Friday, December 28, 2018

Carmen IV



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Por Nenegoloso


Habían ya pasado dos semanas durante las cuales Carmen había pasado las noches mamando la verga de su tío y bebiéndose su semen.
Ya habían sido varios faciales y varios chorros de semen que había caído en sus nalgas o vagina.
Pero los deseos de Juan por su sobrina iban más allá de lo esperado. Se acercaba el fin de semana y Pedro había comprado boletos para el futbol, pero como Carmen no quiso ir, Juan se tenía que quedar con ella en casa, solos.
A ninguno de los dos les molesto esto, pues sabían que tendrían todo el día para hacer de las suyas por la casa. Juan ya lo tenía todo planeado, y Carmen estaba ansiosa de saber las sorpresas que su tío le había preparado para esa tarde.
Pasado el mediodía, Pedro y sus dos hijos varones se fueron al estadio, el cual estaba a más de una hora de camino, eso sin contar el tráfico.
Juan sabía que tenía por lo menos 5 horas a solas con su sobrina y de inmediato le ordenó que se fuera a bañar y se pusiera el short más cortito y apretadito que tuviera.
Carmen así lo hizo ansiosa de saber lo que le esperaba. Unos minutos después, Juan subió al cuarto de Carmen donde ella lo esperaba con un short negro bien apretado y una blusita de tirantes.
Juan habló con ella y le dijo que le tenía una gran sorpresa para ese día.
Juan- Carmen, tú te has portado muy bien conmigo y quiero que sepas que estoy muy contento con todo lo que haces y que estoy orgulloso por que lo has mantenido en secreto.
Carmen- A mi también me gusta mucho lo que hacemos tío.
Juan- Carmen, hay algo que me gustaría que hicieras, pero no sé cómo lo tomaras.
Carmen- Por ti yo hago lo que sea tío, tu sólo dime.
Juan- Carmen, a mí me gustaría verte mamando las vergas de otros hombres también, no sólo la mía.
Carmen- Tío! No sé, me da miedo…
Juan- No te preocupes, no serán tipos cualquiera, serán amigos míos que son de confianza, que dices? Por mí.
Carmen- Es que… no sé… Bueno, lo haré pero sólo porque tú me lo pides tío.
Juan- Gracias Carmencita, ya verás que te va a terminar gustando todo esto.
Carmen- Pues, si me gusta, pero sólo lo he hecho contigo, no sé si los demás hombres sean igual que tú de ricos.
Juan- Bueno mija, pues ellos están abajo esperándonos, que te parece si te vendamos los ojos para que no los veas y así no te de tanto miedo?
Carmen- Me parece buena idea tío.
Y así lo hicieron, con una venda en los ojos, Juan dirigió a su pequeña sobrina por las escaleras y al llegar a la sala la presentó con sus amigos.
Tres tipos de avanzada edad estaban sentados en la sala bebiendo cerveza y esperando conocer a la pequeña Carmen de la cual Juan ya les había hablado durante días.
Juan- Bueno amigos, aquí les presento a la diosa de las mamadas, Carmencita! Ya saben las reglas, la pueden tocar y hacerla que les mame la verga pero nada de penetración, pueden echarle el semen donde quieran pero hasta ahí.
Carmen sintió que uno de los hombres la tomó del brazo, la llevó hasta una silla, la sentó ahí y de inmediato sintió la punta de una verga en sus labios.
Por costumbre, abrió la boca y empezó a hacer su trabajo tal como juan se lo había ordenado.
Tras unos minutos, los hombres la desnudaron y la acostaron en el sofá boca arriba, le quitaron la venda y pudo ver a los hombres desnudos con sus enormes vergas apuntándole a la cara.
Mientras ella mamaba uno, con su mano masturbaba a otro y el tercero le mamaba la vagina dándole placer también.
A los pocos minutos, el primer hombre terminó llenándole la boca de semen el cual tuvo que tragar sin chistar.
El segundo hombre reemplazó al primero y Carmen siguió mamando como una experta, Juan sentado frente a ellos masturbándose podía ver el cuerpo desnudo de su sobrinita de 10 años brillando por el sudor que recorría su cuerpo moreno.
Veía como la verga de su amigo entraba y salía de su boquita y sin decir una sola palabra hacía su trabajo.
Así pasaron las horas, cambiaron de posición varias veces y todos terminaron más de una vez.
Para terminar, la pusieron en cuatro con el culito parado, y todos, incluido Juan, se masturbaron para vaciarse sobre las carnosas y brillantes nalgas de Carmen.
Los amigos de Juan se retiraron y Carmen quedó en el sofá acostada y cansada de tanto mamar vergas.
Su cuerpo estaba sudado y su traserito lleno de semen, Juan la llevó hasta la regadera de su cuarto y la ayudó a bañarse.
Juan- Que te pareció amorcito?
Carmen- Quedé muy cansada tío, me duele la boca.
Juan- Pero, te gustó?
Carmen contestó con una enorme sonrisa en su rostro.
Carmen- Me encantó!!
A los pocos minutos, Pedro y sus hijos llegaron del partido de futbol y encontraron a Carmen ya dormida en su cuarto y a Juan viendo la tele.
Nadie sospechó de nada de lo ocurrido.
A los días siguientes, Carmen y su tío seguían con sus juegos eróticos por las noches sin que nadie lo supiera.
Las vacaciones llegaron a su fin, Carmen se despidió de su tío anhelando que el siguiente verano llegara pronto para seguir sus juegos con su amado tío Juan.


Mi sobrina Lizeth



Por Punky Pow 

Este relato se remonta hace 36 años atrás yo contaba con 14 años, aún era estudiante de secundaria y lo que más anhelaba era viajar a un pueblito al sur de Lima a pasar mis vacaciones en casa de mis sobrinas una de ellas es Liz que en ese entonces contaba con 8 años, además tenía una hermana menor llamada Vana de 6 años.
Primero narraré lo que un año atrás había ocurrido pero para ese entonces mi sobrina y yo habíamos ido a visitar a algunos familiares en la chacra y recuerdo que al ya retirarnos a su casa pasamos por unas plantaciones de maíz y como en la zona no hay servicios higiénicos ella me pidió que quería orinar y le llevé a la parte interna del sembrío sin ninguna mala intención pero ya en la zona ella se bajó su pantalón y su trusa blanca con dibujitos de unos conejitos aún recuerdo porque al haber visto por primera vez una niña así de esa manera no pude perder detalle, y cuando termina de orinar me dice tío no tengo papel higiénico, tienes me dice le digo si LIZETH, pero le digo yo mismo te voy a limpiar para que este limpiecita y me dice ya tío y me acerco con el papel en la mano y la seco pero dejé mi dedo para que pueda rosar su conejito que sensación para más deliciosa sentir por primera vez en mi vida un conejito, sólo había visto unas revistas porno, pero por primera vez uno y de lo más delicioso y más aún poderla sentir era tan suave no sé qué tiempo pase limpiándola con tal de sentirla y vuelvo a la realidad cuando mi sobrina me dice tío se siente rico como me limpias y le cojo su cabecita te gusta le digo si me dice TIO, le digo no vayas a decir a nadie que te limpié cuando hiciste pis me dijo sonriendo ya TIO será nuestro secreto yo me sentí volar ese momento que mi sobrina LIZETH me diga que es nuestro secreto y yo con una erección descomunal le digo LIZETH voy a orinar espérame un momento si y me volteo para orinar pero disimuladamente dejo mi pene al aire como queriendo que mi sobrina me mire, la tenía tan erecta que me costaba orinar y siento su mirada en mi pene eso me excitaba esa situación más aún.
Para darle mayor interés me la cojo y la sacudo como masturbándome para que ella lo aprecie toda total ya teníamos un secreto que guardar y ese sería nuestro segundo secreto pensé en mí, ella estaba sentadita en el piso pero con los ojos bien abiertos mirando por primera vez mi pene, termino de orinar y volteo hacia ella para decirle LIZETH me pasas el papel que te ha quedado para limpiar la gotita de orine en mi pene, ella me dice ya TIO y se acerca curiosa viendo mi pene y me dice TIO que ese es tu pipili y yo le digo si mi amor es mi pipili ya has visto alguno alguna vez y me dice si cuando mama baña a mi hermanito pero es chiquitito el tuyo es enorme y grueso, y me alcanza el papel y me dice TIO te lo puedo secar yo así como tú me secaste pensé en mí que maravilla mi sobrina me cogerá la verga y me la secara eso me éxito más aun y le digo está bien LIZETH lo que tú quieras y con temor y sus manitas pequeñas agarra mi pene y me la seca la sentía como hacia presión con sus manitas y yo más excitado aun, mi sobrina me dice TIO y porque esta dura, le digo la verdad LIZETH como te vi orinar y vi tu conejito se me pone dura y porque me dice, le digo los hombres meten el pipili señalando mi pene en tu conejito y me dice TIO pero debe doler lo tuyo es inmensa y yo me sonrió le digo tu aun eres chiquita pero ya más grande lo tendrás dentro y si quieres te enseño como y ella con su carita de ingenua dice verdad TIO?, si mi amor le digo. LIZETH le digo me puedes hacer un favor , dime TIO me dice, todo esto es nuestro secreto verdad; Si TIO me dice, sabes me pene esta duro y no se bajara hasta que me saque la leche pero para esto me gustaría que me ayudes tu porque me duele le digo.
Mintiéndole y ella inocente me dice TIO y que puedo hacer para que no te duela ya que tú eres tan bueno conmigo, mira tienes que coger mi pene subirlo y bajarlo hasta que me salga la leche que tengo aquí en mis bolas ya TIO me dice, y le enseño como agarrarme el pene y me masturbe que sensación para más rica sus manitas mi la estaba corriendo que placer sentir sus tiernas manos, cada vez más dura mi pene y ella que no le quitaba los ojos de encima le digo LIZETH te gusta agarrarlo, ella me dice si TIO se siente calentito y es suavecito, quieres mamarlo le digo como un helado me mira y me dice si TIO se la paso por los labios ella de inmediato abre la boca y lo recibe mi pene que sensación para agradable mi sobrina de 8 me la estaba mamando y era mi primera vez que también alguien me lo mamaba que agradable placer ella cada vez se metía más y más mi pene como toda una profesional hasta que ya estaba por eyacular y le digo LIZETH ya está por salir mi lechecita la quieres tomar la digo, si TIO y se alegra sigue le digo y cuando siento los espasmos de mi primera eyaculación en la boquita de mi sobrina ella lo sintió y lo engullo una dos tres cuatro espasmos y ella dejaba caer solo unas gotitas de sus labios saca mi pene aun erecto de su boquita me dice TIO ya no te duele le digo no LIZETH ya me paso y para esto mi pene ya más flácido y ella lo miraba queriendo saber más de mi pene, te gusto le dije y ella me dijo si TIO siento rico aquí abajito me dice creo me oriné un poquito haber le digo le bajo su pantalón y su trusa de conejitos y realmente estaba mojadita se había excitado y le digo quieres que te seque igual que tú los has hecho si TIO me dice.
Yo me agacho y me acerco a su conejito y lo puedo ver por primera vez de cerca que hermoso conejito de mi sobrina y le digo pero ya no hay papel higiénico te voy a limpiar con mi lengua te parece LIZETH ella me dice ya TIO y estando paradita ella y yo de rodillas me acomodo y con mi lengua paso por su conejito y le lamo toda su humedad que delicia de jugos para sabroso virginal siento como se estimula que junta las piernas y le digo abre las piernas para limpiarte bien y con mi lengua penetro su conejito y me dice TIO se siente rico como enantes que te estaba mamando y le digo LIZETH quieres que siga, si TIO y yo me acomodo bien y le cojo de la cintura la acerco más casi yo ya recostado en el piso y ella sobre mí con su conejito abierto y lamiéndolo
Con cada lamida intentaba penetrarla con mi lengua sentía su clítoris pequeño y su monte de venus que aún no tenía ni un bello solo la ternura de una piel de durazno ella me coge de la cabeza y me aprieta fuerte contra su conejito le agradaba estaba teniendo un orgasmo con mi lengua y yo me tomaba sus jugos que delicia sentir como sus piernitas las temblaba que sabor para agradable seguí así hasta que tuvo su segundo orgasmo ya más repuesto yo de tan épica hazaña le digo te agrado LIZETH me dice si TIO muy rico, yo le vuelvo a decir será nuestro secreto y ella me dice si mi TIO será nuestro secreto
Yo había perdido la noción del tiempo le digo LIZETH, ya vamos tu papi y mami estarán por llegar a casa salimos raudos del sembrío de maíz y fuimos a su casa llegamos y aun no llegaban sus padres a casa, le dije ya sabes nuestro secreto, a mi otra sobrina y sobrino mi prima lo llevaba su negocio con ella por ser más pequeños ya plan de seis de la tarde llego mi prima y primo y le dijo a LIZETH que como la había ido e la chacra con tu TIO, te portaste bien no has hecho malcriadeces le dije no te preocupes prima es una niña educada hace sus cosas la pasamos bien si o no LIZETH si me dijo y corrió abrazarme mama mi TIO es bien divertido me hace jugar me quiere mucho y para eso la menor VANA también corre a mi lado a mí también mi TIO me quiere con esa vocecita de niñita.
Las abrazo a las dos y le doy besitos en su cabecita.
Era el inicio de mis vacaciones y así iniciaba me dije cada año será mejor ya que con LIZETH tenía mi putita que me sacaba la leche que maravilla y tenía a mis manos a VANA la más pequeña ya se presentaría la oportunidad me dije mientras tanto con LIZETH avanzaría más y en eso que estaba pensando mi prima me dice primo como veras la situación no es fácil acá y por eso debemos de salir a trabajar tanto YO como el PRIMO temprano y retornar tarde a casa ya que para las vacaciones hay mayor negocio y te quería pedir que si podías quedarte toda la temporada de vacaciones en casa como quien me ayudas con el cuidado de las chicas.
Continuará………………………



