Tuesday, August 24, 2021

El Monstruo Marino

 



Por Petineycoqui

La tormenta estaba en su cenit. Las olas sacudían la proa y la popa del barco, mientras la lluvia inundaba la cubierta del barco. Nuria, intentaba mantener todo lo que se encontraba en el camarote en su sitio mientras en la cubierta, sus amigos intentaban sacar con cubos el agua que entraba al barco. Una fuerte ola, sacudió el barco. Cuando Nuria, asustada salió a ver que sucedía. Nadie se encontraba allí, asustada Nuria comenzó a gritar, cuando una gigantesca ola, la golpeó con brutalidad. Nuria cayó al agua.

Allí, apenas flotando ante la tormenta, Nuria comenzó a ver una luz submarina de colores verdosos, que fulgurante, captaba su atención. Preocupada e inquieta, la joven comenzó a nadar hacia la luz de las profundidades. Según descendía, la luz daba a ver unas antiguas ruinas, marcadas con símbolos extraños y entorno a las cuales circulaban una serie de extrañas criaturas. De repente algo rozó a Nuria. a sus espaldas, uno de estos seres deformes la agarró por el cuello y la giró. De la boca del ser, salió una enorme y viscosa lengua que entro en la boca de Nuria hasta la garganta, haciendo que la joven comenzase a tener dificultades para respirar. El ser, retrajo su lengua, dejando ansiosa a la boca de Nuria, sin embargo, la joven ahora podía respirar bajo el agua. 

Acompañada por esta criatura, la joven descendió hasta la fuente de la luz. Allí, reunidos con sus congéneres, los seres rasgaron las vestimentas de Nuria, dejando libres sus pechos y vagina. Mientras Nuria yacía desnuda, del pozo que se hallaba bajo ella, unos tentáculos negros salían y se enroscaban por sus piernas. Totalmente inmovilizada por el ser superior, Nuria se abrió ante los placeres del universo, sintiendo como uno de los tentáculos se introducía en su vagina. cada una de las ventosas que entraba en su cavidad le llenaba de placer, mientras sus ojos se entrecerraban al estar recibiendo la bendición de aquella olvidada deidad arcana. De repente, un segundo tentáculo penetró por su ano, sin embargo, este no se detenía. La cabeza de Nuria se agitaba mientras gritaba sordamente en el agua. Un tentáculo enredó su pelo castaño y tiró de su cabeza hacia atrás, abriéndole la boca. El tentáculo anal seguía avanzando por sus esfínteres hasta el estómago y prosiguió saliendo por su garganta hasta asomar por la boca de Nuria. Por otra parte, el vientre de Nuria se inflaba al recibir las embestidas del tentáculo vaginal. Las ventosas se pegaban a su clítoris y la hacían convulsionar entre orgasmos continuos. Según crecía el placer, la luz verdosa se intensificaba a la par que Nuria se elevaba en la fosa marina. A su alrededor los seres nadaban y emitían sonidos, mientras se enroscaban formando grotescas figuras sexuales.

Otros dos tentáculos salieron del pozo enroscándose alrededor de los pechos de Nuria y con un increíble dolor se incrustaron en las pequeñas aperturas de sus pezones. Horrorizada y excitada la muchacha soltaba burbujas de aire. 

De repente, los ojos de Nuria se tornaron negros y la joven comenzó a viajar a través de mundos y lejanas dimensiones, mientras una serie de viscosa sustancia negra brotaba de las ventosas de cada tentáculo. La cara de Nuria se veía manchada por estos jugos y estos mantenían el hinchazón en su vientre. Sus pechos incrementaban su tamaño y su ano, dilatado abría espacio a un retirado tentáculo, mientras la joven caía en el foso marino y los monstruosos lacayos recogían su inconsciente cuerpo. 

A la mañana siguiente, Nuria apareció desnuda en una playa, con una ligera membrana recubriendo su piel. La joven se despertó y fue atendida por los viandantes.

Durante los siguientes 3 meses, la joven comenzó a mostrar los síntomas de un embarazo, sin embargo este era acelerado e incluía acciones extrañas como engullir pescado crudo o esputos vaginales de un viscoso moco negro. Finalmente, en el 90 días exactamente después de la inundación, al caer la noche unas extrañas luces verdosas, iluminaron el cielo. El vientre de Nuria empezó a tener formas extrañas y como poseída la joven comenzó a seguir las luces hasta un apartado peñón de obsidiana negra que se alzaba frente al mar. 

Al llegar, el cielo tormentoso acompaño a la joven, con una brisa de viento que se llevó volando sus ropajes. En el centro del peñón, los monstruosos seres, cubiertos con túnicas negras recibieron a la joven, llevándola hasta un altar donde Nuria se posó, sintiendo en su vientre la fuerza de un ser deseando salir. Lentamente, unas garras asomaron de la vagina y se fueron arrastrando, mostrando a un monstruoso ser con un cuerpo viscoso y una cabeza pulpacea, cuyas extremidades presentaban un exoesqueleto crustáceo. Nuria, recostada gemía de placer mientras a su alrededor se formaba un charco del viscoso líquido. Una vez salido el ser del cuerpo de Nuria, este la tomó en la posición del misionero y la penetró con un pene vertebrado que comenzó a desgarrar la vagina de Nuria mientras esta gemía de placer. Con los tentáculos que recubrían su boca, comenzó a succionar los pezones de Nuria, extrayendo la sustancia negra que aquella noche divina había depositado. Habiendo succionado los pechos, la criatura saco su miembro de Nuria y con total frialdad la arrojó al mar, mientras, la recién madre cayó gimiendo aun de placer. Según se hundía en el mar, una criatura de gigantescas dimensiones la tomó entre sus manos y la engulló mientras los últimos gemidos de placer de Nuria se perdían en el océano.

Lejos de aquel lugar, en el santuario donde la fecundación hubo tenido lugar, en una de las ruinas apareció un grabado en el que se mostraba a Nuria desnuda, siendo alabada por los monstruosos seres marinos.

 

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