No hacía mucho tiempo que había terminado
con mi marido, él me había dejado por otra, fui su cornuda y cuando le exigí
que eligiera, o ella o yo, no lo dudó, la eligió a ella…
Y sabía que las cosas eran mejor así, no me
gusta ser cornuda, ni compartir a mi hombre, era mejor estar sola que mal
acompañada, pero siendo honesta, la partida de mi esposo me traía dolores,
angustias y miedos…
Sin darme cuenta había entrado en un círculo
depresivo, nada me gustaba, nada me alegraba, no le encontraba sentido a la
vida, todo era un gris, pasar hora tras hora, día tras día, sin destino, sin
futuro.
Barbie, una de mis mejores amigas estaba al
tanto de todo, y ella podía ver lo que yo me negaba a ver, que estaba en el
fondo, que todo era negro, que sólo había nubarrones. Ella me acompañaba, casi
me obligaba a salir de compras juntas, o a salir a tomar algo, o a hacer
cualquier cosa para que mantuviera mi cabeza ocupada.
Ella me hablaba mucho, era como darme
terapia, siempre decía ‘que un clavo saca a otro clavo’ y en ese punto insistía
con presentarme un amigo suyo, un solterón amigo también de su marido es que
ella no entendía que aún estaba en un duelo por la traición de mi esposo y no
tenía lugar no en mi cabeza ni en mi corazón para otro hombre…
Pero Barbie era de insistir hasta el
hastío, y tan bien me habló de ese hombre misterioso que a pesar de no querer,
logró en mí una pizca de curiosidad y logró motivarme, y seguramente ella fue mi
norte para que volviera a sentirme mujer, bonita, deseada, a ver los colores de
la primavera.
En esos días había en el pueblo un baile de
disfraces, se hacía una vez al año, era un evento popular, esas fiestas típicas
que en general todos esperan con muchas ganas.
Y Barbie arregló todo para que conociera
esa noche a ese caballero misterioso, ella era muy de esas cosas románticas, de
esos encuentros de película, así que sólo me dijo que ya le había dado mi
número de celular, para que me contactara esa noche, en ese lugar, no pude más
que reírme, Barbie sí que estaba loca, ella con sus ideas…
Esa tarde no la tuve muy buena, me dolía la
cabeza, eran esos momentos típicos donde una mujer pelea contra sus monstruos,
aun la sombra de mi esposo se cernía sobre mi cabeza, y mi subconsciente se
negaba a cortar los lazos que me unían a ese amor que se había roto en pedazos.
Y si no hubiera sido por gratitud a todo el
esfuerzo de mi amiga, y por la costosa entrada que ella había pagado y me había
obsequiado, la parte de la historia que sigue a continuación nunca hubiera
sucedido.
Llegada la hora me puse un vestido que me
había comprado para la ocasión, obviamente con la aprobación de mi amiga
Barbie, ella lo eligió en color negro, color que nunca falla, con amplísimo
escote de la espalda llegando apenas un poquito por encima de mi cola, suelto
de frente, era muy lindo el vestido, largo hasta el suelo, ajustado, marcando
mis curvas, con un pronunciado tajo sobre mi pierna derecha que insinuaba más
de lo aconsejable, una cartera negra de mano haciendo juego, tacos altos al
tono, peinado de lado, asimétrico, dejando mi larga cabellera sobre un costado,
dejando el hombro opuesto al desnudo y por supuesto, el antifaz que me
colocaría al llegar
El lugar era una casa grande, de esas
enormes, tipo castillo, entré ya con mi máscara, como estaba todo el mundo,
había mucha gente, y yo sólo tratando de ver en cada rostro oculto a mi
caballero misterioso… pero solo podía esperar a que el diera el primer paso, la
verdad es que estaba excitada y mi amiga sí que sabía cómo hacer las cosas,
realmente me sentía como la chica de la película…
De pronto me llegó un mensaje al
celular que decía "estoy al pie de las escaleras" y fui hacia ese
lugar abriéndome paso entre la gente y notando sobre mi cuerpo esas miradas
bobas que tienen los hombres cuando una mujer es atractiva, esto sólo me dio
seguridad en mí misma y sonreí por lo bajo, hombres, tontos, predecibles!
