño chorreaba...
-Mery, esta amiga tuya es más puta que tú, cuida que no te robe los clientes jaja...
Mery sonrió y abrazó por detrás a nuestro invitado. Mire un minuto para atrás y noté que Mery estaba metiendo su boca por detrás de Seba, lamiéndole con muchas ganas.
-ufff, estoy en la gloria, que pendejas tan ricas!
Seba comenzó a meterla y sacarla con fuerza. Yo no podía sacarme de encima la imagen de mi amiga metiendo su boca en él, deseando que me lo hiciera a mí, me sentía cada vez más mojada...
De repente exploté de placer, al mismo tiempo que mi cliente, que retiró a tiempo su miembro y ensució toda mi espalda.
Quedamos los tres tirados. Me quedé pensando en mi amiga, la cual no acabó.
Cuando Seba se fue, Mery me preguntó muy alegre:
-Que tal estuvo? Viste que no está tan mal? Podemos compartir la ganancia.
-Pues, no estuvo mal, no sabía que fuera algo tan natural... creo que estoy dispuesta a intentarlo, por mi situación económica, claro.
-Jajaja, claro, yo te enseñaré algunas cosas Ana, si quieres. Bueno, en fin. Te bañas primero o voy yo?
-eh, voy primera si no te molesta... Usaré tu baño ...
-no te preocupes, lo que necesites, una toalla, jabón, lo que sea, pídemelo...
Mi baño duró unos 40 minutos, estuve pensando mucho. No pude evitar acabar de nuevo, pensando en todo lo sucedido...
¿Continuará?


LGBT: En la casa de Nacho



Continúa del relato: https://encuentrosyrelatos.blogspot.com/2019/03/lgbt-en-los-sanitarios-de-un-cine-porno.html




Por Larry G. Alvarez

Viagramanusa@yahoo.com.mx

Después de haber estado en una fiesta de una universidad en California, donde circularon las bebidas y los cigarrillos de marihuana, decidí salir a que me diera el aire y terminé entrando a un cine porno. Me sentía mal y me fui al baño a vomitar. Mientras me enjuagaba la boca y lavarme la cara, entró a los sanitarios Nacho, un joven gay a quien ya me había cogido anteriormente.
Nacho estaba en el cine y me reconoció cuando me paré para ir al baño, y al verlo, le saludo y pregunto porque no me había contactado después de nuestro ultimo encuentro. No supo que contestar, pero aprovechando que estábamos solos en los sanitarios, no quedó más remedio que cogérmelo ahí mismo para luego seguirla en su casa.
Colgado del brazo por Nacho, nos fuimos a buscar mi vehículo. Cuando llegamos donde tenía el carro, le abri la puerta del copiloto, se sentó en el asiento, cerré la puerta, y me dirigí al otro lado, el del asiento del volante. Arranqué el auto, pude manejar, aun algo mareado por el efecto de la mota y, en menos de 10 minutos ya estábamos en el portal del edificio donde vivía. Abrió la puerta, entrando ambos, esperamos a que bajara el ascensor, nos metimos en él, subiendo hasta el último piso, el 15, que era donde vivía.
Cuando me di cuenta, estaba tumbado boca arriba sobre la cama, los efectos del cigarro de mota, y la cogida que le di a Nacho en el cine habían acabado conmigo.
Allí después de desvestirse él, me desnudó por completo a mí. Me había sacado toda la ropa, y no me había enterado, solamente sé que estaba desnudo y caminaba sujetado por él. Me llevaba al baño.
Nos metimos ambos en la ducha, donde me duchó a conciencia, sobre todo cuando metió dos de sus dedos en mi culito. No lo esperaba. Quería que yo fuera el pasivo dentro de sus dominios. Yo me dejé llevar por sus intenciones.
Después de ducharnos ambos, más bien ducharme él a mí, me sacó de la ducha, me secó con una enorme toalla, luego se secó él, me dio una bata de baño y después me llevó para su cama. Me puso boca abajo, levantando la bata para dejar mi culo y verga al aire, se pegó por detrás a mí, empezando a restregarse a mi culito, mientras me sujetaba y mordisqueaba la oreja, susurrándome lo bueno que estaba y lo que me iba hacer gozar.
Estuve a punto de decirle que yo quería cogérmelo, pero el ambiente de la escena, y además necesitaba cargar batería para que mi verga estuviera rígida, ya que empezaba en esa época a tener los primeros síntomas de impotencia, es decir, antes podía coger una o dos veces en una acostada, pero en esta ocasión necesitaba cargar energía para darle de nuevo. Eso hizo que cooperara con lo que me iba a hacer para que yo gozara.
¿Qué me vas a hacer? Le pregunté algo nervioso.
Quiero verte así sumiso y entregado a mí. Me toca hacerla de activo, así estaremos a mano, es decir, iguales.
Me quita la bata y con la postura que tenía, y todavía con los efectos de la mota en mi cabeza, quedé así medio tumbado sobre la cama, encima de la bata, esperando a que me diera por el culo.
Noté de repente, algo frío sobre mi ano, era lubricante que Nacho me estaba echando en mi agujerito. Primero me dio un escalofrío, luego al notar pasar sus dedos por mi ano, y ver cómo iba introduciéndome un dedo, abriendo mi esfínter, solté un gemido, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemí al notar entrar su dedo en mi culito, esparciendo aquel lubricante.
Fue poco a poco lubricando mi agujerito, primero fue un dedo, luego pasaron a ser dos dedos, y ya estaba metiéndome un tercer dedo, cuando mis jadeos y gemidos eran cada vez mayores. Mi verga estaba caliente, y deseando que me me diera por el culo..
Pero Nacho seguía metiéndome sus dedos, ya metía tres de sus dedos y no paraba, quería saber cuántos dedos podía aguantar mi culito. Empezó a meter el cuarto dedo, y mis gritos iban en aumento. No, le pedía yo, no lo metas, que me estás haciendo daño. Pero él no dejó en su empeño, y hasta que consiguió meterlo no paró.
Como vio que ya no cabían más dedos, se limitó a abrirme el culo con sus cuatro dedos, hasta que mi esfínter los dejaba pasar. Ya me había abierto el esfínter a su máxima capacidad, y ahora metía y sacaba aquellos cuatro dedos en mi culito, haciéndome llorar de gusto. La verga la tenía a reventar, y ya goteaba semen sobre la bata. Lloraba y gemía de placer, pidiéndole que me cogiera de una vez. Quería que me diera por el culo y que me hiciera correr, ya no daba más.
Pero mis suplicios no terminaron allí, aquello solamente era el comienzo. Me mostró un enorme consolador. Aquello de seguro me iba a reventar el culo. Lubricó la punta de aquel enorme consolador, lo llevó a mi abierto agujero, empezando a presionar para irlo metiendo en mis entrañas.
Yo lo miraba con ojos de suplicio, pero él poco a poco consiguió meterlo por completo. Yo chillaba de placer, notando como aquel consolador se introducía poco a poco en mí, abriéndome en canal.
Pulsó un botón que tenía aquel consolador, empezando este a vibrar, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Empecé a gemir y llorar por el placer que aquello me estaba haciendo sentir.
¿Te gusta? Decía empezando a pasar su mano por mi barriga y pecho, acariciándome. Llevó sus manos a mis pezones, empezando a pellizcarlos y retorcerlos, mientras besaba mi espalda, y aquel enorme consolador taladraba mi culito, enviándome continuas descargas sobre mis entrañas.
   Ya no resistía más, aquello era demasiado, mi verga no paraba de gotear semen, en cualquier momento me correría. Y no tardé mucho en hacerlo, tan pronto llevó sus manos a mis genitales, acariciándolos, empecé a gritar que me corría.
¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Gritaba empezando mi verga a expulsar todo el semen que mis huevos contenían.
Llevó su mano a mi verga, empezando a meneármela mientras me corría sobre ella, y otra parte que fue a parar a la bata de baño, mientras me besaba la espalda y me decía…
Suelta tu lechita que me la quiero tomar. Se colocó de tal manera entre mis piernas y empezó a recibir mi leche en su boca, segundos después ya me estaba ordeñando la verga, hasta correrme completamente en su boca.
Después de terminar de correrme, llevó su boca a la mía, haciéndome probar y tragar parte de mi corrida.
Toma tu lechita, me decía mientras me besaba y metía su lengua en mi boca.
Saborea conmigo tu semen, papi, me dijo.
Después apagó el consolador, lo fue sacando de mi super abierto culito, me sujetó por las caderas, y arrimándose a mí, me enterró de una estocada su verga.
Ahora me toca a mí, papi. Te voy a preñar y hacerte mi nenita, te voy a llenar este culito con mi leche, y dejar mi semilla en tus entrañas. Voy a dejarte preñada esta barriguita.
¡Ahhh que gusto! ¡ahhh que gusto! Gritaba metiendo y sacando su verga en mi abierto culito.
La cama rechinaba cada vez que me ensartaba la verga en el culo, se escuchaban sus gritos, el rechinar de la cama, mis gemidos, y golpeteo sobre mis nalgas de su verga entrando en mi culo.
¡Ohhh Me corro, me corro, ooohhh me corro! Gritaba llenándome el culo de leche.
Cuando su verga dejó de derramar el esperma que iba soltando en el fondo de mi culito, me sujetó metiendo sus manos por debajo de mis sobacos, y mientras nos tumbábamos sobre la cama, me iba mordiendo la nuca y hombro, mientras su verga iba saliendo de mi abierto y preñado culito.
Una vez recuperado el aliento y normalizada la respiración, nos levantamos, recogió el consolador, abrió la cama, metiéndonos los dos abrazados en ella, durmiendo toda la noche.
A las 7 de la mañana nos despertamos, tomamos un café los dos juntos en la cocina, y después me vestí, marchando para mi casa a seguir durmiendo.
Quedamos que el próximo encuentro seria en mi casa, bajo mis reglas.  ya no me llamó, ya no supe de él. Si leíste los dos relatos, quieres hacer conmigo y yo hacer contigo lo que hice con Nacho. Escríbeme a: viagramanusa@yahoo.com.mx  



