Por viagraman
Cariño, te veo entretenida
lavando ropa. Entro sigilosamente y aun así sientes una corriente de aire que
recorre tu espalda. Primer escalofrío.
Buscas a tu lado con
que cubrirte, pero mi mano te detiene y te doy un beso en el cuello. Segundo escalofrío.
Coloco mis manos sobre
tus hombros. Mis pulgares viajan por tu columna hasta tu cintura. Tercer escalofrío.
Mis manos te abrazan
por la cintura y suben buscando tus senos, encontrando tus pezones erectos. Te inclinas,
pegando tus glúteos en mi intimidad. Quieres sentir mi intención, mi deseo, quieres
comunicarte con mi ardor, sin palabras, sino simplemente con tu roce. Cuarto escalofrío.
Lo sientes, te acomodas,
y permites que me mueva, te excita sentirme, marcas el vaivén de nuestros
movimientos, mi intimidad se erecta, se endurece. Quinto escalofrío.
Te levanto la falda. Meto
mis manos tocándote atrás y adelante. Estas húmeda, estas ardiendo, me hinco y
con mis dientes te despojo de tu prenda íntima. Lamo tus intimidades. Aprieto
tus glúteos con mis manos, y los masajeo a mi antojo. Sexto escalofrío.
Tus intimidades están al
desnudo frente a mi rostro. Bebo tus licores, y pides que te lo mío, que es
tuyo. Te volteas y te empinas, tus manos se sostienen de la lavadora. Como buen
matador queriendo dar su faena mayor, busco la manera de darte varias estocadas
por tus dos lados. Séptimo escalofrío.
Te agarras de la
lavadora para no caerte al recibir la primera estocada gimiendo de dolor, de
placer y pides más, mas, más, hasta recibir mí estocada final penetrando hasta el
fondo de tu intimidad. Grito de triunfo. Te cimbras, te convulsionas hasta
llegar a la catarsis de nuestro acto supremo de amor. Octavo escalofrío.
Mi intimidad dentro de
ti queda paralizada, sin poder sacarla, sin poder moverme, me tienes atrapado,
encadenado. Los dos sudando, tu escurriendo en mis piernas, mi pelo púbico
totalmente empapado de ti. Mi intimidad se debilita, pero no la dejas, te
mueves, te meneas, siento zafarme de ti pero empujas tu trasero y amarras con
tus glúteos mi herramienta de placer, Noveno
escalofrío.
Te doy varias estocadas
con la punta de mi lanza que quema como hierro ardiente sintiéndolo muy dentro
de mis entrañas; hasta que exploto dentro de ti, se escuchan como revientan las
burbujas de la espuma de leche que sale
de mí ser, llenando tu intimidad de mi elixir de amor, Decimo escalofrío.
Mi espuma escurre entre
tus ingles, tus rodillas hasta tus tobillos. Saco con delicadeza mi intimidad y
limpio con una tela la espuma que escurre sobre nuestras piernas, y una vez empapada
la exprimo sobre tus senos. Tus manos la untan sobre tu cara, tus brazos, tu
pecho. Te hincas, con tu lengua limpias mi intimidad y la colocas en tu
canalillo. Onceavo escalofrío.
La acurrucas
apretándola con tus senos hasta que descargo fuertemente entre tus senos, lanzando
chorros que llegan a tu rostro terminando en tu boca. Te levantas y compartes
el sabor a mí con un gran beso en mi boca.
Te levantas y te
sientas en la lavadora, te abres de piernas y me muestras tu cueva del placer y
mis manos abren tus labios vaginales para que mi lengua termine contigo gimiendo
de placer hasta que explotas soltando tu néctar el cual bebo sin cesar. Doceavo escalofrío.
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