Saturday, July 27, 2019

LGBT: Una tormenta entre gemelas




Por Anónimo

Estaba con mi hermana gemela y nos acostamos en la misma cama, se sentía tan rico, pronto el miedo pasó y su mano acariciando mi barriguita me hacía saber que no dormía, no sé si era la situación, su aroma, su cuerpo pegado al mío, sus caricias o qué, pero como si yo misma me estuviera tocando sentí mis pezones endurecerse, sentí una electricidad pecaminosa en mi clítoris y mi vagina inundarse en flujos. Traté de apartar esos pecados de mi mente, pero como siempre mi gemela y yo estábamos en la misma sintonía, como si mi mente tuviera poder sobre ella la mano de mi dulce hermana fue subiendo lentamente, colándose bajo el top para dedicarse a acariciar mis pechos, la dejé hacer, me encantaba y fue como si yo misma lo estuviese haciendo, apretando con delicadeza mis pezones, no podía creerlo…
Ella me apretaba más y más, sus tetas me quemaban en la espalda, y su mano hacía maravillas en mis pechos, estaba perdida, mojada, inundada, sin decir palabra tomé su mano con la mía y la deslicé hacia abajo, lentamente, para colarla bajo mi tanga, en mis bellos púbicos, ahí la dejé, Roxana fue más abajo, acariciando rítmicamente mi clítoris entre sus dedos, me sentía acabar, me iba a acabar… Giré de repente, no era el momento, no todavía, levanté su remerita para apoyar mis grandes tetas contra sus grandes tetas, las tetas de mi hermana, era un espejo, un espejo al que daba y del que recibía placer, mi boca buscó su boca, nos besamos, nos fundimos en una, nos revolcamos, y gemimos, sus besos supieron hermosos, a pecado, a locura, dejé sus labios y fui a lamer sus pezones, a llenarlos de saliva, luego fue su turno, y volvieron los besos, nuestras manos recorriendo nuestros cuerpos, acaso quien hubiera podido entenderme mejor que ella?
Los minutos pasaron lentamente mientras la temperatura se elevaba en el cuarto, lejos habían quedado los miedos, Roxana me susurro al oído mientras besaba su cuello.
– Hermana… quisiera lamerte la conchita…
Me estremecí, una vez más nuestras ideas parecían estar conectadas… saqué con premura mi bombacha y me aseguré que ella hiciera lo mismo, no quería recibir sin dar, por lo que me acomodé de costado en un perfecto sesenta y nueve, bajo los quejidos de la pobre cama que soportaba ambos cuerpos, le ofrecí mi sexo desnudo mientras abrí sus piernas para comer el suyo, estaba tan mojada como yo y la excitación de lamerle la concha a mi hermana me enloquecía, su sabor áspero inundó mi boca, su clítoris estaba enorme y fácil de comer entre mis labios, su conchita regordeta se abría ante mis lengüetazos y no quería soltarla…
Pero era difícil, porque ella me chupaba la mía al mismo tiempo y me hacía perder concentración, no podía estar en ambos lados al mismo tiempo, sus manos se mostraron hábiles acariciando mis piernas y glúteos y sus dedos se perdieron en lo profundo de mi concha para luego rasgarme rítmicamente sin despegar sus labios de mi clítoris…Ella pudo más, me entregué a su lamida, apenas me estiré un poco más, tomé una de mis tetas y solo acaricié su clítoris con mi pezón, una y otra vez, no lo podía creer, pero estallé en un interminable orgasmo en la boca de mi hermana, como nunca había acabado, por suerte los ruidos de la fuerte lluvia aplacaron mis gemidos…
Volvió a mí y nos fundimos en un beso placentero, se notó satisfecha, con su objetivo cumplido entonces volvió a pedir
– Sabes que quiero? Que me chupes el culito…
Roxana se acomodó en cuatro patas casi sin dejarme lugar sobre el colchón, arqueó su espalda sobre y sus ancas quedaron disponibles, esbeltas, con sus piernas abiertas, fui sobre ella, directo al objetivo, abrí sus nalgas y rodee una y otra vez su esfínter, en círculos, con delicadeza, sentí la rugosidad de su piel en mi lengua, fui haciendo los círculos más pequeños hasta hacer centro en su orificio, la sentí excitada, caliente, y al ir lamiendo y besando busqué penetrarlo lentamente con la puntita, ella se mostraba receptiva, el calor volvía a mi sexo, pasé nuevamente uno de mis pezones recorriendo su culito y su conchita, volví a lamerlo, una y otra vez…
Me sentí dueña de la situación, me acomodé tras ella, junté mis dedos índice, mayor y anular y se los metí en la concha hasta el fondo, estaba inundada, hasta que la palma hizo tope en la entrada, literalmente empecé a cogerla como si mis dedos fueran un pene y Roxy empezó a retorcerse de placer, sentí sus dedos masturbar su clítoris y sabía que llegaría si seguía, yo hubiera llegado… Mientras la cogía con mis dedos apoyé el pulgar en su esfínter que permanecía lubricado por los besos que le había dado, y la leve presión que hacía solo enloquecía a mi hermana.
No lo busqué, solo que ella se fue relajando y su orificio fue cediendo al punto que la falange se introdujo en él. Así llegó, acariciándose, con varios dedos inundados en su concha y mi pulgar en su cultito, fue excitante sentir las contracciones espasmódicas de su anillito marrón apretando mi dedo... Volvimos a besarnos, a comernos las bocas, dulcemente, mujer a mujer, hermana a hermana, gemela a gemela, sentadas frente a frente.
Sin decirlo, sin proponerlo, ambas fuimos por lo mismo, conectadas mentalmente, abrimos nuestras piernas y las cruzamos, nos entrelazamos, una por arriba, otra por abajo, su argolla hirviendo se pegó a la mía, empezamos a refregarnos, arriba, abajo, clítoris contra clítoris, fue increíble, gozamos como putas en celo, gozaba con su placer, gozaba con mi placer, gemíamos, transpiramos, nos esperamos, llegamos nuevamente, ambas al mismo tiempo, juntas como buenas gemelas…
Fue suficiente por esa noche, nos vestimos en la oscuridad, lejos habían quedado los miedos, era tarde, nos abrazamos solo que ahora frente a frente, y nos seguimos besando y acariciando, suavemente, lentamente hasta quedarnos dormidas.
La claridad de la mañana siguiente nos sorprendió aun enredadas, abrí los ojos y el rostro de mi hermana estaba centímetros del mío, era mirarme en un espejo, solo esperé observándola hasta que ella abrió los suyos, solo sonreímos, estábamos adoloridas puesta que la cama era pequeña para dos…
Fue nuestro secreto, nadie lo supo, solo ella, solo yo…Pasaron ya siete años, y esa primera noche comenzó a repetirse, noche tras noche, una y otra vez.