LGBT: Mi primera vez como pasivo



Por Luis

Estaba tan borracho y con el libido tan subido que fui pasivo, aunque me gustó.

Esa noche me había metido a un bar gay del dentro de mi ciudad, así que no había problema en encontrar una persona con la que pasar una noche de sexo, y a eso iba.

Al llegar al lugar entré como si nada y fui directo a la barra, revisando el lugar con la mirada para ver si había algún chico al que follar, pero no habían muchos, casi todos eran claramente activos.

Llegué a la barra, y pedí un trago. Mientras lo bebía, un hombre de mí misma estatura (1.81 m) se sentó a mi lado, y descaradamente se me quedó viendo, pensé que sería mi oportunidad de quizá hacer un trío, con él y un pasivo, porque ambos éramos claramente activos.

- ¿Cuál es tu nombre? - preguntó como si nada.

- Luis, ¿y el tuyo? - respondí.

- Jonatan. - contestó. - Y... ¿qué buscas aquí? -

- Algo casual. Supongo que tú buscas lo mismo. -

- Sí, exacto, eso busco. - dijo analizándome una vez más. - Oye... te seré honesto, eres guapo. Si no te importa, podríamos hablar un poco. - esto último que dijo me hizo pensar que era pasivo, porque algunas veces son suaves.

- Claro. De todos aquí, eres la mejor opción. - acepté.

Seguimos hablando de cosas triviales, de cosas que nos gustaban, de experiencias en el sexo, de casi todo lo relacionado al lugar en donde nos encontrábamos.

Ambos seguíamos tomando más y más, sinceramente pensé que nunca en mi vida iba a perder la noción de cuánto alcohol bebí, pero esa noche lo hice, solamente sé que fueron entre 3 y 10 tragos, a pesar de ya tener experiencia en eso.

De un momento a otro nos estábamos besando, así que nos fuimos a uno de los baños para seguir con nuestra noche, porque estábamos demasiado ebrios como para ir a la casa de alguno de los dos.

Una vez con un poco de privacidad, y en una caseta de baño suficientemente ancha, seguimos besándonos, empezando a acariciar nuestros cuerpos mutuamente. Sentía su gran trasero, como dos burbujas que rogaban por ser penetradas. Él sentía el mío, que no era tan grande pero tenía su gracia, y según Jonatan, lo sabía usar muy bien.

Empecé a sentir su pene erecto sobre su pantalón, estaba palpitando e implorando por placer, y yo estaba dispuesto a darlo.

Desabrochamos mutuamente nuestros pantalones, y veíamos nuestros bultos. Me quité la camisa y a Jonatan yo le quité la suya.

Vi su cuerpo marcado, sus abdominales y sus músculos, aunque claro, también su pene.

- Dios, estás más bueno que el pan. - Dije y empecé a besar y lamer pasionalmente su cuerpo. Lamía sus pezones con mucho esmero, mientras que él bajaba mi ropa interior.

- Tú no estás nada mal. - respondió y alzó mi cabeza para besarme. En lo de mientras, yo bajé su pantalón para ver su pene. Debería medir alrededor de 16 cm, y era ancho.

Bajé mi cabeza y me arrodillé para succionar su fuerte y dura herramienta mientras me masturbaba.

Lo oía gemir, y cuando alcé la cabeza, él estaba en las nubes. Tomaba sus testículos y los masajeaba, mientras con otra mano masturbaba su pene desde la base al tiempo que succionaba y lamía la cabeza de su miembro, ya no importaba mucho mi placer.

En un momento, él empezó a follarme la boca. Tomó mi cabeza y retiró mis manos de su polla, mientras taladraba mi boca con su enorme verga, sentía su pene casi en mi garganta.

Más tarde me alzó, me besó rápidamente y me puso contra la pared, chocando mi pecho con ella. Vi que se puso un condón.

Jonatan bajó y empezó a lamer mi entrada anal, mientras me estremecía por el placer. Sentía su lengua en mí, un dedo queriendo entrar en mi culo, y su mano izquierda masturbando mi polla.

- La tuya está más grande que la mía. No sé cómo eres el pasivo. - dijo y yo me reí, para luego empezar a gemir porque ya había metido dos dedos en mí.

Después de un rato metió otro dedo en mi entrada anal, mientras los movía y succionaba mi pene con su boca.

Yo estaba en el cielo del placer ahora.

En un rato se levantó, me giró y me cargó de forma que quedé abrazado a él con mis piernas, y mi culo cayó sobre su polla, metiéndose lentamente en mí.

En mi cara se reflejaba el dolor y placer que estaba teniendo.

Jonatan empezó a moverse, justo cuando sentía placer en lugar de dolor, pero me bajó unos segundos después, y se sentó en la taza de baño, poniendo papel en ella para evitar tocarla.

Yo me senté en él, y empecé un mete-saca muy rápido, que casi me parte en dos, pero estaba loco del placer.

Un minuto más tarde, él se quería correr, lo saqué de mí, le quité el condón, y de rodillas empecé a masturbar su verga, poniéndola en mi cara y lamiéndola a gusto.

Se corrió en mi cara, y de solo sentir sus 3 chorros de caliente esperma en mi rostro, me corrí en el suelo del baño.

Él lamió su leche y la puso en mi boca, y yo, la tragué.

- Estuvo bueno, pero ya van a cerrar, creo. Ya perdí la noción del tiempo. Dame tu número para vernos luego, y que tú seas el pasivo, con esas nalgotas que tienes. - le dije.

Nos vestimos, y salimos como si nada.

Friday, March 22, 2019

LGBT: Daniel y el camionero



Por: Renovatio111

Después de estar manejando durante varias horas Daniel sintió la necesidad de aliviar la carga de su vejiga, de manera que en la primera estación de servicio que apareció en la ruta decidió hacer un alto. Aminoró la velocidad y desvió su carro hacia al sector de estacionamiento, pero al aproximarse observó que todos los sitios a resguardo del sol estaban ocupados.

Aunque su parada iba a ser breve el muchacho prefería dejar el vehículo a la sombra, y con esa idea recorrió unos metros hasta un grupo de árboles para estacionarlo junto a un camión. Arrimó su carro a la derecha del enorme rodado, lo acomodó en una sola maniobra y luego apagó el motor.

