Tuesday, July 31, 2018

ENCUENTROS VOL 2 # 19


Un trío en el cine



Por carminlefaychocolate

Aún no sé cómo, pero lo he conseguido, he convencido a mi mujer para ir al cine. Dirás que no es algo tan complicado, pero el tema es que para lo que la he convencido es para ir a ver una película porno. Y aquí estamos, sentados en la última fila. Ella está preciosa. Se ha puesto una minifalda negra a medio muslo que deja ver sus preciosas piernas enfundadas en unas medias negras caladas y unos tacones super sexys y arriba una blusa de escote generoso que deja ver su tremendo escote, lo justo para ser incitante pero no vulgar. Maquillaje llamativo sin ser excesivo. La película incluso está bien, tiene historia sin ser pesada y actores y actrices de los más conocidos, una producción importante. Al principio ella pone la típica cara de aburrimiento, pero poco a poco se mete en ambiente. Entreabre los labios, su respiración se vuelve más profunda y poco a poco sus muslos se separan. La peli, la penumbra y el morbo de saber que hay más gente desconocida a nuestro alrededor deben estar haciendo efecto.
 Despacio para no sobresaltarla coloco mi mano sobre su muslo. Voy acariciándola arriba y abajo y su respiración se ahonda aún más. Sigo ascendiendo y ella se reclina haciendo que, al mismo tiempo, mi mano tenga mejor acceso y su falda se remangue. Paso los dedos por la raja y noto como la tela de sus braguitas de encaje se empapa cada vez más. Entretanto con mi otra mano abro mi bragueta y me saco la poya. El morbo de la situación me la ha puesto más dura aún que de costumbre. Cojo entonces la mano de ella y la coloco sobre el tronco. No hace falta decir nada, comienza a masajearla arriba y abajo mientras yo acelero el ritmo centrándome en su clítoris.
 Me mira mordiéndose el labio inferior, con la respiración entrecortada y me fijo en sus pezones endurecidos bajo la seda de su blusa. Una idea perversa cruza por mi mente y susurro:
- ¿Te atreves a hacerlo?
- ¿Aquí, ahora? - y gime suavemente mientras acelero con mis dedos.
-Con la boca. Por favor.
 Me mira un momento, pero ya está desatada y se arrodilla. Lame el glande, el tronco y finalmente se la clava hasta la garganta. No puedo evitar dejar escapar un gemido yo también. En ese momento miro más allá y veo como un tipo que se sienta unas butacas a nuestra derecha ha dejado la peli y no pierde detalle. Me estiro como puedo y estiro las braguitas de mi mujer hasta convertirlas en una tira que se clava entre sus nalgas. El tipo se acaricia por encima del pantalón. Le hago una seña con la cabeza, el morbo deja paso a la perversión pura y dura. Nuestro vecino pilla la indirecta, se levanta en silencio y se arrodilla detrás de ella. Acaricia su culo redondo y enreda sus dedos en las braguitas tirando de ellas, bajando por los muslos hasta las rodillas. Mi mujer me mira sorprendida, a punto de sacar mi poya de entre sus labios.
-Sigue- le pido en un susurro.
 Y así es, ella sigue, mientras el tipo amasa sus nalgas haciendo resbalar sus dedos por la raja haciéndola gemir y chupar aún más fuerte. Llega entonces la sorpresa. El tipo abre su bragueta con la izquierda mientras clava uno de sus dedos en el coño de ella y saca un impresionante pene de más de 25 centímetros. Mira como pidiendo permiso y yo asiento. Entonces él se pone un condón (por suerte el tipo es prudente) y restriega el glande por toda la zona unas cuantas veces hasta clavarla de un solo golpe. Me sorprende, pero entra de un sólo golpe aparentemente sin dolor. No puedo dejar de pensar que mi mujer tiene que estar absolutamente chorreando. Si no tuviera mi poya clavada hasta la garganta noto que mi mujer estaría chillando de gusto.
 El tipo empieza un mete saca fuerte y profundo y mi pareja adapta el ritmo de la mamada al de sus embestidas. Miro a nuestro alrededor, pero estamos lo bastante atrás y hay poca gente, de modo que no llamamos la atención. Seguimos varios minutos. Nunca imaginé vivir algo así, es increíble. Mi mujer chupa como una posesa mientras sus gemidos ahogados se confunden con los de las actrices de la peli, estoy seguro de que se ha corrido ya un par de veces por lo menos. Nuestro nuevo amigo suda y resopla, está por correrse igual que yo. Como si estuviésemos de acuerdo sacamos nuestras poyas de sus húmedos y calientes huecos y nos ponemos de pie. Ella coge las dos poyas y las pajea con fuerza. Se detiene un momento y abre su blusa, saca sus tetas redondas, gloriosas y veo los pezones duros y tiesos, oscuros en la penumbra. No hace falta decir nada, está claro lo que quiere. Vuelve a asir los dos miembros y a pajearnos hasta que los dos nos corremos sobre sus pechos. Yo suelto cuatro o cinco chorros abundantes como nunca, pero el otro tipo suelta una cantidad prodigiosa que chorrea por los senos, resbalando por su vientre hasta perderse en la cinturilla de su falda.
 Nos sentamos los tres casi sin resuello mientras volvemos a ponernos la ropa más o menos en condiciones. La seda de la blusa se empapa inmediatamente de semen, el olor a sudor y sexo nos envuelve. No puedo creer que nos hayamos atrevido a hacer algo así. A la peli aún le queda para terminar, pero mi mujer me susurra:
-Vámonos, por favor. Necesito ducharme- y me guiña un ojo sonriente.
 Nuestro vecino la ha escuchado y me tiende la mano. Se la estrecho, ¿por qué no? El tipo no ha hecho más que aprovechar una oportunidad. Mi mujer le da dos besos. Salimos a la calle y le dejo a mi mujer mi chaqueta para disimular las ostentosas manchas oscuras de su escote. Por suerte el coche no está lejos. Hacemos el camino a casa en silencio, supongo que ella le da vueltas a lo que acabamos de vivir igual que yo. Entramos en casa cogidos de la mano y vamos directos a la ducha. Lo más increíble es que mi mujer sigue caliente y en cuanto estamos bajo el agua me besa con violencia, con una necesidad ardiente:
- ¡Fóllame, por lo que más quieras, fóllame!
La empujo contra la pared y la levanto en vilo. Ella misma se clava mi poya de un golpe. Su coño chorrea más que la misma ducha y también está más caliente que esta. Empujamos uno contra otro rápido, casi con desesperación, gemimos y por fin nos corremos los dos a la vez con un grito ahogado. Nos secamos y nos vamos directos a la cama, agotados y satisfechos. Antes de dormirme la miro. Duerme dulcemente con una gran sonrisa y una respiración suave. No sé si repetiremos algo remotamente parecido, pero ha sido increíble. Le beso la frente y me duermo yo también. Quién sabe, quizá mañana tengamos otra aventura.


Sexo sin control




Por Amor al Arte

Hola bueno lo mío empezó así. Fue tan rápido, pero ya hace mucho tiempo me gustaba esa persona por que un día le vi y me encantó empezamos a hablar por chat y el me miraba siempre que iba a la casa me morboseaba y claro está que eso no me importaba, porque era algo que yo también quería.
Empezó a ir a mi casa cuando un día nos besamos sin control, nos fuimos al patio, tratamos de hacer el amor; pero no podíamos por miedo porque él es casado como yo, pero bueno eso no nos importó; porque fueron más las ganas que teníamos los dos. Comenzó a besarme los senos, mi vagina, cosa que me encantó y así pasaron los días, empezamos a vernos en mi casa cuando podíamos y nos entregábamos el uno para el otro, me encanta porque el por un momento me da dedo y yo le hago el sexo oral que sé que le encanta, cuando sus besos corren por mi cuerpo es algo que no se puede olvidar pero, me encanta solamente al saber que nos vemos, nos hablamos por chat y me dice que le envíe fotos, me encanta, cuando el me coloca en cuatro, que un día fue en la cocina, y eso me hizo suya, cosa que me venía una y otra vez, sé que él se siente bien haciendo el amor conmigo aunque sé que es prohibido; pero nos encanta hacer el amor solamente de saber que yo le hago el sexo oral, le beso ese pene que me vuelve loca, no sé, pero me encanta besarlo, sentir que su semen caiga por mi boca, es algo muy rico. Cuando lo sentí la primera vez dentro de mí, fue cuando me hacía el amor, me encantó, aunque sea por unas horas muy cortas, eso es algo que me fascina, que te hagan el amor besando tu vagina y te den, es algo muy delicioso así que si lees este relato es todo lo que hago con esa persona, recuerdo cuando hablamos hasta horas de la noche y no importaba las horas.  Un día hicimos el amor por chat me decía que me tocará y me masturbara cosa que nunca lo hice con nadie me fascinó hacerlo, le di las gracias por enseñarme muchas cosas ricas. Cuando me baño pienso que estoy con él y quisiera volver a entregarme, volver a tenerlo dentro de mi sexo sin control.

