Wednesday, October 17, 2018

GRANDES RELATOS: Angy (2) Una historia para adolescentes




Por Liz Martínez


— !Pánfilo! … ¿Estás viendo lo que yo veo … o … estoy soñando? … ¿Crees que sea la estrella de … ? — Le dije a mi primo ante el sorprendente parecido que esa chica tenía con nuestra heroína de las películas.

— !Claro que no Glodomiro! — Me dijo mi primo Pánfilo. — Esta súper, y efectivamente parece su doble, pero debe ser una de las gringas que trabajan en el consulado ... Deja de soñar y mejor concéntrate en la que buscamos. Debe tener un saco oscuro y unos enormes lentes … y con lo sabionda que es … no te sorprendas si tiene cara de bibliotecaria … Así que mejor busca una que parezca búho con lentes. 

— Pues hay solo tres chicas con saco oscuro en los cubículos. — Le dije a mi primo. —  Y solo dos traen unos enormes lentes como nos dijo, pero no veo que ninguna haga la señal que esperamos, y con lo que estoy viendo se me está parando como no tienes una idea. Mejor vamos a esa mesa o tendré que jalármela aquí mismo frente al vidrio.  

— Bueno, está bien Glodo. Vamos a sentarnos frente a esa ricura, yo también quiero contemplarla, pues con el puto “té de cebolla” que nos hizo tomar a diario durante el mes de abstinencia, me haría tres seguidas cada hora. — Me dijo mi primo, cuando de pronto vimos como esa ricura se ponía unos enormes lentes.

Tragando saliva por la excitación y casi sin pensar nos dirigimos a la mesa que estaba frente a ese cubículo, donde simularíamos leer los libros que tomamos, cuando de pronto vimos cómo esa excitante dama levantaba la vista volteando hacia nosotros para dirigirnos una mirada que casi nos derrite como cera en el fuego. 

Luego, siguió con su trabajo, sin darle la menor importancia a nuestra presencia, en tanto que disimuladamente nos sentamos en la mesa buscando la mejor ubicación para quedar justo frente a ella … desde donde pudiéramos ver a nuestro completo antojo esa excitante forma que atrapaba nuestra mirada como un imán atrapa al metal. Casi rogábamos al cielo que fuera ella mientras simulábamos leer los libros.

— !Pánfilo! … Voltea para otro lado o se va a dar cuenta que la estamos viendo. — Le dije a mi Primo.

— !Eso intento Glodo! … Pero es imposible. — Me dijo mi primo con sus dientes apretados mientras simulaba tapar su cara con el libro.

Y tan solo un momento después, vimos cómo ella se quitaba su saco para colocarlo a un lado, luego lentamente se soltó el pelo y enseguida tomó un lápiz de color negro y lo colocó en su boca … Quedamos boquiabiertos contemplando esa escena. Por fin, esa era la señal, ya no teníamos la menor duda, solo que no esperábamos que lo que contactamos fuera una dama de tal nivel … En persona era diez veces más atractiva que en las imágenes que nos envió. Un verdadero caramelo de Dios cuya sola imagen era una invitación para devorarla. 

— !Apenas lo puedo creer Glodo! … !Es ella! … — Me dijo mi primo. — !Rayos! … Mira como acaricia el lápiz con los labios, realmente tiene boca de mamadora. 

— Pánfilo … ¿y será cierto lo que puso en sus preferencias acerca de que a ella solo le interesan los adolescentes de piel oscura? … ¿Qué tan oscura? … ¿Le iremos a agradar con lo gorditos que estamos? — Le pregunté a mi primo con incredulidad, pues ni en sueños podía acomodar la idea de que nosotros hiciéramos pareja con ella.

— Glodo … Ya deja de mencionar esas calenturas o no voy a poder caminar … !Putísima madre! … !Ya se me paró a todo lo que da! — Me dijo mi primo.

— A mí también Pánfilo. Creo que tendremos que cubrirnos la bragueta con estos libros como lo hacemos en el autobús. — Le dije a mi primo mientras apretaba los dientes a causa de la intensa excitación.

Sin embargo, ella no volteaba a vernos pareciendo estar más ocupada en el trabajo que hacía en su laptop mientras mantenía ese lápiz en su boca. Razón por la cual aún no estábamos seguros, pues por un momento nos pasó por la mente la idea de que todo fuera obra de algún bromista que conocía los hábitos de esa chica. Un error que nos haría quedar como los idiotas del mes.

Finalmente la vimos voltear de reojo hacia nosotros para vernos mientras deslizaba una de sus manos por su pierna como si acariciara su piel. 

