Sunday, September 30, 2018

Travesuras en un vestidor con Elena



Por: Masturbador 567

-‘No mames, Amy…se te salen todos los pelos! Jajaja!’ -gritó Elena, para luego atacarse de la risa.
-‘Elena!!! Eres horrible!’ -le contesté mientras trataba de mirar mi entrepierna para comprobar si era cierto lo que mi amiga acababa de decirme.
-‘Pues es cierto, se te salen todos los pelos de la panocha por encima y por los lados del bikini’ -volvió a recalcar Elena mirándome y tratando de reírse lo más silenciosa posible, sin éxito.
-‘En serio se me salen mucho? – le dije, levantándome mis pechos con las manos lentamente y mirándome a mí misma. Más allá de mis pechos hinchados y mi panza semiplana, efectivamente miré algunos mechones de vellos oscuros que se enroscaban desde la parte superior del bikini.
-‘Oh sí, hasta parece que traes un chango queriendo salirse de tu calzón. No pudiste depilarte primero antes de venir a comprar nuestros trajes de baño? Tienes un problema de pelos ahí abajo’ – Elena bromeó.
Golpié a Elena en el hombro. Estábamos paradas una junto a la otra en el vestidor de la tienda departamental, mirándonos en el espejo de cuerpo entero. Ambas teníamos trajes de baño pequeños. El de Elena era amarillo, y el mío de color blanco. El bikini de Elena complementaba su cabello castaño, mientras que mi cabello en forma de cola de caballo se veía genial en contraste con mi traje de baño blanco. Lamentablemente mi oscuro vello púbico resaltaba de igual forma en la parte baja del bikini y se notaba más a causa de mi piel blanca. Habíamos planeado pasar el fin de semana en casa de Elena, asoleándonos y nadando en la piscina de su casa, y con el calor que hacía los últimos días era más que perfecto. Su madre estaría fuera de casa y su padre probablemente ocupado en asuntos de su trabajo como siempre, así que el asunto de mi excesivo vello púbico no era problema. Después de todo, a mi novio Frankie le gustaba de esa manera y no pensaba depilarme.
-‘No tengo un problema de pelos!’ -le grité, riéndome a mi pesar. ‘Si no me hubieras convencido de probarme un traje de baño de un tamaño demasiado pequeño, no estaría, ya sabes, asomándose mi vello púbico’ -le respondí.
-‘Bueno, ambas prometimos conseguir los trajes más sexys que pudiéramos encontrar. Menos tela significa más piel’ -me dijo Elena, ajustando las cuerdas que sostenían su diminuto bikini. ‘
La parte superior del bikini de Elena consistía en dos triángulos pequeños de tela amarilla y delgada unidos por cuerdas. Los triángulos apenas cubrían sus pezones. Elena se sonrió a sí misma en el espejo. Le gustaba verse sus pechos llenos tan expuestos. Aunque no los tenía tan grandes como los míos, si eran de tamaño considerable.
Metí mis rizos rebeldes de nuevo en la parte inferior del traje de baño, antes de alisar la tela furtiva sobre el montículo que se hacía a causa de mi abultado vello.
-‘Ya! Creo que estaré bien si tengo cuidado’ -le dije a Elena, con mis manos en las caderas y admirándome a mí misma. Todo mi esfuerzo en el gym y la ayuda de mi amiga Liz habían surtido efecto. Atrás había quedado la chica gordita y rechoncha que había sido siempre, para dar paso poco a poco a un cuerpo más escultural. Aún me faltaba por trabajar más en el gym, pero lo que veía ahora me gustaba y mucho.
-‘Mi madre se asustaría si me viera en este bikini. ¡Es tan pasada de moda y se escandaliza por todo!’ Y tú? También estás mostrando el vello? -le dije mirando de reojo a Elena.
-‘Yo?’ -No tengo ese problema. ‘Ves?’ -me dijo Elena bajando la parte delantera de su bikini, revelando hasta la parte superior de su raja. La tenía depilada y perfectamente lampiña. Abrí los ojos en sorpresa y miré a mi alrededor, como si alguien pudiera estar espiándonos en el vestidor privado.
-‘Tú … te afeitas? – le dije susurrando. De repente sentí un impulso irracional de extender mi mano y tocar la pálida piel de mi amiga el cual tuve que contener.
-‘Sí’ -dijo Elena con indiferencia, mientras se giraba y miraba por encima del hombro, tratando de ver cómo se veía su parte trasera. ‘Desde el mes pasado, cuando comencé a salir con Pepe. Le gusta mi coño sin nada de pelos’ -dijo sonriendo. ‘A veces es Pepe quien me lo afeita’.