La deliciosa venganza de una profesora





Por Nusbogo

La venganza es un plato que se sirve frío, aunque de una satisfacción muy caliente en tu cuerpo, y más cuando te cobras la venganza en la carne del marido de la perra que te ha estado haciendo la vida imposible durante tanto tiempo.
Durante los años que llevo en ejerciendo de profesora en el instituto de secundaria, siempre me sentía feliz con mi trabajo, conseguía motivar a los alumnos, algo que puede parecer una batalla perdida, cuando ellos se creen que lo saben todo, pero que realmente no saben absolutamente nada de la vida, pero hay que enseñarles el camino, hay que encaminarlos, para que cuando lleguen a la mayoría de edad o a la universidad, puedan sentir que son valiosos y que no todo en la vida son las fiestas. Reconozco que aquí donde me ves, era como una perra cuando su dueño le enseñaba el collar y decía la palabra calle, pues como tal cuando salía de fiesta, disfrutaba como una puta perra en celo, si alguno me atraía, no dudaba en tenerlo, tenía armas y conocía las armas de seducción que podía hacer que cualquier hombre estuviera a mis pies para besármelos, aunque prefiero que me coma mi panocha, creo que es mucho más productivo y ambos disfrutamos.
Sin embargo, llegó al instituto una nueva profesora, que quería posicionarse como la hembra Alfa, una posición que, a mí, ni me iba ni me venía, simplemente quería ocuparme de mi trabajo, que era por lo que me pagaban y no quería optar a otros puestos superiores, aunque ya me lo hubieran ofrecido con anterioridad. Esta perra fue escalando hasta llegar a directora, pero como toda víbora que se precie, lo hizo devorando a otros a su paso, hablando rumores, por un lado, criticando por otro, dejando un rastro enorme de personas que callaban. Pero no a mí, y eso siempre molesta, que otra no se doblegue y más cuando se trata de una aspirante a quitarle el puesto nunca gusta, por lo que hizo lo mejor que se le daba, joderme la vida como nunca. Empezó a crear rumores sobre mi metodología de trabajo, pero con aquellos con los que hablaban y que realmente me conocían, me daban la razón y sabían que yo era una persona que trataba bien a los alumnos, enseñándoles tal y como se debía enseñar a estos chicos, con claridad, con madurez, que era lo que buscaban que se les tratasen, ellos se veían hombres y mujeres en toda regla, no como adolescentes.
Dentro de su movimiento dentro del instituto, consiguió meter a su maridito en un puesto de conserje, algo que, aunque a ella no le gustaba demasiado, porque se trataba de un puesto para ella menor, prefiriendo los altos empresarios, sin embargo, así le vino y así lo aceptó, porque estaba programado, ya que nadie vería bien a una mujer sin un hombre al lado. Aunque este hombre, no era uno cualquiera, ya que se las traía muy bien, era guapo y atractivo, con un cuerpo atlético de los de quédate conmigo toda la noche y ayúdame a quemar calorías nene. Después de todo lo sufrido, tenía ganas de poner a prueba mis armas que estaban cogiendo filo, y me propuse seducir a un casado por venganza.
En primer lugar, debía de mirar las posibilidades, ella había descuidado su físico, y a mí me encantaba pasar horas en el gimnasio y a no ser que este disfrutara de un cuerpo caído como el de su mujer, lo pasaría en grande conmigo. Sabía que, como conserje, debía de quedarse en el colegio todo el día, mientras que la querida directora se iba a casa sin despedirse de él a eso de las 12. Durante un par de semanas me quedé hasta las tantas, y fui haciendo amistad, hasta que una noche, mientras el instituto estaba vacío, cogimos como locos en el despacho de su mujer. Monté a su marido varias veces, y él me embistió sin rencor sobre la mesa en la que trabajaba su mujer, se le notaba que había estado cohibido durante años que había durado su relación matrimonial.
Al pasar los meses, una tarde se presentó la directora en mi clase, cuando no había alumnos, me agarró por el cuello y me amenazó para que me fuese. Se había enterado de todo por boca de su marido. Pero no podía decir nada al respecto, peligraba su puesto, ni tampoco podía separarse, por el qué dirán. Ahora era yo quien la tenía bien agarrada, y nada de lo que me hiciese iba a dejar mi puesto de trabajo, y menos, dejar de acostarme con el caramelito de su marido, que me hacía recordar cuando era algo más joven y sabía coger de manera salvaje, sin importar nada, solamente para sacar el placer de nuestro interior, y sentirme joven era lo que mi cuerpo me pedía, y esa zorra no conseguiría amargarme los encuentros íntimos con su marido.


Cumpliendo una fantasía




Por Gisshic

¿Has tenido alguna vez un deseo incontrolable con tu pareja o con alguna persona con la que Has estado? A mí esto me ocurría con mi pareja, y era algo que me descontrolaba enormemente, pero hay veces que una tiene que poner de su parte para conseguir lo que desea, y creedme lectores, a veces este placer y este disfrute, aunque cueste, llega a ser muy, muy sabroso.
Mi pareja y yo nos conocimos de improvisto, lo normal que ocurre hoy en día, estás completamente aburrida, y te pones a chatear por internet para ver si hay un chico interesante para salir a dar una vuelta, tomar una copa, o simple y llanamente, para que te quite las telarañas, que hacía más de dos años que no tenía un buen sexo y quería darme el gustazo. Bueno, debo reconocer que esa frase puede llevar a engaño, llevaba dos años sin tener que me cogieran, ni bueno ni malo, ninguno, aunque si tenía mis queridos dedos, esos nunca me fallaban a la hora de hacerme vibrar mientras me tocaba, mientras iba disfrutando del placer que se tiene cuando se está en el baño o en el sofá y quieres sentir placer en tu interior.
Cuando conocí a mi hombre, lo conocí a fondo, muy a fondo e íntimamente, durante toda la noche estuvimos cogiendo como si no hubiese mañana. ¿Quién sabía si después de esa noche ya no volviera? Lo iba a exprimir al máximo y si lo hice. Adoro sentir su pene erecto en mi interior, tiene una buena cabeza para abrirse paso dentro de mí que me vuelve loca, y en aquel entonces, cuando llevaba tanto tiempo sin ahondar en mi vagina, la sintió como agua miel. Además, era un matador embistiéndome, sabía acoplarse a mi como ninguna otra persona había conseguido hacer, pero a mí también me gustaba llevar el control de la situación y teniéndolo con violencia en la cama, me subí sobre él para cabalgarlo intensamente, notando como su miembro se movía alocadamente en mi interior, estaba llegando al éxtasis y él lo sabía, por eso, agarrándome por detrás me apoyaba para que los movimientos sean más duros, más intensos y pudiera tener un orgasmo de campeonato.
Con el paso del tiempo la relación fue forjándose, y el sexo con él ha seguido siendo maravilloso, increíble lo que puede hacer, haciéndome vibrar cada vez que lo hacemos, hemos probado innumerables posturas, desde las clásicas como el misionero, en el que él me embiste una y otra vez, hasta otras más elaboradas, que serían complicadas de explicar con pocas palabras pero que son de las que te hacen sentir todo el placer y su miembro abriéndose paso. Lo único que no había conseguido hasta hace poco fue que se corriese en mi boca. Todos tenemos nuestras fantasías y la mía era esta, ya había sentido su semen caliente y cuantioso en mi vagina, haciendo incluso que se corriese en mi ano, algo que me provocó directamente un orgasmo y me dejase tumbada en la cama durante unos segundos de lo excitada y sin fuerzas que me había dejado. Sin embargo, quería saborear su semen disparado directamente en mi boca, sentir como su pene expulsaba la corrida como se contraía y como me llegaba hasta la garganta viéndole a él doblarse de placer, y lo conseguí con unos masajes para hombres, que aprendí y que, gracias a una buena amiga, me recomendó que le hiciera, ya que ella lo había hecho con su novio, consiguiendo maravillas. El tantra es una técnica que dicen que es milenaria budista, pero a mí lo que me importaba es que pudiera saborear la leche de mi pareja desde el envase, como si fuese un biberón. Después de unos calentamientos previos en los que nos tocábamos, nos masajeábamos, y jugábamos un poco con nuestros miembros, me propuse ponerlos en práctica, lamiendo su miembro, notándose como iba poniéndose más erecto con cada caricia, y sentía en él la presión y la tensión, las ganas, el deseo de poder penetrarme, pero ese día no iba a hacerlo, al menos en ese momento, porque su miembro era mío, me pertenecía, y si yo quería comérmela y sentirla hasta la garganta, iba a hacerlo. Le fui comiendo y mordiendo su sexo lentamente, como quien tiene un helado de su sabor favorito y no quiere que se acabe, pues igual, con pequeñas lamidas, y con miradas sensuales para que se pusiera a tono. Poco a poco fui notando como aquello fue mejorando y después de unos largos minutos conseguí que me llenara la boca de su corrida, que había sido bastante grande, me dijo que, si había disfrutado, porque él estaba sin palabras, y para seguir siendo una chica mala, le abrí la boca y le enseñe su semen, contándole al oído que estaba saboreándolo y que estaba delicioso.