Al llegar encontré a un tipo con traje, se
veía tan sexi, y de igual manera tenía un antifaz, cabello oscuro con algunas
canas, pero de esas que hacen apetecibles a los hombres y pude notar unos ojos
de un azul espectacular, no podía ver su rostro pero ya con esos ojos
tenía suficiente para morir de amor…
Lo saludé y fuimos a una parte apartada, en
soledad, era como un bar, lejos de la sala de la casa donde estaban todos, con
colores rojos muy tenues, había un sillón negro, una mesa de billar y música muy
relajada, nada que ver al cuarto principal, el me preguntó si quería algo de
tomar y acepté, no tenía idea que era lo que me daba pero me lo tomé sin
preguntar, el cerró la puerta de ese lugar y quedamos solos, supuse que era el
dueño de la casa, tal vez un invitado demasiado atrevido, solo sé que lo seguí
en el juego.
Comenzamos a hablar en la barra, yo estaba
sentada en esos bancos que suelen tener y el al otro lado, como si fuera el
barman, era todo muy loco y muy sexi, buscó en uno de sus bolsillos, sacó su
celular y me lo dio, entonces me dijo
No quiero que nada ni nadie rompa este
momento único e irrepetible, quiero que apagues mi celular, quiero que vos lo
hagas… y quiero hacer lo mismo con el tuyo.
Me pareció muy tonto pero también muy
romántico, busqué en mi cartera, saqué mi móvil y se lo entregué, mientras me
concentraba en apagar el suyo.
Me dio la espalda por unos instantes,
demoró unos minutos preparando otro trago, luego rodeó la barra y vino a mi
lado, frente a frente, en una mano traía una nueva copa, en la otra mi celular
de regreso, hablamos un tiempo y se comenzó a acomodar el ambiente, el alcohol
hizo efecto, poco a poco, se acercó a mi cuello del lado donde estaba desnudo y
sólo rozó su nariz como queriendo saborear mi perfume... dios, que maldito,
como adivinando que mi cuello es mi talón de Aquiles y obviamente, cerré los
ojos y me salieron algunos suspiros...
Me quedé con los ojos cerrados, o esperando
a que me besara el cuello, en el principio de mi rendición, pero no lo hizo, y sólo
esperé en vano, cuando abrí los ojos sólo me estaba observando, como buen
jugador, solamente se quedó mirando con una estúpida sonrisa en sus labios,
jugando conmigo, sólo pensé: ‘maldito!’
Me paré del banco donde estaba sentada,
enojada, tomé la cartera e intenté irme, me alcanzó frente a la mesa de billar,
lo sentí llegar por detrás a retenerme y pegó su cuerpo al mío, ahhhh!!!, como
escapar a eso?... claro yo estaba furiosa porque se había burlado de mí,
entonces le dije
Quítate, que me quiero ir…
En ese momento se apretó más a mi
cuerpo y colocó sus manos en la mesa como recargándose, obvio por la estatura
quedaba justo para meterme en un callejón sin salida y me dijo al oído
Segura que quieres irte?, no parecía
eso cuando estábamos en la barra del bar hace apenas unos segundos…
Mierda! no sabía si su plan era
hacerme enojar para que lo deseara más, para que pusiera resistencia y él
disfrutara con mi enojo, no lo sabía, pero funcionaba...
En eso mi respiración se agitó, pero mi
enojo era más grande y comencé a forcejear, en ese forcejeo, no note que pegaba
cada vez más mi culo a su verga y me empecé excitar y a él le pasó lo mismo,
sentí como se le puso duro, cada vez más, entonces hizo que me inclinara en la
mesa en la posición que estábamos y a ese vestido solo le faltaban milímetros
para que el escote de atrás llegara a mi culo, comenzó a rozar con su
dedo desde mi nuca hasta llegar a ese punto perverso, recorriendo lentamente mi
espalda, dibujando mi columna vertebral, uf! se sentía delicioso, decidió bajar
un poco más y noté que mi tanga negra había quedado expuesta a sus ojos,
recorrió entonces con su dedo esa parte que se notaba, es que sólo jugaba
conmigo, en ese momento me hizo recomponer a la posición inicial y me dijo al
oído
Te vestiste así de puta para mí, un
extraño? un desconocido? fue a propósito? qué quieres lograr?
Y en mi coraje contesté
No, nada de eso era para ti, no te sientas
centro de mi mundo, es que en esta fiesta iba a encontrarme con alguien más y
que me estaba esperando fuera...
Él se enojó en ese momento, me tomó con su
mano por la cara para que volteara a verle y me dijo de frente
Mientes, eres una maldita mentirosa, vos no
te vestirías así para cualquiera…
Sólo me reí, le daba un poco de su propia
medicina, jugué su juego, en ese momento me plantó tremendo beso, pero de esos
de deseo, su mano comenzó a tocar mi abdomen, subió por el escote del
frente metió su mano y apretó una de mis tetas que estaba desnuda bajo la tela
negra, ah! dios que rico fue eso!, sentí delicioso y con la otra mano
hizo lo mismo, tenía ambos pechos entre sus manos para hacer lo que quisiera...