Ante de bajarse se le ocurrió que también podía comprarse algo para comer, y mientras buscaba su billetera vio pasar frente a él al conductor del camión. Era un tipo joven, de unos treinta y cinco años, de estatura media, delgado. Tenía el cabello y los ojos oscuros, barba de un par de días, y vestía un jean gastado y una camiseta con las mangas muy cortas que dejaban ver unos buenos brazos.

Daniel observó por unos segundos al hombre mientras se alejaba, un poco atraído por la masculinidad que irradiaba el tipo y otro poco motivado por sus propias fantasías (como las de muchos) sobre los mitos relacionados con los camioneros. Después sonrió, sintiéndose un tanto ridículo ante sus morbosos pensamientos, y terminando de recoger sus cosas bajó del automóvil y cerró con llave. El hecho de ponerse de pie sumado a la leve erección provocada por sus pensamientos acerca del camionero aumentó la presión en su vejiga, y eso le recordó dolorosamente el principal motivo de su parada. Entonces se encaminó con paso firme hacia el baño, ubicado a un costado del local de comida de la estación.

Entró al sanitario, y se encontró con dos privados con inodoro y una fila con tres mingitorios. Los compartimentos estaban ocupados, uno con la puerta cerrada y otro con un hombre orinando con la puerta abierta. Y de los tres mingitorios, sólo estaba libre el del medio. En un extremo había un señor mayor, y en el otro estaba el camionero que había visto pasar momentos antes. Obviamente, Daniel no tenía más opción que ocupar el lugar del medio . . . y así lo hizo. Se desabrochó la bragueta, sacó su pene y comenzó a orinar, y el placer de alivianar su dolorida vejiga le causó una satisfacción tan grande que por unos instantes cerró los ojos y se olvidó de todo. Fueron unos segundos, nada más. Porque cuando los abrió de nuevo, inconscientemente los desvió hacia la verga del camionero . . . y ya no pudo sacarlos de allí.

Evidentemente el tipo recién había terminado de orinar, porque con movimientos suaves sacudía su miembro. Daniel notó que aunque la mano del hombre tenía un tamaño normal, la cabeza del falo sobresalía unos cuantos centímetros de los dedos doblados que sostenían el tronco. La masa del apéndice viril se veía gruesa, palpitante, y el contorno de la cabeza casi triangular se dibujaba nítidamente debajo de la piel. Gruesas venas recorrían el mástil a lo largo, y un manojo oscuro de vellos sobresalía de la bragueta.

Sin duda, era una verga absolutamente deseable.

Temiendo generar alguna sospecha en el camionero, Daniel sólo echaba miradas furtivas a la tentadora reata del tipo. Tampoco quería llamar la atención de los otros hombres, ganándose el rótulo tácito de "el puto que fisgonea en los baños". Pero entonces notó que el camionero había cambiado la posición de la mano, y que con movimientos más suaves y lentos había comenzado a masajearse la verga. Sus dedos jugaban con el extremo subiendo y bajando la piel del glande para cubrir y descubrir la cabeza, alzando el tronco levemente hacia arriba cada tanto.

Daniel tragó duro. Era evidente que el hombre le estaba ofreciendo un espectáculo, porque aunque mantenía la vista fija en su verga sonreía, como demostrando plena conciencia de la mirada deseosa de su vecino de mingitorio.

Algo nervioso, Daniel se dio cuenta que su verga había empezado a endurecerse, estimulada por la incitante demostración a la que estaba asistiendo. Su corazón palpitaba más rápido, y el temor de quedar en evidencia lo hacía sudar. Pero sus ojos no podían desviarse de esa tranca ajena que se iba poniendo cada vez más dura, y sus pies se negaban a dar un paso para alejarse de allí. Y mientras tanto, aprovechando la ausencia de gente en el baño, el camionero proseguía con total desparpajo su ceremonia exhibicionista.

Cada tanto deslizaba su mano hasta la base de la verga y la sacudía suavemente, como ofreciéndola a los anhelantes ojos de su espectador. Y en un momento dado descubrió por completo la cabeza de la picha y con una increíble precisión dejó caer un espeso chorro de saliva sobre el glande. Después comenzó a masajearla nuevamente, extendiendo la baba por toda la cabeza hasta dejarla brillante y satinada.

Como nunca, Daniel se sintió al borde del orgasmo. Su respiración estaba muy agitada, y tuvo que hacer grandes esfuerzos para no estirar su mano y apoderarse de ese garrote enorme, de esa pinche vergota que ahora se sacudía desde la raíz de tan duro que estaba. Pero su agonía no duró mucho más, porque de repente el camionero guardó su endurecida verga, se subió el cierre de la bragueta y se separó del mingitorio.

Aún parado junto a Daniel el camionero se acarició la entrepierna, como acomodando la verga que abultaba notoriamente, y sin dedicarle ni una mirada salió del baño.

Sintiéndose estúpido, con una dolorosa frustración latiendo en los huevos, Daniel notó como su verga comenzaba a ablandarse ante el desenlace de la situación. Con desencanto comprendió que el tipo no era más que un exhibicionista, alguien que disfrutaba haciendo desear a los putos con su apetitosa verga, pero sin llegar a nada más.

Mascando su decepción Daniel esperó unos segundos más, guardo su miembro, se acomodó la ropa y salió. Había perdido las ganas de comer, y algo fastidiado caminó hacia su carro para largarse de allí. Pero al acercarse al automóvil vio que el camionero estaba en la cabina del camión, con la puerta del lado del conductor cerrada y la otra (la que estaba del lado de su carro), abierta.

Daniel apuró inconscientemente el paso. Llegó junto a su vehículo y sin poder contenerse, con una mezcla de bronca y deseo, miró hacia el interior del camión. Parecía que era justo lo que el camionero estaba esperando, porque entonces apartó un suéter que estaba sobre su regazo hacia el asiento . . . y así Daniel pudo ver qué tipo tenía la verga totalmente fuera del pantalón.

El miembro estaba duro, crecido, mucho más que en el baño. Con movimientos lentos el hombre acariciaba el grueso tronco, y cada tanto le daba suaves apretones que aumentaban el tamaño de la cabeza y la ponían de un intenso color morado lo mismo que hacían resaltar el surco informe de venas que lo hacían verde poderoso y más apetecible.

Como hipnotizado, Daniel se acercó lentamente al camión, se paró junto a la puerta abierta, y se quedó contemplando el nuevo espectáculo que le estaba siendo brindado.

Al igual que antes, el tipo sonreía satisfecho de su éxito, orgulloso por la dedicada atención de la que era objeto su endurecido miembro. Pero está vez hubo un cambio. Porque esta vez el hombre miró a Daniel y le hizo un leve movimiento de cabeza, como alentándolo a subir al vehículo.

Como invitándolo a comerle la verga, vadeándola para antojársela más.

Y Daniel no dudo ni por un instante. Casi de un salto se trepó en la cabina, cerró la puerta, y con ansia apenas contenida llevó su babeante boca a esa masa de carne palpitante, y la engulló. Lo recibió un sabor fuerte, casi conocido, que invadió sus fauces y sus fosas nasales excitándolo más de lo que estaba.

Dominado por el deseo, Daniel entrecerró los ojos y comenzó a recorrer con sus labios ese falo enorme, sintiendo en su lengua las rugosidades de las latientes venas. Con deleite se dedicó a saborear la babosa mezcla que rezumaba la cabeza, a jugar con la piel del prepucio y a mordisquear con suavidad el tronco, sintiendo como la verga del hombre se ponía cada vez más dura e hinchada.

"Uhhh!! Sí, cabrón, así, mámamela verga!!".

Cada tanto, el camionero le ponía la mano en la nuca y le hacía que se la tragara hasta la raíz, obligándolo a permanecer así por varios segundos. Entonces Daniel sentía como la cabeza del vergón rozaba su garganta, provocándole arcadas que contenía casi con lágrimas en los ojos.

Durante unos cuantos minutos continuó afanándose en su húmeda labor sobre esa golosina de carne y sangre que ocupaba por completo su boca. De vez en cuando llevaba su mirada hacia el rostro del camionero, y en cada ocasión se encontraba con una mueca de placer y una sonrisa morbosa del tipo que lo hacían sentir terriblemente puto. Pero no le m*****aba. Al contrario, se sentía entregado a los deseos de un verdadero hombre, sometido a la voluntad de un auténtico macho que lo estaba follando por la boca casi sin decir palabra. Y eso lo excitaba terriblemente.