Servicio de gas, plomería, jardinería y hasta el lechero



Por Carolina

Quien iba a pensar que una mujer como yo, resultaría siendo una completa puta, una de esas zorras capaces de acostarse con quien fuera, con tal de obtener el placer que en casa, el tarado de mi amante hombre casado no sabía darme.
Pero vamos, que tampoco las cosas son así como la gente de afuera habla,
uno siempre (sea hombre o mujer), tiene aunque sea el más mínimo "pretexto" para hacer lo que está haciendo.
Pero dejemos fuera la plática sin sentido, y vamos a lo que vinimos, les contaré cómo comenzó todo, pero omitiré los detalles e iré directo al grano.
Era un día domingo por la mañana, lo recuerdo claramente, el tarado de mi amante, para variar me había dejado sola en casa, haciendo lo que él consideraba "mis deberes".
Vamos, ambos trabajábamos, y el fin de semana él se dedicaba a sus hijos y disque esposa y salir con sus amigos, mientras la esclava se quedaba en casa con montaña de ropa por lavar , la cena, el aseo, y cuidar a mis 2 bendiciones vamos, que ustedes ese cuento ya se lo saben de memoria, así que volvamos a aquel domingo.
Mientras él daba en sus dominicales paseos por la cancha con sus hijos, sus refrescantes cervezas, sus deliciosos asados, y de seguro más de alguna zorrita porque claro no soy la única amante.
Yo me quedaba en casa, hasta que ese día cuando iba a hacer la comida, al prender el horno me quedé sin gas, no me quedó otra opción que llamar al camión. Cuento corto, demoró increíblemente menos de veinte minutos, para mí sorpresa, el tipo era nuevo, además era alto, de barba contundente, y un cuerpo bastante atlético, en resumidas cuentas, desde el momento que lo vi me dejó la entrepierna mojada.
Yo inmediatamente le empecé a coquetear, lo hice pasar, le ofrecí un vaso de refresco, él inmediatamente se dio cuenta de mis interesantes intensiones.
Pasó a la cocina, dejó el gas ahí, y mientras le servía un refresco me acerqué y le agarré inmediatamente el paquete.
Ufff... que sensación, créanme o no, jamás lo había hecho con un desconocido.
Apenas le agarré la verga, a este se le endureció inmediatamente, me miró, se sacó su playera y se abalanzó sobre mí,
Me empezó a besar cómo desesperado, moviendo sus manos, tocándome las tetas, cómo jamás nadie lo había hecho.
En cosa de segundos mi vientre ardía, la humedad de mi entrepierna comenzaba a mojar mis diminutos calzones, mis pezones erectos al máximo.
Jadeaba como desesperada, lo único que quería, es que este tipo sacara su verga y me la hundiera hasta los más profundo de mi ser.
Nos comenzamos a desvestir rápidamente, ya estando ambos sin ropa, nos besábamos, el me chupaba las tetas, su lengua recorría mis duros pezones, y podía sentir su duro pene, apoyado en mi caliente vagina.
Nos besábamos, yo agarraba su verga, lo masturbaba, e intentaba ponerla en mi entrepierna.
Él mientras me llevaba a la mesa, me seguía besando, amasando mis tetas, comiéndome la boca y el cuello.
Llegamos a la mesa, me sentó sobre ella, su altura, dejaba justo esa durísima verga a la altura de la mesa, abrió con picardía mis piernas, yo mojada al máximo, ya me corría la gota por las piernas.
Me miró, y mientras me chupaba las tetas, comenzó a metérmela con total desenfreno.
Qué placer sentí, y que calentura, podía sentir como entraba y salía, que rica verga tenía este hijo de puta, y que ricos movimientos. Entraba y salía, y yo totalmente extasiada.
En cosa de minuto logró lo que el tarado de mi amante no logró en un año que tengo con él porque para ser sincera es el que paga renta y caprichos.
Seguía entrando y saliendo, besando mi cuello, lamiendo mis senos.
Jamás sentí una calentura así, no iban ni cinco minutos de esta exquisita danza frenética, y ya sentía como estaba acabando por segunda vez.
En tanto él comenzaba a subir la velocidad de sus movimientos, era claro que después de yo haber acabado (Cosa que él notó).
Le tocaba venirse y derramar toda su leche dentro de mí, empecé a moverme también, más rápido, quería tener esa exquisita sensación cuando acaban dentro de uno, y sientes como sus fluidos te llenan el interior.
Qué sensación, acabó con un gemido magistral.
Y yo, yo más caliente aún, quería seguir, pero el tiempo no lo permitiría.
Le dije que se vistiera, para mí sorpresa, no me dejó pagarle el gas que había ido a dejar.
Me miró mientras me vestía, se sonrió, quiso besarme la boca, yo no lo dejé, se dio media vuelta y se fue.
Desde ese día, cada vez que necesitaba gas, llamaba a su empresa, así que, cada mes y medio aproximadamente era brutalmente cogida por el chico del gas.
Sin contar con los innumerables servicios que contrataba, nunca faltaba la escusa, para llamar un plomero, un electricista, el lechero, o lo que hiciera falta por reparar, no solo en mi interior, sino también en mi hogar.



Friday, July 26, 2019

LGBT Me convierto en una puta trasvesti

Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G. Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia. Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como fantasiosos. 


Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores bajo la autoría del protagonista y no del editor.