Se quitó parte del traje, desabrochó su
pantalón y se quedó desnudo dejando ante mis ojos su hermosa verga bien parada,
riquísima! Su sexo parecía decirme ‘chúpame! chúpame!’ y tuve que
hacerlo, me arrodille y comencé a chuparla, lentamente, mi lengua pasando por
ella, saboreando, sintiendo ah!!!... después aumentó el ritmo y me la metió
hasta la garganta, no sé por qué pero eso me excitó sobremanera, saber que la
tenía toda dentro de mi boca y que él estaba tan excitado que sólo se escuchaba
su respiración y sus palabras diciéndome
Te gusta?, te gusta chupármela? quieres que
te coja?, eres mi puta hermosa…
No pregunten por qué pero me excite, así
como en este momento... la sacó de mi boca y me pidió que me
desnudara, tomó asiento en el sillón para ver como lo hacía y deje caer el
vestido, quedando solo con el antifaz, los tacos y la tanga, caminé hacia él,
me y me dijo que quería ver su verga en medio de mis tetas y dicho y hecho, me arrodillé
otra vez para que comenzara a colocarla al medio mientras yo apretaba mis
pechos para que su pija se perdiera entre ellas, me estaba cogiendo las tetas,
eso le gustó tanto que terminó de repente, su leche salió disparada en mis
tetas, ummmm!, tan rica y caliente!
No pude evitarlo, la tentación era
demasiado grande, empecé a lamer mis pechos con cadencia, tuve que limpiar todo
el semen con mi lengua, como bebiendo un exquisito licor, mientras él sólo
veía, como embobado, el improvisado espectáculo...
Cuando terminé de limpiar mis tetas,
le volví a chupar la verga, eso aún no acababa, y de nuevo se le puso dura, se
excitó y me pidió que me pusiera de pie, me empujó al sillón y quede
desparramada sobre él, acostada y expuesta al extraño caballero del antifaz...
Gozó con la imagen unos minutos y después
volvió por mis tetas, las lamió lentamente, los pezones, bien rico, estaban
bien duros, comenzó a morderlos delicadamente, uf! eso era la gloria, mi
clítoris estaba punzando, yo estaba toda mojadita y el sólo disfrutaba de ellas
de una manera que parecía se las quería comer, me veía a los ojos pero yo solo
ya no podía con eso, verlo haciéndolo era una tortura y sin poder evitarlo se
me escapó un orgasmo, los gemidos salieron de mi boca y el no paraba, mi cuerpo
se descontroló y sólo me aferré con las manos al respaldo del sillón...
Mierda, fue riquísimo! y dijo
Aún falta lo más dulce…
Entonces bajó y corrió la tanga, observó
que estaba depilada y toda mojada, eso fue demasiado provocador para él, se acomodó
para darme sexo oral, es que sólo no podía aguantar, como me la chupaba, como
me lo hacía y bueno… otro orgasmo, pero esta vez sólo no quería que dejara de
hacerlo y puse mis manos en su cabeza para que no se quitara de mi sexo, y
siguió mientras mi cuerpo sentía ese recorrido de electricidad, sólo me tomó de
la caderas para que me quedara quieta y fueron dos orgasmos seguidos, dejé en
la atmósfera unos gemidos tan ricos… todo lo era...
Cuando terminó conmigo subió y me dio un
beso para que saboreara lo mismo que él, no perdió tiempo, me puso en cuatro y
me cogió, su verga en mi conchita, rico, sólo no quería que parara, y lo hacía
espectacular, sabía cómo moverse, como tratar mi cuerpo, donde tocar,
ahhh!!! ... me mojo al recordar y escribir esto...
Y en mi excitación no sentí cuando la sacó,
le rogué que me la metiera de nuevo, que me llenara con su leche, y lo hizo…
pero maldita sea, esta vez me la dio por el culo, sólo me pidió que me
relajara, le hice caso, deje que lo hiciera, la idea me excitó, el sentir algo
más grande en mi trasero, ese dolor que se vuelve placer y bueno mis gemidos,
eran de una puta cuando le dan la mejor cogida de su vida y él lo notó,
explotamos juntos, el dentro de mi culo y yo con su verga dentro...