Verito con su vecino


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Por Torux
Capítulo II: El Rafa

Me quedo allí parada, confusa, siento como suena la puerta al cerrar y me largo a llorar con rabia y vergüenza.
Corro a mi dormitorio y me tiro a la cama, ¡me siento tan sucia!, ¿¡Cómo pude hacer algo así!?. Me limpio la cara con una orilla de la sábana dejándola manchada de esa cosa asquerosa que aún llevo pegada en mi cara. Más rabia me da. Entre sollozos me paro, salgo al pasillo y me dirijo al baño.
Me quito la bata y me meto a la ducha nuevamente. Me restriego con furia queriendo sacar la mancha invisible que me cubre, pero ésta no sale. Trato de serenarme y no caer en descontrol, tengo que pensar. Sí, todo está bien, no ha pasado nada malo, tengo que vestirme para preparar el almuerzo así es que salgo de la ducha y me seco con una toalla muy suave que acaricia mi cuerpo. Me miro al espejo y recuerdo que allí estuvo ese hombre. Me horrorizo. No, no me horrorizo, mi mente me juega malas pasadas. Miro la puerta y veo el ojo de la cerradura. La luz del pasillo se filtra.
—Después de todo no fue tan malo —pienso—, nadie lo sabrá.
En realidad si yo no le digo a nadie, nadie lo va a saber —me convenzo—, y eso cambia mi ánimo. Es cierto que todavía me siento confundida, tengo sentimientos encontrados con eso que pasó, pero también, para qué negarlo, me siento feliz, me dio tanto gusto chupar aquella vara de carne caliente, ¡fue tan rico! Recuerdo el sabor cuando me puse la cabecita en la boca, tan húmeda, tan suave y ese aroma tan peculiar que no puedo olvidar. También tengo el sabor de la crema esa pegada en mi garganta. Me tragué casi todo eso. Pienso, ¿será malo?, a lo mejor me enfermo. ¡Ay! ¡por qué me pasan estas cosas a mí! Paso mi lengua por el paladar y trago saliva y el sabor aún está ahí. ¡Qué rico sería que me hubiera dado más!, ¡NO! ¡NO PUEDO PENSAR ASÍ!
Mientras me visto en el dormitorio pienso que me gustaría tanto tener de esas braguitas que salen en las revistas de Avon, pero mi madrina nunca me compra de esas, así es que tengo que usar mis calzones pasados de moda. Me pongo una faldita, un sujetador y una polera holgada encima. Enseguida me cepillo el pelo y me maquillo un poquito, no mucho porque si no mi madrina me reta. Mientras me miro al espejo juro que nunca más he de pasar por algo así en mi vida, pero un minuto después lo pienso mejor y me prometo que si algo así ocurre nuevamente, nadie ha de saberlo, ¡no quiero que piensen mal de mí!
Soy buena cocinando, me enseñó mi madre y luego mi madrina. Mi padrino dice que hago pura comida para pájaros, pero no es cierto, lo que pasa es que a veces él viene a almorzar a casa aprovechando que yo estoy de vacaciones y prefiere cocinar él, ¡claro que él hace puras cosas que engordan! ¡qué rabia!
Una hora después ya me siento mucho más tranquila y decido ir al almacén a comprar algo de laurel, pan y algunas verduras que faltan; a lo mejor diviso al Rafa, ¡qué lindo sería!
Allí está, conversa con alguien, tal vez un amigo. Tengo que pasar frente a su casa, no hay más remedio. Él me ve, pero sigue conversando. Cada tanto gira su cabeza para verme, creo. Su amigo me mira y le dice algo. Rafa también me mira y yo me siento desfallecer, bajo la cabeza y sigo caminando. Alcanzo a escuchar al amigo del Rafa diciendo algo así como “——— tú espera aquí”.
El amigo del Rafa me sigue, aunque… no, no me sigue a mí, me pasa y camina delante mío. Entra al almacén y yo entro justo después de él. Hay más gente, así es que me pongo a elegir la verdura. Él también parece buscar algo muy cerca mío y yo de reojo veo que mira sonriente.
—Hola —me dice.
—Hola —le respondo— es lindo él, se ve simpático.
—¿Tú vives por aquí cerca, no?
—Sí
—Ah, claro… el Rafa me ha contado.
—¿Quién?
—El Rafa, el amigo con quien estaba conversando recién.
—Ah
—¿Tú lo conoces a él, no?
—Ehh, sí, pero… o sea… no.
—Bueno, sí o no —ríe.
—Ehh, sí, pero nunca hemos conversado, no somos amigos.
—Ah, bueno, pero tampoco nosotros somos amigos y aquí estamos conversando, me contesta con una amplia sonrisa. Me llamo Diego.
—Vero, le respondo ya con más ánimo como para sonreír también.
Me acerco al mesón, pido el pan y me ponen la verdura en una bolsita plástica. Pago y salgo. Quise despedirme pero él se dirige a la salida conmigo, me cuenta que él vive en otro barrio, pero que vino a invitar al Rafa. ¿Invitación a qué?, me pregunto, pero callo. Me siento tan tonta, nunca sé qué decir, ¡qué rabia ser tan tímida!. Nos acercamos a la casa del Rafa, él sigue parado ahí y nos mira mientras su amigo sigue caminando conmigo y no parece tener intenciones de cruzar a su acera. Cuando llegamos frente al Rafa me dice que espere y me toma del brazo.
—Hey Rafa! —le grita, señalándole que se acerque—. ¡Me quiero morir!, ¡que me trague la tierra ahí mismo! Rafa se acerca sonriendo. Yo lo miro sólo por un segundo, luego miro a su amigo y me quedo ahí sin saber qué decir mientras él llega a nuestro lado.
—Oye, le dice su amigo, quería presentarte a Verito.
—Hola —me sonríe y acerca su mejilla.
—Hola —respondo— y nos saludamos de beso y su olorcito me invade los sentidos.
Me acompañan hasta la puerta de mi casa. Diego se despide de mí y de Rafa. Este último se queda parado junto a mí. No sé qué hacer. Él me menciona que hace calor.
—¿Quieres pasar a tomar una bebida?
—Bueno —me dice.
¡Me siento tan inadecuada! Ojalá yo tuviera más personalidad y pudiera afrontar las cosas con mayor naturalidad, aunque él tampoco se ve muy cómodo, a decir verdad.
Ya terminó el colegio y ahora trabaja ayudándole al papá. De eso me entero cuando ya tomamos confianza como para decir algo, porque entre los dos somos un atado de nervios. A todo esto, me he olvidado del almuerzo y ahora estamos ambos sentados en la sala, conversando. Él tiene 18 años y se sorprende de saber que yo solo tengo 14. —Pensaba que tenías 16. Yo sonrío (me halaga saber que me confundió por alguien mayor). En ese momento me siento tan feliz, que siento cosquillitas en la barriga y no me acuerdo en absoluto de lo que pasó un rato antes con el pordiosero, me siento tan contenta que sonrío sin motivo.
—Tienes una linda sonrisa —me halaga.
—Gracias, tú también —replico.
Sonreímos ambos y luego callamos y nos miramos.
—Te puedo…?… ambos lo decimos a la vez y nos largamos a reír. Estamos sentados en el sofá y él toma mi mano, me mira a los ojos y me dice que le gusto. Yo a duras penas levanto la vista y, sonrojada, le susurro que él también me gusta. Me atrae hacia él y cierro los ojos.
Se siente tan rico. Besa mis labios con suavidad y me dejo llevar. Con una mano acaricia mi nuca y con la otra me abraza por la espalda, yo toco su brazo mientras un remolino de sentimientos se apodera de mí. A las cosquillas en la barriga se agrega un leve estremecimiento en todo mi cuerpo, una especie de descontrol, pero un descontrol que me hace sentir bien. Su brazo lo siento tan varonil, fuerte y con muchos pelitos que toco con las yemas de los dedos. Lo acaricio y me imagino cosas con él, ¡me siento tan dichosa! Los pelitos de la nuca se me erizan con sus dedos que hacen círculos deliciosamente placenteros. Es tal cual lo imaginaba, ¡Rafa!, ¡te quiero!, el grito sólo retumba en mi mente, sus labios no me permiten decir nada. Se separa de mí y me mira fijamente a los ojos.
—¿Quieres pololear conmigo? —me susurra.
—¡Sí, sí! —le digo yo con mis mejillas encendidas.
Me embarga tal emoción que ni siquiera me acuerdo de lo que pasó hace sólo un par de horas atrás. Tampoco quiero echar a perder el momento sublime que estoy viviendo con ese deseo que me aqueja tan frecuentemente, aunque igual le dedico un par de pensamientos y, la verdad, no siento que haya sido algo malo realmente, al contrario, pero también sé que Rafa no haría algo así, él es distinto y no lo imagino teniendo esos pensamientos cochinos.
Al final quedamos en que hablaríamos con mis padrinos para que me den permiso para pololear con él. ¡Mi padrino!, ¡Oh!, debe estar por llegar. Se lo digo a Rafa y éste me dice que mejor se irá para que no lo encuentre allí y volverá en la tarde cuando estén ambos… pero no alcanza a decir eso y suenan las llaves en la puerta, mi padrino entra y se queda parado mirándonos muy serio.
—¡Hola, padrino! —lo miro con indisimulada felicidad.
—Hola hija —me responde mirando a Rafa con curiosidad o fastidio, no sé.
—Padrino, tengo algo que decirle.
—¿Si?, ¿y qué será?
Miro a Rafa y sonrío.
—Padrino, él es Rafael. Es el vecino de la casa…
—Sé quién es, mi hija, hola Rafael, le extiende la mano.
Rafa lo saluda y un poco atropelladamente le explica que él y yo desde hace un tiempo nos gustamos y que quería pedirle permiso para pololear conmigo. Mi padrino no dice nada, pero yo sé que él, por lo anticuado que es, se siente bien por lo que Rafa le dice ya que él siempre anda hablando de que los jóvenes de hoy no tienen respeto, etc., etc., Me pide que vaya a la cocina y se quedan ambos conversando en la sala. Espero que Rafa no se ponga muy nervioso ya que mi padrino es bien mandón.
¡Me siento tan feliz!, mi padrino no ha dicho que sí, pero yo sé que aceptará porque dijo que hablaría con mi madrina primero y yo sé que eso significa que sí porque… ¡quién mejor que Rafa? Además ya va siendo hora de que yo tenga amigos, eso no se le puede prohibir a nadie. Acompaño a Rafael a la puerta y le doy un beso en la mejilla (es que con el padrino hay que tener mucho respeto).
Me uno a mi padrino en la cocina y lo abrazo feliz. Él me abraza también, un tanto sorprendido. Mi mejilla roza los pelitos de su pecho que sobresalen por la camisa y nuevamente uno de esos pensamientos me ronda la cabeza. Me dice que me quiere mucho, pero que no le parece bien que ese muchacho esté a solas conmigo en la casa. Yo solo sonrío y le digo –¡Sí, padrinito!, y me empino a darle un beso en la mejilla justo en el instante en que él da vuelta su cara y… sin querer lo besé en sus labios, pero él simula que no fue nada y nos ponemos manos a la obra para cocinar, sin embargo, de reojo me parece notar que el bulto del padrino está más prominente y me acuerdo del pordiosero. ¡Ay!, ¡por qué hice eso!, me recrimino.
Luego mi padrino se va a dormir la siesta y me pide que lo despierte en una hora más y yo me pongo a lavar los platos y a hacer aseo, porque con los eventos de la mañana, ni me acordé. Luego veo mi telenovela favorita, bueno, en realidad no es mi favorita, pero igual la veo.
Ya pasó más de una hora y tengo que despertar a mi padrino, pienso, así es que me paro y me dirijo a su cuarto, abro la puerta y entro. Mi padrino duerme un poco encogido de frente a mí, ¡llega a roncar!, ¡pobrecito, trabaja tanto!
—Padrino —lo llamo.
—Mmmhh —rezonga— mientras levanta una pierna y se estira, pasando a llevar con ese movimiento la colcha que lo cubre.
—Padre…, se me atraganta el llamado en la garganta. Ese movimiento lo ha dejado descubierto y si bien no está desnudo del todo, sí se ha acostado sólo con un calzoncillo de esos de pierna ancha que usa él. Eso no tendría nada de malo, pero se ha retorcido dejando salir su miembro por un costado. Yo me quedo estática mirándolo, tiene una cosa rotunda y morena. Su cabecita con forma de hongo está cubierta de un pellejo grueso y apenas se deja ver. Me acuerdo del pordiosero, se le parece mucho. Por mi mente pasan escenas de lo que hice esa misma mañana y pienso qué se sentirá chupársela al padrino, pero ¡de inmediato me arrepiento de pensar eso! ¿Es parecer mío o la cabecita del pene ahora está más descubierta?, mmm, no, no es mi imaginación, esa cosa se está agrandando cada vez más. ¡Oh, Dios!, ¡¿cómo puede crecer tanto eso?!, las bolas parecen moverse, distenderse, engrosarse. Miro a mi padrino y creo ver que cierra los ojos. Rápidamente salgo de la pieza con la imagen de la pichula firmemente grabada en mi mente y decido volver y tocar.
—Ya voy… —me contesta mi padrino con voz adormilada.
Al rato después aparece en la sala listo para irse a su trabajo nuevamente, yo miro su entrepierna y no parece tan grande como antes, pero aun así se nota. Mi padrino se la arregla con una mano y como si nada se acerca a mí, me levanta el mentón y me da un beso que roza mis labios y me recuerda que no quiere que deje entrar a nadie a la casa mientras esté sola.
En la tarde Rafa no viene a la casa. Me siento insegura. En cuanto llega mi madrina, le cuento todo, bueno, todo lo que pasó con el Rafa, es decir, casi todo; la parte de que le va a pedir permiso para que me dejo pololear con él nada más. Mi madrina me hace muchas preguntas, pero no parece enojada ni mucho menos. “Si supiera su mamá con quién quiere pololear”, se le escapa entre dientes. No sé por qué dijo eso, pero se vuelve hacia mí y me dice que tendrá que conversar con Maroto (mi padrino se llama Mario, pero mi madrina le dice así vaya uno a saber por qué).
Toda esa tarde estuve muy nerviosa, sin saber qué decidirían mis padrinos, pero de repente mi madrina se acerca y me cuenta que han decidido dejarme pololear con “el muchacho”. ¡Salto de felicidad! Abrazo a mi madrina y le doy un beso y luego abrazo a mi padrino y le doy uno a él también, pero esta vez le doy un besito en la cara. Ojalá Rafa estuviera aquí, no sé por qué no ha venido.
A la hora de dormir me acuesto asaltada por los pensamientos de todo lo que ha ocurrido aquél día. ¡Qué día tan peculiar!; le chupé la cosa a un pordiosero, ¡también se la vi a mi padrino! y además estoy pololeando con Rafa. Tal vez no sea todo tan malo después de todo.
Antes de dormirme le pido a diosito que aleje esos pensamientos sucios de mi cabeza, porque ahora que estoy con el Rafa quiero ser muy buena y no quiero que él piense mal de mí (pero parece que diosito no me escuchó porque antes de dormirme igual pensé mucho en lo rico que fue chuparle la cosa esa al mendigo) ¡Ay! ¡quiero decir la palabra pi… sin remordimientos, pero no me atrevo! ¿Y si lo digo en voz alta, pero bien bajito para que nadie me escuche? Me pongo la almohada apretando mi boca y repito en un susurro casi inaudible: “pi—co” “me gusta el pi—co” y me duermo muerta de vergüenza.