Por fin, el masaje llevó al silencioso camionero al clímax, y los latidos en el miembro del tipo anunciaron su inminente corrida. Daniel intentó interrumpir la mamada pero su cogedor se lo impidió, y tomándolo fuertemente de la nuca lo retuvo dejándole media verga adentro de la boca.

"Shh!! Quietito ahí, que quiero que te tragues toda mi leche!!".

Y casi al instante, la durísima verga empezó a escupir chorros de leche espesa y caliente, arrancándole gemidos sofocados a su dueño. Parecía que el tipo sabía muy bien lo que hacía, porque había puesto su verga a la distancia justa para que los trallazos dieran directo en la garganta de Daniel o cayeran en su lengua.

El muchacho sintió como el líquido ardiente inundaba su boca, impregnando con su intenso sabor todas sus papilas gustativas. Con cada descarga gemía, sumando sus quejidos de gozo a los del camionero. Su propia verga latía furiosamente hasta que en un momento dado ya no pudo contenerse más, y mientras la verga incrustada en su boca seguía derramando semen se corrió sin tocarse, sintiendo como empastaba su ropa interior hasta los huevos.

Cuando por fin la feroz tranca dio el último estertor el camionero comenzó a sacarla lentamente de la boca de Daniel, como para dejar que el muchacho disfrutase un poco más de su miembro. Los labios del joven apretaban ese mástil aún duro a medida que salía de sus fauces, como tratando de retenerlo en su interior . . . haciendo que su follador sonriese complacido nuevamente.

Por fin, toda la verga estuvo fuera de la boca de Daniel. Sintiendo como aún el espeso jugo escurría por su garganta aun así se dio el tiempo de pasársela por la cara en un acto de total morbo, el muchacho se acomodó la ropa y se bajó del camión. Entonces el camionero le guiñó un ojo, encendió el motor, y luego maniobró el enorme camión saliendo para la carretera.

Minutos después, Daniel puso en marcha su automóvil y salió siguiendo al camión. No le costó mucho alcanzarlo, pero cuando lo hizo no lo sobrepasó: se mantuvo detrás, marchando a la misma velocidad.

Porque, quien sabe; la ruta era larga y solitaria, y tal vez el camionero tuviese ganas de hacer otra parada en el camino.

Y así fue...


Thursday, March 21, 2019

LGBT: En los sanitarios de un cine porno



Por Larry G. Alvarez
viagramanusa@yahoo.com.mx


Un sábado ante los umbrales del Siglo XXI, andaba de fiesta con los amigos de generación universitaria en una universidad del estado de California, en Estados Unidos. Como era costumbre en esos tiempos, la droga o el estupefaciente popular era fumar marihuana, y en esa fiesta compartíamos uno o dos cigarros entre todos, además de tomar vino y cerveza.
Después de pasar un buen tiempo poniéndonos bien motorolos, sentí la necesidad de salir a que me diera el fresco o el aire, no aguantaba más, tenía un sudor que me recorría todo el cuerpo y la cabeza ya me empezaba a dar vueltas, debido al efecto de la marihuana.
Al salir a la calle, empecé a andar sin rumbo fijo, cuando me di cuenta, ya había entrado a un cine porno del barrio chicano que estaba a unas cuadras de donde se tenía la fiesta. No sabía ni qué película exhibían, ni porque había entrado. El caso es que, ya estando allí, me senté a ver la película pero más que nada fue para ver si me recuperaba del efecto de fumar mota.
Estaba sentado en la butaca, cuando tuve que ir a los sanitarios, tenía que devolver. Como aún no había empezado la película, las luces estaban encendidas, por lo que me levanté sin problemas, acudiendo rápidamente a los baños.
Cuando entré al baño, fui directo a uno de los retretes, donde vomité. Después de devolver todo, me fui a lavarme la cara, y me enjuagué la boca para quitarme aquel mal sabor.
De repente escuché que alguien entraba y me preguntó ¿estás bien?
Me giré a la vez que me erguía, contestándole que sí, que solamente dije que había devuelto el estómago.
Al vernos a la cara, reconocí a aquel hombre, era Nacho, un chico gay de la universidad, con el cual, ya me había citado un día en su casa, para que fuera su primer hombre en su vida.   Y que en otra ocasión le contare esa experiencia.
Al reconocerlo, le saludo
Hola me contestó él. Te he visto en la sala del cine y he visto que salías un poco apurado, y te he seguido por si te pasaba algo, ¿de verdad que estás bien?
Si, sí, le contesté, es que estaba bebiendo con unos amigos de la universidad, me dieron de fumar un cigarro de mota, y he tenido que dejarlos. Me vine al cine, y nada más al sentarme, tuve que venir al baño a devolver.
-          Por eso estabas bebiendo agua del lavabo, ¿no?
-          No, estaba enjuagándome un poco la boca, para quitar ese mal sabor.
-          Toma, toma este chicle que tengo, es de menta, yo los compro para quitarme el olor a cigarro.
Gracias le dije empezando a masticar aquel chicle.
Cuanto tiempo sin verte, - le dije. No volviste a llamarme, que no te gustó lo que hicimos en tu casa, ¿eh?
Sí, sí que me gustó, pero… se encogió de hombros, dándome a entender que realmente no sabía la razón por la cual no me había vuelto a llamar.   
Pues yo me he quedado con ganas de volver a estar contigo, le dije. Ya que estamos aquí, concertemos un encuentro, le dije.
Se me quedo mirando, recorrió el sanitario, no había más. Mientras hacia el recorrido del lugar y al verlo de nuevo, me hizo recordar la cita que tuvimos en su casa, y sabiendo que estábamos solos en los baños, y yo bajo los efectos de la mota, que siempre me ponían bien caliente, me dijo:
Pues en este momento me aprovecho que estamos solos. Ven, me tomo de la mano, jalándome hacia uno de los privados del baño. Nos metimos dentro, el cerró la puerta, y me pego a la pared, llevó su boca a la mía empezando a morderme los labios, mientras sus manos buscaron mi cinturón, empezando a aflojarlo, luego siguió desabrochándome el pantalón, mientras yo con las manos sobre sus hombros, dejaba que me fuera bajando los pantalones y mordiera mi boca.
Después de conseguir desabrocharme el pantalón, tiraba de ellos hacia abajo, metió su mano por dentro de mi camisa, frotó mi barriga, y sin más preámbulo metió su mano por dentro de mi calzoncillo.
Excitado y deseoso por hacerlo mío una vez más, mientras seguía mordiéndome los labios, iba bajándome poco a poco el calzoncillo, mientras sobaba mi verga con su mano.
¡Ohhh! Suspiré al notar su mano acariciar mi verga, mientras me mordía la boca y metía su lengua en ella, sin importarle el sabor del vomito, el cual, con el sabor del chicle, ya no tenía mal olor de boca. ¡Ooohhh! Volví a suspirar cuando su mano empezó a descapullarme la verga mientras me acariciaba los genitales.
Subía sus manos por mi barriga y pecho, acariciándome, mientras me susurraba,
-          quiero que me cojas, méteme la verga. Quiero ser tuyo.
¡Ohhh dios! Aquello me estaba calentando y revolucionando las hormonas, haciendo que mi verga se pusiese tiesa y dura. Lo levante, llevé mis manos a su cinturón, empezando a aflojarlo, siguiendo al igual que él, desabrochándole el pantalón, luego busqué su verga, sacándola de aquella prisión donde se encontraba y con mis manos busqué sus nalgas, abriéndolas, y con mis dedos, buscaba dilatar el orificio de su culo
¡Ohhh que sabroso! Me dijo, mientras el de pie,  con sus manos estaba acariciando mi verga que estaba tiesa y caliente a más no poder. Al sentirla, se voltea para que pueda bajarle por completo el pantalón y su ropa interior. Se dobla mostrándome su culo. Debido a que no traía ni crema, ni vaselina, ni lubricante, tuve que escupir su culo y poner saliva en mis manos y dedos para lubricar su ano y así utilizando mis dedos, manos y puño pude dilatar su orificio, para poder meterle mi verga caliente.
Lo puse de cara a la pared, llevé mi mano a su agujero, pase saliva por él, presioné con mi dedo su esfínter haciéndolo que se abriera, dejando pasar mi dedo, volví a llevar saliva a él, y sin más pérdida de tiempo, coloqué la punta de mi verga en la entrada de su ano, y mientras le tiraba de sus caderas hacia mi, dio un movimiento a sus caderas, enterrándole prácticamente toda mi verga en su culito.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemía al notar como mi verga entraba en él.  
Yo sudaba al estar cogiendo a mi amigo Nacho, quien al estar embistiéndolo gemía como una perrita en celo, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Le decía:  Te voy a llenar este culito con mi leche, ¡ooohhh que gusto Nachita! Te voy a dejar preñada con mi semen, ¡ahhh como me gustas Nacho! tienes un culito que me vuelve loco.
Lo tenía pegado cara a la pared, pasaba mis manos por su barriga y genitales, acariciándolo, mientras le daba por el culo, metía y sacaba mi verga manteniéndome pegado a él.
Mi verga entraba en él, llegando al fondo de su culo, jamás pensé que, al salir de aquella fiesta para tomar el fresco, iba a estar cogiendo en aquel cine. Pero así era, aquello era real y me estaba sucediendo a mí.
Empecé a jadear y gemir más fuerte, mi venida era inminente. Mi verga se hinchaba y empecé a disparar leche dentro de su culito.
   ¡Ohhh Nacho! Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que rico! ¡ooohhh que delicia!
Nacho apretaba mi verga para exprimirla para que me saliera más leche. Cuando terminé de correrme y recuperar el aliento, saqué mi verga de su culo. Nacho se volteó, se hincó frente a mí con el fin de meter mi verga en su boca, succionó el resto de mi semen y con su lengua, limpió y pulió mi verga. Luego la guardó dentro de mi calzoncillo y me subió el pantalón.
Después de vestirnos, salimos del baño, y mientras íbamos para la sala del cine, con mi mano tocándole el culo, me decía que cuando terminara la película, quería llevarme a su casa y que lo volviera a coger.
-          Quiero que vengas a dormir esta noche conmigo, quiero que me vuelvas a dar por el culo, quiero que me sodomices en mi cama hasta dejarme preñado, ¿Qué te parece?
-          Perfecto, le dije. Le pregunté, ¿quieres ver la película o nos vamos a tu casa?
-          Tengo ganas de más verga, con la cogida que me diste me pusiste muy dura la verga. No alcance a venirme.  
-          No te preocupes,  salgamos de aquí, vámonos a tu casa y en tu cama te daré lo que necesitas.
Y los dos salimos del cine porno, fuimos por mi carro y arrancamos a continuar desde lo dejamos, tanto la primera vez en su casa, como esta vez en el cine porno.
Continuará.
Si alguien desea tener esta experiencia conmigo, escríbame a: viagramanusa@yahoo.com.mx Me llamo Larry. Este relato fue hace tiempo, si me contactas, te traes unas pastillas de viagra y un arnés con un pene de buen tamaño para darte placer.

