Por dulces.placeres@live.com
Todo fue casualidad, digamos… el destino?
Lo cierto es que había decidido dejar la
casa de mis padres, llegando a veinticinco años había conseguido una beca
importante para terminar mis estudios terciarios y estaba buscando un
departamento para alquilar, en la zona céntrica de la ciudad, preferentemente
cerca de la universidad, para poder ir a pie, a lo sumo en bicicleta.
Además, quería ser independiente, tener
mis horarios, mis responsabilidades, quería crecer y que nadie me dijera ya lo
que debía hacer, lo que estaba bien y lo que estaba mal.
El problema es que no encontraba algo que
encajara con mis pretensiones, soy un tanto berrinchuda digamos, y a todo suelo
encontrarle una excusa, la ubicación, el tamaño, las terminaciones, el costo, y
así se escapó el tiempo y se fueron cerrando los caminos, y fui agotando
posibilidades.
Navegando en la web di con la página de
‘Cerezo Bienes Raíces’ un nombre que intuí decía más de lo que era, pero vi
fotos de un par de alternativas que me parecieron potables, y los precios
estaban a mi alcance.
Hice algunas consultas por mail, y un par
de llamadas, hasta que me decidí a ir personalmente.
Al llegar comprobé lo que imaginaba, el
nombre ‘Cerezo Bienes Raíces’ pretendía ser más de lo que realmente era, una
modesta oficina que era tan pequeña como mi cuarto, donde se agolpaban
torpemente dos escritorios modernos, en caños cromados con la superficie
vidriada, con una pc de escritorio y una notebook, me recibieron sus dueños,
comprendí de inmediato que eran pareja, aparentaban unos cincuenta años
promedio, pero se veían muy bien conservados, él era alto, espigado, de
cabellos entrecanos y encrespados, lucía un aro pequeño en una de sus orejas,
perfectamente afeitado, camisa blanca, traje y zapatos lustrados, ella por su
parte, mostraba su cabello rubio recogido, pude notar que eran teñidos,
pequeños lentes de aumento, lucía un traje de falda pegada, muy sexi, incluso
noté que le dibujaba un culo envidiablemente hermoso, con medias negras y
zapatos tacos altos, realmente sabía vestirse y tenía un perfume dulzón que se
me hacía exquisito.
Ella se presentó como Gabriela, y empezó a
contarme sobre las opciones por las cuales yo había consultado, ella casi
monologaba pero no pude evitar notar como el que asumí sería su esposo, no me
quitaba los ojos de encima, de esa manera que miran los hombres que hasta
llegan a incomodar, y honestamente me sentí seducida, sus ojos se iban una y
otra vez a mis tetas, y es que bueno, tengo tetas grandes y
llamativas, que puedo hacer? y no podía más que mirar de reojo cada tanto y
sonreírme tontamente, me sentía acalorada por lo raro de la situación, porque
su mujer estaba ahí, y la adrenalina del peligro me devoraba…
De pronto sonó su celular, y él se
desentendió de nosotras, fue entonces cuando ella bajando la voz y acercándose
un poco me dijo directamente
Disculpa, vi cómo te mira mi esposo, y vi
cómo le sonríes, crees que debería preocuparme?
Lejos de intimidarme, me acerqué a ella,
lo suficiente como para sentir su aliento, y mirándola directamente a los ojos
disparé mientras me enrulaba los cabellos entre mis dedos
No, en verdad creo que el que debe
preocuparse es el…
Ella se apartó instintivamente,
sorprendida por mis palabras, y yo me morí de risa por dentro, es que no se, me
sentí tan lesbiana al decir esas palabras...
Después de ese momento un tanto incómodo
para ella y tan gracioso para mí, no hubo mucho más por ese día, solo combinar
para visitar al día siguiente uno de los departamentos ofrecidos.