Thursday, December 13, 2018

Milly y Don Eulalio



Por gabrielrolf0@gmail.com

Eran las 6 de la mañana, los primeros rayos del sol alumbraban a la nueva pareja, los pajaritos ya empezaban su habitual canto cerca del cuarto donde yacían ambos cuerpos que aún estaban recuperándose de la tremenda faena que habían tenido algunas horas antes, la primera en despertarse por uno de estos rayos fue la bella muchacha que vio como su asqueroso amante se había acomodado de tal forma que se había quedado dormido prendido del seno izquierdo de esta como si de un becerro se tratara , también notó como su pequeña ropa interior había sido bajado hasta las rodillas y al tratar de subírselas notó algo raro en la tela, sin ninguna duda esto era obra de don Eulalio que se había despertado un par de horas después de que se acostaran, aun consumido por los efectos de todo el alcohol que había tomado no se creía todo lo que había ocurrido en esas horas, le parecía un sueño, un rico sueño del que quería seguir sacando provecho antes de que despertara, por lo cual a duras penas movió a la linda universitaria para despertarla y seguir cogiendo un poco más ya que el golpe que se había hecho al caerse del baño ya se había pasado, pero al no encontrar respuesta de la cansadísima muchacha, procedió a tratar de cogérsela, por su cuenta, pero debido al avanzado estado de ebriedad en el que se encontraba sólo pudo bajarle su ropa interior hasta las rodillas, poco a poco manoseaba las formidables nalgas de la muchacha aun sin creerse que todo eso ahora era suyo, su imponente verga ya se mostraba nuevamente en todo su esplendor con el deseo de ponerla en cuatro y penetrar una vez más esa estrecha zona que ya había disfrutado, pero entre la calentura y su estado de ebriedad no podía hacer tal cosa, por lo que situó su erecto miembro entre los muslos de Milly con el objetivo de hacerse una masturbada tal y como la universitaria le había hecho con sus pechos horas antes, hizo un gran esfuerzo para acomodarse pero al final pudo poner ese pedazo de carne entre  los juveniles muslos de la nena y procedió a simular una penetración, a todo esto Milly solo lanzaba unos inconscientes leves gemidos, sin duda a sus 22 años jamás había pasado por una experiencia tan satisfactoria y agotadora por lo cual en estos momentos se encontraba en un profundo sueño.
Por su parte el viejo seguía moviéndose como si de verdad estuviera penetrándola, sus manos arrugadas y callosas recorrían esas largas y suaves piernas de la dormida chiquilla, bajo un poco más su cabeza para encontrarse nuevamente con esos hermosos melones, esos jugosos y suaves pechos al cual muy pocos habían logrado siquiera tocarlos, y él  había tenido el honor de chuparlos a su antojo, debido a la oscuridad del cuarto no podía verlos pero podía sentir con su magullado cachete la suavidad de estas, su boca buscaba desesperadamente el pezón de color café claro de la nena. El repulsivo sujeto tenía una fijación especial por los pechos de las mujeres, siempre que veía a alguna pasar sus ojos se iban directamente a los senos de estas no importándole la edad o la ocupación ya que ni las mujeres policías o enfermeras se salvaban de sus penetrantes ojos, le fascinaba las diferentes formas y tamaños, siempre que había una labor social o vacunación gratuita era de los primeros en formar cola ya que sabía que a esos lugares siempre van tiernas enfermeras o ayudantes, muchas  de las cuales iban ligeras de ropa por la excesiva calor de la zona y aprovechando su posición de tercera edad, muchas veces les hacía conversación para alargar un poco más su turno, mientras hacía eso no perdía detalle de las piernas de las enfermeritas que eran adornadas con esas típicas minifaldas blancas y tampoco perdía detalle en los pechos de estas, las cuales muchas veces andaban con la blusita blanca con uno o dos botones sueltos, ocasionalmente las miradas eran tan descaradas que hasta las chicas más ingenuas se daban cuenta de lo que pasaba, pero como se trataba de un “ancianito” humilde, muchas veces lo pasaban por alto, es así que luego de un tiempo el viejo se ganó la fama de viejo verde y casi todas las chicas de labor social y enfermeras sabían quién era él, a algunas les resultaba asqueroso y lo evitaban, mientras que a otras simplemente les daba gracia y por seguirle el juego se soltaban dos o tres botones para que el pervertido se alegre la vida con los lindos escotes que se formaban, desgraciadamente  para el anciano sólo se podía limitar a mirar, ya que la primera y única vez que quiso intentar algo más, se llevó tremendo problema, por parte de una de las enfermeras practicantes que se puso nerviosa apenas sintió una mano posarse sobre uno de su senos.
El viejo recordaba todo eso, le encantaba mirar todo tipo de senos , aunque sus preferidos siempre eran los voluptuosos, de esos grandes y firmes a la vista, pero que siempre dan un leve bamboleo natural al caminar, se le hacía agua la boca siempre que veía uno de esos y ahora tenía a una hermosa jovencita que poseía justo ese tipo de hermosos melones y estaban a su total disposición, los senos de Milly eran un manjar que no estaba dispuesto a soltarlo nunca, mientras recordaba , acomodo a la tierna muchacha de tal modo que los dos estaban cara a cara…bueno cara-senos, ya que el viejo se había bajado un poco para estar a la altura de esos melones, a pesar de que por la oscuridad del cuarto sus ojos no podían apreciar esos monumentos, el contacto de su rostro con ellos era más que suficiente, su horrible cara se hundía en esas suaves almohadas, su lengua empezó a recorrer desde la base hasta la punta de ese fino pezón de color café claro para perderse en este último y darle un trato especial, donde alternaba entre lamer y dar pequeños mordiscos con su labios resecos, el miembro del anciano estaba totalmente empalmado como si hubiera tomado un potente viagra , por lo que volvió a ponerlo entre los suaves muslos de la jovencita, estuvo en ese lapso por maso menos 20 minutos cuando sintió que se quería venir, don Eulalio aun quería seguir disfrutando de ese formidable cuerpo pero el cansancio y el licor en la cabeza pudo más , así que chupo con todas sus fuerzas el seno izquierdo de la nena mientras lanzaba  3 potentes chorros de semen en la ropa interior y sabanas , luego de eso se quedo profundamente dormido sin desprenderse de sus melones favoritos y tal cual así fue como lo encontró Milly, pegado a ella como un bebe, un feo y arrugado bebe.
Milly acomodó a su viejo amante y tomándolo suavemente fue desprendiendo poco a poco los labios resecos de su ya hinchado pezón el cual al sacarlo estaba todo baboso y adolorido de todas las fuertes succiones que le había dado el viejo como si tratara a toda costa de sacarle algo de leche para alimentar su deforme cuerpo. Luego de poner cómodo y tapar a su macho ,la linda universitaria se percató de que a pesar de que ayer en la noche se había bañado con finas especias y perfumes , el olor corporal del viejo se le había pegado ,por lo cual se levantó , fue a su cuarto, se dio una ducha rápida y se cambió de ropa interior , eligió una semi-tanga negra que fue acompañado de un pequeño short ya que el calor en la mañana era insoportable, debido al dolor de su pezón izquierdo decidido no ponerse ningún brasier, solo se puso una cómoda musculosa con amplio escote. A medida que se alistaba volvían a ella todos los momentos apasionados que paso con aquel hombre horrible, sentía una mezcla de calentura con arrepentimiento, aun no podía creer que se había encamado con un viejo indigente y peor aun que este le había dado la cogida de su vida, fue la primera vez que un hombre la había hecho correr y aun recordaba esa genial experiencia, pero por otro lado ser la mujer de tan repugnante sujeto ahora le daba náuseas y sentía una vez más las ganas de llorar por él arrepentimiento ,deseaba que todo esto nunca hubiera pasado, pero por más triste que se pusiera , sabía que tenía que enfrentar la realidad, de momento no sabía qué hacer con su semental anciano , sabía que botarlo a su suerte no era una opción válida ya que este podría reaccionar mal, así que tendría que negociar de alguna forma para que se vaya y la deje en paz, pero no se le ocurría ninguna forma de lograr eso sin pensar en usar su cuerpo. 
 La nena era un mar de dudas, había pasado la noche más excitante de su vida, pero por otra parte ya no quería saber más del viejo al menos por ahora, una de sus fantasías sexuales se había cumplido y con creces, de manera que sólo quería descansar y despejar su mente, fue a la cocina del tercer piso para percatarse si la empleada se había despertado y efectivamente, ahí se encontraba ella preparando el desayuno.
