Eran cerca de las 12 de la noche cuando iba para casa. En el
camino a mi casa, había una zona en obras. Estaban levantando la calle para
colocar nuevas tuberías de desagüe. Pues habían terminado de edificar esa zona,
y aunque los edificios estaban terminados, no estaban habitados. Lo mismo
pasaba con los bajos comerciales. Solamente que en estos en algunos había
indigentes durmiendo en algunos de los bajos.
A la fuerza tenía que
pasar por esa zona, para ir a mi casa. Entre la acera por la que iba yo, había
una zona más elevada, y allí era donde tenían almacenado las tuberías. Desde
allí se podía pasar a la parte donde estaban los edificios y bajos comerciales,
en los que en algunos se veía a varios indigentes, los cuales se aprovechaban
de la noche, para entrar en ellos a dormir.
Cuando me iba aproximando
a la altura de donde estaban las tuberías almacenadas, pude ver a un hombre;
era un indigente; al principio pensé que debía estar meando, pues a la
distancia que estaba, me daba esa impresión. Cuando estuve a su altura, pude
ver que lo que estaba haciendo, era lo que yo había pensado; estaba meando; él
ni se inmutó; giró la cabeza hacia donde yo pasaba, y al verme lo que hizo, fue
enseñarme la polla y ponerse a masturbarse, haciéndome señas con la cabeza,
para que le viera la polla; tenía un buen rabo, y se le notaba que estaba
empalmado, o al menos eso me parecía, ya que se le notaba algo erecta.
Según iba pasando, seguía
haciendo señas con la cabeza, para que yo me acercara a donde estaba él. Yo no
esperaba esa situación, por lo que reaccioné mirando hacia atrás, y hacia la
acera del otro lado de la calle, por ver si pasaba gente, o se veía a alguien.
¡Dios! que nervios y excitación sentí al mismo tiempo. Un
indigente enseñándome la polla, e invitándome a ir a junto él. Anduve unos
metros siguiendo mi camino, mientras dudaba en acercarme a ver qué pasaba o
seguir camino a mi casa. La verdad es que ese día andaba caliente, e iba
preparadito para todo lo que pudiese pasar. Hasta llevaba el culito limpito, ya
que no hacía ni 2 horas que me había duchado, y preparado el culito por si
encontraba alguien que me lo quisiera follar. No habiendo encontrado nada, iba
camino a casa, cuando me encontré aquella situación inesperada.
Paré unos metros más adelante,
metí la mano en el bolsillo para sacar el paquete de tabaco, y sacando un
cigarro lo encendí. Una vez encendí el cigarrillo, me dispuse a dar vuelta y
ver que pasaba.
Aquella situación, me hacía subir la adrenalina, y me excitaba a
más no poder.
Al acercarme de nuevo, el indigente, se
percató de mi maniobra, y ahora me hacía más señas, enseñándome toda su verga y
huevos, señalándome con la cabeza hacia las tuberías.
Cuando me acerqué y
estuve a su lado, me pidió que le cogiera la polla. Mientras yo tiraba el
cigarrillo, él cogió mi mano, llevándola a su verga. Tan pronto noté su polla,
se la agarré empezando a acariciarla, descapullando la cabeza de aquella verga,
que no estaba nada mal, ¡ooohhh! suspiró el indigente, al tiempo que me abrazaba
con sus brazos, y empezaba a tocarme por todas partes, metiéndome mano y
acariciando mi culo.
Chúpamela un poquito me dijo, a la vez que con su mano me iba
agachando la cabeza. Abrí la boca, y empecé a meter aquella polla en mi
boquita; ¡joder! Sabía a meos la muy cabrona, y era claro que estaba meando
cuando yo pasaba y lo vi. Lo que sí noté, era que la tenía bastante limpia.
él me agarraba la cabeza,
empujándome hacia su pelvis, haciendo que tragara toda aquella verga, ¡aaahhh! Que
gusto, decía, mientras yo tragaba toda su verga.