Por Daniella

Soy ahora una chica travesti de 30 años, que tuve mi primera experiencia como tal, con un señor llamado Larry, me lo presentó una chica como yo llamada Alondra que la conocí en un sex shop, donde anduve experimentando como homosexual o sea gay, y viendo a Alondra y a otra de su amiga, Aurora, en un momento de calentura decidí que quería ser vista así siendo una nena. 
Antes de conocer a Larry, abrí una cuenta de Facebook, donde me gustaba subir fotos y tener muchos likes, me sentía soñada, comencé a platicar con muchas personas, pero no me atrevía a conocer a alguien personalmente. Alondra y Aurora me dijeron que Larry tenía un departamento y que él me podía iniciar como Trasvesti. Hasta el punto de poder tener ahí citas con otros hombres.
En una mezcla de valentía y calentura, decidí a ir a su departamento. Me sentía muy nerviosa y tenía miedo de lo que fuera a pasar, pero lo sobrellevé y llegué a la puerta de su edificio, sentía que todo mundo me observaba y sabía a lo que iba, yo llevaba una tanguita debajo de mi ropa de hombre.
Le escribí para decirle que ya había llegado, y bajó a abrirme la puerta, caminé por las escaleras temblando de nervios, hasta que entramos a su departamento.
Me invitó a pasar, pasamos directo a su cuarto que ya había acondicionado para que pudiera arreglarme. Había zapatillas, lencería, medias, ligueros, vestidos, maquillaje, ¡me sentía en un sueño! Tardé mucho en elegir qué usaría por los nervios pero finalmente lo decidí, comencé a quitar mi ropa de chico y quedé casi desnuda excepto por la tanga.
Me puse un bracier blanco, a juego con la tanga, un vestido blanco, medias negras, y por primera vez podía usar unas zapatillas. 
Arreglé mi peluca, me maquillé y estaba lista, me miré al espejo y lo invité a pasar.
Se quedó impactado por el cambio que notó, de verme llegar como un chico normal, y estar convertida en una princesa Daniella casi inexperta, aun de haber practicado como mariquita en el sex shop, mamando vergas y casi nada de penetración..
Te ves bien buena princesa, la vamos a pasar muy bien, me dijo Larry.
Sentía una mezcla de sentimientos encontrados, por una parte estaba feliz de poder estar disfrutando de ser una nena por fin, por el otro lado tenía miedo de estar en casa de quien es el padrote de Alondra y de Aurora.  
Me acerqué a él y sin más, nos empezamos a besar. Cedí ante sus besos y comencé a corresponderlos, mientras me besaba se dedicaba a tocarme como si fuera un pulpo, sentía sus manos en mi espalda, en mi pelo, hasta que fue bajando y comenzó a acariciar mi culito, esa acción destrozó cualquier temor que pude tener y me doblegó ante mi macho, el que sería mi padrote.
Tomó mi mano y la llevó por encima de su pantalón y me hizo acariciar su pene, yo ya no oponía resistencia en ese momento, era suya. Sentí que su verga estaba flácida, sacó de la bolsa una pastilla de viagra, la tomó, y me dijo que tomaría como media hora que hiciera efecto. Se sentó en la orilla de la cama y me hizo arrodillarme frente a él. 
-Quítame el pantalón para que veas todo lo que te vas a comer. 
Obedecí, desabroché su cinturón, quite el botón de su pantalón y comencé a bajarlo junto con su bóxer, frente a mi tenía por primera vez su pene, el cual tanto Alondra y Aurora ya habían probado.  
No lo pienses tanto y ponte a chupar Daniella, sé muy bien tu nombre, me gusta, ya no tengo que bautizarte. 
Obedecí a mi macho y me acerqué, tomé en mis manos su verga y comencé a lamerlo como si se tratara de un helado. 
Ufff, que rico se siente tu lengua Daniella, pero ya mételo en tu boca. 
Tenía miedo de lastimarla con mis dientes, pero la fui metiendo y sacando poco a poco, al principio sentí una arcada y me iba a separar y sacarla de mi boca, pero mi macho no me dejó, puso su mano en mi nuca y no me dejaba sacarla de mi boca, yo sentía que iba a vomitar por qué sentía muy extraño de estar así, respiré y comencé a controlar mi respiración, comencé a subir y bajar con mi boca hasta la mitad de su verga, pero el me empujaba más, pero poco a poco fui acostumbrándome y a sentirme más segura, cuando ya estaba tomando un ritmo, moví mi lengua alrededor de su verga, y él se excitó tanto que me la empujó hasta la garganta, sentía que me iba a asfixiar, y el no quitaba su mano de mi cabeza, después de unos segundos con su verga hasta el fondo y con mi nariz pegada a su pubis quitó su mano y pude sacarme el trozo carne de la garganta que ya estaba poniéndose erecta, gracias a la viagra y a mi mamada.
Yo hasta ese momento no había dicho una sola palabra, me había dedicado a hacer lo que él me pedía, aún sentía arcadas de esa mamada, estaba muy excitada, se puso de pie y se quedó viéndome sometida a él, el notó que no había hablado y me dijo: 
¿Te gustó chupar mi verga Daniella?
Si, me gustó chupar tu verga -respondí. Quiero.... quiero que me partas mi culito. 
Larry sacó de una maleta dos vergas de plástico, de buen tamaño, me dijo que debido a que su verga todavía no estaba dura, me partiría el culo con sus juguetes. Me hizo ponerme en cuatro, y empezó a dedearme, me dio masajes en el culo, puso vaselina, lubricante, y se puso un guante de hule en sus manos. Le colocó dos condones a cada juguete. Empezó a masturbarme con una de sus manos y con la otra insertaba sus dedos, hasta casi la mano entera. Estaba yo en la gloria.
Mi hombre, Larry, se puso uno de los juguetes en un arnés, para dejármela ir poco a poco, a lo cual pude sentir deliciosas sensaciones pues miraba hacia abajo y veía mis ricas piernas deteniendo muy sexy mi cuerpo en pose de penetración, volteaba ligeramente hacia atrás y veía mis nalgas ser acariciadas mientras su duro juguete se introducía en mi ano. Era un momento delicioso y el sudor ya se apoderaba de ambos.
Larry se sentó en un sillón para invitarme a cabalgarlo así que de frente me abrí de piernas y me la metí hasta el fondo. Al tenerlo de frente notaba su alegría cada que me veía, era tierno y dulce cuando me veía mucho a los ojos y a la boca…”tienes una mirada tan inocente”, decía mientras su juguete seguía dentro de mí y el sudor corría por nuestras pieles, “tu risita, tus hermosas piernas, en serio me encantas”, todos esos detalles tiernos le daban un rico toque más allá de lo sexual al momento.
No sé cómo lo hacía pero igualmente lograba moverse para otorgarme sensaciones anales deliciosas y claro yo no quería ser un cuerpo ahí inmóvil sólo recibiendo placer entonces yo igual trataba de moverme para darle sensaciones a él también y lo disfrutaba pues veía como echaba su cabeza hacia atrás y gemía, por el roce que su verga tenía con el arnés puesto.
Llegó el momento en que me hecho hacia adelante sin perder la posición donde yo seguía sentada encima de frente a él. De repente por obviedad generaba descansos donde ambos no nos movíamos pero seguía la penetración en marcha. Así recargada levantó mis piernas y comenzó a besármelas y darles mordisquitos lo cual me fascinó “que sexy eres en serio, no te ves vulgar como esas que trabajan en las cabinas del sex shop, claro con la excepción de Alondra y Aurora”…conseguía sonrojarme todavía más con esas palabras e insisto no dejaba de admirar mis ojos y ver como sonreía de verme. En serio era algo demasiado encantador, el sexo estaba siendo muy estimulante y aparte la conexión personal era muy buena, notaba de verdad gusto por estar conmigo y me lo demostraba con ricas caricias y lindas palabras de elogio.
Aproveché que en cierto momento me levantó las piernas hacia lo alto y me comenzó a dar duro en el culo, la vista para mí era extremadamente estimulante y procedí a jalarme mi verga sin que me costara trabajo derramarme pues la escena era demasiado erótica.
Comenzamos una plática donde me compartía que ya me visualizaba con múltiples “disfraces” o estilos, igualmente preguntando cuáles eran mis fantasías más recurrentes. Seguía siendo penetrada mientras compartíamos esa charla así como si nada. No sé cuánto tiempo pasaba mientras estaba con él, quizá aquí se lea resumido pero en verdad fue mucho tiempo el que pasé ahí dentro con mi padrote.
Siguió bombeándome por aproximadamente 15 minutos, yo perdí la noción del tiempo, estaba en trance y no quería que me sacaran esa verga de hule, nunca.
Ahhhh, me encanta tu verga, no importa que sea de juguete papi. Le dije.
Es tuya cuando quieras -me respondió. 
Yo brincaba para sentir toda la extensión de mi hombre y el acariciaba mis pezones y después me tomó del cuello y me asfixiaba mientras me empalaba hasta el fondo de su ya dura verga yo estaba a punto de estallar en un orgasmo al igual que él; así que me ordenó, cuando te vengas, me vas a mamar mi verdadera verga y por haberte bautizado como Daniella te tomarás mi leche y con mucha lluvia dorada.
Llegué a venirme tremendamente, descargué mi leche,  salpiqué por todos lados, Larry agarró mi pene, lo exprimió, y quedó su mano húmeda de mis líquidos, los cuales los embarró en su verga. Comencé a chupársela como si fuera mi único propósito en la vida, metía esa verga hasta el fondo de mi garganta mientras lo miraba a los ojos, podía ver en su mirada que estaba a punto de terminar, saqué su verga, abrí mi boca sacando la lengua y recibí la primera descarga de semen, mezclada de urofilia, llego a mi nariz y a mi lengua, siguió otra y otra más hasta que dejó mi cara y mi boca llenas de su néctar. 
-Así es cómo tienen que terminar las putas, con la cara llena de leche.... pero aún te falta mucho más. 
Yo no sabía a qué se refería, seguía en trance hasta que noté que tenía ya una erección tremenda. 
Espera Daniella, creo que ya sé que necesitas para terminar completamente. 
Salió de la recámara, y no tardó en volver, tenía en sus manos un pepino más largo y ancho que su verga. 
Me recostó en la cama con las piernas al aire y sin darme tiempo a decir nada introdujo la parte más delgada en mí y comenzó a masturbar mi culito con el pepino, ¡No podía creer que todo eso entrara dentro de mí! Cuando bajé la mirada noté que el pepino había desaparecido casi por completo, estaba exhausta pero no podía parar, me miró a los ojos y me dijo:
Tócate tu clítoris Daniella. 
Si papi. -le respondí. 
Al estarme tocando y recibir el pepino en mi culo no tardé mucho en acabar, fue la descarga más grande de semen que haya tenido en mi vida, llené mi abdomen y mi mano de mi leche, y aún tenía en la cara restos de su descarga. 
Juntó con su mano todo el semen de mi cuerpo y lo embarró en mi cara, después lo volvió a juntar y me hizo lamer mi mano hasta que no dejé rastro alguno. 
Así se bautiza a las nenas como tú Daniella, a partir de hoy querrás que te cojan machos de verdad y pedirás que te llenen de leche tu cara y tu boca. 
Salió de la habitación, habían pasado cuatro horas desde que llegué a su casa, al verme en el espejo, con el maquillaje corrido y la cara con restos de semen, sentía que todo el mundo sabría que mi padrote me había convertido en una puta.


Mi amante



Por Carolina

Regresaba del trabajo a casa a las 6pm. y aprovechaba para sacar a mis dos perros Bóxer a caminar al parque. Mi vecina de tan sólo a 2 casas, también salía al parque a correr y hacer ejercicio. empezamos a platicar y a convivir cada tarde. así supe que era jubilada, que tenía dos hijas en E.U. y que se había divorciado hace 12 años.
Una tarde le conté que mi esposa se quedaría esa noche con mi suegra. Inmediatamente me dijo que le había sobrado una botella de tequila de la navidad pasada,
-Que tal si te invito un trago en casa?
Nuestras miradas se cruzaron. sonriendo le dije que sí, allí te caigo a las 9pm.
Me encantó que se pusiera un vestido blanco chiquito arriba de la rodilla y como era de tirantes se veía el listón del sujetador, era rosa y de encaje, yo me puse a mil super excitado.
Nos tomamos tres tragos, yo trataba de hablar de sus ejercicios para llevar la conversación a su cuerpo pero ella fue más directa, me dijo que desde que se divorció no había salido con ningún hombre y que tenía 12 años sin sexo.
Me quedé congelado por cinco segundos, y luego reaccioné diciendo; - pues aquí estoy a tus órdenes.
Se lanzó a mí y nos besamos con pasión, fue riquísimo sentir su lengua traviesa, comenzó a morderme el labio y yo la aventé al sillón, -No me dejes marcas por favor, le dije. su vestido se había subido un poco y me agaché a besarle las piernas, que piernas tan macizas, hacer ejercicio sí que perfecciona el cuerpo femenino, le subí más el vestido y empecé a besar su tanga rosa, estaba empapada, se los arranqué y comencé a comerme sus jugos calientes, ella gemía como loca y me dijo -Ya métemela. Me arranqué el pantalón y así nomás la penetré hasta el fondo, mis manos se aferraron a sus nalgas y empecé a cogerla con furia, ella gritaba mucho, y me excitaba más el escucharla. Me vine dentro de ella.
Quedamos tirados en el sillón, yo sudando a montón y mi corazón a mil por hora, Ella todavía tenía el vestido puesto, nos besamos y nos quedamos dormidos.
Me desperté como a la una de la madrugada, me vestí y la moví para que despertara, nos despedimos con una sonrisa de complicidad.