--Buenos días doña Petronila 
-Buenos días señorita, que lindo día ¿verdad? 
--Si, aunque el calor es insoportable. 
- ¿Durmió bien anoche? --pregunto con un leve tono sarcástico el cual no se percato la aun somnolienta muchacha 
--Haa esteee sí, dormí bien gracias 
-Le prepare el desayuno, dentro de un momento bajare al primer piso a empezar a limpiar 
--Muchas gracias – en ese momento Milly se acordó que había dejado algunas cosas alborotadas en la parte de abajo por culpa de su "querido" semental --esteee ante de comer iré a hacer unas cosillas que se me olvido.
-¿Que cosillas? 

--Mmm cosillas–reía Milly algo nerviosa
La vieja empleada intuía de que se trataba la cosa y para no hacer más incómodo el momento dejo que la nena se vaya, Milly bajó como un rayo, ordenó el minibar de su padre y arreglo el desorden de la noche anterior, todo en menos de cinco minutos para nuevamente ir a la cocina y como si nada hubiera pasado se dispuso a comer su desayuno.  
- ¿Ya acabaste con lo que tenía que hacer?
--Sí ya acabé, eran algunos detallitos sin importancia 
 -Ah ok
La vieja sabia maso menos lo que había pasado ayer, tenía la completa seguridad que su pequeña ama había traído seguramente a un hermoso chico y después de beber algunas copas tuvieron intimidad. además, intuía que la niña quería sacar a su "joven y hermosa" pareja de la casa, pero debido a la vergüenza no podía hacerlo por lo que decidido aligerar un poco la situación.
 -Sabe señorita, hoy iré a hacer las compras para el fin de semana
 Los ojos  color miel de Milly se iluminaron, sabía que era la oportunidad perfecta para que el viejo se largue, ahora sólo tendría que pensar en cómo hacerlo, tal vez necesitaría algo de tiempo, por lo cual le pidió a su empleada que luego de hacer las comprar le hiciera un par de mandados ya que ella tenía que quedarse en casa para estudiar para un curso online según ella, la empleada no se creyó el cuento, pero accedió al pedido de la muchacha, una vez que doña Petrolina se fue, Milly se dirigió  rápidamente al cuarto de su hermanita donde el viejo dormía plácidamente como una roca.
 --Doooon-- susurraba en el odio peludo del viejo-- doooon despierte por favor ya es de día 
- ¿Haaa?? Noooo molesssbyhf 
  El viejo aún seguía con la resaca y no se entendía lo que decía. 
 --Doooon plissss levántese le preparare algo de comer para que se ponga mejor 
-Noo yoo djscndvndjs 
 Otra vez la nena no entendía nada de lo que decía a media lengua el viejo borracho, pero tenía que hacerlo levantar de algún modo ya que no sabía cuánto duerme una persona de la tercera edad con resaca y le preocupaba que se tomara toda la tarde.
--Señor Eulalio ¿no quiere ver el lindo short que me puse?
La nena apelaba al instinto calenturiento del anciano para que vuelva en sí, pero una vez más la respuesta fue negativa, realmente el viejo se había pasado de copas, pero era entendible, pasar de beber puro alcohol barato con algo de saborizantes a tomar licores de gran calidad era el sueño incluso de la clase media. 
 Milly no sabía que más hacer, por un momento se le paso por la cabeza hacer algo más pervertido para intentar levantarlo, pero desistió de la idea con una leve cachetada propinada por ella misma para que entre en razón y no piense tonterías, luego de un par de intentos fallidos más, Milly finalmente se rindió, sabía que doña Petrolina se demoraría en el mercado al menos unas 2-3 horas y con los mandados que le pidió tal vez tendría un par de horas más, por lo cual decidido que su horrible y deforme pareja sexual descanse un poco mas. 
Mientras el horrible sujeto dormía, la muchacha decidió cambiar las sabanas que se encontraban manchadas por las tremendas corridas que lanzo el asqueroso tipo, metió en la lavadora junto con su ropa y la ropa interior de su hermana, al momento de cambiar las sabanas vio una vez más a su asqueroso amante desnudo, ese arrugado y deforme cuerpo cubierto por varias matas de pelos que le salían por todos lados, era una visión realmente deprimente, pero si algo rescataba era el miembro de este que aun en reposo se veía que tiene unas dimensiones considerables dignas de cualquier macho, la nena se paso un rato mirando la verga del dormido viejo pensando en como esa verga la hizo sentir tan bien, tanto en ese horrible basurero como en su casa, por unos momentos sintió el impulso de tocarla suavemente para recordarla mejor, pero justo cuando la iba a agarrar se volvió  a dar otra cachetada, esta vez un poco más fuerte para reaccionar de la locura que estaba a punto de hacer. 
 La bella muchacha a pesar de la ducha fría que se metió, seguía teniendo la cabeza algo caliente y para despejarse totalmente decidió ir a trotar un rato al parque como lo hacía cada mañana. Se puso una pantaloneta de licra negro y un top del mismo color, dentro de este top no se puso ningún sujetador ya que aun sentía muy sensibles sus pechos de las tremendas agasajadas que había recibido durante toda la noche, se hizo una cola de caballo y se fue a trotar un rato cerciorándose de que el viejo siga durmiendo como una roca. 
 Una vez en la calle las miraban lascivas a su bello cuerpo no se hicieron esperar, ojos masculinos de todas las edades miraban descaradamente el cuerpo de Milly moverse al ritmo de un trote suave, donde sus deseables pechos al no llevar sujetador se movían de una forma más libre al igual que sus poderosas y firmes nalgas que al estar metidas en esa licra dejaba muy poco a la imaginación 
 La cabeza de Milly era un mar de dudas, tenía que sacar de su casa a ese horrible y asqueroso sujeto que por más que lo baño aún seguía teniendo un aspecto y olor desagradable, pero también sabía que prácticamente todo fue bajo su consentimiento, su cuerpo jamás había sentido una sensación tan placentera en sus 22 años. Al llegar a su habitual parque, la hermosa universitaria decidió hacer unos cuantos estiramientos, mientras hacia los estiramientos recordaba escena por escena todas las cosas que hizo con el afortunado viejo, desde los besos, las rudas bofetadas que le daba sus grandes y firmes nalgas, la forma como lamia y chupaba sus pechos, ese enorme trozo de carne que la hizo sentir mujer por primera vez ya que antes jamás había llegado a un orgasmo en sus pocas experiencias sexuales con sus ex-noviecitos, todos esos recuerdos la asqueaban pero a la vez la calentaban -- ¿cómo era posible que un viejo senil sea capaz de aguantar tanto?¿será que la mayoría de los viejos cogen así se rico?¿qué haré ahora con don Eulalio?--esas preguntas y muchas otras más rondaban la cabeza de Milly mientras hacia sus estiramientos a vista de todos los pervertidos de ese sector del parque que se recreaban con tan maravilloso trasero que se lucia en todo su esplendor cuando  hacia estiramientos para relajar sus piernas y muslos, la nena se percató de algunos de sus espectadores, dio una mirada rápida mientras hacia el movimiento de que cambiaba de ejercicio, su vista fue fugaz y certera, diviso a unos mocosos que se dedicaban a limpiar las lunas de los vehículos mirar de reojo su trasero aunque estos querían fingir que solo estaban hablando sus evidentes erecciones en sus pantalones decían lo contrario, luego volvió a cambiar de ejercicio y  dio otra mirada rápida, esta vez  vio un par de ancianos en unas bancas más al fondo que estaban intentado jugar ajedrez y sí que lo intentaban ya que tener a una hermosa jovencita haciendo ejercicios casi al frente tuyo no te permitía concentrarte en el juego, la nena no pudo evitar relacionarlos con su viejo amante, ya que ambos tenían la misma apariencia demacrada y arrugada de una vida humilde y difícil, su mente volvió a volar e imaginarse muchas cosas , así que un poco motivada por esas desvergonzadas miradas decidió darles un pequeño obsequio para alegrarles la mañana y que tengan algo que pensar el resto del día, así que se relajo, tomo aire y con las puntas de los dedos tocaba las puntas de sus pies, dándoles así a los viejos y a los mocosos(los cuales habían sacado sus celulares que seguramente eran robados y empezaron a grabar sin importarles ya que los descubrieran o no) la mejor vista posible de su firme y bien trabajado trasero ,la nena trataba de levantar bien su cola para que esos viejitos tengan en algo que pensar el resto del día, de reojo Milly miraba como los viejos no perdían detalle y se codeaban entre ellos para molestarse como fueran unos jovenzuelos otra vez, para la alegría de la muchacha noto que a ambos ya se les notaba una leve carpa por encima de sus amplios pantalones , lo que le indicaba que aun gozaban de buena salud en esa zona, cosa que le alegro mucho.