Mientras le iba chupando
aquella polla, con una mano le acariciaba los huevos, y la otra me sujetaba en
su cadera. Fue entonces cuando se disponía a desabrocharme el cinturón, a la
vez que suspirando, ¡aaahhh! Putito, me dejas que te la meta en el culo, me
decía. Ay que gusto, estás buenísimo, maricón, ¿anda, deja que te folle ese
culito que tienes.
Sacando la polla de la
boca, me incorporé, y le comenté que mejor era que fuéramos hacia los tubos, ya
que así estaríamos tapados por los mismos, y no allí, que cualquiera que
pasara, nos iba ver.
Ya me había soltado el cinturón y empezado a bajar el pantalón y
slip, cuando empezó a coger mis huevos y polla, y acariciándomelos con una
mano, con la otra, empezó por detrás a empujar más para abajo el pantalón y
slip metiendo una mano por mi culo, intentando buscar mi agujerito. Tan pronto
dio con él, metió un dedo en mi culito, mientras con la boca, iba besando mi
cuello, buscando mis labios, ¡aaahhh! que bueno estás, como te voy a romper ese
culito, ¡ummmm! Joder, como me gustas, ya verás que bien lo vamos a pasar.
Vamos para ahí, le señalé
mientras me sujetaba los pantalones, para que no me cayeran al suelo. Con una
mano en mi culo, y la otra agarrándome por el brazo, me metió por entre las
tuberías, y me dijo, que fuéramos hacia aquel bajo, señalando el mismo. Allí
tengo mis cosas, y podemos acostarnos.
¿No hay nadie contigo? le
pregunté. No, me contestó, solo está un compañero, pero debe estar dormido, y
además no nos molestará.
Entramos en el bajo, y me
llevó hacia una esquina donde había unos cartones en el suelo, con unas mantas
y otros enseres. En otra de las esquinas, había otra persona durmiendo sobre
unos cartones; estaba tapado; por lo que no se le veía.
Empezó a bajarme los
pantalones y slip, mientras yo hacía lo mismo con su pantalón. Como cinturón,
traía un cordón sujetando los mismos, y debajo de estos, no traía nada, así que
tan pronto le solté el cordón, le cayeron los pantalones al suelo, quedando con
la polla al aire mirando hacia el techo de dura e hinchada que la tenía. Le
agarré la misma, y empecé a menearla suavemente, mientras él me iba despojando
de mi ropa.
Ya tenía los pantalones y slip en los tobillos, mientras con sus
manos, iba desabrochando mi camisa, para terminar, sacándomela y tirarla hacia
un costado de los cartones. Me hizo sacar los zapatos, para así sacarme el
pantalón y slip, el cual los tiró junto a la camisa.
Terminó de sacarse su
ropa, cuando se abrazó a mí, y besándome la boca, me fue llevando donde estaba
una manta sobre los cartones, a modo de cama. Me iba diciendo, que bueno estás,
¡ummm! Mientras me agarraba mi polla, y me la meneaba suavemente.
Quedamos de pie encima de
aquella manta, mientras él no paraba de magrearme por todas partes, besándome,
y haciendo que le comiera la lengua que metía en mi boca, con desesperación y
lujuria.
Joder, como me pones, putito, ¡ufff! Estás buenísimo, cabrón, y
que calentito estás. Te voy a dar por el culo toda la noche, mi amor. Tengo los
huevos cargados de leche a tope. Llevo 5 días sin correrme, pero esta noche, me
vas a dejar bien satisfecha la polla, con ese culito. Joder, que culito tienes,
si fueras una tía, me casaba contigo, ¡ufff! No paraba de hablar, mientras me
magreaba por todo mi cuerpo, acariciaba mi polla, metía sus dedos en mi culo,
mordisqueaba mis pezones que estaban duros y erectos por tanta excitación que
estaba sintiendo.
Yo ya estaba más salido que una jauría. Tenía la polla que me
reventaba, y el culito, que empezaba a palpitar de caliente que lo tenía, y con
ganas de que lo follaran.