Sentí mi cara sonrojada. Incluso sentí como mi vagina se humedecía. Me imaginé a Elena recostada en su cama, con las piernas abiertas, mientras su novio afeitaba los rizos semioscuros de su coño.
-‘Aaah, no mames! Pepe te hace eso??
-‘Sí, que rico, verdad? Me dejo que me crezca un poquito para él antes de que salgamos o cuando viene a la casa. Me mete la mano en mis pantis, y me tantea con los dedos. Luego subimos a mi habitación, me acuesto en mi cama, y ​​él me afeita, luego me enjuaga’ -dijo Elena. Una sonrisa maliciosa creció en su bonita cara. ‘Mientras estoy todavía con las piernas abiertas…sabes lo que hace?’
-‘No me digas, no me digas! ¡No me digas! … Ok, dímelo’ -le dije ya picada por la curiosidad y mi creciente calentura.
-‘Él me come. Me hace el mejor sexo oral que te puedas imaginar. Incluso el otro día que estabas de visita en mi casa lo hicimos, mientras tú estabas embobada viendo tv’ -dijo Elena dejando escapar un pequeño chillido.
-No mames, en serio?? Yo en la baba, ni cuenta me di. Neta que no, Elena’ -dije sintiendo como mi panochita dejaba escapar más líquidos de tan solo imaginar la escena.
-‘Bueno, te darías cuenta si no estuvieras en la pendeja viendo a mi padrastro. Oye, cómo se ve mi trasero?’ -dijo Elena muy quitada de la pena.
-‘Jajaja Claro que noooo! Yo nunca veo a tu padrastro, no chingues Elena’ -dije sonrojándome ante el comentario sobre su padrastro, y bajando la vista al trasero de mi amiga. El traje amarillo era tan pequeño y aunque no era tanga, aun así hacía que ambas mejillas de sus nalgas estuvieran casi completamente expuestas. Aparte la raja del culo de Elena casi se estaba mostrando.
‘¡Se ve increíble! A Pepe le encantará este traje’ -le dije con admiración.
-‘El tuyo también se te ve super sexy. Pinches tetotas que tienes apenas te caben en el sostén. Ahora si seguro le paras el pito a mi padrastro en cuanto te vea jajajaja’ -dijo Elena haciéndome burla. Tenía ya un par de semanas sin tener sexo y el solo pensamiento de que el padrastro de Elena se excitara viéndome en traje de baño, me calentó.
-‘Ya no digas eso, pendeja! Y deja a tu padrastro fuera de esto. Creo que es un señor muy guapo, eso es todo. Pero eso a que yo me fije en él o tenga otros pensamientos, pues no’ -dije fingiendo enojo.
Elena ladeó la cabeza y me lanzó una mirada de soslayo. ‘Sí, claro. Y esos pezones se pusieron duros pensando en … qué?’
-‘Elena! -dije cubriendo mis pechos con las manos. Sin darme cuenta mis pezones se habían endurecido de solo imaginar que el padrastro de Elena se calentara viéndome. Don Miguel era de esos señores a los que el paso de los años los hacia aún más atractivos, y aunque tenía edad suficiente para ser mi padre, el señor se cuidaba mucho y sus incipientes canas lo hacían ver más interesante. Según mis cálculos andaría entre unos 50 años más o menos.
-‘Hablando del Sr. Guapo, él estará aquí pronto para recogernos. Digo que quedémonos con estos bikinis. ¡Son perfectos!’ -dijo Elena sin mostrar enojo o disgusto por los comentarios acerca de su padrastro.
-‘Así que……tu noviecito Pepe te hace el mejor sexo oral que has tenido?’ -le dije a Elena, mientras nos quitábamos los bikinis.
-‘Así es, el mejor! -dijo Elena mirándose por última vez al espejo.
-‘No creo que sea mejor que a cómo te lo hice yo’ -le dije.
-‘Jajaja lo siento chiquita, pero él es mejor que tú en cuanto a oral se refiere. De hecho él me llega más adentro con su lengua. Atrás y delante’ -contestó Elena tomando mi comentario como un reto.
-‘Naaah, no lo creo y si quieres te lo demuestro! -contesté con mi ego herido.
-‘Tienes 5 minutos para demostrármelo o hasta que venga el guardia a sacarnos del vestidor. Lo que pasé primero Jajaja! -dijo Elena al tiempo que se aventaba hacia mí, rodeándome con sus brazos y dándome un beso agresivo que le contesté de igual manera. Un beso largo, con nuestras lenguas luchando dentro por invadir la boca ajena. Pronto la saliva empezó a correr por nuestros mentones, haciendo el beso más húmedo, más sucio y más obsceno.