Para mala suerte de los vejetes ,un grupo de señoras se acercaba al lugar y la jovencita tuvo que dejar de hacer tales posturas para sus afortunados espectadores, Milly decidió continuar su camino por el amplio parque algo fastidiada por qué le hubiera gustado darles un poco más de espectáculo a esos míseros ancianos, pero al menos tenía la reconfortante idea de que hoy pensaran en ella cuando lleguen a sus casas.  

 Continuando su camino diviso al viejo barrendero, el mismo que Milly había admitido que le calentaba cuando le lanzaba miradas morbosas aun cuando estaba junto a su mujer, lo curioso es que esta vez   lo veía sin la vieja antipática de su esposa, nunca había cruzado palabra con el señor, pero recordó que cuando estaba con don Eulalio, este le dijo que lo tenía que seducir y jugar con él un poco.
Ella estaba confiada de que no sería muy difícil calentar al viejo, así que se acercó, con voz dulce se presentó y a modo de romper el hielo le pregunto una dirección, el viejo con toda la amabilidad del mundo respondió de manera cortés y le dio la mejor ruta para llegar a tal dirección que se había inventado la jovencita, Milly estaba extrañada, el viejo no le había lanzado ninguna mirada morbosa a sus piernas o a sus formidables pechos,  realmente le dio en el orgullo que no despertara ninguna reacción pervertida en el viejo ahora que estaba cerca al --esto es muy raro, de seguro alguien o algo lo está vigilando y por eso no me mira como otros días— se justificaba dentro suyo la jovencita, pero Milly como toda chica orgullosa de su cuerpo no iba a rendirse tan  fácil , sabía que además de barrer las calles, a veces le encargaban podar ciertos sectores del parque a lo cual la bella muchacha ya con un poco más de confianza le dijo si podía acercarse el día de mañana a podar un poco su jardín a lo cual el viejo se negó en un principio argumentando que ya no estaba para esos trabajos domiciliarios, pero ante la insistencia de Milly acepto, la jovencita satisfecha de haber logrado su cometido, le explico la dirección exacta de su casa, se lo anoto en un papelito, se despidió y siguió su camino, hasta en la despedida el viejo se mostro cortés y en ningún momento desvió la mirada, lo cual ya hasta irritaba un poco a Milly ya que ni su voz de niña inocente movieron un solo pelo al viejo, pero sabía que tendría su revancha y cuando ese momento llegué, le iba a dar una buena calentura visual al viejo para enseñarle quien manda.  

Wednesday, December 12, 2018

Carmen 3






Lo prometido es deuda y aquí les traigo la tercera parte de la saga, espero les agrade, siéntanse libres de comentar o pueden mandarme sugerencias u opiniones por un mensaje privado, gracias!

Al siguiente día, Juan se levantó de su cama y bajó a la sala donde ya se encontraba su hermano preparando el desayuno para su hijos.
Carmen bien vestida con una blusa de tirantes blanca y un short rosado que le apretaba su culito como de costumbre.
Juan se sentó a la mesa y junto con su hermano y sobrinos empezaron a desayunar.
Pedro- Que tal se portaron los chamacos ayer carnal?
Juan- Muy bien hasta eso fíjate, vimos una película y les ordene pizza.
Carmen- Es cierto papá, el tío es muy bueno con nosotros, nos compra cosas y nos saca a pasear al parque.
Pedro- Ah que bien, me alegro de que estés contenta con tu tío Carmen.
Carmen- Si, es mi tío favorito.
Carmen miró a Juan con una sonrisa de complicidad a la que el correspondió guiñándole el ojo y sonriendo.
Más tarde, todos salieron al parque y mientras Pedro jugaba fútbol con Arturo y Fito, Juan y Carmen se quedaron en los columpios platicando.
Carmen- Que rico lo de anoche no tío?
Juan- Muy rico hija, pero de esto nadie se puede enterar, tiene que ser nuestro secreto o tu papá no me dejara verte más.
Carmen- No te preocupes tío, yo no diré nada a nadie.
Pero dime, me visitaras así todas las noches en mi cuarto?
Juan- Solo cuando tu papá trabaje mi amor, porque no quiero que se dé cuenta, así que cuando él se quede en casa cierra la puerta de tu cuarto con seguro, así el pensara que lo haces cuando él no está también.
Carmen- Muy buena idea, y cuando él no esté la dejaré abierta para que puedas entrar y poder hacer nuestras travesuritas.
Juan- En verdad te gusto lo que hicimos Carmen?
Carmen- Claro que me gusto tío, al principio fue raro, pero cuando me mamaste mi vaginita sentí tan rico que quiero volverlo a hacer!
Juan- Y te gusto chupar mi verga?
Carmen- Me encanto, pero está muy grande, tardare en poder meterla toda en mi boca.
Imagínate cuanto vas a batallar para metérmela en mi vagina.
Juan- No amor, eso todavía no.
Carmen- Pero por qué? A mi hermana si se la meten sus novios.
Juan- Si hija, pero ella es más grande, ya puede aguantar, tu todavía eres una nena, pero ya llegara el momento no te desesperes.
Por lo pronto, confórmate con mi lengua, seguirás tomando mi semen en veces y en veces te lo echaré en esas hermosas nalguitas que tienes mi amor.
Carmen- En verdad te gustan mis nalgas tío?
Juan- Eso fue lo que más me gusto de ti mi vida, las tienes bien suavecitas y morenitas como me gustan.
Carmen- A mí me gusta mucho cuando me las muerdes, y luego cuando me las abres para lamer mi culito.
Juan- Si te portas bien, esta noche jugaremos de nuevo hija.
Y así pasó, Pedro se fue a su trabajo como de costumbre y mientras sus hermanos veían tele, Carmen se ponía a dibujar acostada boca abajo frente a su tío y levantando su colita para que el la disfrutara.
De vez en cuando, ella volteaba a sonreírle a su tío quien disfrutaba de esa hermosa nena.
Llegó la noche y cada quien a su cuarto, cuando todos estaban dormidos, Juan se dirigió hacia el cuarto de su sobrina y encontró la puerta abierta.
Carmen- Pensé que no vendrías tío.
Ella lo esperaba despierta envuelta en la cobija de su cama, Juan se dirigió hacia ella y al destaparla se dio cuenta que Carmen estaba completamente desnuda bajo la sabana.
Juan- Uy Carmencita, ya estas lista para tu tío.
Carmen no dijo nada, solo se levantó y abrazo a su tío quien sin perder el tiempo empezó a estrujar sus nalgas.
Se vieron un minuto a los ojos y se fundieron en un gran beso, sus lenguas parecían una, a pesar de su edad, Carmen besaba muy bien.
Siguieron besándose y Juan se empezó a quitar la camisa y el short para quedar desnudo frente a su sobrina.
Carmen se separó de su tío, le dio la espalda y lentamente se arrodilló y colocó su cabeza sobre sus manos dejando su culito bien parado ofreciéndolo a su tío.
Juan- Pero que hermosa te ves así mi amor.
Diciendo esto, Juan quedo detrás de Carmen y comenzó a besar y morder esas nalguitas llenándolas de saliva por completo.
Voluntariamente, Carmen llevó sus manitas hasta sus nalgas para hacer presión y abrirlas lo más posible y dejar su vagina y ano completamente expuestos para que Juan los gozara.
Después de unos minutos de sexo oral en el que Carmen tuvo varios orgasmos, Juan la levantó y llevó su verga hasta su boca.
Ella sabía bien que hacer y la tomó entre sus manos y como una experta la engullo hasta que le llegó a la garganta.
Juan le follaba la boca con destreza y ella solo lo veía como gozaba, esa imagen de su sobrina mamando su enorme verga y viéndolo a los ojos, hizo que Juan no soportara mucho y con un gemido le lleno de semen la boca.
Ella trago cada gota y siguió mamando hasta dejar el pene de su tío completamente limpio.
Juan guardó celosamente, las fotos que le había tomado a su hermosa y joven sobrina mientras ella estaba a gatas y después mientras le mamaba la verga.
Los dos se acostaron en la cama de Carmen, y después de unos minutos ella se quedó completamente dormida y desnuda.
Juan se levantó y la acomodo boca abajo, coloco su verga ya parada de nuevo, en medio de las nalguitas de Carmen y comenzó a moverse, siguió así durante unos minutos más hasta sentir que se terminaba y se levantó para echar chorros y chorros de semen sobre el culito y la espalda de Carmen y tomo un par de fotos más.
Sin limpiarla, le puso la blusita y el calzón, cerró la puerta y se fue a dormir.
Durante varios días, se repetía lo mismo por las noches.
Juan visitaba a Carmen, le provocaba varios orgasmos con la lengua y luego ella terminaba por tragar el semen de su tío o recibirlo en sus suculentas nalgas.
No se oponía a nada que su tío hiciera con ella, tomarle fotos, mamarle el ano, la vagina, meterle la verga hasta la garganta.
Había veces que la ponía a gatas solo para darle de nalgadas o vaciarse sobre su culo y espalda.

Así pasaron los días, el amor de Carmen por su tío crecía cada día más, pero no sabía que lo mejor estaba por venir.


LGBT: De cancaneo en la ciudad.