SE SOLICITA AMANTE




 “Se solicita un amante, pero un amante de verdad.
Uno que no tenga tantas mentiras, que no sea un Don Juan pero que tenga experiencia, que no venga a hablarme de sus aventuras ni a enseñarme de posiciones.
No quiero un hombre casado, no quiero a mí lado un idiota llorando por decidir con quién quedarse, si tiene algo que decidir que sea el sabor del helado que me comprará.
Se solicita un amante, uno que me compre rosas cada tercer día y que me diga te quiero de lunes a domingo. Que me ayude a desarreglar la cama pero que sepa tenderla.
Quiero que vaya conmigo a misa pero que se atreva a pecar conmigo todas las noches.
Que después de hacer el amor se quede conmigo a ver el techo, no quiero que se levante a oír música o a fumar un cigarrillo, no quiero que empiece a vestirse por que se le hace tarde.
Lo quiero dispuesto a mis horas pero sin interferir en las suyas.
Se solicita un amante, que no sea compañero de trabajo y que no sea mí vecino, que le guste el café con leche y el pan de muerto. Quiero que esté a mí lado los días que enferme aunque sólo sea de gripe.
Quiero un amante perfecto lleno de errores, que no le intimide mí soledad y que soporte mis berrinches.
No lo quiero de grandes atributos, con que se mueva en la cama es más que suficiente.
¿Qué ofrezco yo?.....
No soy tan bonita ni de cuerpo tan perfecto, tengo un carácter de los mil diablos, detesto los vicios y amo el café y me gusta soñar, soy sincera y amorosa.
Todavía tengo pudor al desvestirme pero disfruto plenamente del sexo, estoy enamorada de la vida.



Sunday, July 14, 2019

LGBT: Caterin se convierte en Aurora

Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G. Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia. Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como fantasiosos. 


Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores bajo la autoría del protagonista y no del editor.

Por Aurora


Debido al tremendo éxito de ser cogida no solamente por uno, sino por varios hombres en los cubículos del sex shop en el centro de la ciudad donde vivo en EUA. Me sentía completa, pero con el paso del tiempo, sentía que me faltaba algo. Ser querida, amada, como mi amiga Alondra me dijo y que lo logró por su padrote, llamado Larry.
Pasaron los días, y cada vez que mi trabajo me lo permitía, me maquillaba para dirigirme a las cabinas o cubículos. Aunque siempre andaba con Alondra, en ocasiones a las dos nos cogían no uno, sino varios, pero no siempre corría o corríamos con suerte. Cuando eso pasaba, me dejaba coger por Alondra. Eso me ponía muy frustrada, no por Alondra, sino por la competencia de muchas como nosotras que competían por los hombres que llegaban al sitio.
Después de que Alondra me cogió, ella se arreglo y al salir del cubículo,  en uno de los pasillos menos transitados estaba parado en el umbral de la cabina un señor algo mayor ya con la verga de fuera que al pasar yo por ahí retrocedió y Alondra lo invitó a pasar. Ella me dijo, Caterin deja que este señor me coja, dame chancita  “¿Por qué no?, me dije para eso estábamos las dos ese día” pensé, Alondra estaba para interactuar con quien sintiera atracción hacia ella, al parecer el señor quería comerse a la primera putita que abría la puerta de la cabina y en esta ocasión fue Alondra.
Entraron los dos, yo me salí, y me quedé afuera esperando algún cliente. Desde ahí fue donde empezó el aburrimiento, caminé varias veces por los pasillos sin hallar más entretenimiento más que visual pues me atrae mucho la figura femenina por lo cual las chicas que pasaban con minivestidos o falditas igualmente alegraban mi vista pero no era lo que pretendía ahí como Caterin. Hubo un momento en el que preferí quedarme sentada en un sillón individual exterior viendo pasar a chicas y chicos en busca de diversión que de vez en vez sólo volteaban a verme pero sin mostrar interés.
Llego un punto que estaba totalmente sola y me quedé bien dormida en el sillón aquel. Desperté después de un rato, y ya no había nadie, pensé que habían cerrado el lugar, por lo que consideré muy pertinente irme ya de ahí. Me levanté para caminar hacia la puerta cuando me interceptó un señor a medio pasillo, era alto, bigote canoso, algo calvo, ojos amarillos, muy agradable, me saludó y me sonrió y me tomó de la cintura, “hola, ¿Cómo estás?” a lo cual respondí “bien y tu”… sentí que me conocía pero yo ni en cuenta de quién era el individuo aquel. Me encaminó sin soltarme hacia una cabina, mi plan ya no era encontrarme con nadie, pero era la última interacción y a ver que salía…qué bueno que me quedé.
El tipo comenzó a acariciarme con hábiles manos las piernas y el rostro, me besaba y me elogiaba “que hermosa estas”, “mira nada más que rica te ves”, elogios breves pero muy halagadores que me hacían excitarme de nuevo y más porque el tipo acariciaba con firmeza mis piernas lo cual adoro en verdad. Sentí que estaba revisando la mercancía, o sea yo. Pero también me sentí halagada, querida, deseada. Puso mi mano encima de su pantalón para sobarle el miembro y también hizo lo mismo sobre mi calzoncito, me agarraba con firmeza las nalgas y seguía besándome, pero me encantaba que no dejaba de voltear a ver mi rostro y sonreía.
Me dijo que si no le gustaría que nos fuéramos a un lugar mas cómodo, como su departamento. Que me pagaría $100 dólares por pasar la noche con él. Era la primera vez que alguien me ofrecía dinero por tener sexo. La oferta fue muy tentadora, a lo cual acepté inmediatamente. Sin preguntarle su nombre y ni el me pregunto el mío, tome mis cosas y nos fuimos en su carro hacia su departamento.
Llegamos a un edificio, donde al entrar se registra uno con el guardia de seguridad. Mi nuevo amigo sexual, vive en el quinto piso. Al salir del elevador, me toma de la cintura y casi me carga, como si fuera una novia hacia el lecho de una luna de miel. Fue ahí, donde me sentí mucho más como mujer.
Al entrar a su departamento, luz tenue, música romántica de fondo, una botella de vino, frio, con dos copas, velas aromáticas. El ambiente propicio para una noche de lujuria, de amor, de entrega. Nunca había sentido eso.

Ponte cómoda, me dice. Dejo mis cosas en el sillón de la sala, le pido utilizar el baño, para preparar mi trasero, maquillarme, perfumarme, alistarme para este encuentro, que prometía ser memorable.
Al salir del baño, ya arreglada como una Aurora, bien puta para mi nuevo hombre, quien me esperaba en la puerta, como todo un caballero con las dos copas en una mano y en la otra la botella de vino.
Cariño, me dijo, brindemos por este encuentro,
Me entrega una copa y me sirve vino, el se sirve también. Chocamos las copas y brindamos. SALUD.
Me toma de la cintura y me da un beso en la boca, el cual le correspondo y nos fundimos entregándonos, sin tocarnos, sin meter mano, sino simplemente besarnos. Eso para mi me dejó concertada, rendida a su antojo, me puse flojita y cooperando.  Y me dice….
Relájate un momento y piensa que estoy detrás de ti. Sientes una sensación de escalofrío por la energía que emana mi cuerpo.
Volteas hacia mí y me miras fijamente como tratando de leer mi mente. Y yo te desnudo simplemente con la mirada. 

Nunca o nadie me había hablado así. Me sentí como una niña con juguete nuevo y, estaba dispuesta a probar el caramelo de esa conquista, la cual me había encontrado en el sex shop, sin ningún plan de estar con alguien así.
Bailamos por un momento que se me hizo eterno y me creí que era una princesa de un cuento de hadas, entre los brazos de su príncipe. Sus manos empiezan a desvestirme lentamente. Yo le empiezo a desabotonar la camisa y nuestras pieles se pegan una con la otra. Primera vez que alguien me hace desvestirme, sin buscar mi trasero, sin hacerme a un lado la tanga, sin obligarme a empinar, sin sentirme como una vaca usada por un toro, que solamente quiere montarse encima para descargar su furia en mí.

