Saturday, November 11, 2017

Relación Poética y Sensual entre Xóchitl y Cuicatl




Por Larry G. Álvarez

PRIMER ACTO
Cuicatl, un hombre en sus 50s, se enamora de Xóchitl, mujer en sus 40s.  El hombre siente que ha llegado por fin a su vida la mujer amada para toda su vida.
Primera Escena
CUICATL: ¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres mi Xóchitl! Vivo un nuevo amanecer en mi vida, he vuelto a nacer recostado en el húmedo néctar de tus pétalos.
XOCHITL: ¡Cuán hermoso eres mi Cuicatl, amado mío! ¡Eres un encanto! Mi cuerpo será siempre el refugio de tus encantos para que derrames tu íntima fragancia sobre mi ser.
CUICATL: Cada noche al no saber de ti, le pido al creador que me muestre tu rostro, que me deje oír tu voz, me haga recordar siempre tu hermoso semblante. Y cuando mi esencia te visite en tu lecho cada madrugada, te lances sobre mí cayendo desfallecida en mis brazos.
XOCHITL: Una vez en tus brazos, despierto como princesa al momento de un beso profundo que me transforme trasladándome hasta el infinito para después acurrucarme en tu corazón.
CUICATL: Una vez refugiada en mi corazón, te despojo de lo que esta ceñido a tu cuerpo y arranco con mis dientes las prendas de tu intimidad para oler tu aroma impregnado en ellas.
XOCHITL: Grata es también tu fragancia. Me estremezco con el canto de tus palabras, conoces todas mis esquinas. Me abrigo entre tus piernas para hacer el amor contigo por las mañanas y por las noches. ¡Hazme siempre del todo tuya! ¡Date prisa mi desnudez te pertenece! ¡Llévame a tu alcoba, oh amado Cuicatl!
CUICATL: Te pienso siempre desnuda para que te fundas en mi cuerpo y al pensarte así me alegro y me estremezco al pensar que lo haces para mí. Mis manos  sudan de llanto de la tinta escrita de poemas y pensamientos dedicados a ti. Mi Xóchitl, cada día mis labios buscan tus tibios besos para probar tu dulce calor de abrigo.
XOCHITL: Me lanzo sin paracaídas a tus brazos, a mi lado tendrás tu asiento. He de soltarme el cabello que deseo me arranques hasta derramar tu intención con la mía.
CUICATL: Amada mía, tus palabras me tienen hechizado. Desde que te miré la primera vez, con la mirada de tus ojos cautivaste mi corazón. Cuando derrame mi intención con la tuya, tu intimidad destilará miel y al mezclarse con mi néctar romperemos juntos las burbujas de la espuma que se derrame sobre nuestras piernas, nuestras manos, nuestros labios, estrechándonos, fundidos en una sola alma, una sola carne, dos en uno, uno en dos, unidos para siempre.
Segunda Escena
XOCHITL: Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz, la de mi amado Cuicatl! ¡Mi amado está a la puerta!
CUICATL: Amada mía; preciosa Xóchitl mía, ¡déjame entrar! Mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi pelo.
XOCHITL: Ya me he quitado la ropa; ¡cómo volver a vestirme! Ya me he lavado mi intimidad. Mi amado Cuicatl toca la puerta. Se me estremecen mis entrañas al sentirlo cercas de mí. Me levanto y le abro la puerta a mi amado. Se lanza sobre mí. Me encanta que me bese y me abrace, me de ternura.
CUICATL: ¡Mmmmmmm! Cuán bella eres, amada mía, ¡la última vez que nos vinos cuán encantadoras fueron tus delicias! ¡Tus pechos son racimos de palmera de los cuales de nuevo me adueñaré!
XOCHITL: Cuicatl, amado mío, ¿qué te gusta hacer en mí?
CUICATL: Satisfacerte amada mía.
XOCHITL: ¿Y qué es lo que más te excita de mi amado mío?
CUICATL: Tus senos, tu cabello, tu boca, tus piernas ¿Y a ti?
XOCHITL: Quiero que toques mis senos y te prendas en ellos.
CUICATL: ¡Mmmmmmm! Me gusta beber tus néctares y que se derramen en mis labios.
XOCHITL: Me gusta sentir tus manos en mi cuerpo, acariciándolo ansiosamente, dibujando en él tu deseo ardiente.
CUICATL: Yo poder escribir con mis dedos mi pasión sobre tu piel. Que cabalgues sobre mi intimidad y que cada estoque te haga gemir de placer hasta que te fundas en mí.
XOCHITL: Estando a mi lado  me hundo más en el deseo ardiente que se enciende en mi interior la chispa ardiente de la pasión.
CUICATL: Quiero que mis manos se deslicen sobre tu cuerpo y mis caricias te quemen por dentro, cada beso lo sientas como flamas que quemen tu piel. Quiero estar entre tus piernas, probar tu licor, hasta embriagarme de lujuria por su exquisito sabor.
XOCHITL: Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor y tenaz la pasión. Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. Sentir tu cuerpo fundido al mío y tener esa deliciosa sensación de llegar al vacío. En donde solamente hay placer y eternos gemidos. Pasiones misteriosas que embriagan mis sentidos.
CUICATL: Yo deseo que me tomes, me derrame en tus senos, quemándote con el ardor de mi lácteo licor. Probar tu miel hasta empalagarme escuchando los gemidos de tu intimidad.