Saturday, July 28, 2018

RELATOS LGBT: Mi sobrino me hace sentir mujer.





Por  JustRide2000 

Mi mujer se fue de a ver a su madre, así que me sentí como ella por unos días.
Acababa de despertar y vi a mi mujer que recién terminaba de bañarse, salió del cuarto y comenzó a hacer el equipaje, estaba muy entusiasmada de visitar a su madre por un par de días, con sus 6 meses su embarazo se había convertido en la excusa perfecta para ver a su familia.

Mi suegro confirmó que pasaría por ella a eso de las 10 de la mañana, estaba confiado de que podía ir a trabajar sin preocuparme por más, me dispuse a bañarme.

Yo soy alto, mido 1.87, soy de piel color tostado, muy velludo, tengo tanto vello que cada que despierto me es imposible ver pequeños vellos en toda la cama.

Apenas entre al baño, me miré frente al espejo él culo e involuntariamente lo contrajé dos veces.

Me metí a la ducha y abrí la llave, inmediatamente sentí caer el agua en mi cuerpo, me comenzaba ya a calentar al sentir como rozaba con mi ano, tuve que controlarme y decidí terminar ya para no seguir provocando a mi cuerpo.

Salí de la ducha, mi esposa se encontraba ya abajo arreglando unos documentos, así que abrí su cajón, miré una tanga color roja y sin pensarlo me lo puse, y encima mi ropa normal.

Baje y vi que mi hijo mayor, Juan de 17 años estaba ya desayunando, me acerqué a él, me despedí de todos y me dispuse a ir al trabajo.

Pasaron 6 horas y las ganas de tener sexo ya hacía que al rozar la tanga con mi ano, me diera un cosquilleo total en el culo.

Al salir del trabajo me fui a casa, en el camino ya se me estaba pasando la verga por qué sabía que se venía. Y así fue.

Al llegar a casa, abrí la puerta y en seguida veo a mi sobrino que tiene 16; (él es morenito, alto, cabello negro, y un cuerpo marcado sin estar mamado), él ya estaba completamente desnudo sentado en el sofá y dejándome sus huevos y su verga a mi disposición.

Cerré la puerta con seguro y poco a poco fui acercándome hasta donde estaba el, bajé su prepucio y comencé a mamar desesperadamente su pene, mientras lo hacía lo miraba a la cara (ya que eso le gustaba), él me tomaba del cabello y me acercaba a su cara.

-Abre la boca.
- me decía
Y yo sin pensarlo lo hacía, y al apenas abrirla, me escupía, yo permanecía un rato más con la boca abierta y el inmediatamente se acercaba a morderme los labios mientras con su mano me daba una cachetada.

-Eso putita, eres una zorrita obediente- Dijo mi sobrino mientras comenzaba a acariciarme el culo, seguido de una nalgada muy fuerte.

Comencé a comerme sus bolas mientras él acariciaba mi culo, poco a poco estaba sintiendo que me inundaba más la boca con su líquido preseminal así que decidió parar.

Mientras tanto yo me subí al sofá y le dejé mi culo a su disposición.

-Putita, aún no te has quitado todo ese vello del culo- Me dijo mi sobrino mientras con su mano me jalo un par de vellos.

-Ya te he dicho que tu tía va a sospechar- respondí casi gritando.

Al instante comenzó a comerme el culo, con sus manos abrió mis nalgas de par en par, y poco a poco su lengua comenzó a darme placer, mi verga había comenzaba a despertar y con ello a lubricar.

Mi sobrino es un experto dándome besos negros, así que esta vez no fue la excepción, mientras introducía su lengua comenzaba poco a poco a meterme un dedo, después, dos, tres, así hasta que él ya notaba que estaba muy excitado.

-Vamos putita, bájate a mamarla para que la lubriques bien- me ordenó dándome una nalgada y poniéndose de pie.

Yo me bajé del sofá y me dirigí a su verga, que comencé a introducirla completamente para dejarla muy bien lubricada, así permanecí mamándosela por unos 3 minutos hasta que él me toma del cabello, nos acostamos en el piso y abro mi pierna para recibir su verga.

Poco a poco comenzó introduciendo su verga en mí, sin ningún aviso, la metió completa y sin avisar, por lo que me provocó un dolor muy fuerte, que poco a poco fue desapareciendo y convirtiéndose en placer.

Sus manos estaban el mi pecho mientras su verga me hacía mujer.

- Que te gusta más putita, la panochita de tu mujer o mi verga - Me preguntó mi sobrino.

- Tú verga papi, tú verga me gusta más - Respondí de tal forma que me hizo sentir mujer.

- Mira quién va a pensar que este "macho" es más putito que su hijo cuando está conmigo, jajaja y ni se te para la verga cuando te estoy cogiendo putita - Río mi sobrino - Tan puta que hasta sigue su descendencia - continuó humillándome.

Mi sobrino continuaba cogiéndome hasta que comencé a sentir que su verga se hacía cada vez más y más dura, y en unos segundos, sentí que disparó 6 chorros calientes de semen en mi interior.

- Ahhh toma mis mecos putita - Gimió en mi oído mientras se acercaba a morderme el cuello.

Mi sobrino me dio una última metida más, y.

-Tengo muchas ganas de orinar, no te molesta que.

Y en seguida comenzó a llenarme el culo de orín, yo solo sentía el chorro inundar mi culo, pasado un minuto dejo de orinar.

Saco su verga de mi culo y comenzó a salir casi todo el orín combinado con semen.

- Ahí nos vemos putita, limpias todo que tu hijo no debe sospechar- me recordó mientras me beso para después escupirme.

Yo me dirigí al baño y comencé a expulsar el orín y el semen sobrante, cuando terminé me miré al espejo y vi todo mi cuerpo velludo sudando y mi barba un poco de preseminal, eso me excito y comencé a masturbarme ahí en el baño, metí una mano en el culo y comencé masturbarme hasta que unos chorros de semen salieron disparados a la pared.

Me puse mi ropa, y comencé a limpiar todo los mecos y orines de mi sobrino.


RELATOS LGBT: Un rapidín delicioso




Anónimo

Soy un hombre casado de 52 años, actualmente y por mucho tiempo estuve reprimido a aventarme al ruedo, sigo en el closet, pero ya soy más decidido a realizar mis inquietudes.

Esto que les contare paso el día de ayer, tengo un perfil en una página de contactos, por ese medio conocí al doctor, pero también hay varias personas que se interesan en el perfil de uno, y hay de todo tipo, pero siempre buscando la discreción y que me de confianza la persona con la que pueda tener un contacto.


Estaba navegando viendo el prospecto, ya que tiene meses que no había tenido un encuentro y ayer, en mi trabajo estaba relajada la cosa y tenía algo de tiempo por si salía algo.


Después de ver que nadie se decidía y pensando que no tendría suerte, recibí un mensaje de un visitante, el cual ya en una ocasión anterior habíamos platicado, que visitaba la ciudad por cuestiones de trabajo y en la ocasión anterior no pudimos coincidir, por la hora pensé que ya no había posibilidades de verlo ayer mismo, le decía que si con más calma lo veía el día de hoy, pero me dijo que tenía que dejar el hotel.