Cierra tus ojos, -me dice-, lentamente vamos a explorar nuestros cuerpos. Mis manos caminan por tu espalda y en tus piernas, por tu cuello, por tus glúteos. Lindura, vamos a la ducha y nos bañaremos juntos. Siente el agua recorrer tu cuerpo, como una gran catarata, te empinas y entre los dos lavamos tu clítoris trasero para tenerte lista y limpia para mí. Por primera vez tomarás con tus manos, mi miembro, que debido a mi edad, no está viril, pero tú te encargaras de que funcione en ti, como te mereces, para hacerte sentir mujer.

Al terminar el baño nos fuimos a la recamara, me seca mi cuerpo, prepara una porción de aceite aromatizante, me da un masaje para relajar los músculos de mi cuello. Me voltea con la espalda a su pecho. Mis manos lograr acariciar su pene. Descubro el fuego que lleva dentro. Lo siento ardiente, no grueso, no parado.  Sus manos acarician mis glúteos. Sus dedos buscan mi clítoris, lo encuentra y siento que sus dedos están húmedos de su saliva, luego de un lubricante, luego de vaselina, y logra que me empine, abre mis nalgas con sus manos y con el dedo pulgar, me da un masaje, dentro de mi culo. Una ricura.

Con una mano, empieza a ordeñarme, siento que mi pene se erecta, y aunque no siento que me voy a venir tan rápido, empiezo a soltar liquido preseminal, el cual lo unta en sus dedos y me lo da a probar.  Después frota suavemente mi cuerpo, desde arriba hasta la punta de los dedos de los pies. Luego, eso me provoca que mis besos y caricias inundan su cuello, su espalda, su pecho, su ombligo, sus piernas, sus pantorrillas, sus tobillos y los dedos de sus pies, lamiéndolos uno por uno.

Me voltea boca arriba, para partir desde la punta del pie hacia arriba, masajeando mis rodillas, mis piernas, llega a mi torso, sin senos naturales, que parece no importarle, pero si provoca erección en mis pezones. Extiendo mis brazos, soy toda suya. Toma plumaje de un cajón de la cómoda y recorre mi cuerpo con ella, y con los ojos cerrados me dejo llevar por la sensación que las plumas provocan al recorrer mi cuerpo.

Introduce un medio dedo dentro de mi culo. Con mucha delicadeza, soba suavemente su interior. Aumenta la velocidad pero no enloquecidamente.  Nuevamente me masturba y respondo positivamente. Tomo su masculinidad con mi mano y le masturbo mientras sus dedos exploran mi clítoris trasero. Su masturbación y sus dedos entrando y saliendo de mi culo logran que tenga un orgasmo con varias descargas.  Fue la primera vez que un hombre logra que como trasvesti, me venga, sin recibir leche en mi boca o en mi culo.



Quedo bien cansada, hasta dormida. Que vergüenza, este hombre vino a buscar a quien coger, a quien se la mamara, y terminé yo siendo la beneficiada.

Mi hombre, se levanta. Va al sanitario a darse una ducha. Yo escucho el caer el agua, y escucho que habla solo, maldiciendo su infortunio de no disponer de una buena condición sexual, como la de sus buenos tiempos. Mi hombre regresa a la habitación, totalmente desnudo. Abro mis ojos y puedo ver su verga flácida, sin asomo de una deseada erección. Mira tristemente su miembro alicaído.

No sé qué hacer en estos casos. Yo acostumbrada a ver y mamar vergas gruesas, largas, lechudas. Tenía ante mis ojos una verga flácida, sin signos de vida, pero si había tenido una de las experiencias más formidables de mi vida.

El, toma la iniciativa y saca de un cajón de la cómoda pastillas de viagra, y juguetes, una verga de hule, de buen tamaño y un arnés negro de seis pulgadas. Va a la cocina y trae un vaso con agua y se toma una pastilla de viagra y me dice que si funcionara le ayudaria a destapar la olla de presión que traía dentro para descargar toda la leche que traía acumulada.

Me dijo que la viagra toma efecto en una media o una hora, así que mientras, le puso un condón al arnés negro, puso mis pies en sus hombros y comenzó a penetrarme. Al inicio fue algo doloroso pero poco a poco fue desapareciendo y empecé a sentir delicioso, poco a poco lo empezó a meter más hasta que lo insertó todo, sentía su cuerpo junto al mío, y así empezó a subir de intensidad y cogerme más y más duro sentía como sus huevos chocaban contra mi cuerpo, se movía delicioso, tras estar cogiéndome por un buen rato en esa posición me volteó boca abajo, él se puso encima de mí y empezó a romperme otra vez, esa posición me encantó porque podía sentir todo su peso encima de mí, y darme cachetadas y no paraba de decirme que era su puta, eso me encantaba, me sentía usada, amada, querida, cogida.
Después me levantó y me llevó a la sala, él se sentó en un sofá,  y yo encima de él cabalgando, metiéndome su arnés, riquísimo me encantaba y más cuando me nalgueaba y me cacheteaba, sentí que me corría, y de repente escupí semen por todos lados. Me puse nerviosa ya que pensé que le hubiera molestado venirme de esa forma. Yo no paraba de gritar y pedir más. Tras un rato, me hizo que me hincara frente a él para mamarle la verga , la cual había adquirido una erección suave,   gracias a la fricción que tuvo al tener su verga metida dentro del arnés y los efectos de la viagra.
Me puse como un becerrito mamando su mamila. Comencé lamiendo la base del tallo de su pene y lo lamí hacia arriba lentamente. Giro mi cabeza de lado y simulo morderle suavemente colocando mis dientes en su carne. Mi mano izquierda está tocando sus huevos, quizás arañándolos ligeramente.
Me pide que busque debajo y detrás de sus huevos esa área tan sensible justo antes del ano, o incluso meter un dedo en su agujero para tocar el Punto G masculino llamado perineo,  que al estimularlo puede causar una erección.

Continúo con los balanceos hacia arriba con mi lengua, desde la base del mástil al borde del capullo, no me detengo, continúo mi larga y húmeda lamida sobre la punta de su verga, insistiendo en el agujero de la puntita, succionándolo como un popote. Estrujo el tallo y miro como brota líquido pre seminal.

Empieza a gemir y meto su verga en mi boca. La chupo haciendo movimientos variados hasta que ya no puede soportar más siento que va a derramarse.

Recibo disparos de leche a borbotones en mi garganta. Es asombroso cuanta leche sale mezclada con orina. La saboreo y me la tomo y alguna se derrama en la comisuras de mis labios.

Siento en mi boca una verga erecta, la viagra y mi mamada surtieron efecto. Agarro su verga entre mis manos y la dirigo hacia mi culo, jugueteo. Logro encarar su cabeza en mi clítoris trasero. Yo no pudo aguantar más, me siento sobre ella y la meto de golpe en mi culo.

La sensación fue buenísima, aún no me había dado tiempo a recuperarme y ya estaba otra vez sintiendo placer, lo miraba a través del espejo, y parecía excitarse más y, mientras mantenía mi verga dentro de ella, alcanzo a acariciar sus pechos, rozando sus pezones, pellizcándolos suavemente. No deje que sacara su verga. Cabalgo sobre ella, hasta sentir que tiene un nuevo orgasmo.

Los dos ya estábamos cansados. Logro sacar su verga de mi culo. Nos acostamos y como una verdadera puta, limpio con mi boca y con su lengua su verga hasta que queda bien pulida, hasta que nos quedamos dormidos bien satisfechos.

A la mañana siguiente, me desperté, y encontré una nota en el buró de la cama con un billete de $100 dólares. La nota dice asi,  Caterin, gracias por la noche, tuve que salir temprano, disculpa por no despedirme de ti con un mañanero. Tu amiga Alondra vendrá por ti. Así como tú, ella estuvo conmigo bajo su nombre de Diana y después que fue mia al iniciarla, la bauticé como Alondra. Ella arregló todo para que me conocieras.
Si quieres seguir viéndome y hasta trabajar para mí, te bautizo un nombre de puta: AURORA.

Yo soy Larry.




Saturday, July 13, 2019

LGBT: Mis fantasías arruinadas

Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G. Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia. Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como fantasiosos. 

Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores bajo la autoría del protagonista y no del editor.