XOCHITL: Mis pezones están duros, me los estoy tocando, están calientes, despiertan la lujuria con tus palabras que son un dulce aroma, de sensación ardiente que quema y solamente tus labios pueden dominar. Quiero sentir tu licor lactante en mi ser gimiendo por ti. Una muralla soy yo, y mis pechos, sus dos torres. 
CUICATL: Y al escurrir mis lácteos sobre tus pechos, y tu piel sobre tu cueva de placer quiero compartir sus sabores en nuestro paladar.
XOCHITL: Mis piernas temblorosas rodean tu cintura, quiero sentir tu fuente hirviendo, Un eterno placer que no termine. Llegar a lo profundo con tanta angustia. La vida no es vida si no te tengo dentro de mí.
CUICATL: Siento que te penetro con toda mi esencia, deseando nunca salir de tu cueva húmeda. Siento eyacular mi vía láctea en ella, luego en tu espalda, en tu boca, en tus pechos…
XOCHITL: ¡Sí! Poder sentir tus lácteos dentro de mi boca. Saborearla. Pasear mi lengua por tu fuente, hasta derretirla en mi boca.
CUICATL: La flacidez de mi intimidad te pertenece al derramar mis lácteos, quemándote con su espuma ardiente.
XOCHITL: Me encanta sentir tu mano traviesa subiendo por mis piernas. Arrodillarme y poner mi rostro entre tus piernas.
CUICATL: Tu tierna piel invita a preparar una nieve de vainilla y depositarla en tu ombligo para que se derrame hasta tu fuente de placer. Abriendo paso con mis manos sobre tus piernas sintiendo los espasmos punzantes en tu vientre.
XOCHITL: Amado, hazme tuya.
CUICATL: Tu sudor me embriaga por el aroma de tus senos y el respirar de tu pasión.
XOCHITL: Coloco mi intimidad frente a tu rostro, tus labios saborean mi humedad, lo crecido de tu barba eriza mi piel, hasta que derramo mi miel sobre tu boca.
CUICATL: Tus manos y tus labios activan el mecanismo de mi vitalidad, te deslizas sobre mi intimidad, estoy gimiendo de placer, como rejoneadora cabalgas hasta que te convulsionas, sintiendo tu néctar ardiente entre mis piernas. Acaricio tu cuerpo con mis manos y con mis labios.
XOCHITL: ¡Sí! Saboreo cada caricia tuya. Gimo de placer. Hasta quedar exhausta, me quedo dormida.
Tercera Escena
Ambos alejados por el destino, por las circunstancias de la vida. Pero unidos por la Xóchitl de la Palabra, y por el Canto del Poeta. 