Tuesday, March 19, 2019

LGBT: Constanza, mi amiga transexual.



Por Nicolás

Puedo escribir y contar esta historia después de una experiencia sexual apasionada, tan fuerte e intensa, que cambió radicalmente mi mentalidad y mi modo de ver la realidad.
Antes que nada, me presento: soy Nicolás, tengo 68 años, viudo desde hace mucho tiempo, permanezco solo en la vida; no quise después de la muerte de mi mujer, tener una nueva relación afectiva estable; así que me dediqué a vivir tranquilamente, sin compromisos serios; tengo frecuentemente sexo con distintas mujeres, pero son simplemente, aventuras pasajeras, pues sólo quiero disfrutar el momento y nada más.
En una de esas tantas aventuras sexuales esporádicas; hubo una en particular, que me hizo gozar tanto, que llegó a durar un mes; por lejos, la aventura más larga en el tiempo que las otras. Esta historia tuvo la potencia de hacerme cambiar mi mentalidad machista y retrógrada. En esa etapa pasada de mi vida, nunca hubiera pensado, ni siquiera imaginado y ni me lo hubiera permitido, follar con una chica transexual.
Fue justamente eso lo que pasó: tuve durante un mes muchísimas relaciones sexuales con una hermosa transexual pasiva, que mejor que las mujeres, supo darme mucho placer y satisfacerme plenamente.
Conocí a esta chica transexual en una fiesta de gala organizada por una institución benéfica, de la que soy socio y benefactor. La fiesta se hizo en un hotel lujoso de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, durante el mes de diciembre del año pasado, un sábado. Asistí solo a la fiesta, a la cual no tenía demasiadas ganas de ir; pero debía cumplir y estar presente. Llegué con la intención de quedarme un rato y luego retirarme lo más rápido posible. Ya en la fiesta, entre los muchísimos invitados; me llamó la atención "una hermosa señorita", que alcancé a divisar de lejos. Me impactó su figura...tenía un cuerpo espectacular...claramente sobresalía por encima de todas las mujeres allí presentes. Presté más atención y observé que no tenía compañía...estaba sola al igual que yo. Decidí acercarme y entablar un diálogo con ella. Ya frente a ella, que solitariamente esperaba en la barra de tragos una copa de champagne, me deslumbró aún más...era bellísima. La saludé cordialmente: "Hola!!! Buenas noches!!! Qué hermosa velada!! Muy buena la fiesta...no??". Ella me miró y sonriendo me contestó el saludo: "Hola!! Sí...la noche es espléndida y es estupenda la fiesta!!!". Tras contestar mi saludo, inmediatamente me presenté: "Soy Nicolás...encantado de conocerte!!!". Ella correspondió diciendo: " Soy Constanza...mucho gusto!!". Mientras le llegó su champagne, la acompañé pidiendo un whisky para mí...y se entabló el diálogo. Le pregunté: "Viniste acompañada?" Respondió: "No...vine sola...no quise dejar de estar en este evento, pues soy socia de la Fundación y colaboradora". Le hablé siguiendo el hilo de la conversación: "¡¡Qué casualidad!! Yo también soy socio y colaborador, y también vine solo!!! Menos mal que no soy el único y que pude encontrarte a vos...así podemos acompañarnos para que la fiesta sea más linda para ambos!! Ella sonrió y guiñándome uno de sus preciosos ojazos azules me dijo: "¡¡Afortunadamente nos encontramos...encantada de que me hagas compañía!!!". De esta manera, estuvimos mucho tiempo platicando y averigüé muchas cosas de ella. Ya sabía que se llamaba Constanza; pero me contó que tenía 28 años; que era soltera y que había heredado una fortuna de su padre que hacía cinco años que había fallecido, dejándole muchos bienes y propiedades. Yo estaba cautivado por la belleza de Constanza; y les juro que nunca sospeché que era transexual...lucía verdaderamente como una chica guapísima. Constanza, es alta, mide 1,75m aproximadamente; delgada, tiene un cuerpo prácticamente perfecto; lindos senos pequeños pero bien redonditos; una cintura de "modelo"; piernas largas muy atractivas y; una cola perfecta, con nalgas paraditas y duritas. Su cara es bella; rasgos faciales finos y delicados; tez blanca; ojos azules; nariz chica y respingada y; una boquita muy sensual con labios carnosos. Es rubia y tiene una cabellera larga y alisada. En aquella fiesta estaba despampanante: lucía un vestido de gala rojo de seda con encajes muy finos; sandalias rojas también con tacones de aguja; perfectamente maquillada, y un exquisito perfume importado; su aspecto era radiante. Bailamos aquella noche, bebimos mucho alcohol, nos divertimos a tal punto, que mi intención inicial de irme temprano de la fiesta, estaba completamente abortada. Estaba fascinado con la compañía que había encontrado, y ya me sentía totalmente seducido por ella. Ya casi al final de la fiesta, pusieron una canción romántica lenta...bailamos...la tomé de la cintura, ella se abrazó de mi cuello y al ritmo lento de la música, rozamos nuestros cuerpos y chocamos suavemente nuestras frentes, cara a cara; mientras que yo podía sentir sus senos apretándose contra mi pecho...nos miramos fijamente...y no pude soportarlo más...la sorprendí con un beso en la boca. Constanza no me rechazó ni se m*****o...sus labios contestaron el beso que le di...y nos fundimos en un beso largo y apasionado. Le susurré al oído: "¿No te parece que llegó la hora de irnos y de buscar un lugar más tranquilo??". Contestó susurrándome también al oído: "¡¡Hace rato que tendríamos que habernos marchado de aquí!!! ¡¡Quiero también un lugar tranquilo!!"...y dicho esto, me mordió suavemente el oído y me besó la mejilla.