Estábamos desnudas y eso facilitaba el poder manosearnos a nuestras anchas. Nos dábamos lengua como locas mientras con mis manos la tomaba de sus nalgas, apretándoselas y jalándola hacia mí. Elena tomaba mis senos, estrujándolos, apretándolos provocándome un delicioso dolor.
Recordando el límite de tiempo impuesto por mi amiga, bajé mis labios por su cuello, lamiendo, chupando y dejando mi saliva en mi camino a la parte baja de su cuerpo.
-‘Así, así Amy….muérdeme, chúpame…..sácame la leche’ -me decía Elena mientras pasaba por sus hermosos pechos, chupando con furia sus pezones, como si de veras pudiera sacarles leche. Para mi desgracia no podía perder demasiado tiempo y abandoné sus ricos pechos, no sin antes darle un pequeño mordisco en cada pezón.
-‘Awww….no seas mala, sigue, Amy…sigueeee’ -escuché quejarse a mi amiga, mientras rápidamente mi lengua pasaba por su vientre plano, haciendo pequeños círculos en su ombligo.
-‘No puedo. Tienes algo aquí abajo que requiere mi atención’ -le dije al mismo tiempo que separaba sus piernas con mis manos.
-‘Cómeme cabrona! Cómeme como tú sabes hacerlo!! -me susurraba Elena, tomándome por el cabello y aplastando mi rostro contra su ya empapada panocha. Abrí mi boca para tratar de engullir su vagina, metiendo mi lengua y probando su delicioso agujero.
-‘Slurrrpp, sluuurppp’ -mi boca emitía ruidos escandalosos al hacer contacto con sus jugos, confundiéndose con mi saliva haciendo una deliciosa mezcla agridulce que yo devoraba con gula. De la boca de mi amiga empezó a salir un discurso de frases, cada una más obscena que la anterior, lo cual me motivaba a redoblar esfuerzos en mí ya de por si enfurecido trabajo oral que estaba dándole.
-‘Agghhhh, asiii, asiiii. Cómeme, muérdeme…pero no dejes de hacer lo que estás haciendo culera!
-‘Mmm…sigue Amy, sigue. No pares hija de tu puta madre, no paresss!’
-‘Dame más, bebé, dame maaas!’
-‘Me voy a venir, me voy a veniirrr! Chúpame puta, chúpame y déjame secaaa!’
Tuve que levantar mi mano para tratar de hacerle una seña para que bajara la voz. Lo que menos quería era que nos descubrieran teniendo sexo en un vestidor de un centro comercial. Asintiendo con un movimiento de cabeza, Elena bajó la voz y separándose un poco de mí se dio la vuelta.
-‘Cómeme el culo, Amy. Méteme la lengua lo más que puedas y hazme gozar bebé’ -me dijo abriéndose exageradamente las nalgas y ofreciéndome su enorme culo.
Aunque no me disgustaba la idea de meter mi boca y mi lengua en su trasero, no era lo mismo hacerlo después de una ducha y a sabiendas de que estaba completamente limpia a hacerlo después de una mañana de andar de compras y tomando las obligatorias visitas a los baños públicos. No había tiempo para arrepentimientos, metí mi rostro Enmedio de sus carnosas nalgas y empecé a darle lengüetazos a su apretado ano. Elena al sentir mi lengua, dio un respingo e intentó abrirse aún más sus nalgas para facilitarme la tarea.
-‘Agghhhh, asii, asiiii es como me gusta que lo hagas! méteme la lengua, Amy, métela más y pruébame! Agghhh! -escuchaba a Elena decir, mientras pasaba mi lengua por la rajada de su culo de arriba abajo como si fuera una paleta, para luego terminar en su ano, el cual empieza a mamarle como endemoniada tratando de introducir mi lengua dentro de su caliente y apestoso recto.
-‘Te gusta, putita? Te gusta cuando te como el culo, baby?’ -preguntaba yo sacando mi rostro de su trasero para luego volverlo a enterrar.
-‘Si mi amor, siii. Sigue que ya casi llego, sigue…ya no falta mucho’ -respondió Elena con su voz falta de aire, señal de que el orgasmo estaba a punto de llegar.
Abrí sus nalgas lo más que pude con mis manos, para meter mi lengua aún más. El amargo sabor en mi boca era señal inequívoca de que había llegado a lo más profundo de su recto. El tiempo se estaba acabando, escuché ruidos fuera del vestidor. El miedo a ser descubiertas le dio un plus a mi calentura, y redoblé esfuerzos, acompañando mi trabajo oral con un par de dedos que introduje de golpe en la encharcada vagina de mi piruja amiga.