XOCHITL: Acaba de salir el Sol o será que mi amado Cuicatl me ha sonreído. ¿Dónde estás amado mío? No te veo. ¿Me has abandonado? ¿Acaso te has ido?
Xóchitl encuentra una nota de su amado Cuicatl.
Amada mía, al verte dormida te vi sonriente como una luna llena.  Después de esta noche  mi vía láctea te pertenece y de tu miel nocturnal me he empalagado.  Regreso pronto, espérame; no tardo. Cuan bello es el sentimiento que tengo y la tristeza que abunda al estar ausente. En mi dormir voy a imaginar tu mano sobre mi mano, paseando miradas y caminando placeres, rindiéndome en mí soñar ante tus pasiones, sucumbiendo sin resistirme a tus olores y sabores impregnados en mi piel y en mi paladar.
XOCHITL: ¡Oh Amado mío,  mi cantor, mi poesía! Recuerdo cuando tus dedos impacientes jugaban con los botones de mi pecho, provocando un estallido de humedad en ese lugar cálido y ardiente de mi intimidad. Y cuando las palomas de tus manos inquietas descendían a mi cueva del deseo, tu boca bebía la miel de mi panal donde se perdían tus labios y tu lengua inquieta hasta ahogar la fuerza de tu interior, naufragando en oleadas de placer y gemidos de pasión.
CUICATL: Cuanto tiempo caminé solo en esta vida. Cuanto tiempo estuve sin saber a dónde ir. Pero un día llegaste a mi vida. Y desde entonces sin ti ya no se vivir.
XOCHITL: En la madrugada, hiciste con la llama de tu esencia que resbalara mi ropa por mi cuerpo quemando la blancura de mis sentimientos y entre el rumor de suspiros, gemidos, caricias, metiste tu lengua hasta mi garganta dejando el espacio justo para que la mía jugara con la tuya. ¡Te amo Cuicatl! ¡Oh eres mi Canto de Amor!

CUICATL: Mi cuerpo al tuyo se aferra cada vez que dices ‘te amo’, siento tus labios besándome a distancias.
XOCHITL: Tengo mi respiración agitada contigo al terminar de amarte con mis cinco sentidos de pies a cabeza. Cada vez que tu esencia está conmigo quiero que me arrastres a tu placer, que muerdas mis ansias, estalla en mí para una fusión completa.
CUICATL: Cada madrugada tu néctar como lava estalla en la humedad de mi cuerpo.
Espero un instante tus besos. Espero con ansiedad tocar tus senos jugosos y terminar en el panal inagotable de tu miel.
XOCHITL: Deleitas con caricias todo mi cuerpo, lascivamente con tu lengua me saboreas por completo, imaginarme el éxtasis que recorre todo mi ser, pegadita a tu piel se contonea mi intimidad. Me alucina imaginarte en completa desnudez haciendo juego con mi inquieta y lúcida timidez hacerte mío es mi delirio extenuante y amarte sin límite acurrucada muy dentro de ti.