Me cogió por los hombros,
y con sus manos, me iba agachando para que le volviera a chupar la polla, que
la tenía tiesa como una estaca, hinchada y el glande colorado como un tomate.
La metí en la boca y empecé a chuparla, metiendo hasta el fondo de mi garganta,
¡aaahhh! Que gusto, putito, que boca más calentita, ¡aaaahhh! Cómo me gusta.
Mientras yo sacaba y metía
su polla en la boca hasta el fondo, haciendo que me tocara la campanilla, con
otra mano le iba acariciando los huevos, ¡ummm! Que delicia de polla, y que
dura y caliente tenía la verga el muy cabrón.
Llevábamos un buen rato así, cuando con sus manos me levantó, y
pidió que me acostara encima de la manta. Me puse boca arriba, empezando él a
acariciarme todo el cuerpo, mordiendo mis pezones, que estaban duros y
excitados como nunca, para luego morder mi cuello, cosa que me hacía estremecer
de placer, ¡ooohhh! Aquello me estaba haciendo delirar de tanto gusto, y me
volvía loco.
Fue bajando hasta mi
polla para meterla en su boca, y dando unas mamadas, se colocó con sus pies a
mi cabeza, para que así, le pudiera chupar yo la suya. Mientras me chupaba la
polla, con una mano, fue buscando mi agujerito, metiendo un dedo, cuando lo
tuvo a su alcance.
Ay que culito tienes, putito, cómo te lo voy a follar, cómo me
gustas, ¡aaahhh! Putito, que bueno estás, ya verás que bien lo vamos a pasar
esta noche. Te voy a abrir este culito con mí picha, y te lo voy a dejar bien
preñado.
Después de un buen rato
y abrirme bien el culo, metiendo hasta 2 dedos dentro, me indicó que me pusiera
boca abajo, dejando mi culo a su entera disposición.
Me giré, y estirando los
brazos, esperé que él se colocara. Se puso encima mía, y metiendo sus brazos
por debajo de los míos, puso sus manos en mi nuca. De esta manera, me tenía
bien sujeto, haciendo que mi culo se respingara hacia arriba; quería tenerme
bien sujeto el muy cabrón, y que no pudiera moverme, cuando me fuera meter
aquella hinchada polla, tiesa y dura que tenía.
Me hizo abrir mis piernas
para colocar las suyas, y tener buen acceso al agujerito de mi culo. Cuando
tenía su polla en la entrada de mi culo, me ordenó que levantara un poco mi
culito, mientras él, empujando con sus manos en mi nuca, con su pelvis me dio
una estocada metiendo toda su verga de una sola vez, hasta lo más profundo de
mis entrañas, ¡ahhh! Exclamé cuando me clavó toda su verga.
Tranquilo, tranquilo, ya
te la he metido toda, ya la tienes toda dentro maricón, ¡ooohhh! Que gusto, ya
la tienes toda dentro, putito.
¡Ohhh! Que culito tienes,
¡ooohhh! Gemía mientras empezaba a mover sus caderas lentamente, metiendo y
sacando aquella polla hinchada y colorada que tenía.
Dios, nunca me habían
metido la polla en aquella postura, notaba como chocaban sus huevos en mi culo,
y como se ponía tieso para follarme más profundo, sin prisas, y clavándome
aquella polla lo más profundo que podía. En esa postura, lo más incómodo, era
mi cabeza, que no sabía cómo ponerla. En un momento la puse de lado, mirando
hacia donde dormía el compañero. Estaba así, cuando miré como el compañero ya
estaba despierto, viendo como estábamos follando; bueno, más bien me estaban
follando.
Le comenté que su compañero nos estaba viendo, pero él dijo, no te
preocupes, a él también le gusta follar con putitos.
Joder, él no paraba de cabalgarme, cada vez tenía la polla más
tiesa y con ganas de soltar toda la leche que tenía en los huevos.