Completamente excitados, salimos del salón de fiesta, llegamos a la recepción del mismo hotel donde estábamos y pedimos la mejor suite. Subimos por el elevador, mientras la besaba apasionadamente...ingresamos a la habitación...nos echamos en la cama y durante las caricias y los besos que nos habían llevado a un clima de excitación plena...Constanza, dijo: "¡¡Espera, espera...detente por favor!!!". Sorprendido y desconcertado le pregunté: "¿Qué sucede? Te pasa algo? ¿Hice algo que te m*****o?". Ella me miró con lágrimas en los ojos y me confesó su verdad oculta: "¡¡No, no eres tú el problema!! Al contrario...me gustas!! El problema soy yo!!". Mientras yo permanecía mudo y desubicado, ella continuó con su explicación: "Hay algo que no sabes sobre mí!! Perdona si no te lo dije desde el comienzo, pero tuve miedo de que te alejaras y huyeras despavorido de mi...me agradaste desde que te acercaste a saludarme y quise sinceramente que me hicieras compañía...pero hemos llegado a esta situación de intimidad y no quisiera que descubrieras lo que soy durante el sexo...Nicolás...¡¡¡soy una chica transexual!!! ¡¡Esta es mi verdad!!". Abrí los ojos bien grandes; su revelación me impactó fuertemente...no sabía qué decir...qué hacer!!! Sólo atiné a balbucear nervioso: "Pero...¿cómo? ¡¡No lo puedo creer!!! No entiendo cómo no me di cuenta!!". Ella lloraba y siguió revelando cosas sobre su identidad transexual: "¡¡Perdóname...no quise engañarte...por eso me atrevo a decirte esto, con el riesgo de que te marches y si lo hicieres te comprendería...perdóname...lo siento mucho!! Verdaderamente me gustas y tenía muchas ganas de hacer el amor contigo...pero puedes irte si así lo deseas!!! Permanecí en silencio e inmóvil por un instante, y luego le pregunté: "¿En todo lo demás, lo que charlamos...también me mentiste o me ocultaste algo más?" Respondió sin dilación: "¡¡No te mentí ni te oculté nada más!!! ¡¡Sólo oculté lo que ahora te revelé!!!". Ya más tranquilo, seguí indagando: "Pero...explícame...cómo puedes ser tan hermosa y lucir como una verdadera mujer, al punto, que no pude darme cuenta de ello???" Constanza me explicó: "Te dije que heredé una fortuna...bueno...utilicé parte de esos bienes para realizarme una operación costosa de cambio de sexo en Europa; hice un tratamiento hormonal; me sometí a muchas cirugías de implantes; cirugías estéticas; gimnasia; tratamiento psicológico; aprendí a tener modales, gestos y actitudes femeninas; me feminizaron el rostro, la voz; este proceso de transformación o transición duró tres años y fue muy costoso, duro y sacrificado. Cambié mi identidad ante la ley, tengo documento de identidad femenino...me siento una mujer en la mente y en mi cuerpo...pues aquí me ves...soy el resultado de todo este proceso...te aclaro...no tengo pene...me lo sacaron y me hicieron una vagina...así que me considero absolutamente una mujer!!!". Después de semejante confesión quedé atónito...espontáneamente exclamé: "¡¡¡Wooooow!!!! ¡¡¡Increíble!!! ¡¡Ahora comprendo el por qué no me di cuenta de nada!!! ¡¡¡Eres preciosa!!!! Pensaba diferente sobre estas cuestiones; pero ahora, viéndote y escuchando tu historia, puedo entender lo que te llevó a realizar todo este sacrificio que es admirable!!!". Ella me miró con dulzura y dijo: "Me alegra que me entiendas".
Dicho esto se acercó y me dio un beso en la mejilla que me estremeció y me volvió a encender. También devolví el beso con otro beso un tanto más erótico. Allí se encendió ella nuevamente también. Nos abrazamos y comenzamos a acariciarnos...nos besamos apasionada y largamente...nos pusimos de pie...ella me desprendió cada botón de mi elegante camisa...yo suavemente bajé el cierre de su vestido...ya desnudos, nos acostamos, tocándonos y besándonos...ella se montó arriba mío y comenzó a moverse sensualmente...me provocó una grandiosa erección, mientras me practicaba sexo oral, lubriqué su ano con mi saliva...lo dilaté con mis dedos y; cuando todo estuvo preparado, la penetré con suavidad. La follé varias veces aquella mad**gada...permanecimos dos días encerrados en la suite...los encuentros amorosos se extendieron por un mes... en fin...fue mi primera experiencia sexual con una chica transexual. No me arrepiento para nada; al contrario, aprendí cosas nuevas, lo disfruté mientras duró; ahora tengo una mirada más abierta y acomodada a este tiempo...gracias a la hermosa y dulce Constanza, mi amiga transexual.


LGBT: Diversión en las duchas del gimnasio



Por Sirky

Iba a seguir contando mi historia sexual, pero ayer me pasó algo interesante en el gimnasio, así que he pensado que la mejor manera de rememorarlo es escribiéndolo.

No suelo ir demasiado al centro deportivo, pero de vez en cuando me apetece hacer algo de deporte: cardio y algunos ejercicios de piernas y culo ^^

Ayer entré en la piscina y mientras decidía en que carril ponerme, vi que en uno de ellos había un chico negro. Yo no he estado nunca con una polla negra, pero he de admitir que me ponen mucho. Sobre todo porque supongo que todo el mundo ha visto fotos de ellos.

El caso es que al ver al chico nadando por el carril se me pasaron muchas imágenes por la cabeza, así que me metí en su carril y le observé discretamente. Al cabo de unos 10 minutos salió de la piscina. Aproveché para ver como el agua se deslizaba por su cuerpo... Estaba bastante fuerte y se le notaban los músculos, sobre todo de los brazos. El bañador era lo suficientemente holgado como para que no pudiera sacar ni una pista de lo que había debajo. No me lo pensé dos veces y yo también salí.

Me fui a los vestuarios y vi que él ya se estaba duchando. Me metí en la zona de duchas y elegí la de su mismo lado, dejando una ducha en medio de separación. Solo había otra persona más que estaba en las duchas de la pared de enfrente. Empecé a ducharme mientras esperaba ansioso a que se quitara el bañador, ojeando de vez en cuando de manera disimulada. Cuando se lo quitó la verdad es que me sorprendió gratamente. No estaba esperando nada como en el porno típico, ya que sé que eso no deja de ser porno, pero tenía una polla que no era muy larga pero sí bastante ancha. Miré más de la cuenta y creo que se dio cuenta. Traté de disimular quitándome el bañador, enjuagándolo y enjabonándome.

Nunca me ha gustado quitarme el bañador en las duchas porque tengo vergüenza del tamaño de mi pene, pero me pareció una buena manera de hacer tiempo mientras seguía tratando de mirar de reojo la polla negra que me tenía tan fascinado. Cuando se tocó la zona para enjabonarse no pude separar mis ojos de ella. Creo que fue demasiado evidente porque terminó rápidamente de ducharse y salió de la zona de duchas.

Fue entonces cuando me di cuenta de que el otro hombre que había en la zona de duchas estaba enjabonándose el pene de forma muy visible. Le observé unos segundos y vi cómo se la enjabonaba con movimientos rítmicos. Me puse rojo como un tomate y me giré rápidamente. Claramente él se había dado cuenta de mis miradas indiscretas al hombre negro, y parecía que le había gustado... Le miré de reojo y vi que seguía enjabonándose la polla al mismo ritmo. Había crecido algo más y parecía estar algo más dura. No era muy grande, pero me puso a mil ver como se tocaba en una zona pública. Decidí empezar a enjabonarme el culito, girándome para que quedara bien a la vista.