CUICATL: En mi dormir tú intimidad me alimenta de placer, tus caricias me cobijan en un eterno amanecer dejándome envolver en tu aroma que se queda junto a mí y me embriaga sintiendo mi intimidad activada.
XOCHITL: Estoy entre tus piernas recostada en tu pecho. Sobre mi costado izquierdo, mientras me acaricias la espalda y mi cabello, mi cadera está sobando con movimientos circulares, lentos, discretos, tu total intimidad. 
CUICATL: ¡Oh Xóchitl de mi vida! Eres la culpable de mis húmedos desvelos. Me seduce tu esencia al extasiar con mis manos tu desnudez. Siempre estoy contigo, con tu alma, con tu aliento, con la textura de tu pelo, con el aroma de tus senos. Cada madrugada mi alma me sorprende recorriendo el sonido del silencio cuando tú estás durmiendo y en tus sueños vivir un tiempo eterno.
XOCHITL: Tu sexo me alimenta de placer. Tus caricias me cobijan en un eterno amanecer. Envuelta entre tus brazos me encuentro dormida.  Al abrir mis ojos estoy confundida y asombrada, pienso: ¿Qué será de mi cuando no te vuelva a ver?
CUICATL: Te espero amor, me quedo con ansias de enlodarme en el néctar de tu panal. Mi vía láctea está latente, guardándome hasta cuando seas mía para estallar en millones de estrellas fugaces en tu intimidad.
Cuarta Escena
Cuicatl está de viaje, Xóchitl lo espera ansiosamente cada día que pasa en su ausencia. Ambos se comunican y se expresan su sentir. La separación los desespera al no sentirse físicamente, pero tienen el consuelo de que cada noche sus esencias, sus almas,  hacen de la suya teniendo como testigo la oscuridad de la noche. 
CUICATL: Siempre me queda reflejada en mi mente tu sonrisa, el sabor de cada beso, de respirar el olor de tu piel. Tu lluvia en cada entrega, cae sobre mi cuerpo y humedece mi intimidad. Tú, Xóchitl, eres la flor que crece en mí, cada segundo que vivo en ti.
XOCHITL: Siempre me quedo gozando de ti, mis labios se quedan temblando y mis muslos y caderas cosquilleando, gimiendo sobre nuestra almohada. Cada mañana despierto oliendo a ti. Cada vez que te escucho, pienso en tenerte, cada vez que recuerdo nuestros encuentros, tengo que tomar mis cabellos fuertemente para poder descargarme en ti, en tu esencia, sin poder evitar un escurrimiento al  sentir tu lengua en mí y al mismo tiempo tomándote para que explotes dentro de mí, como siempre lo he querido, deseado e idealizado. Deseo ser tuya por todos los rincones donde pueda ser penetrada por mi hombre que eres únicamente tú mi Cuicatl.
CUICATL: Cuando llego a ti en esencia, admiro la belleza de tu alma, y tu espíritu lleno de luz. Tus Labios son mis Labios. Tu lengua es mi lengua. Tu pasión es mi pasión. La fusión de dos cuerpos en uno solo. Quiero amarte toda la vida, porque te quiero, porque mis besos no existen si no son en tus labios. Sin tus besos no hay amor.
XOCHITL: Aún siento tus manos en mi cuerpo, tus labios en mi cuello, como inicio de recorrer cada espacio de mi cuerpo, puedo sentir tu lengua, deseosa, ansiosa queriendo visitar mi sexo que ardiendo está por ti. Ven a mí Cuicatl, coloca tu lengua en la puerta de mi intimidad y escucha mis gemidos, cuenta los latidos de mi corazón y siente lo acelerado de mi respiración.
CUICATL: ¡Oh mi bella Xóchitl! Escribo para que pronto vengas a mí, mujer divina. Ven a mí, para que las sombras de la noche se disipen y aparezcas de la nada a ahuyentar esta soledad maldita que consume mi alma. Un alma como la tuya. Recostado en mi cama te pienso, te sueño, te espero. Imagino que estás ahí, justo afuera de mi alcoba. Cierro mis ojos y sé que estás mirándome. Entras sigilosamente. Quizás no sepas que te veo, quizás solamente simules no saberlo. Me gusta que me mires, me excita. Estoy desnudo sobre la cama, el roce de las sábanas limpias y prolijas me hace pensar en que me ayudes a desordenarlas. Mi piel se eriza pensando en tus caricias y en tus besos. Mis manos tienen vida propia. Se deslizan despacio por mi cara, mi cuello. Mis manos son tus manos y me dejo llevar por su calor. Mis dedos dibujan corazones sobre tu intimidad.
XOCHITL: Eres mi anclar marítimo, sin reservas. Te amo hermoso Cuicatl. Tus palabras retumban en mi mente: "...entre el rumor de suspiros, gemidos, caricias, metiste tu lengua hasta mi garganta dejando el espacio justo para que la mía jugara con la tuya...", Amado mío, de verdad me sorprende que repitas con palabras exactas, lo que a solas te  digo y grito al oído al hacerte el amor: ‘tener tú lengua hasta mi garganta y al mismo tiempo acariciándotela con la mía en el espacio que quede libre’.
CUICATL: Ya no puedo esperar. Quiero sentirme dentro de ti. Te abrazo y te rodeo con mis piernas, mientras siento que te montas y cabalgas sobre mí; te penetro despacio. Nada tiene sentido más allá de nosotros, no hay mundo, no hay otra manera de vivir que no sea fundidos en uno solo. Sentir tu movimiento, tu roce en cada rincón de mi intimidad en lo profundo de tu cueva erótica que exige que la llene de mi néctar. Solamente eso me mantiene vivo, solo por eso vale la pena vivir.
XOCHITL: Te digo a gritos: ¡me vuelves loca de lujuria, de deseo y de pasión! Tus palabras me dejan sin aliento, me has devuelto la vida en besos. Me has hecho sentir viva de nuevo. Siempre deseándote. Siempre tuya.  
Quinta Escena
El amor de Xóchitl y Cuicatl está en peligro. Su corazón los une, pero los malos entendidos los hacen enojarse, molestarse, sentirse. Esta escena es la última plática entre ellos. En este diálogo está el fruto de la semilla que sembraron en poco tiempo. Hay peligro que se seque. Xóchitl y Cuicatl pueden curar las heridas que ambos se han hecho al continuar regando con agua de amor el fruto alcanzado, para que sus dos almas no se pierdan ni divaguen o caigan en las garras del desamor, del adulterio, de la traición y el olvido.  Queda en ellos el seguir su idilio o abandonar la nave que los condujo a la pasión.
XOCHITL: A la distancia, te escucho, vienes en camino. Percibo tu vestimenta y quiero desnudarte despacio con palabras al viento, que ellas toquen tu corazón y sea la brisa fresca la que acaricie tu sonrisa mágica que abra la puerta de tu alma para dar cobijo a mis sentimientos.
CUICATL: He llegado a tu ventana Xóchitl mía. Entro sigilosamente y te veo acostada en tu cama. Cierro mis ojos, despiertas, te acercas a mi oído y me dices...
XOCHITL: No abras los ojos.
CUICATL: Te arrodillas sobre mí. No puedo moverme, pero no me importa. No hay otro lugar en el mundo donde quisiera estar. A tientas encuentro tu pecho. Tu blusa abierta me invita a tocar tus senos, a comprobar que eres tan real como mi carne. Araño tu piel, mis dedos te recorren desde el cuello a la cintura. No puedo resistir la tentación y abro mis ojos. Te miro y me sonríes. Tu mirada no es tierna, es una mirada salvaje que me hace arder. Te acaricio con mis manos y con mis ojos, recorro tus senos, los siento palpitar. Tus suspiros, tus gemidos me llenan los oídos y el alma. Te acerco a mí y te beso, mezcla de labios, lengua e intimidad.