Dando unas culeadas más
lentas y profundas, el indigente que me estaba dando por el culo, empezó a
llenarme el culo de leche, ¡ohhh! ¡ooohhh! Me corro, me corro, me corro, ¡ohhh!
¡ohhh! ¡ooohhh! Que gusto putito, que
gusto me has dado, ay que culito más rico y que gusto me ha dado follarlo.
Se quedó unos segundos
encima de mi espalda, y con su polla dentro de mi culo, empezó a besarme la
nuca, diciéndome; aaah, que bueno estás, tienes un culito divino, putito, y
estás bien cachondo.
Metió su mano por debajo
de mi vientre, buscando mi polla, empezando a hacerme una paja, mientras estaba
encima mía, y con su polla saliendo de mi culito.
No no, le dije mientras le
cogía la mano. Deja que no quiero correrme. Ya había soltado bastante semen,
mientras me estaba dando por el culo.
Se puso de pie, mientras
yo me ponía de rodillas para incorporarme poco a poco.
Me cogió la cabeza con sus manos, y arrimó su pelvis a mi cara,
diciéndome, anda chúpame la polla y déjamela limpita, putito, ya verás que
leche más rica tengo.
Metí su polla que ya se
estaba poniendo flácida en la boca, y sujetándola con una mano, le chupé toda
la polla, dejándosela bien limpita y reluciente.
Ay putito, si sigues me vas a empalmar de nuevo. Que boquita y
culito más rico tienes.
Me dijo si quería dormir
allí con él, o quería marcharme. Si te quedas, antes de que amanezca, te vuelvo
a dar por el culo, le doy otras 2 folladitas a ese culito tan rico que tienes y
te lo vuelvo a preñar con mi lechita.
Me tumbé en la manta, y
así en pelotas como estaba, nos metimos los 2 debajo de ella. Se acurrucó a mi
lado, y abrazándome, me daba besos por mi cuello, mientras con sus manos,
acariciaba mis pezones.
En un momento acercando su boca a mis orejas, las empezó a morder,
mientras me decía que si yo quería hablaba con su compañero, y hacíamos un
trío. Le dije que por mí no había problema que no me había corrido, y estaba
más caliente que cuando empezáramos, y que quería que me siguiera abriendo el
culo con aquella rica verga.
Se levantó yendo hasta
donde estaba su compañero, y después de hablar con él, venían ambos para donde
yo estaba.
El que acababa de
follarme, estaba en pelotas, y el otro, en cuanto llegó, se empezó a poner en
pelota picada, terminando por tumbarse a mi costado, abrazándome, mientras con
sus manos empezaba a acariciarme el pecho, polla y huevos, para con su boca,
darme besos por la cara, mientras suspiraba, ¡ufff! Cómo me habéis puesto de
caliente.
Con mis manos agarré su
polla que estaba como un fierro de dura y caliente. La tenía algo más grande
que su compañero. Lo que sí noté, es que era mucho más joven; este no pasaba de
los 20 años, y era bastante guapo.
Me bajé hasta su polla, y
acostado como estábamos, se la empecé a chupar. Tan pronto la metí en la boca,
dio
un suspiro de placer, ¡ooohhh! Y agarrando con sus manos mi
cabeza, me enterraba su polla en la boca, dando unos meneos a su pelvis, que me
hacían llegar su polla hasta las amígdalas.
Ay que gusto, decía. Ay cómo me gusta, sin parar de mover su
pelvis, y con sus manos agarrar mi cabeza.
Mientras el otro indigente
se colocó al otro costado, y con sus manos, me acariciaba los huevos, e iba
introduciendo 2 dedos en mi abierto culito. Además, me decía, ay putito, como
te vamos a follar esta noche, te vamos a dejar bien abierto y preñado de leche
este culito tan rico que tienes, que vas a llorar de gusto.
Ya no podía chupar más,
ya que las mandíbulas, parecía que se me iban desencajar.
Entonces el indigente que
me la tenía metida en la boca me pidió que me levantara, y levantándose él, me
agarró por la espalda, y me pidió que se la dejara meter en el culo.