Así fue como volvimos a encontrarnos, esta
vez al pie del edificio, nos saludamos cortésmente cruzando besos en nuestras
mejillas y volví a percibir ese perfume embriagador que usaba, nuevamente lucia
ese traje de oficina ajustado al cuerpo que tan bien le quedaba, con un culo
envidiable, y un porte femenino digno de admiración, y no es que lo mío sean
las mujeres, pero se reconocer cuando una mujer es sexi y atractiva.
Subimos por el ascensor, ella tenía unas
carpetas en la mano, y leía detalles del apartamento con atención, pero mi
mente estaba en otra cosa, yo solo miraba su falda y me moría de intriga por
saber que lucía abajo, además, el nacimiento de sus pechos escapaba por el
escote de la blanca camisa abotonada al frente, y en su respiración se hacía
excitante observar la situación.
Llegamos, abrió la puerta y me hizo pasar,
el departamento era amueblado, así que en un punto ella me pidió que nos
sentáramos a hablar bien de cómo serían los pagos, garantías y todo eso, a todo
esto, yo no podía dejar de verla a los ojos, fue divertido ponerla incomoda,
sentí como se empezaba a molestar, su cuerpo la delataba...
Decidí entonces pasar al mismo
sillón en el que ella estaba sentada, sólo me senté junto a ella, sólo para
estar más cerca y mientras ella me seguía explicando un tanto nerviosa yo la
paré de golpe y le pedí que me contara un poco de ella, de su vida.
Gabriela empezó a contarme de su familia,
su esposo, y demás cosas, volví a interrumpirla, directamente fui al grano y le
dije si nunca había estado con otra mujer, fue tan sexi notar como el color le
subió por las mejillas y en ese momento se le comenzó a entrecortar la voz, me
contestó que no y me preguntó si yo sí, a lo cual le contesté sonriendo que no,
siempre me han gustado los hombres , pero la verdad se veía muy sexy y desde
que la había conocido no podía pasar por alto el hermoso cuerpo que tenía, en
especial ese culo…
En ese momento me acerqué más a ella y le
di un beso en los labios, ella reculó evitando lo que yo proponía, pero en
verdad no puede dejar eso así, es que se me hacía muy deseable, volví a la
carga, y le volví a robar otro beso, sus labios con los míos, aproveché su
confusión y con la mano la atraje a mi lado, cerrando distancias
Gabriela reaccionó y se apartó de mi lado,
se incorporó y fue al sillón que estaba al frente, me dijo que ella no podía
hacer eso, pero yo no aceptaría un ‘no’ se su parte, casi salté sobre su
posición y me puse sobre ella, sobre sus piernas, como cabalgándola y la tomé
fuerte por sus muñecas para que esta vez le costara más trabajo zafarse, que
rico fue eso, era como estar cazando a mi presa, entonces le pregunté si no le
parecía atractiva o qué diablos le pasaba…
Ella con una voz muy amable me dijo
Si, tenes un cuerpo hermoso, eres joven,
pero… no te das cuenta? Podrías ser mi hija, de hecho, tienes su edad…
A lo que respondí jugando nuevamente con
sus palabras, como ya lo había hecho en la oficina
Cierto, podría ser tu hija, pero sabes
qué? No lo soy…
No le di tiempo a reaccionar y le planté
otro beso, y esta vez, ella ya resignada fue receptiva y me respondió bajando
las defensas. Sus manos entonces pasaron por mi espalda y las mías fueron a su
nuca a tomarla para que no se despegue, nos dimos un beso muy rico, muy
caliente, muy de fantasía loca con otra mujer, nuestras lenguas jugaron entre
sí, ella estaba tan caliente como yo, entonces paré el beso y solo me quedé
mirándola, sin decir palabra, como que el tiempo se congeló en ese momento,
naufragué en la calma de sus enormes ojos verdes, ella respiró profundamente y
se recostó sobre el sillón, yo tenía el control, sin quitarme de encima fui
desabrochando cada uno de los botones de su camisa blanca hasta quitársela
lentamente, dejándola solo en sostén, demasiado sexi…