Le comente, bueno, pero será algo rápido ya que tengo que regresar a casa, por la mujer me dijo sí, no problema, me dio señas del hotel donde estaba y su habitación, el cual estaba como a 10 minutos de donde estaba yo, así que me arregle lo más rápido posible, agarre los condones y salí hacia el encuentro.


Llegue al lugar, entre como si nada al hotel, me encaminé a la habitación que me dijo y toque, abrió el amigo, me pregunto cómo estaba y le dije bien, me dijo que pensaba que no llegaría porque tenía un compromiso, y le dije ya estoy aquí, y bueno así de repente me dijo, de una vez, claro

Se empezó a desvestir y yo viendo eso, empecé a hacer lo mismo, era moreno como de 175, lo primero que vi fue su miembro, el cual se le veía de buen ver, de unas 20 pulgadas

Se acomodó en la cama y yo sin preámbulos me le acerqué para sentir una verga en mi boca, se la empecé a mamar, sentí como poco a poco crecía ese miembro dentro de mi boca, parecía un niño chupando la paleta, me preguntaba si me gustaba y yo le decía que sí, que estaba deliciosa, la tenía como de 19 pulgadas, puntiaguda, pero gorda de atrás, no cabezona

Me la metía toda en la boca, me daba arcadas ya que no me cabía toda, pero lo disfrutaba, le sobaba los huevos, le empecé a meter el dedo en su culo, y sentí como se le ponía más dura su verga y oía sus gemidos

El a su vez, me empezó acariciar mis nalgas buscando mi culo, el cual aún se encontraba cerradito, sentí como poco a poco me metía el dedo y lógicamente me volvió loco, empecé a mamarle la verga con más desesperación, le empecé a acariciar el cuerpo besarle su pecho y el seguía acariciándome, él estaba de tendido en la cama y con los besos y caricias de pronto ya nos estábamos besando, sentía su lengua dentro de mi boca, tenía tiempo que no besaba a un hombre y nos fundimos en abrazo caricias y besos, sentía su miembro sobre mi cuerpo, con ganas de meterme verga sin condón, pero fui prudente, me acosté de frente a él, y me dijo que le apretara la verga con mis piernas, así lo hice, empezó a moverse como si me estuviera cogiendo y me besaba, me acariciaba, me mordía los pechos y me volvía loco, era una sensación indescriptible lo que sentía y eso que aún no me la metía.


Me decía cosas ricas, papito y yo le correspondía con lo mismo, le pido que me hable sucio, que me diga que soy su perra, su puta, su mamadora. El corresponde.  Así estuvo cogiéndome un buen rato hasta que me dijo que si me la metía, y yo le dije, si, métemela pero despacio, ya que la tienes grande,

Así que me pidió el condón, se lo di antes de que se lo pusiera, le di nuevamente unas mamadas, las cuales me supieron a gloria, ya que ya se sentía su preseminal, con ganas de que terminara en mi boca, pero quería sentirla dentro de mí.


Ya el colocado con su condón me acomodé en la cama, en cuatro, pero puse mi cabeza pegada al colchón, para que sólo mi culo quedara en alto, era tanta mi calentura, que cuando acercó su verga a mi culo, para empezar a metérmela, ufff, entro sin batallar, por la forma de su verga, él me dijo, que ricas nalgas tienes, solo sentí cuando ya sus huevos estaban en mis nalgas, y empezó el mete y saca, yo me sentía en las nubes, me la metía y me acariciaba mi pene, mis pechos, me golpeaba las nalgas, yo abría más mi culo, la posición era la mejor para sentir todo su miembro dentro de mí, sus 19 pulgadas de verga, hasta que me dijo, te los voy a echar y le dije si, papito, échamelos, y sentí como su verga se hincho más y oí su quejidos de placer cuando terminó y yo moviendo el culo para sentirlo más sabroso.


Uff, se vino bien rico

Terminó, me la saco, y fue al baño a tirar el condón, yo espere que saliera para limpiarme

Nos cambiamos platicamos un rato y me dijo que tenía un compromiso y le dije , no problema, era un rapidín, y qué rapidín

Quedamos de estar en contacto en su próxima venida a mi ciudad.