Me fue llevando por la mano, hasta donde había un barco pequeño que estaba en reparación, allí me agarró el cinturón y fue desabrochando hasta que consiguió desabrocharlo todo, para empezar a desabotonarme el pantalón, e irlo bajándolo junto al slip.
Hoy se llama cancaneo o cruising, a la práctica homosexual que se hace en lugares públicos, y puede haber mirones, voyeristas, o no.
En mis comienzos de practicar esta manera de relación homosexual, en la ciudad en la que vivo, no tenía idea de dicho nombre a esta práctica sexual. Lo que sí sabía es que era excitante, arriesgada, y que podías ser visto o encontrado realizando el sexo, en cualquier momento.
Yo lo he hecho en lugares insospechados, y la mayoría de las veces en el centro de la ciudad en que vivo. Unas veces era en el vestíbulo de un comercio mirando el escaparate, o en la entrada de algún banco, el cual tenía una entrada amplia, otras veces en entradas a algún portal o garaje, etc.
Con la persona que solía tener dichos encuentros sexuales, era bastante más mayor que yo, rondaría los 60 años, y siempre le gustaba darme por el culo, en lugares públicos y como digo imprevisibles. Yo la verdad, era que al principio me ponía muy nervioso, y prefería hacerlo en cualquier otro lugar. Pero poco a poco, la excitación que sentía al ser follado en tales circunstancias me hizo seguir y dejarme ser enculado en estos lugares.
La primera vez que conocí a mi maduro enculador, fue una noche de un día de primavera. Estaba saliendo de los jardines del centro de mi ciudad; jardines de Méndez Núñez; en los que había ido para ser follado o lo que surgiera.
Salía en dirección a la dársena, iba sin prisas ya que aún era algo temprano, sería al rededor de las 11 de la noche. Cuando me dí cuenta que estaba siendo seguido por una persona. Al llegar a la dársena, seguí en dirección al hotel Finisterre, pero pegado a la dársena, ya que dicho camino llegaba hasta la pared de la Solana; complejo deportivo y recreativo; ahí lo que había eran unos astilleros de los barcos de basura o del día; hoy es esa parte el paseo marítimo, Francisco Vázquez. De vez en cuando miraba hacia atrás y veía que él venía siguiéndome. Cuando llegué al final, había que dar vuelta y volver por donde había venido. Cuando llegué a la altura de él, mei fijé y comprobé que era una persona madura, que estaría rondando los 60 años. Se me acercó, no recuerdo de que me habló, pero al rato de estar hablando ya me estaba echando mano a mi paquete y acariciando el culo.
Me fue llevando por la mano, hasta donde había un barco pequeño que estaba en reparación, allí me agarró el cinturón, y fue desabrochando hasta que consiguió desabrocharlo todo, para empezar a desabotonarme el pantalón, e irlo bajando junto al slip, mientras no cejaba de manosearme metiéndome mano.
Yo estaba nerviosísimo, ya que allí cualquiera que pasase por la parte de arriba de la calle; era el paseo del parrote, o avenida de la dársena; nos vería sin ninguna dificultad, ya que no había nada delante que nos pudiera servir de refugio de las miradas. Incluso no sabía si había vigilantes en el barco o en aquellos astilleros artesanales.
Parecía un lobo con su presa tierna y jovencita, al que no daba tregua. Ya me tenía con los pantalones y slip por los tobillos, cuando empezó a abrazarme, agarrar mi polla y huevos, mientras con su boca buscaba la mía, cosa que consiguió, metiendo su lengua en mi boca saboreando mi lengua, morderme los labios, luego seguir por la cara, orejas y cuello, hasta hacerme gemir.
¡Dios! No me daba tregua, yo estaba todo nervioso mirando para todas partes. Estaba como un flan, y una excitación que me hacía temblar las piernas.
-Aquí no, aquí nos pueden ver, le decía yo.
-Calla, calla, me susurraba él, mientras no paraba de abrazarme, metiéndome mano por todas partes. Tranquilo, que por aquí no pasa nadie, me decía sin soltar su presa. Cuando empezó a acariciar mi polla, bajando la piel del prepucio, mientras me seguía hablando, ¡ooohhh Que bueno estás! Tu tranquilo, ya verás que aquí no nos van a molestar.
Cuando de pronto empezó a subirme la camisa hasta el cuello, mientras entre jadeos me decía, ¡ooohhh putito que bueno estás! Que culito y pezoncitos tienes, ¡ufff! Que duritos los tienes, mientras con su mano, me pellizcaba los pezones, ¡ooohhh que cosita más rica!
Mientras tanto yo con los nervios y el tembleque que tenía, le fui sacando la polla del pantalón para empezar a acariciarla, bajando la piel del prepucio y sobarle los huevos. Le bajé un poco el pantalón y slip, cuando él me sujetó la mano y me dijo, deja que, si no me voy a correr, y quiero disfrutar de este culito tan rico que tienes.
¡Bufff! Putito, me tienes a mil, joder que bueno estás.



Empezó a meterme un dedo en el culo mientras con su boca iba mordiendo el cuello, para ir bajando hasta mi polla, y meterla en la boca. ¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Suspiré mientras agarraba su cabeza para apoyarme ya que temblaba como un corderito cuando acaba de nacer. Notar aquella húmeda boca chupar mi polla y su dedo entrando en mi ano abriendo mi culito, me había dado un inmenso placer, haciéndome temblar aún más y que abriera más las piernas.  
Vamos para otro sitio le pedía yo, mientras suspiraba del gusto que me estaba haciendo sentir, ¡ooohhh ohhh! Gemía agarrado a su cabeza sin que mis piernas dejaran de temblar.
-Aquí nos pueden ver, le decía.
Pero él no estaba dispuesto a soltar aquella presa, era como un lobo con su presa en la boca, y no había manera de hacerle soltar aquella presa; un jovencito caliente y excitado, listo para ser follado y por encima estaba para comerlo todo. Que culito tenía, era un culito divino. Aquella presa no se le iba escapar, por supuesto que no.
Y por supuesto que no me escapé de aquel lobo que estaba dispuesto a comerme, y que ya estaba de vuelta de la vida.
Me fue dando la vuelta y tan pronto enfiló mi culito, me agarró por la espalda los huevos y polla, y echando su cuerpo encima de mi espalda, para que así me curvara el cuerpo, me fue metiendo su rica polla en mi jovencito y tierno culito. ¡Bufff! Ya me la tenía metida toda en el culo.
Ya la tienes toda dentro putito, ¡aaahhh que gustito me estás dando! ¡aaahhh que calentito se siente putito!
Empezó con un suave movimiento de cadera, mientras con sus manos, me sujetaba los huevos y con su cabeza y cuerpo, me hacía estar inclinado haciendo que mi culito fuese tragando su polla. ¡Ohhh dios! Que gusto y nervios tenía.
El maduro aquel, me estaba follando en plena calle donde podíamos ser vistos en cualquier momento, pero realmente me estaba gustando y me tenía excitadísimo, me tenía a mil. Y como disfrutaba, ¡ooohhh! Joder que morbo sentía, no tardaría mucho en correrme si aquello no terminaba pronto.
Ahora ya me agarraba por mis estrechitas caderas y me daba con toda su fuerza, mientras yo estaba casi en ángulo recto, mientras el lobo, jadeaba y me decía, ¡ooohhh! Quédate así, que así te entra mejor, ¡ooohhh que gusto! Que culito, mmm.
La verdad es que sí acabó pronto, ya que el lobo aquel era de gatillazo fácil, y después de unas rápidas y profundas estocadas, me dejó toda su leche dentro de mi tierno y jovencito culito. ¡aaahhh ya me vengo! Ya me vengo, gritaba el lobo, mientras enculaba aquel jovencito.
Sacó su polla de mi culito después de haberse corrido dentro, dejándome su esperma en lo más profundo de mis entrañas. Cuando de pronto sacó un papel de su bolsillo, se limpió la polla para luego pasármelo por el ojete de mi culito, y cuando terminó de limpiarme, se lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
Cuando los dos nos compusimos y estábamos listos para seguir camino, nos fuimos de allí los dos. Me fue hablando, me dijo que nunca me había visto, que él vivía allí a lado; era en Riego de Agua; que yo estaba muy bueno y que le había gustado mucho, que me había visto salir de los jardines de Méndez Núñez, me siguió, ya que le gustaba, y le parecía buena persona. Me dio la mano, se presentó, para luego invitarme a fumar, y en que ya quedaríamos otra vez, que él solía andar por el centro, pero que no solía entrar en los jardines.
Él se quedó donde vivía, yo seguí camino hacia los jardines, ya que estaba más caliente que cuando me estaba dando por el culo. Ahora llevaba el culo abierto, llenito de leche, así que lo tenía bien lubricado para que lo siguieran follando.
A partir de ahí, cada vez que lo veía sabía que iba ser follado por él. Solía pasear por la calle Real, Cantones, Durán Loriga, San Andrés, Alameda, etc. Esa solía ser su ruta de caza.
Cada vez que me veía, o yo lo veía, sabía que ese día me iba follar. Siempre me dejaba más caliente que cuando me empezaba a follar, ya que no duraba mucho sus enculadas, desde la primera vez, que es la que he contado, hasta la última que recuerdo.
Siempre me follaba en el centro de la ciudad, una vez en Durán Loriga, en la entrada al banco Banesto, otra vez en la entrada al garaje al edificio de la Xunta, en la plaza de Pontevedra; ahí nos vieron en plena función, un conductor, que entraba con su coche;  solamente recuerdo que me follara una vez en un lugar más resguardado, y fue en su coche, era un Ford fiesta, me llevó hasta el monte de la Zapateira, bajando por la pista forestal, hacia Vilaboa, allí me folló dentro del coche, haciéndome poner en pelota picada. Me quitó toda la ropa, me mandó pasar a los asientos de atrás, donde levantándome las piernas y ponerlas en sus hombros, me la metió en el culo.
Fue tan rápida la follada, que quedé con más ganas de que me dieran por el culo, que cuando monté en el coche. Ni siquiera me sacó del vehículo, así totalmente desnudo como estaba, y haberme dado por el culito en aquellos parajes. O haberme dejado que le chupara la polla, o que me hubiera meado el cuerpo, en fin, que fue una follada de aquí te pillo, aquí te mato.