Le di otro beso, muy profundo, después fui
bajando por su cuello, en esos besos que me encantan, seguí más abajo, a su
pecho hasta llegar a sus tetas, eran pequeñas y bonitas, solté el sostén y ya
nada nos separó, comencé a chupar sus pezones, ahhhhh! que rico fue ver su cara
de placer y yo poder hacerlo como en algún momento lo había hecho con los míos,
cuando me masturbo en soledad, pasé mi lengua por cada uno de ellos
delicadamente y no dejaba de mirarla directamente a los ojos, pero ella no
podía sostenerme la mirada del placer que estaba sintiendo…
Comenzó a jadear, cada vez más
fuerte, entonces paré nuevamente para quitarme mi blusa, mis pechos son enormes
al lado de los suyos, solo estaba con un sostén armado que los hacía ver más
grandes aun, le pregunté si le gustaba lo que veía, ella tenía sus ojos firmes
en mis pechos, le dije que me los tocara, entonces ella tomó la iniciativa para
desnudarlos por completo, fue tan rico… y más cuando se acercó y empezó a
lamerme, era su turno, yo solo miraba como lo hacía, como me los comía, como
pasaba su lengua por ellos, ahhhh! era tan excitante, sentirla como lo
disfrutaba, sentir como me mojaba, más y cada vez más
Retomé el control del juego, me puse de
pie e hice que me acompañara, paradas frente a frente me paré en puntas de pie
para alcanzarla y darle un terrible y profundo beso, ella estaba entregada, ya
solo gemía…
Entonces empecé a bajar mis manos por su
cuerpo, llegué a su culo, se veía tan grande y provocador, solté su falda, y
lentamente la deslicé por sus caderas hasta dejarla caer al suelo, menuda
sorpresa, pensé que tendría medias completas, pero en verdad usaba porta ligas,
Dios, que sexi… además esos tacos altos, y una pequeña tanga enterrada entre
sus nalgas, muy erótico…
La hice recular contra el sillón, le pedí
que abriera sus piernas, me puse de rodillas y me acerqué lentamente, la besé
poco a poco en el abdomen, bajando hasta llegar a donde comenzaba su tanga, que
rico se veía…
Solo la miraba a los ojos al hacerlo,
notaba como se agitaba su respiración, sintiendo como su cuerpo disfrutaba cada
segundo... bajé más aún, comencé a besarla por encima de su tanga y noté cuan
húmeda estaba, tan húmeda como yo, el saber que yo era la culpable de su vagina
mojada solo hizo que me calentara más de lo que ya estaba, al fin hice a un
lado la suave tela de su tanga, y solo me encontré con su conchita bien
depilada ahhhhhh! Dios! que rico, toda mojada y caliente…
Pasé delicadamente mi lengua por si
intimidad, por su clítoris y comencé a hacerle un muy rico sexo oral, como me
gusta que me lo hagan a mí, noté que mi boca se fue llenando con sus jugos, más
lamía y más se mojaba, demasiado, y en todo momento no perdía el contacto
visual con ella, noté que no podía con tanto placer, empezó a apretarse las
tetas, ahhh! es muy rico, no la dejé llegar, subí a su boca y la besé
profundamente para hacerle probar lo que yo estaba probando, para darle sus
propios jugos, en un beso es bien rico, bien mojado…
Le pedí que terminara en mi boca, así,
como estaba de caliente quería que se corriera en mi boca, noté esa mirada
cómplice, volví a bajar entre sus piernas y esta vez metí dos de mis dedos en
su conchita, entraron con suma facilidad por lo mojada que estaba y eso me
encantó, se veía tan mujer, tan caliente!... y moví mis dedos en su interior,
cada vez más rápido, de la forma en que yo misma me masturbo, le seguí dando
placer, pasando mi lengua por su clítoris, no podía resistirlo, de pronto
llegaron los espasmos, los gemidos fueron gritos contenidos, tuvo un orgasmo
riquísimo, no pudo controlar su cuerpo, seguí hasta verla terminar, hasta que
no pudo más…
Gabriela entonces tomó el control de la
situación, se acercó y me dijo
Querías jugar mocosa?