Saturday, July 21, 2018

PORTADA VOLUMEN 2 # 18 - 2018


RELATOS LGBT: Se la chupo a un taxista





Por cowboymexicano2002@yahoo.com.mx

Hola, esta historia que les relato fue cuando tenía 25 años; aun no me casaba y salía a los antros con mis amigos de manera seguida. Nada fuera de lo normal cuando de pronto un fin de semana cualquiera me hablan por teléfono unas amigas, muy guapas todas, pero bien zorras y me invitan a antro. Me dijeron que pasaban por mí y así fue. Debo decir que mis amigas iban vestidas bien sexys, con vestidos de licra super cortitos y pegaditos al cuerpo y como todas ellas acostumbran a ir al gym pues ya se imaginaran sus cuerpazos bien marcados con esos vestidos jeje
Yo por mi parte, me fue vestido de niño, pero eso sí, con un pantalón de mezclilla tipo estrecho (como de licra) que se estiran y se pegan bastante al cuerpo. La verdad hacía resaltar mucho mis pompas y piernas. Ese pantalón lo combine con una playera normal, pues me gusta sentirme cómodo y verme muy sexy jeje. 
Llegamos al antro y desde que entramos, todos los chicos se nos quedaban mirando, la verdad mis amigas llamaban mucho la atención de los machos del lugar. No tardamos mucho en que unos chicos se acercaran a la mesa y nos hicieran platica. La verdad estaban todos muy guapo y uno que otro así musculoso. Ya en nuestra mesa tomaron asiento y cada uno de ellos empezó a platicar con mis amigas. Como había mucho ruido por la música electrónica del lugar, casi no alcanzaba a escuchar lo que platicaban. 
En fin, estaba bueno el ambiente, mis amigas bailaban con los chicos y así. La noche empezó a largarse y el consumo de alcohol fue excesivo y empezó a hacer sus efectos. Todos en la mesa estábamos bien tomados y mis amigas, empezaron a besarse con los chicos y así. Poco a poco, conforme se fue haciendo más tarde, cada una de mis amigas, empezó a retirarse del lugar, sin avisar ni nada, con el chico que le había sacado a bailar, tomar y la lleno de besos. Supongo que se fueron a coger eso pensé jeje y yo en mis adentros me Moria de envidia jaja. 
Bueno, no me quise amargar por eso, sino que seguí bebiendo y bailando en mi mesa, recuerdo era música electrónica y de reguetón. Yo aprovechaba esas canciones para ponerme de pie y mover el culo y las caderas, jeje pensaba que con dichos movimientos algún mayate me vería y lo calentaría jeje para así acercarse hacia mí y hacerme platica y tomarme las nalgas jeje, al final pensaba yo, no importaba si yo le pagaba las chelas; yo estaba bien peda y tenías ganas de macho. 
Las horas pasaron y no llego nadie, cuando acorde ya estaba solo en el antro y casi no había gente ya. Todas mis amigas ya se habían ido con su respectivo macho jajaja. Le pregunte a un mesero que ya andaba recogiendo las mesas y sillas, para decirme que eran las 5:00 de la madrugada...... ya mero amanecía ¡¡¡¡ y yo sin haber probado verga, ni siquiera una mamada, en fin.... ya también me sentía cansado y con sueño, el baile realizado ya hacia sus efectos, mis piernas y pies me dolían jaja. 
Le hablé a un mesero y le pedí la cuenta; porque yo había seguido tomado a pesar de que me había quedado solo. Sin embargo, este me contesto que la cuenta ya había sido pagada por una de mis amigas (seguramente había sido Keila, recuerdo que ella estuvo toda la noche fajando con un chico que se veía tenía plata, por la ropa que usaba y las joyas que tenía), en fin, pensé en que al día siguiente buscaría a mis amigas y les preguntaría quien había sido el lindo patrocinador. 
Bueno ya bien pedo, cansado y a un caliente. salí del antro y le hice la parada a un taxi. Recuerdo que era un joven como de 35 años aproximadamente, moreno de pelo negro, llenito. Se orillo y me subir en el asiento de atrás. El arranco el coche y le dio rumbo a mi casa. En el trayecto, llevaba las ventanas abajo y con el aire me puse más peda jajaj. El chico me empezó a hacer platica, sobre el antro, que como estaba, que tan caro era, etc., etc., cuando de pronto me dice …. ¿oye no quieres pasarte para el asiento de adelante? ...... yo en esa fracción de segundo dije que SI ¡¡¡¡, sin pensarlo mucho jaja, yo creo porque seguía caliente y eso me despertó más jaja (recuerde que ya era tarde y andaba muy cansada y con sueño). Detuvo el coche y me cambie para el asiento de adelante.
Ya en dicho lugar el chico siguió con la plática del antro y como el coche era estándar, empezó a tocar mis piernas con el movimiento de la palanca de velocidades. Yo me empecé a calentar y de pronto empezamos a hablar de sexo ... me dijo que llevaba tiempo sin novia y a veces tenía que contratar prostitutas para quitarse las ganas y cuando no había dinero pus se la tenía que jalar en el baño jaja
Yo sin pensarlo le dije ... " pobrecito has de sufrir mucho cuando andas calientes, con ganas de vieja".... "te falta un culito para esos momentos de emergencia amigo" "que te saque la leche sin broncas ni compromisos, solo por el placer de pasarla bien"........ y su respuesta fue tajante... MAMAMELA ¡¡¡¡¡ ya mero llegamos a tu casa .... en ese se orilló paró el coche y se abrió el pantalón, dejando sacar su enorme trozo de carne.... estaba semi erecta y se le veía enormeeee¡¡¡
Yo estaba fascinada, no podía creerlo que el taxista, se sacara la verga ante mi¡¡¡¡ yo pensaba que solo era platica cachonda y ya¡¡... pero no, ahí estaba ese suculento manjar empezando a babear y yo sedienta de verga. Sin pensarlo mucho me la metí en la boca y pude sentir como empezaba a crecer... a hincharse y verse venuda …. me calenté muchisimoooo y empecé a chupar desde la base hasta la punta, todo su glande ....mmmmmmmm .... que rica verga me estaba comiendo jejeje. 
El tipo me tomaba de mi cabeza en cada chupada y me decia ...... " no mames pinche joto....... la mamas bien rico ......... sí desde que te vi en la calle donde me hiciste la parada me existaste cabrón........ estabas en la esquina parando las nalgas con tu pantalón pegadito que traes puesto .... yo pensaba que estabas vendiéndote ahí cabrón .... cuando me acerqué en el taxi ya mero te preguntaba cuanto cobrabas jaja "....
Todas esas palabras que me decir, me ponían a milllll y chupaba con más ganas, tenía que complacer a ese macho y sacarle toda su leche a mamadas jejeje. El seguía hablando, diciendo cosas, yo de lo peda que estaba no recuerdo muchas cosas, pero recuerdo que también me decia .... " hayyyy no mames cabrón la mamas bien rico weyyy eres una experta mamadora de vergaaa, envidio a tu novio, la neta, que tenga esa boquita mamadora para él y tus pinches nalgotas que tienes, bien paraditas y redonditas cabrón, ya me imagino como te has de ver con una tanga y empinada en cuatro patas putita" ....
Híjole, el pensar esa escena con ese macho que me estaba comiendo a mamadas, hizo que me pusiera más caliente y en eso, sentí de pronto como empezó a brotar todo su semen.... ¡¡ como un volcán en erupción …. le salía bastante ¡¡¡¡ ya me estaba yo ahogando jajaja, pero me aguante como buena putita y seguí mamando, mamando hasta que sentí que ya no salía nada, succione todaaaa su hermosa verga y todo lo que le salió me lo tragué, pensé yo, como una recompensa por la vergota inmensa que me había dado jeje. 
Se la limpié con mi boca y no le dejé ninguna gota. Después de eso, encendió el coche, ya casi amanecía y salía el sol y nosotros ahí en la calle, teniendo sexo ¡¡¡ yo pensé y cuando reaccioné después de la calentura dije ... " no chingues.... ya mero amanece ¡¡¡ y si nos vio un vecino ??? estamos super cerca de mi casa ¡¡¡¡ ((y resulta que, si nos vio un vecino, pero esa historia se las contare en otro relato jeje). 
Estábamos solo a dos cuadras de mi casa. Me dejó afuera y no decimos nada en ese trayecto. Fue muy corto. Cuando me bajé le di las gracias por la rica verga que me había dado y solamente me dijo .... "mija...me sacaste toda la leche, la neta andaba bien caliente, me gustó un chingo, no te doy mi número por discreción, mejor yo te busco y salimos a dar una vuelta por ahí, quiero probar tus ricas nalgotas "....
Después de esa noche madrugada, nunca lo volví a ver. Por lo peda que andaba no recuerdo ni su nombre ni los datos de su taxi. Me quedo como una rica experiencia, porque ya había escuchado yo que los taxistas eran bien calientes y mayates, pero no me había tocado comprobarlo... hasta esa noche jaaja, en fin, supongo que también fue suerte, porque después he usado otros taxis y no me ha vuelto a tocar un taxista morboso caliente y mayate jaja ... y ahhh por cierto, se me olvidaba decirles que la llevada no me la cobro ¡¡¡ supongo porque le gustó mucho la mamada que le di jaja. 
Bueno, este fue mi relato, espero les haya gustado. Como siempre espero sus comentarios. Me excita mucho saber que los leen y les gusta. Prometo contestar todos los correos que me manden.


