Era miércoles
por la tarde…alrededor de las 19:30 horas, como cada día, yo estaba trabajando
en con la confitería de mesera. Estaba atendiendo a las personas, tomando sus
pedidos y llevándoles lo que ordenaban. Siempre era la misma rutina, el
ambiente laboral era muy bueno, mis compañeros divertidos y muy respetuosos,
los dueños del lugar igual. Como en todos lados, siempre había clientes que te
alagaban, otros que eran más obscenos al momento de decirte algo o los típicos
casados que se hacen los conquistadores…mi respuesta para todos ellos era
siempre la misma…lo siento, estoy comprometida, no me interesa nada más. Aunque
realmente fuera mentira, en el fondo no me interesaban, porque no era el tipo
de personas que me gustaban, mucho menos si estaban casados.
No fue hasta
una hora más tarde de ese día, que dos hombres llegaron y se sentaron en la
parte de afuera. Me acerqué a atenderlos como a cualquier otro cliente…pero
notaba algo raro en uno de ellos, tenía un semblante diferente, su manera de
expresarse, de hablar…era gay. No me llamaba la atención, ya que habían ido parejas
gays antes, lesbianas, hasta transgénero y siempre fue un gusto atenderlos, son
los que mejores te tratan y mayores propinas te dejan. Pero lo que me había
llamado la atención era el otro hombre, un semblante también diferente, no
parecía gay, tenía actitudes final y hablaba correctamente, no me alagaba ni
buscaba algo más como la mayoría de los que atendía, me hizo sentir tranquila,
pero curiosa de saber si eran amigos solamente o no, ya que se lo veía bastante
atractivo, su sonrisa era cautivadora y su tono de voz suave y dulce, no podía
contenerme y me sonroje al instante que él me miró, tomé su pedido dándoles las
recomendaciones de la casa, él pidió lo que yo le sugerí, eso me hizo sonrojar aún
más.
Cuando volví
con la orden de ellos, me puse nerviosa, realmente quería saber más de ellos,
en especial de aquel hombre encantador que me sonreía cada vez que me veía, su
amigo me hacía bromas con relación al pedido, haciendo que yo me sienta más a
gusto y en confianza, pero esta persona solo se limitaba a decir dos o tres
palabras y sonreír, eso me hacía tener más intrigas. Cada diez o quince minutos
pasaba por el lado de ellos para saber si les faltaba algo o si querían pedir
algo más, cada vez que preguntaba el atractivo hombre siempre me pedía alguna
cosa nueva. Mi imaginación volaba mientras que mis dudas aumentaban…realmente
me gustaba este hombre, pero no sabía si era soltero, si era gay o si quiera si
yo le atraía…ni su nombre sabia aún.
Cuando llegó
el momento, ambos se estaban por retirar, me llamaron para pagar su cuenta, les
cobree de manera normal, realmente quería saber, aunque sea su nombre, pero no
tenía el valor de preguntar, me sentía presa de la vergüenza por si el
resultado fuese diferente al que yo esperaba…pagaron y se retiraron. Me sentía
una estúpida, como no podía preguntar algo tan simple, que me estaba pasando…
¿acaso es que hace más de dos años que estaba sola y había perdido habilidad
para enfrentar alguien que me gustaba? Escuchándome me sentía aún más estúpida
mientras levantaba los platos de ellos, cuando me percato que debajo del plato
del hombre que me gusto, había una propina generosa, pensé automáticamente
ambos son gay, mis esperanzas habían desaparecido en un abrir y cerrar de
ojos…pero debajo de la propina había un barquito de papel, con un nombre y un
número de teléfono…no podía creer lo que decía:
-Me llamo
Marcos, este es mi número, llámame cuando quieras
Me sentía como
una adolescente con sus primeras cartas de amor, ansiosa y feliz por descubrir
ese número, el darme la esperanza que no era gay alguien tan atractivo…aunque
aún algunas dudas pasaban por mi cabeza.
Unos días más
tardes estaba en la duda de si llamarlo o no, si mandarle un mensaje o que
hacer…me sentía una niña en semejante situación. Llegado el viernes de la
semana siguiente, era mi día de franco y tomé el valor suficiente para mandarle
un mensaje, luego de mandarlo quería morir, no sabía porque lo había mandado,
mil cosas pasaban por mi cabeza…paso media hora y no había respuesta, no sabía
si era realmente su número o si yo me había equivocado…estaba nerviosa como
nunca, hasta que un sonido delato la entrada de un nuevo mensaje, era él
disculpándose, que estaba en el trabajo que por eso no respondía rápido, me alegré
al momento de seguir leyendo, decía que estaba feliz de al fin recibir mi
mensaje. Luego de una larga charla intercambiando mensajes e intereses,
quedamos en vernos esa noche y salir a ver una película.
Otra vez la
sensación de sentirme como adolescente recorría mi cuerpo, ideas de todo tipo
pasaban por mi mente, realmente me gustaba mucho Marcos, al punto de pensar en
tener sexo con él esa misma noche…pero luego recapacite, que era la primera vez
que iba a verlo de verdad y saber más de él, no podía tener ideas tan locas y
lujuriosas con alguien que aún no conocía bien, no podía actuar así, iba a
quedar como una cualquiera aunque él me gustara de verdad.
Llegada la
noche me preparé con la ropa que más me gustaba, hasta mi ropa interior
combinaba con lo que llevaba puesto, una pollera no muy corta, con una blusa
celeste y un escote moderado, me sentía muy sexy, sobre todo sabiendo que
debajo de mi pollera sólo llevaba un hilo dental como ropa interior. A momento
de escuchar la bocina de su auto, reaccione y pensé que no podía salir vestida
de esa manera…pero ya no había tiempo, él estaba esperando, así que busqué un
abrigo, me tape y salí. Aunque en el fondo realmente deseaba estar así vestida
y deseaba seducirlo.