Una inconfundible señal de coquetería que sin duda quería que captáramos para estar seguros de que era quien buscábamos.

Aun con miedo de cometer un error nos armamos de valor y decidimos entrar a ese privado, lo cual hicimos mientras ella continuaba hacendosamente escribiendo en su laptop con ese lápiz en su boca. Por un momento creímos que ni siquiera se había dado cuenta que habíamos entrado al cubículo donde estaba, hasta que decidimos mencionar los nombres clave que le dimos en la página donde la contactamos y que de hecho eran nuestros apodos. Mi primo: “Gansito” y yo: “Burrito”. En ese momento ella se quitó el lápiz de su boca y levantó su vista para vernos. Parecía como si no entendiera de que le estábamos hablando.

— ¿What can I help you guys? — Nos dijo en inglés; dejándonos sin saber que decir al darnos cuenta de que realmente habíamos metido la pata.


Y viendo que no decíamos palabra agregó


— The youth section is at the bottom of the hall … ¿Do you understand me? — Siguió diciendo ella en su idioma con un claro acento británico.


— S … sorry madam, this is … a … esto ha sido un error. —  Le dije dirigiéndonos de nuevo a la puerta de salida.


— Se dice “mistake” tarugo — Me dijo mi primo, corrigiendo mi inglés de juguete.


Pero en ese instante la dama se levantó rápidamente de su asiento cerrándonos el paso para colocarse frente a la puerta de salida en una forma en la que parecía presionar la puerta con su trasero.

— ¿Adónde creen que van chicos? … Regresen y siéntense frente a mí ... !Ahora! — Nos ordenó ella dejándonos congelados cuando vimos en un costado de su cinturón una brillante placa oficial que decía algo así como N.S.A. U.S. Federal Bureau of ... y en el otro costado de su cintura enfundada la terrible arma que complementaba la imagen de nuestra peor pesadilla.  (!Jesús, mil veces el chamuco! … !Ahora  si estamos jodidos!) Me dije a mi mismo en mi interior.


Apenas podíamos creer que una reina tan hermosa trabajara para la más oscura y tenebrosa agencia que hay en el mundo … esa que desde hace mucho se dedica a hacer en los límites de nuestra frontera el trabajo sucio de la central de inteligencia de nuestros vecinos del norte con la completa anuencia de nuestras incompetentes autoridades.


Una vez sentados, se colocó de pie frente a nosotros, mirándonos durante un rato, sin decir palabra, con sus brazos cruzados, haciéndonos sentir que estábamos ante una autoridad superior, o como ratones frente al gato, hasta que rompió el silencio.


Ni siquiera piensen en correr chicos … Hago blanco a cien metros con repetición de tres tiros por segundo ... ¿Se sienten con suerte para comprobarlo? … — Nos dijo ella tocando con su mano esa terrible arma, por lo cual solo movimos nuestras cabezas diciéndole que no, y entonces continuó. — Esta vez se metieron en un gran lio chicos. Uno verdaderamente grande, y del que no creo que vayan a salir bien librados. Este lugar es parte del consulado, así que, sin pasar por las autoridades de su país, de aquí se irán directos a la grande … de donde nadie vuelve. A menos que me digan la verdad toda la verdad y nada menos que la verdad, de lo contrario, esto se va a poner bastante feo, y créanme que conmigo no se juega. — Nos dijo tocando con sus dedos esa brillante placa oficial, cuya bien ganada fama era la de ser una licencia para matar.


— ¿Tienen algún custodio en la policía? — Nos preguntó ella dejándonos confundidos y con cara de “!what a fuck!”, por lo cual le dijimos que no había tal cosa.


— ¿A quién más informaron de esta actividad ilegal que pretendían realizar? — Preguntó de nuevo, y de inmediato respondimos que solo nosotros lo sabíamos.


— ¿Han contraído alguna enfermedad contagiosa por andar en este tipo de actividad? — A lo cual respondimos que no, pensando que sus preguntas tenían que ver con alguna investigación sobre los temidos ataques epidemiológicos.


— ¿Han tenido relaciones sexuales de alguna clase? — Preguntó una vez más, y rápidamente movimos nuestras cabezas diciendo que no.

— ¿Les pidió algo a cambio la persona que contactaron? — Preguntó ella, y respondimos que solo quería amistad.


— ¿Algo más que haya pedido … en forma especial? — Preguntó ella, y mirándonos entre nosotros le dijimos que había pedido un mes de abstinencia en el cual debíamos tomar una infusión de té de cebolla a diario y en ayunas.


— ¿Lo hicieron? — Preguntó ella, y movimos nuestras cabezas afirmativamente. 