Por Aurora


Siempre quise que me trataran como si fuera una chica decente, aunque realmente siempre he vendido una imagen de puta y me molestaba me vieran sólo como eso…pero para bien o para mal creo que si lo soy. Hola que tal, me llamo Caterin. Soy hombre anatómicamente, pero siempre he querido ser mujer. Tuve mis intentos de tener sexo con mujeres, pero mi verga nunca se me paraba y por eso me rechazaban. Por lo que incliné por lo que siempre me encantaron, los hombres.
Gracias a esa imagen, tuve mi primera experiencia en mi país natal cuando tenía 16 años. Desde entonces me he sentido mujer y actuado el tiempo que puedo, como tal.  Ahora viviendo en Estados Unidos, me han dado ganas de empezar una nueva etapa donde esta faceta sea en convertirme en una trasvesti profesional. Poder trabajar los siete días de la semana, taloneando por las calles, ganar mi dinero, y sintiendo cuanta verga pueda soportar.
Mi vestido favorito es color azul oscuro con pequeñas flores blancas, algo corto pero muy sexy a mi parecer, unas braguitas oscuras de moñito frontal, unas calcetas arriba de la rodilla oscuras, botines de tacón de color contrastante al vestido y por supuesto el maquillaje necesario para completar la “transformación” era lo que había preparado con emoción para la gran aventura de Caterin.
Estaba listo lo que necesitaría para echar a andar mi plan y un día muy temprano me alisté como si fuese a trabajar, tenía planeado llevar la ropa sexy puesta debajo de mi ropa cotidiana para sólo quitarla, entaconarme y maquillarme. Era temprano y tomé el primer transporte pero bajándome antes de llegar a la parada final para acudir a un parque cercano que supuse estaría solo temprano y ahí cambiarme antes de abordar el tren subterráneo donde quería cometer la travesura.
Pero llegó la decepción… me tope con personas que irrumpían con mis planes en ese parque en las matutinas horas del viernes aquel, ya que el parque estaba bastante poblado por gente haciendo ejercicio y caminando a sus respectivos destinos. Mi emoción se vino abajo, pero no quería perder mucho tiempo ya que las horas de aprovechamiento táctil dentro del tren no son muchas en la mañana así que debía actuar. Anduve por los alrededores pero lamentablemente no hallé sitio donde transformar al chico común y corriente en la linda Caterin.
Todo decepcionado subí al tren como niño, pensando en el transbordo de la siguiente línea de del tren acudir a un baño público interno, cambiarme y recorrer una de las líneas del subterráneo más largas así como niña…¡aún se podía cumplir la fantasía!.
Llegue ahí con la esperanza y emoción renovadas, saqué dinero para ingresar al baño y la vida me tenía tendida una nueva decepción. Resulta que la puerta de acceso a los baños públicos se atoró, no me dejó pasar y lo peor, se tragó mi dinero. Sin poder hacer nada pues ya no tenía monedas para intentar ingresar de nuevo tuve que subirme en el otro convoy de la otra línea del tren nuevamente como un simple niño.
No me quedaba de otra ya había avisado en el trabajo que no iría, debía aprovechar el día de alguna manera con Caterin ya que igual estaba cargando con todas mis cosas. Estando en la segunda línea del transporte decidí viajar casi al final del recorrido para ir a una zona boscosa grande de la ciudad y ahí sabiendo que temprano no hay mucha gente pues aprovechar y sacarme algunas fotos sexys para luego ver qué pasaba.
Llegue aun con ganas de hacer algo significativo y no haber perdido un día de trabajo a lo tonto. El recorrido ya no me animaba tanto pues mi fantasía había sido truncada y no quería decepcionarme de nuevo ahí en el bosque aquel. Caminé durante varios minutos y encontré una zona ideal para empezar a prepararme. Comencé a maquillarme sin quitarme la ropa de niño, no había rastro de gente cercana así que me podía maquillar con tranquilidad. La emoción y excitación se elevaba pues al verme en mi pequeño espejo circular veía los ojos de una chica traviesa que le encanta transformarse dejando atrás al niño que usualmente es rechazado en todas partes. Ya no podía parar, necesitaba sacarme la ropa de niño para quedarme enfundada en el minivestido que llevaba puesto.
Vigilando ambos costados del sendero me saque la ropa, colocándome rápido mi calzado femenino y arreglando la ropa desacomodada para ya solo afinar detalles que dejarían lista a Caterin. Estaba en cuclillas y no pude evitar mirar mis piernas, aun sigo guardando con emoción esa imagen, lucia demasiado cogible ahí mismo debo aceptar jejeje. Me admiré algunos minutos y después procedí a sacar el teléfono con el cual tomaría las fotos del día.
Sentadita buscaba las tomas más agradables que podía apoyándome por una luz matutina muy favorecedora para el juego de sombras. Quería elevar la emoción, me puse de espaldas al teléfono para tomar la foto y me baje los calzoncitos para dejar ver el culito pequeño pero sensual que tengo. Hice un par de fotos similares y me acomodé la ropa de nuevo cuando reparé en que a unos metros si lograban verme desde la calle conjunta.
Y en efecto, ahí estaba un señor con escaso cabello con algunas canas ya aparentes, no daba impresión de ser peligroso, él estaba ahí detrás de la reja asomándose hacia mi dirección. No quise reparar mucho en ello pues unos segundos después camino alejándose de mi vista. Quería proseguir así que volví a poner al celular a punto para tomar más fotografías, me bajé los calzones de nuevo para ahora sacarme fotos abriéndome el ano con las manos pero ¡oh sorpresa!, el señor que me había visto antes venia caminando en el sendero ya a unos metros de mí. Dejé de tomar fotos y sólo me quede ahí esperando el tipo se fuera para yo proseguir, quería más fotos pornográficas y ese escenario me lo permitía.
El tipo daba vueltas cada vez más cerca disimulando no verme, pero yo sé que lo hacía así que ahí el temor se perdió y mejor aún, salió mi instinto de zorra. Cada que volteaba a verme yo subía mi vestido para “acomodarme” pero sólo quería mostrarle más las piernas (ya de por si se me veían mucho pues es un minivestido). Ese jugueteo estaba más intenso, ya descaradamente lo volteaba a ver subiéndome el vestido y me acariciaba para atraer su vista mientras él no era tan descarado pues volteaba alrededor y luego a mí. Se notaba indeciso de si acercarse o no pero lo disfrutaba pues notaba a lejana distancia ya un bulto en sus pantalones.
Crecía más mi excitación y no pensaba con claridad, sólo me emocionaba pensar en que el tipo se acercaría y se sacaría la verga para poder chupársela y porque no, que me bajara los calzones y me follara ahí mismo. Mi descaro fue mayor y al tenerlo a escasos 5 metros de distancia al frente subí mi vestido mostrándole la ropa interior mientras me acariciaba ya muy desesperada, ¿y adivinen qué?, el tipo jamás se acercó. Qué decepción.
Así que me fui del lugar y me dirigí hacia un sitio que sabía había cabinas para tener sexo, para volver a vivir la emoción de exhibirme pero ahora en un sitio 100% sexual y perverso. Solamente subir las escaleras y pagar mi entrada fue motivo de nerviosismo. Ingresé a las cabinas por medio de la puertecilla plegable que divide la tienda de las cabinas y debía acostumbrar la vista en la penumbra, cuando lo logré me percaté de algunas personas rondando los pasillos, al parecer si había movimiento adentro y eso me hacía pensar en que la decisión de satisfacerme sexualmente había sido correcta al estar ahí. Sentí que valió la pena que mis otros intentos de tener sexo como trasvesti se habían arruinado.
 Llegué hasta el baño y me encerré en un cubículo, estaba sudando por el calor y los nervios por lo cual debía secarme y alistarme para salir a divertirme. Me atavié lo necesario y en serio adoraba verme así, tan zorrita, tan dispuesta a sexualizarme ahí con quien se acercara a interactuar conmigo. No tardé mucho así que me dispuse a salir y dejar mis cosas a paquetería y en el camino obviamente ya era observada como niña totalmente.
 Volví a entrar ya sólo con una bolsita con lo necesario (maquillaje, toallitas húmedas, pastillas refrescantes, condones y la ficha de entrega de mis cosas) y apenas ingresé ya sentía el ambiente distinto, yo igual estaba en la mejor de las disposiciones para disfrutarlo. No pasaron más de 5 minutos para que al yo estar dentro de una cabina sentada se acercara un señor moreno y algo canoso solicitando permiso para entrar a mi cabina a lo cual asenté con la cabeza. Ingresa y aun yo sentada veo como el señor empieza a desabrochar su pantalón dejando salir su verga, no muy grande ni gruesa pero lucia bien de inicio. No tardé en tomarla en mi mano y comenzar a chuparla, olía limpia y tenía algo de vello que puede llegar a ser incomodo pero aun así era rico volver a probar un miembro con la boca.
Pronto noté que por el gloryhole era observada en mis labores orales pero no me incomodó al contrario fue motivo de mayor placer así que yo seguía chupando, pero los planes del tipo en turno eran otros. Me hizo levantarme mientras se colocaba un condón…sabía que sería penetrada así nada más apenas llegar a las cabinas de nueva cuenta. Con la excitación elevada me puse en cuatro sobre el sillón individual de la cabina mientras el señor ayudó a bajarme las braguitas, yo sólo atiné a ensalivarme un poquito el ano para no recibir en seco la penetración. El tipo estaba listo y la metió, sentí como abría paso en mi colita deliciosamente, yo sólo daba ligeros gemiditos mostrando el gusto por ser penetrada por la cola.
