Sinopsis: Dos compañeras de trabajo terminan por meterse en la cama. El hecho de que una de ellas esté casada no es obstáculo para su relación.
Si bien es cierto, que a lo largo de mi
vida me he sentido atraída por mujeres, nunca había tenido una experiencia con
una mujer… Desde que me casé hace 15 años, le he sido infiel a mi marido diez
veces y siempre con un hombre… Ahora le estoy siendo infiel con una mujer.
Juani, mi actual amante, llegó a mi vida
cuando no la esperaba… Ella tendría sobre unos 50 años y era un poco más mayor
que yo, que en esos momentos tenía 38 años… Es morena, bajita y algo regordeta
pero muy simpática y sumamente discreta… Yo, aunque más alta que ella, soy más
delgada y tengo buenos pechos.
Mi esposo se ausentaba mucho de casa por
motivos de trabajo y sabía sobradamente que tenía amantes, que incluso se las
llevaba consigo cuando se marchaba, lo cual me facilitaba las cosas para que yo
pudiera hacer lo mismo siempre que me apeteciera.
Ella se cruzó en mi camino, fue verla y
sentirme atraída por ella… Lo gracioso era que somos compañeras de trabajo en
unos grandes almacenes y no sé por qué comenzamos a cruzar miradas a cada
instante… Eran miradas que decían algo más... Había algo oculto.
La ocasión de estar juntas surgió cuando
unos días más tarde la jefa de sección le propuso hacer un cursillo con otra
compañera y ella me eligió a mí para que fuese su acompañante, como así me lo
hizo saber la jefa de sección para concretar la propuesta… Me quedé gratamente
sorprendida y le dije de inmediato que aceptaba.
Para abaratar costes, la empresa nos
entregó dos billetes de autobús por lo que viajamos juntas… Yo iba sentada
junto a la ventana y llevábamos como 15 minutos de viaje, cuando ella estiró su
brazo para señalarme algo y lo pegó a mis tetas y me lo refregó.
Yo sentí correr electricidad por mi
cuerpo, la miré, se sonrió y fue cuando yo supe que ella me deseaba tanto como
yo a ella… Le hice lo mismo a ella con mi brazo, le cogí de la cara, le miré a
los ojos y le sonreí.
Mas tarde después de ir hablando de
nuestras cosas puso su cabeza en mi hombro y yo comencé a acariciarle su pelo,
siempre rozando sus tetas con mi brazo… Pude sentir su pezón erecto y su
respiración caliente… Entonces coloqué mi brazo para rodearla con él, y ella se
pegó a mi pecho, puso su mano entre mis tetas y su cara y comenzó a jugar con
ellas… A mí no me importó que alguien nos viera… Yo quería sentirla.
Al llegar al hotelito nos dieron una
habitación con dos camas… Nada más entrar me acerqué todo lo que pude a ella y
por primera vez, puse mis labios sobre otros de una mujer… Comenzamos a
besarnos tiernamente hasta que noté como ella comenzaba a meter su lengua en mi
boca… Yo respondí a ello y al final terminamos besándonos desaforadamente en la
misma entrada de la habitación y con nuestras bolsas en el suelo.
Sin apenas calmarnos, comenzó a meterme
mano por donde podía… Nos quitamos la ropa hasta quedamos en sostén y bragas…
Ella tiró de mí y nos fuimos cerca de la cama, besándonos por el camino a ella
Nos dejamos caer en la cama y entonces me
quitó las dos prendas que me quedaban, dejándome totalmente desnuda… Hice lo
mismo con ella… Y, ambas desnudas, seguimos besándonos y palpándonos
descaradamente y sin tapujos.
Sus tetas, al igual que las mías, eran
grandes y ambas pasamos nuestras lenguas por los pezones de forma alternativa,
hasta conseguir que se nos pusieran erectos.
Luego me pidió que me recostara en la
cama, me pusiera cómoda y me relajase… Vi cómo fue bajando, besando y lamiendo
mi vientre y con sus manos abría mis piernas… Al poco noté cómo prácticamente
metió su cabeza entre ellas y comenzó a chupar, a chupar y a chupar, mientras
que yo gemía, gemía y gemía.
Notaba como metía su lengua en mi vagina
y pensaba que debería estar tragando el flujo viscoso que se me escapaba
involuntariamente debido al placer que me daba… Debía gustarle porque no
rechazaba.
También notaba pasaba su lengua por mi
clítoris y sentía como me estremecía… De pronto, comenzó a meterme un dedo en
mi coño y me exploraba buscando mis puntos de placer… Me estaba volviendo loca
de placer sintiendo lo que nunca había sentido.
Luego comenzó a jugar con mi ano mientras
escuchaba cómo me decía:
- “Así Mary, así… Disfruta con lo que te
hago… Entrégate.”
Y me metió tres dedos en coño y comenzó
con el mete saca, sin parar, mientras yo, empapada, comencé a sentir como se
contraía mi vagina y pegué un grito de placer indicándole que me estaba
corriendo… Noté que le encantó.
Sin mediar palabra, me quitó la almohada
y me lo puso debajo del culo y comenzó de nuevo a seguir lamiéndome, chupándome,
metiendo dedos en mi coño mientras yo seguía excitada y caliente… Me hizo
correrme cinco veces más y acabé agotadísima… Me dijo:
- “Mary, no te preocupes por mí… Yo he
disfrutado mucho procurando hacerte feliz y que conozcas lo que es el sexo
lésbico… Ahora depende de ti que me aceptes o no ser tu pareja para cuándo y
cómo lo desees.”
Sin decirle nada, la abrace y besé,
diciéndole:
- “Juani, pégate a mi cuerpo, por favor…
Necesito descansar y recuperar fuerzas… Luego me llevas al baño y nos duchamos…
Tenemos toda la noche para hacernos lo que nos apetezca… Me gustas mucho y no
me importa que seas mayor que yo, ni que yo esté casada… Te necesito para que
me des placer… Lo haces como nunca lo he sentido.”
Se abrazaron y besaron y Juani la dejó
descansar.
Desde entonces, siempre buscamos momentos
para estar juntas, como pareja funcionamos muy bien, no hay celos… Ella me
tiene sólo a mí, yo tengo a mi esposo y a ella… Le cuento cómo me folla y me da
por el culo y eso a ella le encanta y la calienta… Tengo a mi disposición un
gran dildo con el que me penetra cuando le apetece… ¡Qué más puedo desear!
Si alguna lectora desea comentarme lo que
le pareció este relato, tendré mucho gusto en responderle y mantener posible
amistad (yanine35sum@gmail.com).
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