Giré la cabeza para mirarle y vi que había dejado de disimular y estaba masturbándose cada vez más rápido. Le miré a los ojos mientras me metía un dedo en mi culito, y vi como su mirada se movía de mis ojos hacia mi culo. Bajó la velocidad de su mano, pero empezó a hacer unos movimientos más bruscos y fuertes... Fue entonces cuando se oyeron unos pasos acercándose. Yo tuve el tiempo justo para sacar el dedo de mi culo y él de girarse para poder ocultar su erección. Lleno de vergüenza y de excitación salí de las duchas, me vestí y me fui a casa.

A los 10 minutos ya volvía a estar en una ducha, pero esta vez la de mi casa. Puse mi pene en la cajita de castidad, cogí mi consolador favorito y lo pegué en la pared con la ventosa. Me puse de rodillas, cerré los ojos y empecé a chuparlo como si fuera la polla del hombre que se había estado tocando delante de mí. Tenía unas ganas tremendas de hacerle disfrutar: chupé la punta, le acaricié los huevos, la lamí desde la base hasta la punta, y cuando estuvo bien húmeda, me la metí hasta el fondo dela garganta notando cada centímetro en mi boca.

A los pocos minutos no aguanté más, me puse de pie, acerqué mi culo a la pared y me metí el consolador entero hasta el fondo de mi culo a la primera. Esperé unos segundos disfrutando de la mezcla de placer y dolor y luego empecé a follarme el culito. Entre el agua, el recuerdo de ese hombre tocándose la polla y el consolador duro entrando y saliendo de mi culo me puse a mil. Empecé a gemir y a moverme con movimientos cada vez más bruscos. Hacía que el consolador prácticamente saliera de mi culo para luego acercar mi culo a la pared rápidamente. Notaba como con cada embestida el consolador rozaba esa zona de mi culo que me hace perder el control y que me acercaba un poco más al orgasmo, cuando de repente oí la puerta de casa.

Me quedé paralizado con el consolador completamente dentro de mi culo. Tenía miedo a moverme por si mis movimientos delataban a mis compañeros de piso lo que estaba haciendo. Oí pasos que se acercaban al baño y de repente uno de mis compañeros me dijo que iban a pedir pizzas y si me apuntaba. Contesté con un casi imperceptible "sí". En cuanto oí los pasos alejarse de nuevo me quité la cajita y liberé mi pene. Sabía que no tenía mucho tiempo y que al no poder hacer ruido iba a ser difícil terminar sin tocarse. Así que cerré los ojos y me concentré en la imagen del hombre tocándose la polla en la ducha, reanudé los movimientos para que el consolador entrara y saliera de mi culo sin parar. Cuando noté que estaba cerca empecé a tocarme el pene y a los pocos segundos me corrí.

Me fastidió no poder gemir mientras me corría y no poder correrme sin tocarme (suelen ser unos orgasmos espectaculares!), pero sobre todo lo que me fastidió fue no poder disfrutar de ninguna de las dos pollas que había visto ese día.

Como podéis ver, sigo siendo virgen en cuanto a pollas negras. Supongo que tendré que seguir conformándome con el porno...


Saturday, March 16, 2019

LGBT: Comenzando mis vacaciones



Por Xipibo505

Empecé el primer día dándole de comer rico a mi culito.

Desde muy tempranito me metí a la ducha para estar bien limpiecita y recibir a mi macho para que me haga feliz este día.

Después me pinte , me puse ropita de mujer y esperé impaciente a mi querido macho.

El apareció como a las 8 a.m., me llamó a mi celular y pregunto si ya estaba lista, y yo muy contenta y excitada le dije que sí. Me pidió que bajará por él , porque estaba un poco nervioso, ya que también era su primera vez.

Él estaba esperando en su carro, me metí muy sexy , y para que perdiera un poco los nervios le empecé a mamar su verga y la verdad que si estaba nervioso, pero con una buena mamada se le quito toditito los nervios.

Subimos a la casa y le hice esperar en la sala mientras yo preparaba un rico trago para que agarrara más valor y así fue. Se tomo dos traguitos mientras yo le mamaba su rica verga y cada vez se ponía más dura y más grande. Es bien grande con una cabeza enorme y un par de bolas bien llenas de leche.

Yo ya estaba bien caliente y le pedí por favor que antes que la metiera si me podía besar mi culito, ya que nadie me lo había besado , y el acepto muy complaciente y empezó a lamerme el culito y a meter toda su lengua caliente en mi culo y yo gozaba de placer y le pedía que no parará porque estaba demasiado rico y el seguía metiendo su jugosa lengua y aprovecho de irme metiendo sus dedos, wow que rico , primero fue uno, después dos y creo que metió hasta tres dedos, yo no sentía dolor, solamente gozaba de placer y me movía como una gran putita. Eso me decía que yo era su puta, su perra. Y llegó el momento esperado, wow metió su gran cabezota que me quede por unos segundos sin habla, y después reaccione y le pedí todita, que no tuviera compasión con su putita , que la metiera todita, wow, sí que dolía esa vergota y me reventó el culo, salía sangre y sentía como iba abriendo mi culo y yo lo habría más y más y me movía como una verdadera puta y a Mario le gustaba eso ye pedía que me siga moviendo.

Le pedí que lo sacará por un momento que quería mamársela, y él lo saco despacito, pero lo metió sin compasión a mi boca, y lo sacaba y metía como si fuera mi culo. Su cabezota cada vez se ponía más morada.

Me volteo nuevamente para seguirla metiendo , decía que le gustaba mi culito apretadito y que yo era su primera putita que se había comido. Yo gritaba de placer y pedía más y más. Me seguía moviendo como una verdadera puta y eso le gustaba a Mario.

Me agarro muy fuerte y yo sabía que ya se venía y que me iba a dejar su rica leche en mi culito, lo esperaba con ganas, ese chorro caliente lo dejó todito adentro y yo gozaba de felicidad, pero a él ya no quería que se la tocará, pero no tuve compasión de él y me la metí en mi boca para sacarle hasta la última gota.

Por un ratito descansamos y se fue a bañar porque en la casa le estaba esperando la esposa y también tenía que cumplir allí.

Me dio un rico beso y prometió llegar el miércoles.

Yo quede muy satisfecha y con un gran dolor en el culo.

Pero Feliz.

Besos.

POESIA EROTICA






Ya pasé por mucho tiempo
encerrada en una jaula,
reteniendo mis instintos
para no asfixiar al otro.
Pero soy una persona
demasiado impulsiva,
pasional, ardiente,
romántica, exquisita.
Ya encontraré al hombre
que logre desarmarme
con una sola mirada,
que me invite a caminar
al borde del abismo,
dejándome extasiada,
mientras es atraído por el caudal,
que se derrama entre mis piernas.
Y esa será la excusa perfecta,
para poder abrirle
todos los espacios de mi alma.