Vacaciones de todo



Por RoberXL

Es último viernes de mes y Caridad, mi mujer, ya sabe lo que toca. Seguro que lo tiene todo preparado. Esta mañana habrá comprado una botella de sidra, vino blanco o Lambrusco, y también algo para picar, seguramente frutos secos, fruta deshidratada, biscotes para tomar salmón ahumado o atún, algún queso fuerte... Llevamos 9 años casados y este momento es algo que ambos esperamos con avidez. Mañana no hay que madrugar.
Pongo una música no demasiado relajante ya que no quiero que se duerma, con poco volumen para no despertar a los críos.
Poco a poco nos relajamos, nos reímos, bromeamos, nos acordamos de anécdotas. Pronto nos iremos de viaje los dos solos. Cinco días al año de descanso en los que dejamos de ser papá y mamá. Los críos se quedan con mi suegra...
Esta noche tengo dispuesto algo especial, algo que hace tiempo que no hacemos. Leer un relato erótico. Le digo que me acompañe al dormitorio. Allí he extendido una toalla sobre la cama, encendido el ordenador y preparado el aceite para darle a Caridad uno de esos masajes que tan bien sabe agradecer.
Caridad tiene 43 años, estudios superiores y desde hace poco ha retomado su trabajo en la farmacia de su propiedad. A pesar de sus dos embarazos se mantiene bastante bien, es bajita y manejable, 1’60 m aproximadamente y 50 kilos, creo. En fin, una morenita de ojos azules con un buen culito y un par de tetas que ya quisieran muchas jovencitas. Curiosamente lo más excitante de empezar a salir con Caridad fue descubrir que tras aquella apariencia de chica reservada y formal se escondía una viciosa sexual. Paradójicamente Caridad se había criado en el seno de una rigurosa familia y había recibido una represora educación religiosa. Como ella misma me confesó en una ocasión no había nada tan turbador como saludar a la monja de portería con el sabor a polla aún en la boca.
La observé mientras se desvestía, me encanta hacerlo, sobre todo cuando se desprende del sujetador y sus formidables tetas saltan de alegría.
Se tumbó y comenzó a leer…
Nunca habría imaginado aquel cambio. Desde las vacaciones en la playa del año pasado, Caridad es otra en la intimidad.
Me llamo Roberto y tengo 40 años, tres menos que mi mujer. Comenzamos a salir jóvenes, a los 25 años, aunque ambos habíamos tenido relaciones más o menos serias con anterioridad. Aunque, al principio Caridad me hizo creer que su experiencia sexual era muy limitada, cuando vio que lo nuestro iba en serio no dudó en revelarme que Pedro, su primer novio, la había acostumbrado a disfrutar de casi todo tipo de prácticas.
Lamentablemente, el paso de los años, los hijos, las obligaciones, etc. hizo que nuestra vida sexual fuese a menos con no pocas épocas de apatía y pereza.
Caridad mide 1.60, es como se suele decir “del montón”. Es delgada, morena y sus formas están muy bien proporcionadas. Tiene las tetas muy bien puestas, vamos que levantaría pasiones y pollas por la calle de no ser porque es exageradamente tímida y discreta en público. Por suerte, sus magníficas tetas no han perdido ni un ápice de su atractivo a pesar de los embarazos y lactancias.
Como es habitual siempre había sido yo quien más apetito sexual tenía, haciéndome Caridad pensar en algunas ocasiones que yo era una especie de obseso. Cuando manteníamos una conversación relacionada con el sexo, Caridad solía agobiarse. Durante un tiempo, tenía suerte si teníamos sexo una vez cada dos semanas, mientras que cuando éramos novios no pasaran más de tres o cuatro días. Nos habíamos ido enfriando.
Todo esto cambió después del segundo embarazo. No es que se volviese más explosiva, pero después tener nuestro primer hijo ella comenzó a ser mucho más pasional y espontánea. Eran indicios que debían haberme hecho sospechar el cambio que se produciría…
El verano pasado fuimos a la playa, a un pueblecito del sur de España. Habíamos alquilado un apartamento a buen precio en una urbanización cercana a la playa. Caridad ya había empezado animar las vacaciones comentando que tenía muchas ganas de organizar una noche para nosotros y quedarnos de juerga hasta las tantas. No la tomé en serio porque ese tipo de frases se dicen sin pensar.
El segundo día de vacaciones me quedé boquiabierto cuando vi a mi mujer salir del baño. Se había puesto una camisa de tirantes y una falda de flores con mucho vuelo, una que a mí me gusta mucho y que ella se pone poco. Es curioso, que inmediatamente yo empezase a pensar en subirle aquella falda.
― Estás guapísima ―comenté.
― Sabía que te iba a gustar ―me dijo.
Me quedé mirándola... “¡Menudo escote!”.
Caridad se dio cuenta y sin ningún disimulo se las apretó para que realzaran aún más. Literalmente se salían de la escueta camisa.
― “¿Así mejor?” ―preguntó.
― Claro ―respondí― y si te quitases el sujetador, ¡ya ni te cuento...!
No se lo pensó.
Increíble, Caridad siempre había sido comedida en su forma de vestir, y más para salir a la calle. Creía que era sólo un farol, que realmente no pensaba salir sin sujetador. Le planteé mi duda.
― ¿De verdad vas a salir así? ―sonreí.
― ¿Te parece mal? ―rebotó mi pregunta.
―  Por mí perfecto.
Salimos de nuestra urbanización para ir a cenar a un restaurante que está a unos 10 minutos andando justo en el lado opuesto de aquel pequeño pueblo. Según íbamos andando, me fijé en cómo se le meneaban las tetas a mi mujer, también se marcaba claramente la punta de sus pezones. No fui el único que se dio cuenta. Cuando nos cruzamos con un grupo de muchachos todos la miraron de arriba abajo. Teniendo en cuenta la diferencia de edad aquello resultaba muy halagador, al menos para ella. Caridad sonrió abiertamente y saludó a uno de los chavales.
― Ciao ―lo saludó con coquetería. Vi claramente como echaba los hombros hacia atrás para alardear de escote.
El muchacho le devolvió el saludo con la mano. Pude ver en los amigotes la misma cara de asombro que debía tener yo.
― ¿Lo conoces? ―la interrogué sorprendido.
― Claro, de nuestro hotel. ―me reprochó ella y añadió― Estaba en el patio esta mañana, que no te fijas en nada.
― Tú sí que te fijas, ¿eh? ―le recriminé yo.
― Anda, no digas tonterías ―exclamó― Podría ser su madre.
― Pues no creo que él mire así a su madre... ―miré atrás y le eché un último vistazo al chaval, ¿su madre…?
― De eso nada, seguro que esta noche se la menea a tu salud… ―dije con sarcasmo.
― ¡Qué bruto eres!
Con el calentón que llevaba, la cena transcurrió lenta y tediosa para mí, ansiaba volver a casa cuanto antes. En cambio, el camarero estaba encantado, el condenado no perdía ocasión de mirar el escote de mi mujer cada vez que se acercaba a nuestra mesa. Caridad iba realmente provocativa aquella noche.
Sin embargo, cuando llegamos a casa y acostamos a los peques, Caridad se metió en el baño y yo desesperé en el salón con cada minuto de espera.
― ¡Mucho ruido y pocas nueces! ―pensé.
No sé qué narices estaría haciendo mi mujer, el caso es que apareció cuando ya estaba a punto de tirar abajo la puerta del baño. Iba en bragas, se abalanzó sobre mí y sin mediar palabra comenzó a revolverse como una serpiente al tiempo que me comía la boca. Aquella desconocida voracidad de mi mujer hizo que se me pusiera durísima.
― Ya pensaba que me ibas a dejar con las ganas ―le susurré al oído.
― ¿Te gustaba cómo iba vestida? ―preguntó.
― Mucho. Por mí nos habríamos ahorrado el restaurante. Te habría cenado a ti. ―confesé a la vez que comenzaba a sobarle el culo y el coñito por encima de las bragas.
De rodillas en el sofá se quitó las bragas a toda prisa y empezó a masturbarse en mis narices. Esta vez fui yo quien se abalanzó sobre ella. Mientras nos besábamos con desesperación yo acariciaba todo su cuerpo, también las tetas, el culo y su húmedo coño… Estábamos los dos ardiendo. Comencé a meterle un dedo. Gimió de inmediato y empecé a meter y sacar el dedo contemplando el placer en sus hermosos ojos azules. Ella sollozaba sin parar, entonces metí otro dedo más en su sexo, cuya humedad iba a más.
Le dije que levantara una pierna. Así la tenía completamente abierta y expuesta, masturbándola a placer. Su respuesta fue comenzar a gemir. Su sexo literalmente chorreaba. Enfebrecido ya, le metí 3 dedos sin contemplaciones. A ella no pareció importarle, al contrario, cada vez gemía más y más fuerte.
― ¡Aaaaaaaaaagh! ―gritó agarrando mi mano y apretándola contra su sexo. Sí, se estaba corriendo.
Cuando se le pasó Caridad me miró un instante y en un arrebato, con verdadera urgencia, me bajó la cremallera me sacó la polla y comenzó a chupármela. Casi me da un infarto. Esa no era mi seria y formal esposa, me la habían cambiado. No me la chupaba como habitualmente hacía, despacio, con cautela evitando hacerme daño con los dientes. No, esa noche se metía cuanto rabo podía en la boca, intentando tragar mi pollón como una víbora engulle a un ratón. Dio un par de arcadas, yo notaba claramente como mi cipote chocaba con su úvula, pero ella no se rendía… y como salivaba… se le estaba haciendo la boca agua a la zorrita.
Jugueteaba con mi rabo haciendo cosas maravillosas. Me estaba poniendo a cien. Entonces, la agarré la cabeza y comencé a menear las caderas, copulando en su boca. Caridad no tardó en empezar a sofocarse ya que mi polla había alcanzado unas dimensiones y una dureza superiores a lo habitual. Estábamos disfrutando de lo lindo, nunca me habían hecho una mamada así, mi mujer estaba realmente caliente. En el fragor de la batalla, Caridad perdió el equilibrio, apoyó las manos en el suelo estirando el cuello y de pronto aprecié como mi miembro le entraba en la garganta.
― ¡Oooh, Dios! ¡Joder! ―bramé como un animal viendo mi pubis aproximarse aún más a su nariz. Fue la apoteosis. Tengo la polla bastante grande y era la primera vez que la hundía tanto en la boca de una mujer, de mi mujer. No sé si está bien o mal, pero no pude evitar sentir cierto orgullo y satisfacción, aunque a decir verdad el mérito era totalmente suyo.
Literalmente asfixiada, la pobre no tardó en clavarme las uñas. Rápidamente se la saqué permitiéndole recobrar el aliento.
Si normalmente Caridad se habría enfurecido por hacerle algo así, aquella noche no dijo nada. Lo curioso es que entonces me atreví a exigirle.
― Abre la boca.
Ella no protestó ni contestó, sólo abrió la boca y se la hice tragar casi entera una segunda. Fue sobrecogedor, realmente espectacular. Después dejé que ella continuase chupándomela a su antojo. Lo hacía con tal ímpetu que pronto tuve que pedirle que parara. No quería correrme sin follar a aquella “desconocida”. Su saliva hacía brillar todo mi miembro.
― Me la has dejado reluciente ―dije.
― Quiero que me folles ―replicó.
Caridad nunca me había demandado sexo de forma tan explícita, y pensé que me gustaba muchísimo esa nueva versión de mi mujer.
De pronto, miré hacia la puerta de entrada y me fijé en la cristalera que había justo al lado. Ambos estábamos desnudos y se me ocurrió probar algo nuevo. La llevé de la mano y la obligué a girarse hacia el cristal. Así, exhibida hacia la calle con una de mis manos entre sus piernas, fui besando su espalda.
Sería la 1 de la madrugada y no se veía a nadie. Igualmente, la situación era terriblemente excitante. Caridad comenzó a jadear intensamente. Por lo visto, también le excitaba aquella indecencia.
Empujé a mi mujer contra el cristal y cuando sus tetas rozaron el frío cristal un escalofrío la recorrió entera, aunque quizá fuese que en ese mismo instante noto mi polla penetrar en ella. Se la metí sin ninguna dificultad, tenía el sexo mojadísimo.
Esa situación era muy perturbadora. Caridad se sentía liberada convertida en una extraña cualquiera en un lugar desconocido. Estaba de vacaciones. Allí no tenía que ser una persona ejemplar, no tenía que ser una mujer respetable y sensata. No, esa mujer se había quedado lejos, en la ciudad, y durante una semana ella haría lo que le diera la gana. De hecho, aquella tarde ya había sido una de esas mujeres que disfrutan llamando la atención de los hombres luciendo con descaro sus encantos. Una calientapollas.
Todo parecía irreal para ella o peor aún, una locura. Una mujer follada en público por un tío con una buena polla.
Caridad gemía fuera de sí cuando vimos a alguien pasar. Ella intentó apartarse, pero no se lo permití. Empujándola con fuerza logré mantenerla en su sitio.
― ¡Quieta! ―la reprendí. En cuanto a zumbarle de nuevo el placer hizo que dejase de oponer resistencia.
No vi a nadie. No debía habernos visto.
Caridad comenzó a sobarse las tetas. Separó las piernas y comenzó a gemir más fuerte. Cada uno a su manera, ambos disfrutábamos de la mayor erección de mi vida. Yo tuve que hacer un gran esfuerzo para mantener la calma y aguantar dándole verga a Caridad.
De pronto me fijé en que mi mujer tenía los ojos abiertos y la mirada fija. Fue entonces cuando lo vi medio escondido tras uno de los árboles del patio.
― ¿Es él? ―quise asegurarme.
― Creo que… sí… ―atinó a decir mi mujer mientras recibía mis embestidas.
― Me alegro. Que vea la clase de mujer que eres ―la reproché.
― Y qué clase de mujer soy. ―preguntó.
― La más puta que haya visto en su vida, eso seguro. ―me jacté.
― ¡Aaah!... ¡Aaah!... ¡Aaah!... ―sollozaba mi mujer mientras yo la penetraba con ganas, lanzada hacia un nuevo orgasmo. Escuchar mis acusaciones la excitó otro poquito. Para una mujer esa mezcla de culpa y desvergüenza es un coctel irresistible.
― Acaríciate las tetas. Esta noche se la meneará pensando en ellas y en cuanto te gusta mi polla.
Agarré a Caridad del pelo. Ni se inmutó. La ensarté con fuerza, pero resistía. No me creía lo que estaba ocurriendo, estaba follando a mi mujer como un bruto sin civilizar y a ella le encantaba. La agarré de los brazos y se los puse el alto aplastando sus tetazas contra la ventana.
― ¡Ooooooooogh! ―se quejó Caridad al sentir el frio cristal tocar sus duros pezones.
― ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah!
Mi mujer tuvo el orgasmo más brutal que yo había visto en mi vida. Su orgasmo actuó como catalizador para mí y tuve que contenerme, mi verga era ya uno de esos fuegos artificiales que ascienden en el cielo en medio de la noche. Un cohete a punto de estallar en la oscuridad de su coño.
― ¡Oogh! ¡Oogh! ¡Oogh! ¡Oogh! ―gruñía Caridad al ser ensartada en pleno éxtasis.
― Aún sigue ahí. El espectáculo le está gustando ¿eh? ―le murmuré al oído, y dejé de moverme para decirle― ¿Sabes qué está deseando ver el muchacho?
Caridad jadeaba sin decir nada, con la cabeza contra la ventana y los ojos fijos en la sombra tras el árbol.
― Te he hecho una pregunta ―insistí.
― Yo creo que ya ha tenido bastante ―renegó mi esposa― Córrete en mi boca.
Ipso facto, Caridad se arrodilló impaciente y apartándose el pelo de la cara engulló de nuevo mi rabo.
― ¡Ooogh! ¡Joder! ―exclamé impresionado― ¡Qué bien la chupas!
― Glups, chups, glups, chups ―mi mujer no dejaba de hacer ruiditos mientras chupaba.
― Tiene que estar flipando ―le dije a Caridad.
― ¡Aprende chaval! ¡Esto es lo que a ellas le gusta! ―cuando de pronto mi rabo se tensó bruscamente en la boca de mi mujer.
― ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagh! ―exclamé.
― Ummm Ummm Ummm…―la oí sollozar, complacida con cada nueva dosis de semen que iba recibiendo. No dejó de lamer mi inflado capullo mientras que yo eyaculaba una y otra vez. Fue delirante…
Nos tendimos en el suelo completamente extasiados. Estaba impresionado. Impresionado y encantado con el cambio de mi mujer.
― Joder nena, ha sido la ostia ―confesé.
Ella sonrió. Entre sus labios no logré ver ni rastro de mi esperma.
― Sí, si lo llego a saber no había pedido postre… ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ―se echó a reír― Ahora a descansar para mañana.
― ¿Para mañana? ―dije pasmado. Ya estaba pensando en abrirse otra vez de piernas. Yo flipaba.
― Para ir a la playa, idiota ―se burló mi mujer al darse cuenta del malentendido. Sólo entonces me acordé de nuestro joven espectador, pero cuando miré por la ventana no lo vi.
― Se acaba de ir ―dijo mi mujer.
― ¡Vaya tela! A ver qué cara pones cuando te lo vuelvas a encontrar ―le dije a mi mujer.
― ¿Crees que nos habrá hecho fotos? ―me preguntó inquieta.
Me costó quedarme dormido. Efectivamente, aquello fue sólo el comienzo de esta historia.