Aquel día fue el único día que lo pude ver totalmente desnudo, pero fue tan rápido la follada, que la verdad es que no valía la pena ir tan lejos para acabar tan pronto. Lo excitante de ser follado por él, era hacerlo en el centro de la ciudad, y ser follado en donde solía rondar a sus presas. No solo lo hacía conmigo, ya que lo tengo visto hacer con otros mariconcitos.
Otra de las folladas que me dio, y que recuerdo con agrado, fue en la calle huertas; es la calle que va desde Durán Loriga, hasta San Andrés. Ahí me folló en la entrada a un portal, después de haberlo intentado en otros lugares.
Aquel portal, tenía a su derecha la entrada al garaje al edificio, y antes de entrar al edificio, antes de llegar a los timbres, había un pequeño rellano. Pues allí después de hacerme de todo, consiguió bajarme los pantalones por detrás, ya que yo me los sujetaba por delante, para que no me cayeran hasta los tobillos.
Antes de llegar hasta este punto, ya me había metido un dedo en mi culito, me había comido con su boca las orejas, cuello, mordido los labios, y haberme morreado y meterme la lengua hasta lo más profundo de mi garganta.
Por supuesto que yo andaba más salido que una manada de perras en celo, y necesitaba una polla en mi culito, para que lo calmaran.
Aquel día, yo estaba más nervioso que nunca, y es que había bastante gente por el centro de la ciudad, y a los lugares que habíamos ido, no paraba de pasar gente. Así que los dos estábamos salidos a más no poder, y tan pronto el lobo, consiguió tener mi culito al alcance de su polla, no dudó en metérmela toda dentro.
¡Dios! Ya me había enculado el muy cabrón, mientras yo sujetaba los pantalones para que no me cayeran a los tobillos, y eso que le dije que allí no, que era una temeridad. Joder, méteme mano, y si quieres te la chupo, pero es que aquí ya ves que no paran de pasar coches, e incluso gente.
Tan pronto me descuidé, ya me tenía enchufada la polla en el culo. ¡Bufff! Ya la tienes toda dentro, me dijo, no te muevas, espera un ratito así, mmm, suspiraba el lobo.
Joder, que terminé pronto, pensaba yo para mis adentros, mientras con una mano me sujetaba los pantalones. Inclinaba el cuerpo para permitirle bien la entrada en mi culito, mientras la cabeza la asomaba por ver si venía alguien, mmm, que rico se sentía aquello, pero temblaba de nervios, y seguro que de caliente que estaba.
¡Ufff! Que nervios y excitación tenía. Mi polla empezaba a gotear, y mi culito, pedía más y más polla.
¡Ahhh aaahhh! Ya me vengo, ya me vengo susurró él, ¡aaaahhh! Me vengo, me vengo, cuando empezó a llenarme el culito con su rica leche.
¡Bufff! Ya no podía más con aquellos nervios, y por encima, ahora estaba más caliente y salido que cuando me había metido su polla en el culito.
Me dijo si quería que me pajeara, pero le dije que no, que estaba nervioso, y además quería que me siguieran follando.
Que maricón y putito estás hecho, te gusta el rabo más que un caramelo a un niño. Tienes un culito de muerte, pero es bien vicioso y putito  ese culito.
Sacó un papel, nos limpiamos y como hacía siempre, se lo metió en su bolsillo, para decir a continuación, hay que ser limpitos y curiosos, y no dejar restos de lo que se hace, así no sabrán que aquí estuvimos follando.
Una vez colocada la ropa y compuestos, nos fuimos paseando, él se marchó hacia Riego de Agua que era donde vivía, y yo a la altura del Banco Pastor, crucé hacia los jardines para ver si encontraba quien me siguiera follando aquella noche. Aunque tuviera que ir a urgencias; es una zona de los jardines que así le llamábamos; esa noche no lo dudaría en entrar allí para ser follado, la primera polla que me encontrara, bingo, podía cantar el dueño de la misma, ya que yo no dudaría en poner mi culito a su entera disposición. Y si quería la boca, pues también la tendría, y si viene con un perro, pues hasta el chucho me podría meter la polla en el culo. y si son varios, pues mejor, ya pediría tregua mi culito y boca si es que la usaban.
Otra follada que recuerdo fue el día que me dio por el culo en la entrada al garaje del edificio de la Xunta. Esta entrada queda en la plaza de Pontevedra, justo al final de la calle Orzán.
Aquel día no recuerdo como llegamos hasta allí, solo sé que después de haberlo intentado en varios lugares, no fue capaz de darme por el culo, hasta que llegamos allí. Yo intentaba que fuésemos hasta los baños públicos de la plaza de Pontevedra, pero él no quería, así que me fue arrimando a la entrada al garaje, yo pensaba que tendría allí el coche; pero no, tan pronto me arrinconó en una de las esquinas de la entrada, se lanzó a por mí pantalón, y agarrando el cinturón, casi me lo arranca a la fuerza. Una vez me había soltado el cinturón, me bajó los pantalones y slip, yo con una mano los aguantaba, para que no me cayeran a los tobillos; ¡dios! que nervios tenía. Aquello parecía más una violación, que una follada consentida.
¡Ay! Grité cuando me estaba metiendo su polla en el culito. Y es que, con los nervios y las prisas que ese día tenía el maduro cazador de putitos, yo no estaba lo suficientemente dilatado y me había hecho daño aquella envestida.
Espera, espera, le pedí yo. Pero él sacó la polla de mi culito para volver a meterla sin contemplaciones, ¡aaahhh! Ahora sí, ahora ya me la había clavado toda mientras con sus manos, me sujetaba para que no escapara.
¡Ahhh! Ya está, ¡aaahhh! Ya te la he metido toda, mmm. No te muevas que ya verás que bien se siente.
Empezó a mover sus caderas mientras no dejaba de gemir, ¡ooohhh mi putito! Que ganas tengo hoy, te voy a dejar el culito llenito de leche, mmm.
La verdad es que ahora me estaba gustando aquella follada. Los nervios me hacían estar excitado a más no poder, y estaba gozando con aquella verga dentro de mi culo.
Estaba ya a punto de acabar de darme por el culo, cuando de repente entraba un coche en el garaje. Estoy seguro de que el hombre que iba dentro, además de vernos perfectamente, se debió llevar una sorpresa descomunal. Pero él no dejó de darme por el culo, y es que estaba empezando a soltar toda la leche dentro de mi culito, mmm, que cosa más excitante y que morbo sentía en aquellos momentos. Una vez terminó de correrse dentro de mi culito, salimos escopeteados de allí.
Joder, íbamos acomodando la ropa por el camino. Yo sujetando los pantalones, mientras trataba de abrocharme con una mano los mismos.
Aquello me había puesto caliente como un burro, y además ahora iba con el culo abierto y derramando leche. Ya que notaba como me escurría por las piernas el semen de aquel maduro cazador, al cual le gustaba dar por el culo a jovencitos como yo, en las situaciones más comprometidas.
Otra follada que me dio, y sin duda alguna fue la mejor, fue un día que lo encontré a eso de las 2 de la madrugada en el Cantón Grande, fue a la altura del cine avenida. en ese edificio, hay como unas galerías, que rodean lo que es el portal al edificio, quedando al fondo la entrada al cine, así como otros comercios.
Cuando lo vi, lo que hice fue entrar en esas galerías y quedarme mirando la cartelera, mientras daba la vuelta a esa especie de galerías.
No dudó él en seguirme, ya que me había visto perfectamente. Tan pronto estuvo a mi lado, se abalanzó sobre mí, abrazándome con sus manos para con su boca, empezar a morderme el cuello, siguiendo hasta alcanzar mi boca. Cuando se apoderó de mi boca, me metió su lengua saboreando como un loco. Metió tan adentro su lengua, que creo que ese día me llegó hasta las amígdalas. Tenía cara de lujuria, parecía un loco salido, deseoso de sexo.
¡Dios! Era como un pulpo que me abrazaba con sus tentáculos. No paraba de abrazarme, comerme con su boca y ya empezaba a querer sacarme los pantalones allí mismo. Por suerte lo pude parar, y es que allí no era buen sitio, ya que solía ser muy concurrido y era muy fácil que nos pillaran en plena función.
Por suerte me hizo caso, pero sin soltarme salimos de allí, me llevaba hacia el Cantón Pequeño. Al poco de salir, nos cruzamos con uno de los vigilantes que solían rondar por esa zona, ya que vigilaban los comercios de la zona. Al cruzarnos lo que me sorprendió, es que ambos se saludaron como si se conocieran de toda la vida, o como si fueran grandes amigos. No te preocupes, es amigo, me soltó el viejo lobo.
Seguimos andando hacia el Cantón Pequeño, cuando al poco de cruzarnos con el vigilante, yo disimuladamente, me giré a ver para donde iba el vigilante, cuando me fijé que el se había dado la vuelta también y nos quedaba observando. Le comenté el detalle al viejo lobo, y me respondió que estuviera tranquilo que, con ese vigilante, no habría problemas, era amigo.
La verdad es que iba caminando, e iba pensando del porqué no habría problemas con ese vigilante, iba sospechando que seguramente, sabría lo que solía hacer el viejo lobo. Vamos que sabría de sus andanzas. 
Al llegar a la altura de la calle Alameda, nos metimos por dicha calle, para salir en la calle Durán Loriga, mientras el viejo lobo, iba sobándome cada vez que tenía ocasión.
Como no encontrábamos un lugar adecuado, me fue llevando hasta la entrada al Banco Banesto. Allí nos paramos y el muy zorro, empezó a acorralarme, empezando a meterme mano por todas partes, hasta conseguir desabrocharme el cinturón, y desabotonarme parte del pantalón.
Joder, era como un pulpo metiendo sus tentáculos por todas partes. Hasta llegó a meterme un dedo en el culo, mmm, cómo estás putito, me decía, mientras yo además de nervioso y excitadísimo, le repetía que allí no, que allí no podía ser. Además, hasta puede haber cámaras de vigilancia. pero poco o nada parecía importarle. Tranquilo putito, que no pasa nada, ay que calentito tienes el culito, me decía. Cuando por la otra acera de enfrente, pasaba una persona. Fue entonces cuando paró y saliendo de allí, seguimos camino a la calle Santa Catalina.
Al llegar a dicha calle, subimos hacia San Andrés, haciéndolo por la acera de la derecha. Justo antes de llegar a la calle San Andrés, había un viejo comercio que solía estar siempre sin luz en el escaparate, y la entrada hacía como una l, justo por donde tenía la entrada al viejo edificio; en ese lugar ya lo había visto en varias ocasiones con otros putitos.
Allí me metió, y tan pronto me acorraló justo a la entrada del edificio, que era donde hace la l, ya no había manera de sujetarlo. Era como una caldera en ebullición. Me subió la camisa y chaqueta de punto que llevaba, hasta los hombros. Más que subir, casi me los arranca.
De esta manera empezó a morderme los pezones, haciéndome gemir, ¡aaahhh! Espera, le decía yo. Pero él en esos momentos era un lobo con su presa, y la lujuria que se le veía daba miedo.
Con sus manos empezó a desabrochar el cinturón, para seguir con el pantalón. Tan pronto lo consiguió, me agarró los slips, y de un manotazo me los bajó hasta los tobillos.
¡Dios! Ya me tenía en sus manos, y listo para hacer conmigo lo que quisiera. ¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemía yo mientras como pude le fui sacando su polla del pantalón.
¡Ay Putito! Ay como me tienes hoy, estoy que reviento, me estaba diciendo cuando una persona se quedó parada en la entrada al viejo comercio. Se quedó allí mirando, hasta que empezó a entrar al vernos allí a nosotros.
El cabronazo venía en busca del viejo, ya que sabía por donde buscarlo, y al vernos allí, se dio perfecta cuenta de lo que estaba sucediendo. Y es que era otro putito con los que el viejo lobo solía ir a follar.
Era mayor que yo el maricón, y estaba claro que no se iba ir sin aprovecharse de la situación. el viejo al verlo siguió con lo que estaba, diciéndome que tranquilo, que era otro maricón y que seguro quería participar.
El viejo me giró, y dejándome frente al maricón que ahora nos observaba, se colocó detrás mía, y ordenándole al recién llegado que pasase y me aguantara mientras él me iba dar por el culo.