XOCHITL: Sé que no puedes quitar tus manos de mi cuerpo recorriendo el camino hacia mi intimidad. Tu lengua juega con mi piel, con cada centímetro, con cada poro. Te atrapo entre mis piernas, no voy a dejarte ir jamás. Tanto deseo de tenerte no se apaga, tanta ansiedad de verte me dice que no puedo soltarte. Siento tu lengua recorrerme, explorar cada rincón, detenerse cada vez que me escuchas gemir. Todo mi ser se pierde en tu boca, no existo fuera de tus labios.

CUICATL: Nos estremecemos, temblamos, nos deshacemos en gemidos, suspiros y palabras entrecortadas. Soy capaz de decirte todo lo que jamás confesaría a nadie. Soy tuyo más allá de la vida. No me dejes ahora que la fantasía se vuelve cruda realidad. No te vayas. Necesito que duermas conmigo esta noche y todas las noches que me queden por vivir.
XOCHITL: A toda hora del día estás mi mente, siempre tengo ganas de estar contigo y abrazarte, y esperar el final del día que llegues para platicar, para sentirte, para verte, solo tú haces que toda mi vida valga la pena. Mi boca esta sedienta, quiero besarte entero, sentir que eres real y no una imaginación. Te deseo mi cantor y poeta, sedienta estoy de ti, tengo ganas de ti, tu calor es mi devoción y mi cuerpo late por ti.
FIN



Sunday, November 5, 2017

Sueño y Realidad



Sola en la oscuridad de la noche.
Dejo mi mente volar.
Al dormir siento que se para el tiempo
Y sueño  sus juegos perversos,
los de mi maestro sexual.

Estoy desnuda en mi lecho.
Late fuerte mi corazón,
Al soñar sé que en cualquier
Momento seré alumna teniendo
a mi maestro entre mis piernas.

Cada latigazo sobre mi intimidad,
es un grito de deseo.
Mi cuerpo pide más
Y mi maestro azota sin parar,
con su barba en mi cueva de placer.

Marca su territorio en mi espalda,
en mis senos, y cada vez que
me toca con su mano firme y certera.
se va mojando mi sexo.

Mi deseo va in crescendo,
dulces gotas de placer,
recorren toda mi piel.
Entre gemidos de placer
siento su cuerpo arder.

Mi boca jugosa y atenta
espera su recompensa.
Una lluvia de lujuria y deseo,
me hace sentir todo su poder
cayendo sobre mi boca y mi piel.

Mamá Dora


El café mañanero



Todas las mañanas al despertar
con el arma en la mano, me
levanto a calentar mi café.
Mientras el agua hierve
me asomo a la ventana con la  
esperanza de que llegues a mi puerta.

Te espero con mi café ardiente,
cargado de deseo,
de sentir en mí tu cuerpo,
y tus labios ardientes en mi intimidad.

Mis ansias están encendidas,
para saborearte total y plena,
recorrer tu cuerpo con mis palpitantes caricias,
para hacer hervir tú sangre.

Deseo tenerte todas las mañanas
para saborearte junto con mi café.
Deseo que recorras con tu lengua los lugares 
que mi líquido espeso y ardiente mana.

Y cuando el deseo se enfríe,
volveré al día siguiente
a esperar por ti, con mi taza de café
para calentar nuestros cuerpos
hasta enloquecer bebiendo
nuestro néctares con sabor a café.