Thursday, July 19, 2018

Hombre pierde su virginidad



Por LeMorbusier

Un hombre virgen desesperado, una mujer madura voluntariosa y un choque que dejó tras de sí un rastro blanco de semen...así da gusto estrenarse. En fin, sólo he tardado 32 años de nada. Pero al menos, la mujer era del tipo que me gustaba y creo que cumplí.

Hace unos cuantos meses, subí un anuncio en una página especializada solicitando por una gordita y, suerte la mía, una respondió. Estuvimos en una suerte de tira y afloja durante más de tres meses hasta que, al fin, me citó en su casa.

Mientras me acercaba a su casa por mi cabeza pasaron toda clase de pensamientos, desde los negativos a los nefastos: ¿Sería ella gordita como decía y, además, un adefesio? ¿Sería yo quien le decepcionaría a ella con mi aspecto desgarbado? ¿Podría mantener el tipo y no correrme sólo por la emoción?
Me abrió la puerta y la primera duda se desvaneció de inmediato: una mujer de carácter, normalita, como cualquiera que te puedas encontrar por la calle, pero con el deseo por delante.
Dos besazos y una caricia discreta a mi entrepierna. Empezamos bien.

La segunda duda desapareció tan rápido como me ofreció pasar y alabó mi aspecto. Ella quería a alguien más alto que ella, así que supongo que eso influiría.

Tras una conversación corta en la penumbra de su hogar, me guio a una salita con una camilla y me ofreció hacer todo lo que yo deseara. Aunque yo fuese un triste chico sin demasiada imaginación para estas cosas (aún).

La desnudé poco a poco mientras ella, sugerente, acariciaba su cuerpo contra mis partes, hasta que acabamos los dos desnudos, ella mojada como un pantano y yo empalmado como un pino.

A mi petición, se tumbó en la camilla y, sin mediar palabra, hundí mi cabeza entre sus piernas.
Siempre había esperado que un pubis oliera peor pero lo que encontré, ese salado característico, esa nota de agrio suavizado por la higiene y ese enloquecedor aroma hicieron que mi lengua y labios se movieran solos.

Jadeó y gimió y no me dejó parar, ni siquiera cuando yo necesitaba respirar fuera de ese mar de carne trémula. Ya excitada, tras un par de minutos de placer oral, me lamió un poco mi pene y me guio, entre velas, hacia su dormitorio, lugar en el que se abrió de piernas y me dejó penetrarla.

Y no me perderé en una larga enumeración de "mete-saca-mete-saca": aguanté. Aguanté mucho.
Aguanté muchísimo más de lo que esperaba que aguantara.