Me sonó riquísimo, volvió a besarme, con
un fuerte beso lleno de pasión, me empujo sobre el sillón con calculada
violencia, haciendo que yo perdiera el equilibrio pero sin golpearme, vino
sobre mí, comenzó por mis labios, luego por mi cuello, pasó por mis pechos,
llegó a mi abdomen, al fin a mi pollera, solo la levantó hasta mi cintura y ahí
se quedó frente a mi tanga blanca, que dicho sea de paso estaba empapada y
desbordada, sentía mis flujos que ya habían empezado a correr por el interior
de mis piernas…
Ella solo empezó a acariciarme con sus
dedos, eso era una eterna tortura, sabía que yo deseaba que ya lo hiciera,
hasta que de una comenzó a pasar su lengua por mi conchita bien mojada, por mi
clítoris y en ese momento sin decir más me penetro con sus dedos muy
rico, devolviendo lo mismo que yo le había dado, eso era delicioso, sentir como
lo hace una mujer, y ver como esa fantasía tan marcada que tenía poco a poco se
cumplía, la forma en que besaba mi intimidad y me llenaba de placer, ahhhhhh! Y
ya no pude aguantar, solo terminé en su boca, mi cuerpo no aguantó y comencé a
moverme en forma incontrolada, ese orgasmo fue maravilloso...
Cuando termine, ella se acostó enseñándome
su culo, fingiendo que era casual, pero ambas sabíamos de provocaciones, y….
Dios mío! era perfecto… con la tanga marcada por el bronceado sabía
riquísimo...
Me pidió entonces que le sacara algunas
fotos, así como estaba, era tan lindo verla así dispuesta y la idea de las
fotos me excito más, tomé varias, y luego me pidió hacer lo mismo conmigo, así
que hizo que me pusiera en cuatro solo para fotografiarme. Mientras ella me
sacaba las fotos yo solo podía imaginar y mojarme, claro que yo no tengo ese
culazo que ella se cargaba, pero era rico, muy rico…
De pronto cambió el juego, se sentó
nuevamente y me arrastró sobre ella, me dejó haciendo equilibrio sobre sus
piernas, culito para arriba, de esa forma que solían poner los padres a los
niños para darles nalgadas por alguna travesura, entonces me dio una rico golpe
con la palma de su mano en uno de mis cachetes y me dijo
Niña malcriada! Mira lo que me hiciste
hacer?
Sonó tan lésbico… sentí humedecerme
nuevamente…
Gabriela entonces empezó a recorrer mi
piel con sus dedos, y se fue acercando lentamente a mi esfínter, cada vez más
cerca, cada vez más sexi, me seguí mojando y empecé a gemir en deseo, porque me
hacía desear, aprovechó el jugo de mi conchita para mojar sus dedos, y al fin
lentamente coló un dedo y empezó a moverlo perversamente, luego probó con dos y
siguió el juego, entonces me dijo
Vi como seducías a mi esposo, seguro que
si mis dedos fueran su verga lo estarías disfrutando mucho, puta hermosa…
No respondí, no estaba pensando en su
esposo, ni lo recordaba en ese momento, pero cuando ella lo menciono me supo
rica la idea, pero claro, yo no sabía si ella iba en plan de juego o de
reproche, así que solo esperé su próximo paso, al tiempo que ya sus dedos
entraban y salían sin problemas, luego dijo
Vamos puta, quiero que te imagines que es
mi esposo el que te hace el culo, quiero que te acabes pensando en que él te lo
está haciendo, perra…
Al notar sus intenciones me relajé, y me
dispuse a disfrutar, pasé mi mano entre mis piernas solo para tocar mi
botoncito que estaba enorme por la excitación, ella seguía con el juego de
palabras y eso solo aumentaba mi calor…
Sabes que rica verga que tiene, no
imaginas… como me gustaría ver cómo te lo llena de leche… imaginas?