Acelerado y luego pausado, llegando al fondo y luego manteniéndose en calma, sabia mover muy bien su verga en mi cola a lo cual yo solo gemía, parece que le gustaba pues cada que gemía me daba más duro. No sé en serio como hacia movimientos de su verga hacia arriba y hacia abajo en la penetración pero llegaba a tocarme puntos muy sensibles que me hacían dar ligeros grititos, lo estaba gozando en verdad y el sudor se acrecentaba en mí al pasar los minutos en esa rica cogidota que me estaban propinando. Hubo momentos en los que me tenía contra el sillón y contra la pared de tan profundo que quería llegar, se repegaba a mi dejándome sentir todo su vigor dentro. No tengo idea del tiempo pasado en esa cogida e importaba poco pero llego el momento en que el tipo bufo para dar a conocer su corrida y así fue aunque sinceramente no la sentí dentro. Ambos sudando después de aquella rica faena nos repusimos para limpiar y arreglar lo desarreglado en tremendo inicio que tenía Caterin en ese lugar. Intercambiamos algunas palabras para después agradecer y salir de ahí. Necesitaba aire y descanso así que fui al baño a retocar y luego procedí a caminar por los pasillos del lugar. Algún manoseo llego a sentir mi cuerpecito sin llegar a más y yo seguía reponiéndome de la follada que había recibido en un inicio. Reparé en la entrada del cuarto oscuro que se aloja al rincón del establecimiento donde dos bancas largas son el único mobiliario que ahí se mantiene iluminado por luz oscura, tres personas parecían estar teniendo sexo y dos más observaban de lejos, uno de ellos pegado a la pared. Se me ocurrió ingresar y ver más de la escena pasando muy cerca del tipo que estaba en la pared, idea acertada pues el tipo me tomó de la cintura y me jaló hacia él, empezó a pegarme su miembro por encima del vestido y también acariciaba mis muslos diciéndome “que rica te ves”. Era una nueva oportunidad de estar con otra persona, me sentía ya demasiado zorra y no desaproveché, “¿te gusta la verga?” preguntó mi nuevo acompañante y sólo asenté con la cabeza nuevamente, “¿quieres verga mi amor, verga de macho?”, y nuevamente excitada le dije que sí para proceder a ser llevada a uno de los sillones largos.
Me senté y el tipo sacó una verga en esta ocasión gruesa y algo larga que apenas la palpe quise metérmela en la boca. Comencé a chuparla y no supe cómo pero en poco ratito ya estaban otros tres tipos alrededor de mí, uno sólo observando y dos más ya con la verga de fuera para que igual se las chupara. Las dos vergas eran medianas pero si algo gruesas que comencé a masturbar mientras seguía chupando la primera. Noté que otros tipos se acercaban a observar el evento y en verdad me estaba excitando estar acechada por varios tipos en busca de una chupadita de la zorrita en acción.
Mamaba alternando entre uno y otro de los falos a mi disposición y sentí como algunas manos comenzaban a subirme el vestido acariciándome los muslos y nalgas, hasta que el tipo que originalmente me llevó ahí se agacho a decirme “¿quieres que te los aviente en tu colita o en tu carita?”, a lo que respondí que los quería en la cara. Me la dio a chupar de nuevo mientras mis manos masturbaban a los otros chicos y el tipo sentí como comenzaba a gemir más y más, sentía como se tensaba por querer derramarse así que me esforcé en chuparle bien la verga hasta que la sacó de mi boca y comenzó a darle jalones para por fin darme el regalito…un chorro de leche brotó hacia mi cara ensuciándome las mejillas y los lentes que traía puestos.  
Al acabar sólo me quedé con las otras dos vergas en la mano pero el tipo al limpiarse me dijo “gracias, mi amor, oye ¿no gustas un agua o un refresco?”, y en verdad tenía sed, el calor pegaba fuerte y se me hizo lindo de su parte invitarme ello así que accedí a que me comprara un agua. Me quedé chupando a los otros dos tipos y uno más se acercó igual con la verga de fuera. Ahí empezó el desorden pues recuerdo que 1 o 2 tipos que estaban dándome su caramelo se movieron y llegaron otros, pero a ciencia cierta no supe bien que pasaba y a quienes estaba atendiendo con mi boquita.
Aun así no me importaba el desorden, yo seguía mamando vergas cuando recibí mi agua y un nuevo agradecimiento del individuo que me abordó en un principio en ese cuarto obscuro. Yo seguía ocupada con los que a mi alrededor estaban pero ninguno acababa, les daba trabajo oral pero luego de un rato se movían…quizá no les gustaba o qué sé yo. Total que después de unos minutos quedo solo uno ahí conmigo y la sala se vació entonces ya sólo atendía a un señor que por la penumbra no distinguí muy bien obviamente pero ciertos rasgos identifiquen, era moreno, chaparrito y algo mayor, con camiseta blanca y jeans y tenía un miembro no muy grande pero si limpio y duro que igual mamaba con gusto en aquel sillón.
Me entretuve chupándolo hasta que sentí las vibraciones típicas de la corrida por venir y en efecto el tipo se vino cerca de mi boca y nuevamente me mancho la cara de rica leche de macho. Intercambiamos algunas palabras y en ello se me acercó un individuo vestido más formalmente y me dijo “ve a la cabina dónde estabas hace rato ¿va?” a lo cual le dije que si nada más con una ligera sonrisita. La visita estaba siendo muy productiva en verdad así que fui a limpiarme al baño, retocarme el maquillaje y posteriormente acudí al llamado del otro tipo.
Llegué y me recibió en la cabina donde me citó, intercambiamos palabras y me senté nuevamente en aquel asiento que minutos atrás me vio empinadita recibiendo verga en el ano con vigor. El tipo saco una verga limpia de buen ver con una curvatura hacia el frente (como la mía jejeje), delgada pero algo larguita que comencé gustosamente a chupar. Estuve varios minutos mamando cuando el tipo me dijo tranquilamente “te quiero coger”, mientras sacaba un condón de su bolsillo y se disponía a colocarlo. Ya era mucha la calentura y nuevamente con gusto me dispuse a que me cogieran por el culo.
Me puse nuevamente en 4 y ayude a que me ingresara bien sin dolor pues aún sentía impacto de la cogida anterior. Entro y comenzó el mete y saca característico pero con la diferencia de que era un movimiento regular, sin muchas caricias también. No quiero decir que era malo ni aburrido, pero habían dejado la vara muy alta al principio de mi visita. Pasados unos minutos la curvatura del miembro entrante comenzaba a incomodar así que para no hacer algo desagradable ante él le dije que parara, le explique los motivos y muy atento entendió y acepto dejar de penetrar. Comenzamos a platicar y veía que su miembro comenzaba a perder dureza a lo cual le dije “¿quieres que te ayude a acabar aun así?” y por supuesto que acepto.
Procedí a chupar su miembro de nuevo hasta volverlo duro otra vez, en eso andaba cuando ya nos miraba otra vez alguien a través del glory hole pero era motivación para hacer bien mi labor. Los minutos pasaban y de repente sentí las vibraciones anunciantes del chorro seminal y así fue, gotas de líquido espeso y blanco se derramaron una vez más en mi rostro, “pensé que no lo lograrías pero lo hiciste, gracias” me dijo el siguiente en mi lista del día. Nuevamente intercambio de palabras y despedida procedieron antes de salir a retocarme nuevamente y noté más presencia de chicas como yo en el lugar.
Algunas de esas chicas pasaban de frente y existían saludos de vista cordiales, pero no pasaba de ahí.  Hubo una que me llamó la atención por su vestimenta, no parecía hombre, tenía unas piernas bien torneadas, muy femeninas. La vi pasar varias veces y si noté que me observaba bastante a mí también.
Nuevamente me puse a deambular y notaba mucha gente en el típico caminar y caminar por los pasillos sin interactuar, mirando las pantallas de la cabina y moviéndose así por todas. Estaba por llegar a donde estaba sentada antes cuando me abordó aquella chica travesti que me llamo la atención Comenzamos a hablar, me dijo que me veía súper bien, y que si no me molestaba pudiéramos interactuar en una cabina así que accedí a ello.
Entramos a la cabina y comenzamos a charlar y a toquetearnos, me dijo que se llamaba Alondra y me preguntó si yo era pasiva o activa y le dije que pasiva. Me dijo que ella siempre ha sido pasiva, pero que había venido a las cabinas para poder hacerla de activo con una trasvesti, ya que aunque como trasvesti había vivido mucho tiempo, ahora quería poder tener la oportunidad de poder coger, en lugar de ser cogida.  Asenté con mi cabeza. Sacó un condón de su bolsa y me hizo ponerme en 4 en el sillón para poco a poco meter su pequeño pero travieso miembro en mi colita. Nuevamente note movimientos discretos sin gran impacto pero aun así para mí era súper nuevo estar siendo penetrada por una chica vestida como yo por lo cual si sentía placer al ser penetrada. No duramos mucho pues Alondra logró venirse copiosamente en el condón adentro de mí. Nos reacomodamos y comenzamos a platicar Alondra me contó cómo llegó a ser trasvesti, y me dijo que un señor, ya grande, había sido su padrote, Larry, se llama esa persona, fue quien la inició, y con él supo sentirse amada, deseada, cogible, no sólo usada por hombres para descargar su leche en ella. “Con Larry, me hice puta, viví bien ganando mi dinero y disfrutando el sexo al máximo”, dijo.
Además me dijo, que sus instintos de putear sin darle cuentas a Larry, la hizo ahora andar en lugares donde el sexo se consigue fácil. Alondra era una adicta al sexo. Como yo. Pero su comentario sobre el tal Larry, me hizo querer saber más de él y por supuesto conocerlo.
Me indicó que pronto trataría de invertir más en su estilo para lucir mejor y nuevamente me halagó para posteriormente despedirnos amistosamente y salir de aquel cubículo. Una más en la lista de experiencias en mi regreso a las cabinas…pronto el hecho de no haber cumplido mi fantasía original del día era compensado con todo eso.
Con mi nueva amiga, Alondra, he mantenido una estrecha amistad y también con Daniella, nombre de un chico de 21 años que buscaba en los cubículos su primera experiencia como mariquita, queriendo convertirse en trasvesti. Las tres hemos congeniado en todo.