Entonces, luciendo en su rostro una nerviosa expresión al tiempo que parecía mordisquear uno de sus dedos; levantó el teléfono que estaba sobre su escritorio, y oprimió un botón para establecer una tenebrosa comunicación: 


— Si, es ella … está aquí … !Cierren todo y búsquenla! … !La quiero viva! … Pero si consigue salir de aquí … !dispárenle a matar! — Dijo por teléfono al tiempo que extraía de la parte trasera de su cinturón unas esposas y las colocaba sobre el escritorio junto a su bolsa, y enseguida oprimió otro botón del teléfono.


— Yes sir … the boys are here … !What! — Mencionó ella volteando a vernos. — ¿Are you sure? … ¡But! … Ok sir … I will. — Terminó de decir colgando el teléfono. 


Luego tomó con su mano la perilla de la puerta para asegurarla, moviendo enseguida la persiana de la ventana para impedir la vista hacia el interior, y entonces volteó para quedar de nuevo frente a nosotros al tiempo que lentamente desenfundaba su arma mientras con su otra mano empezaba a colocarle en el extremo un alargado cilindro metálico, tan oscuro como su arma, enroscándolo con toda paciencia mientras nos observaba sin ninguna expresión en su rostro.


No necesitábamos ser unos genios para saber de qué se trataba, lo habíamos visto docenas de veces en el cine, pero jamás creímos que algún día íbamos a vivir ese horror que solo nos divertía como fantasía. Y cuando vio que estábamos tan alterados que casi queríamos llorar, de pronto colocó esa arma sobre el escritorio, y con cara de gran preocupación se arrodillo frente a nuestros asientos sujetándonos de la pierna a cada uno para hablarnos amigablemente. 

— !No se crean chicos! … Solo estaba fingiendo para asegurarme. — Nos dijo ella. — Soy yo … “Angy”, su contacto … y el teléfono estaba desconectado, no le llamé a nadie. La placa es falsa y la pistola es de plástico, ¿lo ven? ... Pobrecillos … ¿Los asusté mucho?


— ! Respiren por favor ! … ! No soy la bruja odiosa que vieron actuar ! — Continuó diciéndonos al tiempo que removía nuestras piernas con sus manos para que reaccionáramos al ver que el susto nos había dejado como estatuas.


Por fin respiramos aliviados como si acabáramos de salir del agua, al saber que no había nada de qué preocuparnos. 


— !Angy! … !No tenías que hacer todo eso! … Casi morimos del susto. — Le dije con mi voz sofocada y casi llorando. 


— Lo sé cariño, y les ruego que me disculpen por ser tan grosera, pero tenía que estar segura de que no era una trampa como las que pone la policía de mi país … de haber sido así, casi todo lo que vieron sería una realidad. Pero créanme que los recompensaré más allá de lo que se imaginan. 


Nos dijo ella y enseguida se levantó para continuar.


— Durante el interrogatorio me di cuenta de que no había riesgo alguno, pero … debía estar bien segura … Solo les recomiendo que sean más valientes cuando se enfrenten a una gringa engreída que se cree la reina de Inglaterra, nunca demuestren temor, o se los van a comer vivos. 

En fin, volviendo a lo nuestro, supongo que los tres tenemos un interés en común, por eso estamos aquí, para ponernos de acuerdo con los detalles. 

Así que tú eres “Gansito” — Le dijo a mi primo dirigiéndose enseguida a mí. — Y tú “Burrito”, que bellos apodos, como los muñecos de peluche con los que jugaba de niña. 

Mi verdadero nombre es algo complicado, y no se diga mi apellido, pero sigan llamándome “Angy”, para facilitarles la pronunciación. 


Con nuestros corazones aun latiendo aceleradamente por el susto, escuchábamos todo eso mientras pensábamos en lo tontos que fuimos. Luego de eso, nos presentamos con nuestros verdaderos nombres, y tras un fino y social
— Muy bien chicos, iremos a otro lugar para llevar a cabo lo que les prometí — Nos dijo y pidió que uno de nosotros le regresara a la bibliotecaria los libros y revistas que le prestaron para pasar el rato mientras llegábamos, para lo cual pidió de favor a mi primo Pánfilo que los llevara, lo cual hizo dejándome solo con ella. Por fin, la merecida recompensa de la larga espera y del no menos largo y angustiante susto parecía ser el premio mayor, y en serie completa. 


Una vez solos, ella tomó asiento en su escritorio y giró su silla para quedar frente a mí, que en ese momento me encontraba de pie a un lado del escritorio, entonces ella se inclinó para sacar del cajón una gorrita de invierno dejando a la vista la increíble forma de esos perfectos senos que habíamos visto en la imagen que nos envió por correo.