Larry G. Álvarez




CALIENTE ESTOY



Caliente estoy, por la fiebre que me causas,
por verte frente a mí, con tus curvas peligrosas,
del volumen de tu cuerpo, por el color canela de tu piel,
por tocarte y sentir el fuego bajo tu piel,
para poder estar dentro de ti.

Caliente estoy por el rose de tus labios húmedos
en mi boca, por tus labios carnosos, que queman mi intimidad,
para luego sentir tus enormes senos
que mis labios quieren probar, por ser suculentos
cantaros de aguamiel salientes de tus pezones.

Caliente estoy por palpar tu cuerpo
con mis manos inquietas,
con ganas de devorarte,
y recorrer tu cuerpo con mi lengua,
abriendo camino entre tus piernas.

Caliente estoy, y ardiendo más por las caricias
de tus manos y tus labios en mi intimidad,
que se endurece y como volcán activo,
expulsa fumarolas ardientes que al quemarte
te hacen temblar por la lava que saldrá.

Caliente estoy, por buscar la abertura
de tu cueva de placer, para hacer erupción
dentro de ti, derramando mí lava
ardiente, hasta escurrir en tus extremidades
quemando tu piel morena.

Caliente estoy, cuando te montas
como rejoneadora experta, cabalgando
a mil por hora, hasta que llegas al clímax,
tiemblas, gimes,  gritas, saltas de tu cabalgar
para recibir en tu boca la erupción de lava que sale de mí.