El próximo relato es mi encuentro con Larry.

Thursday, July 11, 2019

Me embaraza mi hermano


Para comenzar quiero decir que continuaré con los relatos de mi fantasía entre mi medio hermano y yo pero ahora quiero hacer algo diferente. A ver si les gusta por favor deje sus comentarios.


Por Catalina

Este relato va a ser muy corto quiero ver como lo aceptan ustedes. Gracias. Todo comenzó un verano en mi casa. Yo contaba con 15 años y mi hermano mayor de 17 años. Mis Padres habían estado casados por 20 años y de algún u otra razón el matrimonio de ellos estaba muy frágil. Mis Padres decidieron darse unas vacaciones juntos y dejarnos a mí y a mi hermano solos en la casa y así fue. Ellos se fueron un sábado en la mañana y como dije, nos quedamos mi hermano y yo solos. El fin de semana paso sin novedades. Nada fuera de lo normal. A mí me gusta dormir con algo sexy pero a veces con el calor prefiero dormir así como Dios me trajo al mundo, totalmente desnuda ya que bueno los dos dormíamos en cuartos separados.




 Esa noche le dije me voy a dormir así que me fui para mi cuarto cerré la puerta con tranca y me comencé a desvestir. Después de un rato escuché a mi hermano también entrar a su cuarto y hasta allí. Me duermo hasta el lunes en la mañana. Me levanto pero como mis Padres no están, decido no ir a la escuela. Era como Las 9am. Pensé que mi hermano ya se había ido a la escuela y que estaba sola en la casa así que salí de mi cuarto desnuda ya que nunca hago esto por respeto a mi familia y hermano.



Así desnuda me metí a la bañera de la casa y procedí a ducharme. Ya estando, tomando un baño cuando mi hermano sale de su habitación y se dirige hacia el baño ya que escucha ruidos. Cuando mi hermano está a punto de entrar en el baño alcanza a mirarme que me estaba bañando. Dejé la puerta entreabierta ya que yo pensé que no había nadie en la casa así que no me molesté en cerrarla completamente. Mi hermano miraba que yo me bañaba. Mi hermano se excitó tanto que se bajó sus shorts y su bóxer y comenzó a tocar su enorme polla que media bien sus 8 pulgadas. Se comenzó a masturbar por un rato mientras me miraba desnuda pero yo no lo miraba a él. Después de un tiempo él se metió rápidamente al baño y removió la cortina que usaba para taparme y me asusta. 





Le reclamo le dijo que demonios haces aquí. No deberías estar en la escuela? A lo que él me respondió eso debería preguntarte yo. Lo miro que tiene su polla bien erecta y le pregunto qué haces me estas vigilando? A lo que respondió si hermanita te estaba viendo y sabes has crecido mucho estas bien buena hermanita. Yo le respondí no seas pervertido vete de acá. No miras que soy tu hermana pervertido. El me respondió si lo sé pero también sé que eres una hembra muy puta que crees que no iba a saber de todos los chicos que coges. Eres una puta. Como sabes eso?, le pregunté. El me respondió yo le hice un hack a tu celular y allí vi todo. No te hagas la santa conmigo. Allí me agarró de las manos y me las puso contra la pared de la bañera estaba parada enfrente de mi hermano sin ya poder moverme y sentía como su polla bien erecta me rosaba mi clítoris. Le respondí que si me gusta tener sexo pero esto es diferente, tu eres mi hermano no podemos hacer esto. El respondió y que tú eres una hembra yo un macho tú tienes con qué y yo también. Le dije ya un poco llorando no me hagas esto por favor. El comenzó a poner el peso de su cuerpo en contra del mío y comenzó a besarme. Yo sabía que hacer ese era mi punto débil. Sentí un sensación en mi vagina que no podía explicar porque me pasaba esto si era mi hermano. Comenzó a besarme el cuello y yo casi perdía mi pudor.

De allí solo sentía que su polla me rosaba más mi clítoris and sentía como mi clítoris respondía a ese estimulo. En seguida me puse bien mojada y allí fue cuando de un solo sin aviso me metió toda la polla. Deje un quejido salir de mi boca con un poco de dolor y placer. Me siguió besando mientras me cogía parados en la bañera. Después de un rato yo también comencé a corresponder a sus besos y los dos nos devorábamos a besos mientras me hacia el amor. Después de un rato me dijo hermanita quiero terminar dentro de ti. Yo perdida en el momento le dije pero puedo quedar embarazada a lo que respondió que no te cuidas? Yo respondí no. Entonces como tienes sexo y no quedas embarazada a lo que respondí siempre ellos ocupan anticonceptivos. Él me dijo ya no aguanto me corro a lo que me sentí un poco débil y lo empujó un poco y se salió de mí. Le dije vente lo llevé a la recamara de mis padres y le dije quieres correrte dentro de mí? Quieres que quede embarazada de ti? Quieres que yo tenga hijos tuyos. El respondió sí hermanita. Yo le dije entonces vente y cógeme como una zorra. A lo que me subió mis pies contra su pecho y dejo de un solo caer su polla dentro de mí. Cada vez me cogía más duro y más rápido ya era inevitable. Mi hermano estaba a punto de correrse y yo le ayudé le dije ahhh córrete dentro de mi papi a lo que no aguantó y yo comencé a sentir su leche caliente inundar mis adentros y como su leche inundaba mi matriz buscando mi ovulo para preñarme de mi propio hermano. De allí abrí mis piernas y se lanzó encima de mi cansado pero todavía dentro de mí. Lo deje descansar en mi pecho y sentí como su polla poco a poco se salía dentro de mi hasta que salió completamente de mí y comencé a tirar toda la leche de mi vagina. Pero ya el daño estaba hecho yo quedé embarazada de mi hermano ese día. Aunque fue una semana llena de sexo.



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