Ahh!!! por qué diablos hacía eso conmigo?
Qué putita resultase... si vieras como
tienes el culito abierto, te estoy metiendo tres dedos y ni cuenta te has dado…
No había forma de resistirse, realmente no
me había dado cuenta de que me estaba metiendo tres dedos, me vine de golpe,
mezcla de placer físico con placer mental por imaginar lo que ella proponía….
Al recobrar la cordura, estaba demasiado
excitada aun, entonces le pedí que se acostara en el sillón, me subí nuevamente
sobre ella y comencé a besarla otra vez en esa boca tan rica y caliente, su
lengua y la mía eran una sola, puse mis tetas a la altura de su cara y ella
comenzó a lamerme los pezones, me encantaba como lo hacía... ya estaba muy
caliente así que cruce mis piernas con las suyas de manera de pegar mi conchita
a la suya, eso era tan caliente, tan porno, tan rico, esa mujer me volvía loca,
su madurez, su atención y su experiencia, tal vez la que jugó su juego siempre
fue ella, no sé, pero era riquísimo...
Comencé a moverme lento al principio, las
dos nos veíamos a los ojos, eso era lo más excitante, las dos tan calientes,
empecé a acelerar el movimiento, acercándome a ella, su sexo íntimo y el mío,
rozando y mojándonos, una de la otra más rápido cada vez los gemidos inundaron
la habitación hasta que las dos terminamos en un perfecto y compartido
orgasmo...
Suficiente, era suficiente para ambas,
comenzamos a vestirnos en silencio, nuestras prendas estaban esparcidas por
doquier, Gabriela tomo un cigarro de su cartera, lo encendió y fue hacia uno de
los ventanales del departamento, se quedó mirando por la ventana, encerrada en
sus pensamientos, me sentí extraña, mis ojos recibían como una postal la imagen
de una mujer solitaria, a la distancia, y esa postal nada tenía que ver con lo
que acababa de ocurrir, para mi había sido cumplir una fantasía, siempre había
querido compartir un juego entre mujeres, pero ella…
Le pregunté mientras me acomodaba el
cabello
Estás bien?
Gabriela giró y vino a mi lado, como
recordando que yo estaba presente, me miró fijo a los ojos y me dijo
Voy a confiarte un secreto, un secreto que
nadie sabe y confío que no saldrá de tu boca…
Yo solo asentí con la mirada, y esperé
expectante
Alguna vez tuve tu edad, antes de mis
hijas, antes de mi esposo… alguna vez estudiaba y tenía compañeras y una chica
llamada Sandra fue mucho más que una compañera… compartimos más que estudios,
llevamos adelante una relación oculta de pareja, imagina treinta años atrás lo
que la sociedad opinaba de dos mujeres haciendo el amor, y como hacíamos el
amor!!!!. Vivimos casi dos años de amor clandestino, oculto, prohibido… fue
genial mientras duró…
Ella apagó el cigarro y como de la nada
cambió de tema, como volviendo a cerrar esa puerta que la conectaba al pasado,
y retomó el tema del alquiler, el motivo verdadero por el que estábamos en ese
lugar, yo no dije más, no quise indagar, no correspondía…
Y fue así como alquilé ese lugar, creo que
en verdad me decidí por los recuerdos que me traen, cada día al mirar los
sillones recuerdo esa mañana con Gabi…
La veo una vez al mes, cuando paso a
pagar la mensualidad, es inevitable que nuestras miradas se crucen y se nos
escapen risas cómplices, su marido mira sin entender, que puede entender… debe
pensar que estamos locas…
Si eres mayor de edad me gustaría saber tu
opinión sobre este relato. Puedes escribirme con título ‘BUSCANDO DEPARTAMENTO’
a dulces.placeres@live.com
NO a la pedofilia
NO al amor filial
SOLO MAYORES DE EDAD
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