Ya en el cine,
él se portó todo como un caballero, invito prácticamente todo, no me dejo pagar
nada, sólo unas palomitas de maíz, fue lo único. Dentro de la sala, estábamos
pasándola bastante bien, nos divertíamos mucho con la película. Pero en cierta
parte un momento erótico colmó la pantalla, haciendo que ambos nos
ruborizáramos, nos miramos fijamente y nos besamos lentamente…a medida que el
tiempo pasaba los besos eran cada vez más intensos y calientes, yo que hace más
de dos años estaba sola comencé a mojarme casi al instante, deseando ser
penetrada en ese mismo lugar, en ese mismo momento…pero intenté recobrar la
cordura cuando me di cuenta que había comenzado a tocarme yo misma…en ese
momento me aparte de él para decirle lo bien que besaba y recosté mi cabeza
sobre su hombro para disimular el momento y seguir viendo la película, pero sin
poder concentrarme mucho en ella, ya que estaba realmente mojada y caliente
después de tan fogosa situación.
Al terminar la
función nos dirigimos a un bar cercano a tomar unas cervezas y seguir hablando
para conocernos mejor. Luego de varias cervezas y de una larga charla se había
hecho tarde, subimos a su auto y nos dirigimos a mi apartamento…en medio del
viaje no podía contenerme más, realmente me gustaba y sus besos habían logrado
calentarme mucho, sumando el efecto de la cerveza estaba totalmente desinhibida
a lo cual le dije:
-Marcos, no
quiero que me tomes a mal lo que voy a decirte, ni tampoco quiero que pienses
mal de mí, pero ha pasado mucho tiempo y realmente me gustas…quiero que sigas manejando
por un rato más…
El me miró
algo desconcertado y dijo:
-Caro, no sé
por qué dices eso, si salí esta noche contigo es porque realmente me cautivaste
y me gustaste, si llegamos a este punto es porque me siento bien a tu lado…Seguiré
manejando un rato más como me pides así tenemos más tiempo para hablar…
Me puso feliz
escuchar lo que dijo, pero no que él no sabía es que yo no quería más tiempo,
mis intenciones eran realmente diferentes…a medida que íbamos yendo a la parte
más natural de la ciudad comencé a tocar su entre pierna buscando sentir su
pene, a él lo tomó por sorpresa y le dije:
-Por esto no
quería que pienses mal y por esto es por lo que quería que manejes un poco más…
Cuando logré
sacar su pene, estaba duro como roca, mojado, por lo visto él estaba igual que
yo, se había excitado tanto con nuestros besos que su bóxer estaba mojado y se
notaba que ya desde hace rato estaba así. Comencé a chuparlo, lo succionaba
como si fuera una barra de chocolate adictiva al paladar…su sabor era único, me
volvía loca, el aroma, la textura, sus jugos entre duces y amargos…jamás había
sentido algo así, realmente me era diferente a todos los que había conocido
antes. Cuando menos me di cuenta él había levantado lentamente mi pollera y
estaba tocándome mi vagina, abrí lentamente y como pude mis piernas para dejar
que él pudiera tocarme más y penetrarme con sus dedos, mientras yo le daba sexo
oral, no pude evitar dejar salir un leve gemido por el placer que sentía del
momento. Marcos había estacionado en un lugar oscuro, cubierto de árboles así
que estábamos seguro de la vista de las personas, hice su asiento más hacia
atrás y sin pensarlo mucho me subí encima de él, agarre su grueso pene y lo rosé
en mi vagina por unos momentos mientras nos besábamos, comencé a sentarme lentamente
sintiendo como iba penetrándome de a poco, cubriendo cada centímetro de mi
interior, sin dejar un solo espacio. Cuando por fin logré que me entrara todo
sentí un fuerte orgasmo automáticamente…había pasado mucho tiempo desde mi
última vez; así que no era de extrañarse, pero mi calentura iba más allá y aun
así continúe moviéndome sobre eel….me sentía cada vez más mojada y más deseosa,
mientras el succionaba mis pechos, mordisqueando mis pezones como intentando
extraer leche de ellos, nuestras caderas se movían rítmicamente, podía sentir
como mis jugos salían y hacían un ruido obsceno al ser penetrada bruscamente de
nuevo, se sentía maravilloso…lo abracé fuertemente clavando mis uñas en su
espalda en señal de un nuevo orgasmo que se avecinaba, él agarró mi caderas y comenzó
a golpearlas más fuertes, mientras lamía mi cuello subiendo hasta mi oreja y
dijo:
-Estoy por
acabar y no usamos protección…
-No te
preocupes, es mi día seguro, puedes hacerlo dentro de mí…
Nos fundimos
en un beso de pasión, donde nuestras lenguas se enroscaban…y mientras yo mordía
sus labios, ambos acabamos de manera increíble…como si un volcán durmiente
habría despertado…podía sentir su pene palpitar mientras eyaculaba dentro de
mi…mi vagina se rebalsaba entre su semen y mis jugos…ambos nos quedamos
sintiendo como nuestros genitales ardían y palpitaban por tan caliente
situación. Nos miramos fijamente, nos besamos de manera romántica y tierna, nos
quedamos en esa posición por un rato más disfrutando de cada uno.
Esa noche
ambos nos fuimos a mi departamento a dormir juntos…pero dormir fue lo menos que
hicimos…
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