Larry G. Álvarez

Thursday, November 2, 2017

RELATO: Divina y Consuelo





Divina y Consuelo

Mi historia se remonta a la frontera de Estados Unidos y la República Mexicana. Ya en mi tercera edad, disfrutando lo que la vida me pudiera brindar en aspecto sexual.  Para no amargarme de estar en la llamada vejez, mantengo una vida social, que a pesar de mis canas y de una disfunción eréctil, pero con una testosterona al 1000 por ciento; sigo siendo muy sociable, con mucha suerte con mujeres cuarentonas, cincuentonas y sesentonas, que han estado abandonadas, descuidadas, frígidas y hasta hambrientas de que alguien las atienda íntimamente.
Les relato que por medio de las páginas sociales de contactos por internet con mujeres que buscan hombres, conocí a una mujer madura que la naturaleza la hizo ser llenita, pero con una pechonalidad que a cualquier hombre lo volvería loco. Sus senos y su trasero eran su mejor carta de presentación.
Nos empezamos a cartear electrónicamente, hasta el punto en que descubrimos los atributos de cada quien. Durante nuestras conversaciones por video llamada, sin tocar temas sexuales, ella se mostraba con una vestimenta ligera que al agacharse o recostada salían a relucir Divina y Consuelo, sus dos grandes tetas, sus senos.
Las ganas por tener el contacto directo con las nenas, hicieron que hiciera un viaje a uno de los estados colindantes con Estados Unidos. Al llegar a su estado en la República Mexicana, nos saludamos, abrazamos y nos dimos un beso como sello de bienvenida y con gustó viajamos rumbo a la ciudad dónde ella vivía. Durante el viaje sus atributos se marcaban en la blusa que traía puesta. Y pensé que esas dos nenas iban a ser mías ese mismo día.
Llegamos a la habitación, acomodé mis cosas y sin más preámbulo, fuimos a comer a un restaurante. Bebimos ‘mojitos’ y ‘piñas coladas’ y llevamos al hotel el vino tinto. Brindamos por conocernos y  llegar al hotel, nos aseamos y pude ver ya de cercas que realmente que tenía buenas tetas y un buen culo,   algo que a los hombres nos encanta. Ella se pegó a mí para abrazarla, y se volteó pegando su culo en mi verga y empezamos con un cachondeo, un tocadero de sus senos, ella toma mi mano derecha y la mete bajo su pantaleta y paseo mis dedos por su clítoris y al llegar a sus labios vaginales, siento  lo húmedo, mejor dicho, siento lo empapado en que se encontraba su cueva vaginal, escurriendo sus néctares entre sus piernas.
Ella se frota su culo sobre mi intimidad, algo que inevitablemente hizo que tuviera una pequeña erección, me estaba excitando, mientras tanto sus pezones ya estaban erguidos y con mis dedos de la mano izquierda los acaricio con frenesí, hasta que se da vuelta y me pide que se los bese.
No pude evitarlo, mi calentura pudo más que la razón, le comencé a besar los pechos, metiéndome sus pezones a la boca, agarrándole solo una teta con ambas manos de gustando su sabor. Las tenía tan ricas que me descontrolé y comencé a chupárselas fuertemente, mientras ella ronroneaba de placer.  La tendí sobre la cama y ya directamente, le devoré las tetas, acostándola de espaldas, se las devoré con alevosía, mientras ella me acariciaba los cabellos gimiendo suavemente. Estaba enfermo de caliente, con la verga activa, pero no erecta por mi impotencia. Mi amiga estaba muy caliente y se retorcía de gusto, con las piernas abiertas, pidiéndome que le chupara  sus senos más fuerte. Divina y Consuelo, son en ella su punto G.
Me tenía loco, que tetas más ricas, realmente exquisitas, ella movía sus piernas abiertas de lado a lado, hasta que no me controlé y le agarré el culo, manoseándoselo, calentándome cada vez más, ambos calientes , hasta que pasé mi boca sobre su sexo y comencé a masturbándola.  
Estaba loca, se descontroló completamente, afirmó mi rostro con su intimidad fuertemente, para que no me alejara  y comenzó a gemir muy fuerte, pidiéndome entre gemidos que no parara. Me tenía enfermo de caliente, me dediqué solo a masturbarla con mi lengua, mano y dedos sobre su vagina y clítoris. Ella convulsionaba de placer gimiendo  y al poco rato junta las piernas, dejando aprisionada mi cabeza indicándome que iba a acabar.
Y así fue, logró un orgasmo que por lo fuerte de su gemido, sintió que llegó al cielo. Me dijo que nunca en la vida había tenido un orgasmo de esa forma. Rápidamente en un segundo, la di vuelta, dejándola boca abajo, me subí sobre su espalda, me comencé a frotar contra ella como si me la estuviese penetrando por detrás, cosa que le encantó y pidiéndome que no parara, comenzó a gemir mucho más fuerte, diciéndome “¡dale!, ¡dale!” ,  yo caliente a más no poder, descargué acabando deliciosamente entre sus glúteos. Me quedé unos minutos encima de ella, frotándome  contra el culo, hasta que mi verga descargó la última gota de semen. Quedé acostado a su lado, con la respiración agitada pensando en lo rico que había terminado, algo que había añorado por mucho tiempo.  Mi amiga no me miraba, estaba de boca con la cara mirando hacia la pared, agitada igual que yo.
Luego de un rato, da vuelta la cabeza y me dice que le había encantado, le confesé que a mí también. Se paró y me dijo que tenía que irse, pero que temprano llegaría al día siguiente. Nos despedimos con un beso. Esa noche dormí plácidamente con una sonrisa en mi rostro.
