Por Sergio Verde
Durante un tiempo, que me tranquilicé, me puse
de novio con una chica, llamada Mónica. Por diferentes motivos, solo se quedaba
a dormir los fines de semana en mi casa (yo vivía solo) y por eso durante la
semana yo hacía de todo.
En la esquina había una panadería, a la cual
íbamos siempre, y mi novia me señalaba a una de las chicas, y me decía,” esa te
quiere coger”, yo no le daba mucha bola.
Cada vez que salía de noche, y volvía a la
mañana siguiente solo, compraba el diario y pasaba por la panadería para
comprar algo para desayunar y luego poder dormir con el estómago lleno, después
de toda la noche fuera de casa.
Esta chica, empleada de la panadería, se
llamaba Adriana. Cada vez que yo entraba, me pedía el diario, para leer el
horóscopo. Me lo devolvía, compartíamos alguna conversación, pero nada más.
Un domingo, por la mañana, yo había salido con
amigos a bailar, mi novia (en ese momento las cosas no andaban muy bien entre
nosotros) no había querido salir y termine yendo a bailar, pero no levante a
nadie.
Entro a la panadería, solo estaba Adriana y la
chica de la caja. Me pide el diario, me lo devuelve, y yo de la nada le digo, ¿”
porque no me anotas tu celular en el diario?”
Me miró, como si hubiera esperado siempre esa
propuesta, lo anoto y me lo devolvió.
Fui a casa, desayune, me acosté y me desmaye de
cansancio. Desperté con hambre alrededor de las 15 horas.
Le envié un mensaje a Adriana, para saber cómo
estaba, y me dijo.” saliendo de la panadería en un rato”, yo entonces le respondí
si no quería venir a almorzar a casa
Así fue, 15.30 horas estaba tocando el timbre.
Baje a abrirle y en el ascensor estuvimos hablando de pavadas. Entramos, me
dijo que tenía calor (era casi terminando primavera y empezando el verano) y abrí
una cerveza. Ella había traído sándwiches de miga.
Almorzamos, hablamos de la vida, miramos
televisión, y nada más. Me pare para llevar las cosas a la cocina, y le di un
beso. Ella me sentó en la silla, y comenzó a besarme con muchas ganas. Yo,
mientras recorría su cuerpo (pequeño, con casi nada de tetas, pero una cola que
era un dibujo) y le quise sacar la remera.
Adriana: no, por favor, que no puedo.
Yo: pero, porque, ¿no te gusto?
A: estoy indispuesta, y la primera vez quiero
que sea completa
Y: no me puedes dejar así, le dije, y puse su
mano en mi pija, sobre mi short
Me obligo a pararme, me bajo el short, y empezó
a mamarme la pija. Profundo, hasta el fondo, la sacaba, la media con sus manos,
y nuevamente a la boca. La llenaba de saliva, me acariciaba los huevos, y me
pajeaba. Yo estaba en el cielo.
Por mi cara, sabía que me estaba mamando de
película. Fueron largos minutos, que su lengua recorría mi pija, mis huevos mi
escroto, y finalmente acabe. Le llene la boca de mi leche, y ella se lo trago
todo. Después limpio mi pija, hasta dejarla seca completamente.
Yo: uffgg, ¡amor, como me gustó!
A: es muy rica tu leche.
Y diciendo esto, me beso y comenzó a
acariciarme de nuevo la pija.
Y: ¡para!, dame unos minutos. jaja
Nos reímos, tomamos un poco más de cerveza, y
de la nada ella me volvió a tocar la pija. Había pasado media hora, no más. Y
nuevamente el ritual de la mamada, y otra vez mi acabada en su boca, y volvió
tragar.
A: me parece que me hice adicta a tu leche.
Y así fue, ya que nuestra relación duro varios
meses.
Siempre fue algo clandestino, ya que yo seguía
de novio. Adriana venia en la semana, a la noche, y se quedaba a dormir, hasta
la mañana siguiente que se iba a trabajar.
A la semana de esa mamada, fue la primera noche
que Adriana se quedó en casa y pudimos coger.
Vino cerca de las 21, subió, y cenamos.
Pusimos una película en la tele, y ella empezó
a manotearme el bulto. Una vez que se me había puesto morcillón, se arrodillo
en el suelo, entre mis piernas, y empezó la mamada.
Yo acariciaba su cabeza, y trataba de meterle
la pija lo más adentro de su boca. Nos paramos y fuimos a la cama.
Me desvestí y me acosté. Ella volvió a tomar
posición entre mis piernas, y continuo la mamada. Chupaba mis huevos, se los
metía de a uno en la boca, y con una mano me pajeaba.
La frene, la levante, y me metí debajo de ella,
hundí mi cabeza entre sus piernas, y chupe su concha. Estaba empapada, abrí sus
nalgas y encontré su hermoso agujero, que evidentemente ya había sido
trepanado, porque se notaba sus pliegues abiertos. Mi lengua comenzó a coger
ese hermoso culo, mientras Adriana gritaba y gemía. Me pedía que le dejara
chuparme la pija, pero yo seguía en la misma. Metía mi lengua dentro de su
culo, y mis manos fueron jugando con su clítoris, y por dentro también.
La volví a girar, y el monte encima mío, de
frente a mí. Acomode mi pija cerca de su culo, y empuje. Adriana grito, no
esperaba mi entrada por su puerta posterior. Y con mucha fuerza la senté de
golpe, así mi pija hizo fondo.
A: ¡hijo de puta! me estas
lastimando!!
Yo chupaba sus pequeñas tetas, y agarrado de su
cintura la empujaba a que se comiera toda mi pija en su culo. Sentía como lo
abría, y se lubricaba solo, con mis jugos.
Estábamos los dos desaforados, ella por el
dolor insoportable de su culo, ya que yo la había metido sin mucha delicadeza y
yo desesperado por acabar
Cuando estaba a punto, la saque de encima mío.
Ella entendió y se abalanzó sobre mi pija, recibiendo el primer chorro de leche
sobre la cara, y pudiendo meterse mi pija, mientras pulsaba semen, dentro de su
boca.
Mientras me la chupaba, notaba como tragaba
toda la leche que salía, incluso de a gotas. Una vez que noto que mi pija
perdió fuerza, la saco, me mostro su boca vacía, y lengüeteo toda la cabeza y
mis huevos también, para limpiarlos.
A: hmm. Me hice adicta a tu lechita. Quiero que
siempre me acabes en la boca.
Y así fueron los siguientes meses.
No comments:
Post a Comment