Cosa que yo contemplaba absorto y con ojos de lujuria. En ese momento casi sentí que una erupción de semen brotaba de la punta de mi rígido miembro, al cual ocultaba bajo el libro que traía en mi mano.

— ¿Te gusta lo que vez Glodomiro? — Me preguntó ella sin voltear a verme, sabedora del lugar en donde tenía clavada mi vista, y cuando finalmente levantó su rostro para ver la cara de imbécil excitado que tenía al no saber qué decir, extendió su gorrita y me dijo. — ¿Es linda verdad? — Me dijo ella al tiempo que la colocaba en su cabeza.

— !He! … !Claro! … !Claro! … Pero claro que si … Es linda … es bella … es hermosa … es perfecta — Le dije balbuceando como idiota mientras la veía acomodar su boinita, con ese arreglo de pelo castaño que se ponía sobre su rubia cabellera … Aunque creo que lo que quería decirle era: “chuponeable … como usted … Miss Francia y Miss Inglaterra juntas no le harían justicia a una reina como usted”.

 Enseguida ella se puso de pie colocándose frente a mí a escasos centímetros de mi rostro, enfocando sus intensos ojos en los míos. Era como cuatro dedos más alta que yo y mi primo. Lucía como la típica europea caucásica, frondosamente desarrollada, y con una estructura física tan femenina que me inspiraba unas ganas irresistibles de abrazar el talle de esa arqueada y perfecta espalda a la altura de la cintura y levantarla del piso en apretado abrazo, con esos senos frente a mi rostro.


— Yo sé muy bien lo que quieres Glodomiro, y también entiendo cómo se sienten tú y tu primo. Tengo el olfato de un animal, y desde que entraron pude captar que están saturados de hormonas. — Me dijo ella dejándome prácticamente mudo mientras sus hipnóticos ojos seguían clavando su mirada en los míos sin siquiera parpadear, lo cual provocó que yo moviera mi vista hacia un lado, pero ella, con su dedo índice colocado bajo mi mentón, me hizo volver a verla. 


— ¿Deveras necesitas hacer todos los días lo que vi en el video que me enviaron? — Preguntó ella. A lo cual respondí moviendo la cabeza afirmativamente al tiempo que cerraba los ojos por un segundo, para evitar esa mirada que parecía atravesar todo hasta ver mi alma. Pero al abrirlos de nuevo, ella continuaba mirándome con esos intensos ojos que no me permitían mirar hacia otro lado, mientras sutil e imperceptiblemente movía sus labios, como si saboreara lo que veía, y en el interior de su boca acomodara la excesiva salivación. 

— ¿Cuántos idiomas hablas Angy? — Le pregunté al no saber qué decir.


— Sin incluir arameo y latín … Tres … de hecho cuatro con el de ustedes, que es el último que estoy aprendiendo, muy difícil, por cierto. — Me respondió ella, dejándome mudo una vez más, pues nosotros éramos unos burros que ni el nuestro aprendíamos como lo hacia ella. 


Luego continuó observándome, como si estuviera memorizando la imagen de mi rostro mientras mantenía su dedo índice bajo mi mentón, evocando en mi mente aquellas películas de la segunda guerra mundial, en las que las oficiales de la Alemania nazi acosaban con su mirada a quienes interrogaban en busca de judíos. 


— Mmm … Así que este es el chico de las preguntas interesantes ... ¿eh? — Me dijo ella y continuó. — Un fiero león en el chat … pero un manso gatito frente a mí.


Y continuó con ese juego mental que se prolongó otro par de segundos hasta que mi primo volvió, y solo hasta ese momento ella me liberó de su felina mirada para sonreír diciéndonos lo que debíamos hacer:


— Vamos a salir de aquí chicos. — Nos dijo ella y continuó. — Primero ustedes y luego yo, caminaremos por la calle en banquetas separadas, como si no nos conociéramos, me seguirán hasta llegar a ese cine de la avenida principal. Estamos a buena hora para la función nocturna, sin intermedios y en un lugar exclusivo que se puede rentar para tener una privacidad tan absoluta como la de este cubículo, pero alumbrados tan solo con la mortecina luz de la pantalla. Un lugar público y seguro como lo pidieron.

Continuará

No comments:

Post a Comment

ENCUENTROS - EROTISMO EN CANTO-RELATO-POESIA

  A todos los poetas eróticos, se les invita que envíen sus poemas grabados a Radio Nuestra America, en su programa Encuentros. Una radio al...