Al día siguiente llegó a la habitación y se fue a la ducha y salió con una toalla envuelta en su cuerpo, me pidió que pusiera una canción en mi celular y lentamente se acercó a mí, dejando caer la toalla que traía ceñida a su cuerpo, y bailó conmigo al ritmo de la música. Después nos acomodamos en la cama, preguntándome si acaso no me había gustado lo que habíamos hecho ayer. Mi respuesta fue  afirmativa y más al tenerla a mi lado, con sus tetas tan cerca de mí, me estaba incitando y girándome hacia ella le metí mi cabeza entre Divina y Consuelo y una mano a su culo.
Enseguida mi amiga se encendió, sus tetas ya estaban al aire y me las comía deliciosamente mientras ella con su mano me tocaba el vientre cada vez más abajo. Me tenía enfermo de caliente , su mano cada vez bajaba más mientras yo no dejaba de chuparle las tetas y escuchar su calientes gemidos , hasta que ya decidido a todo , le tome la mano y se la metí dentro de mi pijama donde ya ella tomó mi verga.
Al poco rato, me quitó el pijama, dejándome al descubierto mi desnudez, tocando nuestras partes íntimas afanosamente.  No me soltaba la verga ningún segundo, masturbándome suavemente, mientras yo como un pulpo la tocaba por todos lados. Me descontrolé y la coloque boca abajo, le comí las nalgas, besándoselas, mordiéndoselas, pasándole la legua por el culo, cosa le fascino. Me monté sobre ella y le metí la verga entre sus nalgas, solo frotándome con ella, en ningún momento se la traté de meter, mientras ella se quejaba  como si de verdad me la estuviese cogiendo.
Era una locura, una morbosa y exquisita locura, dos maduros tocándose, lo prohibido, lo inmoral. La di vuelta y le abrí las piernas, admirando su rosada vagina rasurada, tocándosela, viendo en su mirada el deseo y el placer de recibir mis caricias.  No me contuve y me acomodé para besarle esa parte tan íntima, metiéndole la lengua haciéndola estremecer.  Le abría sus labios vaginales y le pasaba mi lengua, jugando con su clítoris, mientras con mis manos le agarraba las nalgas. Ella disfrutaba a más no poder, hasta que no pudo aguantar más y acabó en mi boca. Le di un trabajo oral excelente, y continué por un largo rato lamiendo y chupando su vagina luego de que había acabado. 
Ella después me pidió sentir mi verga flácida sobre su vagina. Se montó sobre pene, sintiendo la humedad de su sexo en la punta de mi verga. Ella con las piernas abiertas, sintiendo el contacto de nuestros genitales respiraba agitada con la boca abierta, cabalgó como buena rejoneadora hasta llegar a un orgasmo profundo y alargado. Dejó de cabalgar y con voz agitada, me dice - ¿Te la puedo chupar? - . Como decirle que no a semejante pregunta, me coloqué de espaldas, mientras mi amiga gateó con sus tetas colgando, colocándose entre mis piernas, tomando mi verga de la base, con el culo en pompa, mirándome a los ojos con una cara de caliente, admirando lo que tenía en su mano, moviendo su pelo muy sensualmente hacia un lado, para abrir su boca suculenta con labios carnoso y meterse mi verga en ella, chupándomela muy suavemente.
Fue exquisito ver a mi amiga engullirse mi verga, con que ganas lo hacía, con que dedicación, me la tocaba, acariciando mis huevos, recorriéndola con sus manos de principio a fin, admirándola, deseándola, besándola. A ratos me besaba la base y mis testículos, insertaba dos dedos sobre mi culo para tocar el periné, mi punto G.
Realmente estaba recibiendo la mejor mamada que me habían dado en mucho tiempo. Le pedí que colocara mi verga entre sus tetas y así lo hizo. Consuelo y Divina empezaron a masturbarme,  hasta al punto en que iba a explotar. No puso ningún reparo, con su vista pegada a mi verga, esperando el momento que saliera mi leche hasta que exploté. Entre mis fuertes gemidos, Consuelo y Divina me exprimían hasta que  comencé a descargar mi semen dejando a las nenas completamente mojadas con mi líquido espeso y caliente. Minutos después, ya relajado le dije a mi amiga que terminara su gran labor succionándome hasta la última gota, y ella muy obediente abrió su boca metiendo mi verga en ella y succiono hasta recibir tres descargas suculentas.
Pasaron semanas de fogosos encuentros, caricias, masturbaciones mutuas, pero no más allá de sexo oral, a pesar que ella me pedía una y otra vez que de una vez la penetrara. Yo no podía penetrarla por no tener una erección firme debido a mi impotencia, aunque me moría de ganas de cogérmela, hasta que una tarde que estábamos muy calientes, le propuse hacerlo por detrás con un juguete-dildo-vibrador. Sorpresivamente ella aceptó, estaba deseosa de sentir algo dentro de ella, aunque fuese por detrás. Acostada boca abajo, con sus piernas abiertas, le separé sus grandes nalgas y me dedique largo rato a dilatarle el ano, preocupándome de dejárselo muy mojado. Mi amiga disfrutaba a morir  de mi lengua lamiendo esa parte de su cuerpo, hasta que luego de un buen rato, con poco lubricante le metí primero un dedo, luego dos, y hasta tres, luego le unté más lubricante y poco a poco le empecé a meter el juguete de seis pulgadas de largo y una pulgada de grosor, la misma medida que tenía mi verga en mis mejores años. Poco a poco, muy lentamente el juguete entraba por primera vez en el cuerpo de mi amiga, lentamente, mientras ella valientemente aguantaba el dolor provocado, pidiéndome a cada rato que me detuviera, tomando fuerzas para proseguir con la faena, hasta que conseguí metérselo completamente. Movía el juguete lentamente, disfrutando del virgen ano de mi amiga que se quejaba de dolor, pero aguantado, a pesar del dolor comenzó a disfrutar.  Ella después me confesó que en un principio le había dolido, pero que después sintió muy rico, en especial después de lubricarlo, ya que entraba con mucha más facilidad.

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