Me hizo agachar y poner mi culito a su disposición, mientras el nuevo maricón, me agarraba la cabeza y con sus manos me acariciaba el cuerpo; ¡joder que bien lo estáis pasando!, soltó el maricón, mientras me acariciaba. Mientras el viejo, ya me estaba metiendo dos dedos en mi culito, y gemía, mmm, putito, ya estás todo mojadito. Hoy te voy llenar el culito de leche putito, ¡Joder! como me tienes hoy.
Yo estaba tan excitado y caliente, que solamente podía gemir, ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Mientras el viejo lobo me metía los dos dedos en mi culito y el otro maricón, me sujetaba la cabeza.
Dios, no sé cómo, pero el maricón ya tenía su polla de fuera, y tenía la punta de la polla toda babosa. Le estaba chorreando semen. Le agarré la polla con las manos, y sin pensarlo me la metí en la boca, ¡ooohhh ohhh maricón! Soltó este al notar como metía su polla en mi boca.
Mientras yo me aplicaba en chuparle la polla al maricón, el viejo lobo, ya me había sacado los dedos del culito y al momento, empezó a meterme la polla por el culo que estaba chorreando, y deseoso de que le metieran una polla.    ¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemía el viejo al meterme la polla en el culo, mmm, que calentito tienes el agujerito putito.
Clavó sus dedos en mis caderas y empezó a follarme sin compasión, mientras yo cada vez tragaba más polla del maricón que me sujetaba. Ahora el maricón con sus manos me pellizcaba los pezones, y decía así, así putito.
Poco duró el viejo follándome, ya que como siempre, era de meterla y al poco empezar a correrse. ¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Me corro, putito, ¡ooohhh! Me corro, me corro, y dando las últimas estocadas, me dejó enterrada la polla en el fondo del culito descargando su semen para poco a poco, irse recuperando. 
Cuando se compuso el viejo lobo, le dijo al maricón, ahora todo tuyo. No lo dudó el maricón, ni siquiera me preguntó nada. Me sacó la polla de la boca, y haciéndome girar, puso mi culito a disposición de su polla.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité cuando me metió aquella verga en el culo. El maricón tenía un poco más grande la polla que el viejo lobo.
Ahora era el viejo lobo el que me sujetaba la cabeza mientras me daba por el culo el maricón.
¡Ufff! que culito más rico tienes putito, me decía mientras me follaba.
Mientras tanto el viejo lobo, terminó de sacarme la camisa y chaqueta de punto que tenía a la altura de los hombros, el muy cabrón me la sacó por la cabeza sin desabrochar, ni ostias. Volvió a agarrarme la cabeza, y ahora me hizo chupar la polla flácida que le colgaba. Límpiamela bien putito, y no dejes ningún resto de lechita.
Estando así, de pronto noté como ambos se paraban y empezaban hablar con otra persona. Pasa pasa, le decían.     Joder, estáis pasándolo de puta madre, decía el que terminaba de llegar. Hoy veo que tenéis una rica, tierna y jovencita putita, decía, mientras me miraba como me follaban ambos por mis dos agujeritos.
Si quieres puedes ocupar mi sitio, le dijo el viejo lobo al recién llegado, que no era otro que el vigilante que nos habíamos saludado antes. No se hizo de rogar, se colocó delante de mi cara, y con la polla ya de fuera, me la empezó a meter en la boca. ¡Bufff! Que rico, ¡ooohhh que boquita tiene! 
Dios, aquello me estaba haciendo que mi polla empezase a gotear semen en todas direcciones. Y es que el maricón, no paraba de culearme, y con cada embestida, me bamboleaba sin parar, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Empezó a gemir el maricón mientras me clavaba más a fondo su polla en mi culito, empezando a soltar leche en lo más profundo del culo. ¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh putito te voy a preñar! ¡ooohhh que gusto! Soltó el maricón.
Cuando salió su polla de mi culito, el vigilante, no lo pensó dos veces. Me hizo levantar y cogiendo mi cara con sus manos, empezó a besarme como si aquello fuera el fin del mundo, ¡ooohhh que cosita rica! ¡ooohhh mi putita! Te voy a romper ese culito tan rico que tienes, mi amor.
Les pidió a los otros dos que no se fueran. El viejo quedó en la entrada vigilando, mientras el maricón se quedó ayudando al vigilante. El muy cabrón, mientras el vigilante me morreaba y sobaba por todas partes, empezó a sacarme los zapatos, para seguir con los pantalones y slip. Así estaréis más cómodos dijo el maricón.
Joder, ahora estaba desnudo por completo en la entrada a un comercio, siendo follado por tres personas, en plena noche, mmm, aquello era de lo más excitante, me tenían super caliente, nervioso y a la vez excitadísimo. Aquellos tres esa noche tenían a un jovencito en plena calle, desnudo por completo, y dispuesto para realizar de todo lo que se les antojase con él.
Cuando se cansó de magrearme el vigilante, me hizo girar y haciéndome inclinar, me sujetó por las caderas y de una estocada, me clavó aquella polla en mi culo.
¡Ahhh aaahhh! Que estrechito y calentito tienes el culito, ¡aaahhh mi amor que bien te entra! Te han llenado bien el culito de leche mi amor.
¡Ufff!, Resoplaba yo al notar como me estaba entrando aquel falo en mi culito, ¡ooohhh ohhh! Que placer sentía en esos momentos, mmm, aquello era maravilloso.
El vigilante que me estaba follando, era mucho más alto que yo y cada vez que me metía la polla en el culito, me levantaba en el aire. La verdad es que no le costaba mucho, ya que yo pesaba 58 kilos y con el corpachón que él era, no suponía gran cosa para él.
¡Ay mi amor! Me decía mientras me levantaba en el aire sujetándome con sus brazos y clavando su polla en el fondo de mi culito, mientras era ayudado a sujetarme por el maricón, que ya me había follado.
El maricón, aún tenía la polla de fuera y la tenía pegada a mi cara; me estaba embadurnando toda la cara, con los restos de semen que aún tenía, cada vez que el vigilante, me enterraba aquel mástil en mi culito.
Pero que joyita tenemos hoy, ¡dios que culito! Casi gritaba el vigilante, cada vez que me daba por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Suspiraba yo cada vez que sentía aquella polla llegar al fondo de mi culo. Además, cada vez me tenía que sujetar más fuerte al maricón, ya que el vigilante, prácticamente me tenía en el aire.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Que rica follada me estaba dando aquel semental, mmm, me estaba rompiendo el culito aquel vigilante y me estaba haciendo gozar de lo lindo.
Calla mi amor, no grites tanto que nos pueden escuchar, ¡ooohhh ohhh! Me decía entre suspiros, mientras me iba taladrando más mi culito con aquella rica vergota, mmm, ¡aaahhh! Pero que rico se siente tu culito, putita mía.
¡Ohhh! ¡ooohhh mi nenita! Esta noche vas a ir bien repletita de leche, ¡ooohhh! Te voy a dejar bien abierto y follado este culito, mi amor.
Ya me tenía totalmente en el aire, cuando teniendo toda su polla en lo más profundo de mi culo, empezaba a correrse. ¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Me voy, ya me voy, ¡ooohhh me corro! Me corro putita, suspiraba el vigilante soltando toda su lechita en el fondo de mi culo.
Dios, mi polla además de no parar de gotear semen y tenerla toda mojada, la tenía media flácida, y los huevos me colgaban más que nunca Y es que aquella enculada que me daba el vigilante, me hizo bajar la erección que hasta entonces tenía, mmm, que sensación más placentera estaba sintiendo esa noche.
Cuando me bajó y pude poner los pies en el suelo, me sacó la polla del culo, la tenía toda mojada del semen que ya tenía dentro de mi culito, me fue girando, y con las manos ahora en mis hombros, me empujaba para que me agachara y le chupara la polla que todavía se veía triunfante y tiesa. Límpiamela bien mi amor, con esa boquita tan rica que tienes.
Abrí la boca y sujetándome con mis manos en sus caderas, fui engullendo aquel majestuoso pene. Así así, mi amor, ¡aaahhh! Que rico chupas mi amor, déjala bien limpita amorcito.
Mientras tanto el maricón que estuvo ayudando a sujetarme, ahora me acariciaba el culo y espalda con una mano, mientras con la otra pellizcaba mis tetillas, que estaban como el acero de duras.
Hazle una paja, le dijo el vigilante al maricón, mientras termina de chuparme la polla, que se lo merece, por tan rica follada que nos ha dado.
El maricón sin esperar más agarró mi polla, que aún estaba algo flácida y empezando a menearla suavemente con una mano, con la otra me iba metiendo un par de dedos en el culo; chupa putito, chupa. Te hemos dejado el culito bien abierto, mariconcito, y ¡dios!, lo tienes bien embarrado de leche, maricón, esta noche quedas preñado maricón. No paraba de hablar el maricón, mientras me metía los dos dedos en el culo, y con la otra me pajeaba. El vigilante, me tenía agarrada la cara con sus manos y decía: así así, chupa mi amor. Hasta que empecé a correrme en la mano del maricón, ¡ooohhh ohhh! Gemí mientras soltaba todo el semen que me quedaba en los huevos.
Cuando me incorporé, el vigilante me agarró la cara y me estampó un beso en la boca, mientras me decía, estás buenísima nenita, tienes un culito muy rico y que bien folla, tienes que dejar que te coja alguna vez más, mi amor. 
Después de reponerme y soltarme del vigilante, empecé a recoger mi ropa que estaba tirada en el suelo, y es que los cabrones, terminaron por dejarme en pelota picada. Cuando me agaché a recoger el slip, el vigilante, lo agarró con su mano, y metiéndome un dedo en el agujerito, dijo: ay nenita, que culito más rico tienes, mira, joder, lo tienes abiertito, y va escurriendo lechita, mi amor, que linda almejita tienes, mientras iba entrando su dedo en mi agujerito. Me puse el eslip y me volvía a agachar para recoger el pantalón, terminando de ponerlo, y mientras me calzaba los zapatos, mi iba poniendo la camisa y chaqueta, que estaban envueltos como si fueran un churro.
Una vez compuesto, salimos de allí. El viejo lobo, ya se había marchado hacía un ratito. Y el maricón se fue en dirección a la calle San Andrés, y yo y el vigilante, nos fuimos en dirección a los Cantones.
Mientras íbamos caminando me iba hablando, que cuando me vio con el viejo lobo, ya se había dado cuenta y que supuso que me llevaría allí, ya que nos vio venir por la calle Durán Loriga, y como ya conocía al viejo, y ya había compartido algunas veces su presa, pues se acercó ya que le había gustado, y lo había dejado con la polla bien tiesa. Al parecer conocía a los dos, al viejo lobo y el maricón; a este ya se lo había follado más veces, y que siempre solían compartir si la otra persona quería.
Espero que te haya gustado el polvo que hemos echado esta noche, me dijo a modo de despedida, mientras el seguía su ronda, y yo me encaminaba para mi casa, zona de la estación de ferrocarril.
Hoy iba bien follado, el culito bien abierto, relajadito, y todavía escurriéndome la leche por él. Pero, sobre todo, lo que iba, era bien satisfecho, sonriente y feliz. Llevaba una sonrisa en la cara, que iba de oreja a oreja.
Los demás encuentros con este Lobo en caza de culitos a los que follar, siempre fueron similares, y siempre después de ser follado por él, tuve que seguir en busca de otra polla que me siguiera enculando, unas veces encontraba otra polla, para que me diera por el culo, y otras veces me he ido para casa con ganas de ser follado, el culo calentito, y la polla a punto de reventar. En esos momentos, me podía dar por el culo cualquiera. No me importaba si era guapo o feo, si viejo o joven, si la polla era grande, descomunal, o normalita, en esos momentos, solamente quería ser enculado, garchado, follado, o como quieran llamarlo. En esos momentos, mi culito, quería carne y leche, mucha leche, para ser saciada su calentura, y quedar bien relajadito, y así poder dormir a gustito.
No sabía cómo relatar estas folladas, ya que solían ser de aquí te pillo, aquí te follo, y con esta persona, siempre eran más o menos igual. Por eso he contado las que considero fueron las mejores, y quedara bien reflejado como me solía follar este viejo lobo. Me gustaba sobre todo donde me follaba, eso era lo más excitante, y era lo que me gustaba.


ENCUENTROS - EROTISMO EN CANTO-RELATO-POESIA

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