Tal era mi pesimismo hacia mí mismo en el caso de que se diera una eyaculación precoz, que asumía que me correría enseguida. Pero no. Le di una y otra vez. Por delante, por detrás, a cuatro patas, encima yo, encima ella, de lado, sentados, disfrutando de su piel suave y su tacto blandito, de su enorme culo y su hueco empapado.
Me he masturbado cientos de veces, he usado masturbadores y algunos lubricantes.
Pero nunca noté nada más deslizante que su raja, nada más satisfactorio que su cuerpo.

Sudé hasta chorrear y, por fin, me corrí dentro de ella, para su satisfacción como para la mía.
La limpié y la volví a devorar por debajo a su petición y saboreé el amargo de mi propio semen.
No me desagradó y a ella le satisfizo que continuara hasta que ella misma alcanzó el orgasmo a base de labios, lengua y dedos.
Me sorprendió lo delicada que se volvió mientras saboreaba el placer después de la guerra que me dio y que le di.

Descansamos un poco, charlamos, bebimos y comimos. Incluso jugamos a que me masturbara con una naranja (no comentaré mucho de esto, aparte de que mi erección no se había relajado en ningún instante).
Y, poco después, continuamos hasta que volví a correrme en su interior, para que ella fuese la que se comiera mi semen esta vez con sumo gusto.

De nuevo, otro descanso, nos contamos anécdotas (siendo las suyas mucho más calientes que las mías, para qué negarlo), se vistió con un vestido de lo más sexy, le pedí que hablara conmigo mientras estaba encima mío (me apasionaba su contacto y calor) y, sin pretenderlo yo, me encontré con mi pene de nuevo en su interior.

Fueron un par de horas y en ningún momento mis bajos dieron señal de cansancio, no así el resto de mi cuerpo, muy poco acostumbrado a este ajetreo.

Sólo una advertencia a los novatos como yo: haced calentamiento antes de empezar a realizar movimientos pélvicos.
Yo acabé con una articulación dolorida durante un par de días y una herida debajo de la lengua por la pasión con la que rechupé todo su cuerpo. Y eso, que tenía que contarlo.

No me sorprende que la gente desee tanto el sexo.


Una amiga lesbiana



Por Metalsex79

La vida te trae sorpresas y con ella fueron momento vividos al máximo. El mundo es una caja de sorpresa. Soy Franco, esta historia fue hace ya unos años, rondaba yo por los 20 años cuando conocí a una chica de 17 años llamada Angela; muy bella rubia por naturaleza delgada, sus senos eran pequeños pero firmes y duritos, era de un 1,65 de alto y su cabello era lacio hasta un poco más abajo de los hombros, cara redondita algo cachetona ojos verdes muy linda, la conocí una tarde que venía de un juego de fútbol enseguida nuestras mirada nos delataron, pero había un pequeñísimo problema según ella era lesbiana y yo tengo amigas lesbiana y ella le gustaba una de ellas.

Paso el tiempo y nos hicimos íntimos nunca he estado de acuerdo en estar con la misma chica que haya estado alguna persona conocida, pero con ella las cosas eran diferentes, Un día estábamos en mi casa dos amigas y yo entre esas amigas estaba mi Angela, la otra amiga era María, estábamos mirando video en mi computadora; mi amiga rosa me dice para fumarnos un porrito y lo hicimos Angela le pico el mosquito de la curiosidad y nos pidió que quería probar; por supuesto le dimos, pero como era la primera vez que fumaba le pegó duro y decidimos que se acostara en mi cama. Al rato Rosa se tuvo que marchar hacer unas cosas y yo me quede allí en el cuarto con Angela, pero yo estaba metido en mi mundo escuchando música y jugando con la computadora.


Al cabo de un rato me di la vuelta para ver cómo estaba Angela y lo que vi me había sorprendido mucho estaba desnuda en mi cama, wau que bella su figura, todo era de niña, en su vaginita tenía un hilo de vellos muy hermosa, no voy a negar que drogado y mirando a ese monumento desnudo en mi cama, me excité; pero como todo soy un hombre, mi decisión fue despertarla cosa que me arrepiento, ya que en ese momento ella pensó que yo la había desnudado y empezó a llorar hasta que se calmó, luego de un rato se fue de la casa, en el camino me enteré esa misma noche que se había encontrado con Rosa y le dijo lo que había pasado pero Rosa conociéndome le dijo que yo no era así y que ella estaba equivocada, yo por cortar las cosa no le hablé más por un tiempo había desaparecido de su vida así como llegué.

Un par de meses después me encuentro en mi trabajo, recibo un mensaje de ella, no les voy a negar que me emocionaba que me escribiera pero tenía que estar pendiente ya me había acusado de algo que yo nunca hice. Estuvimos mandándonos mensajes durante todo el día y parte de la noche, mi sorpresa fue al día siguiente que llegó a mi casa la hice pasar y fuimos a mi cuarto estuvimos hablando de lo que había pasado y todo luego de hablar nos dispusimos a disfrutar del día ella ese día no había ido a clases y se quedó conmigo, llego el mediodía y almorzamos.

Luego nos recostamos en mi cama y poco a poco nos quedamos dormidos juntos. No sé en qué momento me desperté con mi pene totalmente erecto y sentía que me frotaba una mano encima de mi ropa, abro mi ojos y veo a Angela sonriendo y me besa, me sorprendí mucho pero le correspondí soy hombre y ella tan bella empezamos a besarnos intensamente, la volteo y ella queda debajo de mi todo esto con ropa y empezamos hacer movimiento en la pelvis como si estuviésemos tirando pero la diferencia es que teníamos ropa ella gemía fuertemente, disfrutábamos el momento me abrazó y estaba teniendo un orgasmo intenso y yo al igual que ella acabe llenando mi ropa interior de semen, la respiración era agitada para ambos, ella me sonreía y me seguía besando al igual que yo, en una de esa se tapa la cara y me dice que hemos hecho, yo le decía disfrutamos mutuamente, pero ella decía que le gustaban las mujeres pero que se había sentido muy bien conmigo en ese momento, le di un beso y le dije que la trataría como a una reina, me coloco de pie me reviso y la veo, le digo que usara mi baño y yo decido ir al de afuera, cual es mi sorpresa?  mi hermana había visto todo y estaba caliente se me acerca y me dijo al oído - hoy me vas a hacer el amor duro; sé que lo necesitas - me sonrió y me dio un beso.

Dos décadas mayor que yo



Por Kikacaliente

Los hombres maduros siempre me han atraído, tengo una fijación hacia ellos y todo empeoró cuando me entregué a uno 23 años mayor que yo.
Todo empezó una mañana que salí a pasear con mi perro, me encontré con un hombre paseando con su perro y me pareció atractivo, empezamos a platicar y me dijo que se llamaba Javier, es un hombre directo, muy caliente y muy intenso, esa mañana que lo conocí me pidió que nos volviéramos a ver y accedí dado que me gustó como me miraba con morbo.

Después de unos días nos seguimos frecuentando, un día me pidió que nos viéramos en la noche en un parque y fui. lo empecé a buscar y de pronto sentí como alguien me llegó por atrás y me dijo en el oído:

-Ahora si vas a ser mía putita y no te me vas a escapar

Me puso muy caliente el pensar que podría coger con un hombre de 45 años y sobre todo me encanta que me sometan.

Él me tapó la boca y me llevo a un rincón oscuro del parque y empezó a besarme tan intenso que mi calentura subía cada vez, nos acostamos en el pasto y nos empezamos a desvestir sin importar nada, el mordía mis pezones de una manera tan deliciosa que le implore:

-ya méteme tu verga, ya!!

Y él no lo pensó dos veces y me la metió toda de un golpe, me encantó sentir como me partía la cuca un maduro y me decía:

-Si putita, ahora eres mi zorrita y de nadie más

Antes de venirse me saco su verga y me dijo:

-Sé que tu anito es virgen y ahora será mío

Me puso en cuatro patas y me la metió poco a poco. el vaivén cada vez era más rápido y se sintió muy rico, la excitación del momento aliviada el dolor. El choque de sus huevos en mis nalgas cada vez era más intenso y las nalgadas no faltaron, hasta que se vino dentro de mí.

Nos vestimos rápidamente y salimos del parque, nuestros encuentros sexuales cada vez fueron más intensos y cada vez que nos vemos buscamos un lugar nuevo para coger.



ENCUENTROS - EROTISMO EN CANTO-RELATO-POESIA

  A todos los poetas eróticos, se les invita que envíen sus poemas grabados a Radio Nuestra America, en su programa Encuentros. Una radio al...