-‘Awwww…si, siiii! Mételos más, mássss!’
-‘Apriétame los dedos, quiébramelos con tu panocha! Rómpemelos!’ -le hostigaba para calentarla más.
-‘Si, si…pero no dejes de besarme ni de meterme los dedos. Mete más dedos, méteme la mano entera!!! -decía Elena volviendo a subir el volumen de su voz.
Metí otros dos dedos más, que se sintieron apretados. Tenía cuatro dedos dentro de su vagina y seguía pidiendo más. Había visto videos de fisting en internet, pero jamás lo había intentado. Esta era una oportunidad que no pensaba dejar pasar. Absorbí los jugos y la saliva que emanaban de su ano, y los escupí en su panocha. Sonreí divertida al ver el color café transparente de mi saliva escurrir por su depilada vagina. Interrumpí ese pensamiento y juntando el quinto dedo, presioné tratando de meterlo dentro de mi amiga, cosa que no parecía tan fácil.
Tomando mi codo con mi otra mano, empujé con más agresividad, teniendo como respuesta un leve quejido que escapó de la boca de Elena al sentir como mi mano completa entraba dentro de su vagina.
-‘Aghhhhh, ya entroooó todaaa! Ughhh…duele!’ -dijo Elena quejándose. Moví mi mano a los lados como licuadora, para luego hacer pequeños movimientos de meter y saca.
-‘Ughhhh, eso, eso…muévela. Quiero sentir tu mano dentro de mí, bebé’
-‘Sientes mi mano? Siéntela, siente como se abre tu panocha’
-‘UTF….si, siento que me abres toda. Me estas reventando bebé’ -decía Elena con una voz bien rica, ronquita por el esfuerzo.
-‘Disfrútala, mami, disfrútala ahora porque luego quiero que me lo hagas a mí’ -lo dije sabiendo que firmaba mi sentencia. Elena jamás olvidaba lo que decíamos y todo lo tomaba como promesa por cumplir.
-‘Ughhh, está muy grande. Siento rico, pero duele’ -oí quejarse nuevamente a mi amiga.
-‘Quieres que pare? -le dije.
-‘No quiero, pero duele y aparte si sigues presionando me voy a cagar Amy. Sácala. Pero despacio’ -dijo Elena con una voz que denotaba decepción.
Poco a poco fui retirando mi mano, sacando mis dedos despacio tratando de no lastimar a mi amiga. Elena frunció su panochita al sentirse libre de la presión que ejercía mi mano, la cual salió empapada de jugos y saliva.
-TOC!!
-‘Señoritas, todo bien?’ -se escuchó la voz de una de las vendedoras al tiempo que tocaba la puerta del pequeño vestidor.
-‘Ahhh, si si! Ya estamos terminando, es que nos estábamos probando varios trajes de baño!’ -respondí inmediatamente.
Nos vestimos rápidamente al mismo tiempo que recogíamos los trajes de baño, entre carcajadas ahogadas por la travesura que acabábamos de hacer.
-‘Jajaja, ves lo que provocas? Casi nos cachan, pendeja’ -le dije divertida a Elena.
-‘Pos tu, wey, que no te apuras. Además perdiste, no me hiciste venir. Pepe sigue teniendo el primer lugar’ -me increpó Elena sabiendo que me daba en el mero orgullo.
-‘Pues sí, pero tu morro te lo hace a sus anchas sin que nadie los m*****e y en la cama bien a gusto. A mis nomas me diste 5 minutos y con el peligro de que nos descubran. Yo digo que es empate’ -refuté.
-‘Empate mis ovarios! Perdiste, acéptalo Amy’ -me dijo Elena tirándome el dedo para provocarme.
-‘Bueno, ya lo veremos después. Ahora vámonos antes de que regrese la vendedora. Puedes caminar? No te duele? Quieres que te ayude? -me ofrecí a mi amiga. Después de todo acababa de tener mi mano completa dentro de ella.
-‘Jajajaja Duele poquito pero tampoco es como si hubiera tenido un parto. No exageres wey! Y ya vámonos porque no tarda en venir mi padrastro y se m*****a si tardo mucho en salir’ -dijo Elena acercándose y dando un beso en la boca.
Salimos del vestidor y nos dirigimos a pagar por nuestros bikinis. Todo bajo la mirada acusadora de la vendedora. Cosa que nos valió madre, pues nos esperaba un fin de semana rico en la piscina de la casa de los padres de Elena

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