Carolina Rojas



CON MI MADRASTRA



Por Roberto4871

Hola!!!! Mi nombre es Andrés, tengo 22 años, estudio medicina, soy soltero, no tengo novia y; la historia que les voy a contar es una historia de venganza, pasión sexual y chantaje. El relato no muestra, precisamente, lo mejor de mí...sino todo lo contrario. Por medio de los hechos que narraré, aparece mi profundo rencor que me llevó a tomarme un desquite de mi madrastra, por todas las cosas que me hizo y me hirieron y; sin querer justificarme por esto, se me presentó la oportunidad de una revancha que por supuesto aproveché y disfruté concretándola. Ahora, considero que quedamos a mano con mi madrastra. Pude vengarme y con creces de ella y de su prepotencia y maldad.
Hace cinco años, mi mamá falleció, después de una larga batalla contra el cáncer de mamas. Lloré muchísimo la muerte de mamá. Luego de dos años de su partida, mi padre, Marcelo, de 54 años, no pudo sobrellevar más su profunda soledad y conoció a una mujer soltera que lo consoló y con la cual, al poco tiempo se casó. Mi madrastra, Claudia, es mucho más joven que papá. Ella tiene 36 años; y debo decir, que es muy linda físicamente. De mediana estatura, delgada, precioso rostro, tez morena, ojos azules, pelo largo negro, rellenita, con sensuales curvas, atractivas tetas y un gran culo; es una mujer muy sexy. Nunca nos llevamos bien; a mí nunca me resultó simpática...al principio porque vino a ocupar el lugar de mí madre; y luego de conocerla mejor, ya no me gustó para nada, por su soberbia, su mal humor, su pedantería, su frivolidad y por sus contantes ironías agresivas hacia mí. Por tal motivo, poco a poco, dejé de frecuentar la casa y a mi padre; y me concentré en mis estudios totalmente, tranquilo en mi departamento.
Todo transcurría en este contexto, cuando una tarde, ya casi anocheciendo, necesité un libro que tenía en la casa de mi padre y fui a buscarlo. Llegué y no vi el auto de papá; pero si me di cuenta de que estaba estacionado en la puerta de casa un vehículo extraño. Pensé que había visitas, pero igual entré. Abrí con mis llaves, por lo que nadie supo que estaba allí, pues, no quería ver a mi madrastra...total iba sólo a buscar un libro. Mientras subía las escaleras, rumbo a mi cuarto, escuché ruidos y gritos...eran gritos de placer y provenían del cuarto de huéspedes. Me acerqué con mucha curiosidad, pensando que era alguna de las mucamas que la "estaba pasando bien" con alguien. Grande fue mi sorpresa, asombro e indignación, cuando al abrir la puerta del cuarto contemplé la escena: Claudia mi madrastra, montada y cabalgando arriba de la polla de un hombre tan joven como ella, follando, haciendo crujir la cama. "¡¡¡Qué es esto!!!", grité indignado. Luego le dije a mi madrastra: "¿¿¡¡¡Cómo pudiste hacerle esto a mi padre???!!! ¡¡¡Eres una puta descarada!!!!". A su amante le dije: "¡¡¡Ya te vas de esta casa, pedazo de basura!!! ¡¡¡Te voy a romper la cara, idiota!!! Y amenazante le dije a Claudia: "¡¡¡Mi papá se va a enterar de esto!!!! No voy a permitirte que lo tomes por tonto y le pongas los cuernos impunemente!!!!" Después de decir esto, pegué un terrible portazo y me fui a mi cuarto...Después de quince minutos, tocaron la puerta de mi habitación. Era mi madrastra: "Andrés...déjame explicarte...por favor!!", me rogó. Duramente, con desprecio la miré y le dije: "¡¡No me tienes que explicar nada a mí...con lo que descubrí me basta para saber que eres una mujerzuela!!! ¡¡¡Es a mi padre al que tendrás que dar explicaciones!!!". Claudia, llorando y sollozando; nunca la había visto así; insistió: "¡¡Por favor!! ¡¡Te lo suplico!!! ¡¡No le cuentes a tu padre!!! ¡¡¡Me equivoqué!!! ¡¡¡Cometí un grave error!!! ¡¡No quiero que sufra más de lo que ya sufrió Marcelo!!! La miré nuevamente con asco...me pedía ser su cómplice...así que le dije: "¡¡¡Vete de aquí!!! ¡¡No quiero verte ni hablar contigo!!!" Retiré el libro que había ido a buscar y regresé a mi departamento. Esa noche no pude dormir de la rabia que tenía. Sin embargo, pensaba que en una cosa tenía razón...mi papá había sufrido mucho y, otro golpe tan fuerte como una desilusión lo llevarían a una depresión profunda. Apenas había logrado y no del todo, superar el duelo por mi madre. Este pensamiento taladraba mi cabeza...mi odio aumentaba, porque me di cuenta de que no podía yo, su hijo, romper el corazón de mi padre; y decía por otro lado: "¡¡Qué injusto, que esta mujer se salga con la suya!!!". Reflexioné aquella noche y se me ocurrió un plan malvado...de esa forma, castigaría a mi madrastra, la humillaría y; como mi padre no sabía nada...no sufriría en absoluto. Entonces puse en marcha mi plan. La llamé a su móvil y le dije que necesitaba hablar con ella. Nos encontramos en un café. Claudia me dijo: "¡Gracias por no decir nada!" Yo le respondí: "No agradezcas mucho...lo que hiciste no te va a salir barato...tendrás que pagar...mi silencio tiene un precio". Mi madrastra desconcertada, me miró con miedo...por primera vez pude observar terror en sus ojos. Allí se dio cuenta, que la había pillado y que estaba en mis manos. Con voz temblorosa preguntó: "¿Cuál es el precio?" Sonreí, como gozando el inicio de mi venganza, y le contesté: "No se trata de dinero...no busco eso...por suerte no lo necesito...Se trata de un servicio que te pediré y lo tendrás que hacer quieras o no" Claudia indignada alzó su voz enojada: "¡¡¡Me estás chantajeando!!!". Tranquilo, sin inmutarme, le dije: "¡Llámalo como quieras! ¡No me importa lo que pienses o digas! Ojo por ojo, diente por diente...humillaste a mi padre; ahora te toca a vos...y te trataré de acuerdo con lo que ví!!!" Mi madrastra muy nerviosa, acorralada, preguntó: "¿Qué quieres?". Largué una carcajada estruendosa, carcajada de satisfacción por la revancha que me tomaría de todo lo que ésta mujer me había hecho; así sin escrúpulos, con frialdad le comuniqué su castigo y el precio de mi silencio: " Claudia, Claudia...eres una mujer hermosa, pero muy puta...Te pediré lo que estás acostumbrada a hacer con cualquier hombre...te follaré las veces y los días que quiera...serás mi putita...no te preocupes...no será gratis...te pagaré el servicio!!" Claudia se incorporó de la mesa y me dio una bofetada..."Eres un monstruo...pervertido!!!", me dijo insultándome. Volví a reír...y dije: "Si no aceptas, en este momento estoy marcando el número del móvil de mi padre...una llamada, una conversación y te destruyo!!! Atrapada, sin escapatoria, dijo con resignación: "¡¡No!! No hagas eso...¡¡está bien!!; acepto el castigo...eres un grandísimo hijo de p...!!
Aquel mismo día, al salir del café; le dije: "Tengo ganas...¿vamos a mi departamento?" Furiosa, se subió a mi auto, sin decir nada; y fuimos a mi departamento. Allí, la desvestí, quedó desnuda, le besé y le chupé el cuello...le chupé los pezones que se le pusieron duros; le metí dos dedos en su coño que comenzó a humedecerse...hasta que estuvo completamente mojadito...luego la puse de rodillas, saqué mi polla e hice que me la mamara. Me puso la verga dura y ella también ya estaba cachonda...la llevé a la cama...la puse en cuatro patas y luego de mojar con mi lengua su ano y de jugar un largo rato con él, lubricándolo con mi saliva, comencé a dilatarlo con mis dedos...Claudia gritaba, le dolía y estaba asustada: "¡¡No por favor Andrés!! ¡¡Me duele!! ¡¡Nunca tuve sexo anal!!! ¡¡Tengo miedo!!! ¡¡Detente por favor!!!". Yo muy caliente le dije: "Una puta debe saber de todo...hoy aprenderás algo nuevo...jajaja...tu culo perderá la virginidad!!! ¡¡¡Te va a gustar!!!" Así, mientras estaba en posición de perrita, me le monté desde atrás...con mis manos la tomé de la cintura...y puse la punta de mi polla en la entrada de su ano. Muy despacio comencé a penetrarla, mientras ambos nos movíamos...al principio gritaba, sin dudas, que le dolía, pero cuando entró toda mi polla en su culo mientras la bombeaba con fuertes embestidas, empezó a gozar...Gritaba, gemía y jadeaba de dolor y placer..."¡¡ah, ah, ah!! ¡¡Así, así...fóllame...dame más duro...vamos...no te detengas...sigue...delicioso!!!" Ambos esclavos del placer, descontrolados...llegamos al orgasmo...yo me corrí dentro y le llené el culo de semen. Después de un rato la follé otra vez.
De esta forma, castigué a mi madrastra por varios meses. Actualmente, me di cuenta, que lo que yo creía "un castigo" para ella, fue en realidad un premio, ya que disfrutó del sexo con su hijastro; gozó como nadie la hizo gozar, según palabras de ellas...a tal punto, que hasta ahora, muy frecuentemente, me pide que le aplique "la dura sanción".


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