Me hizo poner las manos en
el suelo estando de pie, y cogiéndome por las caderas, arrimó su polla a mi
culo, para ir metiendo toda aquella verga despacito, hasta que me la metió toda,
¡ohhh! ¡ooohhh! Que gusto, ¡ufff! Que calentito tienes el culito.
Joder, ya volvía a tener el culo lleno de polla y ser cabalgado de
nuevo, ¡aaahhh! Que placer me estaban dando esa noche, 2 indigentes me estaban
dando por el culo, me tenían el culo bien abierto, y me iban preñar de leche el
culito.
el otro indigente se
colocó delante, y llevando su polla hasta mi cara. me la metió en la boca, para
que le volviera a realizar una mamadita, mientras el otro me daba por el culo.
Como pude abrí la boca, y
empecé a succionar aquella polla que ya me había dado por el culo, y que
empezaba a estar morcillona de nuevo.
Mi polla ya empezaba a
gotear semen mientras se bamboleaba con el impulso de la culeada que me daba el
otro indigente, ¡ooohhh! Cómo me estaban poniendo aquellos 2 indigentes, ¡ummm!
Me estaba derritiendo de gusto. Estaría toda la noche dejando que me dieran por
el culo aquellas vergas, y me lo dejaran bien llenito de leche.
el que me estaba
culeando, no paraba de gemir, mientras me clavaba sus dedos en mi cadera, y
golpeaba mi culo con su pelvis y huevos, oyéndose con cada golpe que daba el
plof plof plof, hasta que gritó ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh! Ya me voy, ¡ooohhh! Me
voy, me voy, y enterrando su polla en lo más profundo, empezó a correrse dentro
de mi culo.
Ay que gusto, que culo más
bueno tienes putito.
Acariciaba mi culo con sus manos, mientras terminaba de eyacular su
polla dentro de mi culito. Joder que culo más caliente tienes, decía, mientras
su pelvis y huevos, los arrimaba más a mi culo, para así enterrarme más su
polla, y notar el calor de mi culito.
El indigente
exhibicionista que me folló primero, y ahora me estaba metiendo la polla en mi
boca, ya estaba empalmado de nuevo, y me decía, ay putito, te voy a follar otra
vez ese culito, te voy a dar por el culo otra vez.
el otro sacó su polla de mi culo cuando terminó de correrse, y
acariciando mi culo y espalda, metió un dedo en mi culo, mientras me decía,
joder que tienes el culito bien abierto y calentito, se te va saliendo la leche
y escurriendo por las piernas, putito.
Deja que le voy a meter
otra vez mi polla en ese culito, le decía el exhibicionista, y poniéndose a mí
espalda, me agarró por las caderas, volviendo a meterme la polla en el culo,
por segunda vez en la noche.
Ay que gusto, como resbala la polla dentro del culito putito, lo
tienes bien lubricado con tanta leche.
Ay dios, ya empezaba a estar cansado y las piernas se me doblaban
de tanto gusto que me estaban dando y por la postura en que me tenían, para ser
penetrado por aquellas pollas.
Mi polla más que un
goteo, ahora parecía un chorrear continuo, ya no la tenía tiesa y con el vaivén
de las embestidas, iba salpicando por todas partes. Los huevos, me colgaban más
que nunca, y la polla más que tiesa, ahora estaba morcillona, y soltando semen,
seguido. Cosa que vio el otro indigente que no paraba de acariciarme. Joder, el
putito suelta leche seguido por la polla. Parece que está teniendo un orgasmo.
Joder sí que debe estar bien caliente, y mira como gime el muy
maricón.
La verdad es que me
estaba derritiendo de gusto, ¡ooohhh! Que sensación de placer, no deseaba que
aquello acabara, pero las piernas se me doblaban, y en cualquier momento me iba
caer al suelo.
¡Ufff! Ya no puedo más,
solté. Y le pedí al que ahora me volvía a dar por el culo, que mejor
cambiáramos de postura, que ya no podía más.