Delicioso! cuando acabamos tomamos unos
minutos para recobrar aliento, mientras él se vestía yo sólo fui a el baño del
bar a limpiarme un poco, a refrescarme, a recomponer mi postura, estaba tan
roja y cuando salí sólo dijo
No te dije que bien te queda esa tanga
clavada en tu culo y llena de mi leche? Ahora quiero que volvamos, y frente a
todos sientas como estás toda mojada por mi semen, nadie lo sabrá, excepto
nosotros…
Me reí y me dispuse a vestirme, todo había
pasado, nos aseguramos de parecer dos personas normales, nos aseguramos de que
cada cosa estuviera en su lugar, el me ayudó con mi peinado, respiramos
profundo, nos miramos cómplices y salimos de ese bar.
Miré nuevamente a los ojos azules de mi
hombre, ojos de pecado, me tenté a levantar su antifaz pero me contuve, era una
fiesta de disfraces, y esto hubiera dado lugar para que el también levantara el
mío y observara mi rostro desnudo.
Iba a preguntarle su nombre, cuando me sacó
de mis pensamientos y me dijo casi en un susurro al oído
Eres tan hermosa, tan perfecta… quiero
hacerte un pedido, quiero que camines entre la multitud, quiero verte a la
distancia, contemplar tu belleza, compararte sólo para ver que eres única entre
todos…
Diablos, de donde había salido ese
hombre, con sólo hablarme lograba erizar mis pezones, hacía mojar mi sexo y
hasta latir mi clítoris, sólo reí y comencé a caminar dejándolo al pie de la
escalera donde nos habíamos encontrado.
Mientras daba paso tras paso sintiendo mi
intimidad bañada por sus jugos, muchas cosas pasaron rápido por mi cabeza, me
sentí viva, me sentí mujer, me sentí feliz, supe que la relación con mi esposo
era pasado y en gran parte todo se lo debía a mi amiga Barbie…
Diablos! Barbie!
Busqué el celular en mi cartera, tenía que
contarle a Barbie! Como no hacerlo? Se lo había prometido!!!, se lo debía a
ella!!!, lo encendí en medio de la multitud y busqué un lugar apartado, miré la
pantalla para llamarla y noté que algo no estaba bien…
Una decena de llamadas perdidas y mensajes
de texto reclamando mi presencia, el número era desconocido y por las horas de
la llamada hacía tiempo que había dejado de insistir, tomé coraje y maqué el
número, al otro lado me dijeron
Hola! al fin apareces! Soy el amigo de
Barbie! Pensé que no habías venido…
El siguió hablando pero yo ya no lo
escuché, sólo lo interrumpí y le dije que quería encontrarlo, le dije dónde
estaba y vino a mi encuentro, para mi sorpresa apareció un chico alto, de
cabello negro y ojos tan oscuros como la noche, más alto que yo, me alejé de él
como huyendo sintiéndome mal por todo lo que había pasado, el me miraba
extrañado ignorando todo, seguro habrá pensado que estaba loca, volví a tranco
largo entre la gente, a prisa, llegué a la escalera, pero él ya no estaba, no
había nadie…
Busqué entre la gente del lugar, como
tonta, esos ojos azules eran inconfundibles, busqué esos ojos sin éxito, una y
otra vez…
Salí de la casa, a la acera, tal vez
estuviera fuera, pero no había nadie, hacía frio y una densa niebla no dejaba
ver más allá de una veintena de metros.
Tomé mi celular, tenía su mensaje original,
eso era! la única esperanza! eso creí…
Me di cuenta de que todo lo había
planificado, en ese momento que cambiamos los celulares, cuando me dio la
espalda para preparar un trago, no solo lo había apagado, también había borrado
todos los registros…
Ahora en el recuerdo, tomo aire y exhalo
con fuerza, Barbie escuchó incrédula toda mi historia, con los ojos grandes,
pero no pudo ayudarme, salí un par de veces con su amigo, pero no resultó, mi
mente había quedado presa de ese hombre tras la máscara, nunca supe quién era,
nunca supe por qué lo hizo, como llegó a mí, como no volvió a mí, mi príncipe
de ojos azules sólo me cogió una vez, la más maravillosa de mi vida, él es sin
dudas, el mejor de mis locos recuerdos…
Si eres mayor de edad me gustaría saber tu
opinión sobre este relato
Escríbeme con título ‘ENTRE MASCARAS’
a dulces.placeres@live.com
NO a la pedofilia
NO al amor filial
SOLO MAYORES DE EDAD
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