Déjame tumbar en el suelo
y ahí me sigues follando, le dije.
Me puse boca arriba
encima de la manta y le pedí que me subiera las piernas, y me la metiera así. Él
se puso de rodillas y le ordenó al otro que se colocara junto mi cabeza, y me
sujetara las piernas. Así lo hizo, mientras el otro colocaba la polla en la
entrada de mi culito, el cual ahora le quedaba a su merced, y echándose encima de
mí, me volvió a meter su tranca en mi abierto culito, ¡aaahhh! Que gusto me
das, putito, como resbala la polla en tu culito.
¡Ufff! Me tenía bien
ensartado. En aquella postura, el culo se abría mucho más, y las culeadas que
me daba, hacía que su polla me llegara más a fondo. Ahora, además, delante de
mi cara, tenía la polla colgando del otro indigente, la cogí con la mano y la
metí en la boca, dando este un suspiro, ¡ooohhh! Joder que le gusta la polla, sí
que eres bien maricón.
Ahora tenía en mi boca la
polla morcillona del último en follarme, mientras el otro le daba la segunda
follada a mi culito caliente.
estaba sudando y gimiendo
sin parar, mientras el que me estaba dando por el culo, no paraba de decir, ay
que gusto, ay que gusto, mientras me enterraba su verga en el fondo de mi culo.
Notaba sus huevos chocar con mi culo cada vez que me enterraba su
polla, escuchándose chof chof chof, cada vez que me entraba la polla en el
culo. A la vez que, con el movimiento de su pelvis, su barriga me estaba
masajeando la polla y huevos, por donde empezaba a subirme un gustito, el cual
no era otra cosa que la eminente eyaculación de mi polla, ¡ooohhh! ¡ohhh!
¡ohhh! Empecé a gemir, ¡ooohhh! Me corro, me corro gritaba. Mientras mi
esfínter se contraía al estar eyaculando mi polla. Cosa que notó el que me
estaba dando por el culo, y decía, joder, como me aprietas mi polla, putito,
joder que gusto, ¡aaahhh! Sigue, sigue, ¡aaahhh! Me estoy corriendo de nuevo, ¡aaahhh!
Cómo me exprimes la polla, ¡ooohhh! Que gusto, que gusto. Y dando una culeada a
fondo se paró, dejándome la polla bien clavada en mi culo, y terminando de
soltar toda la leche.
Mientras el otro
indigente que me sujetaba las piernas y me tenía la polla en la boca, al
empezar yo a suspirar y gemir, sacó la polla de mi boca, y colocando sus huevos
sobre mi frente, empezó a menear su polla, hasta que se corrió sobre mi boca y
cara.
Gritaba el muy cabrón, ¡aaahhh!
Que maricón eres, ¡aaahhh! Mira que eres bien caliente, mientras volvía a meter
su polla en mi boca y dejar que terminara de salir todo su semen.
con una mano le agarré la
polla sujetándola para que no saliera de mi boca, tragando toda su leche,
dejándosela limpita y reluciente.
Tumbados así, estuvimos
unos 45 minutos, mientras no paraban de acariciarme por todo el cuerpo, y con 2
dedos, hurgar en mi culo, diciendo, lo putita que era, que estaba bien
cachondo, y que calentito era mi culito. La verdad es que se cansaron de
magrearme y meterme mano por todas partes.
Cuando me levanté de
aquellos cartones y manta que ahora nos cubrían, encendí un cigarrillo,
ofreciéndoles otro a ambos, el cual aceptaron y fumamos, así como estábamos,
totalmente en pelotas. Mientras me pedían que me quedara con ellos hasta que
amaneciera, por lo menos, que en cuanto se recuperaran, me volverían dar por el
culo, y si quería podía ser su putita, que iba tener mi culito bien atendido.
Fumamos otro par de
cigarrillos más, mientras tumbados en la manta, no paraban de manosearme, tanto
me manosearon, que ya volvía a estar caliente, con la polla tiesa de nuevo, al
igual que el indigente más joven, que ya tenía otra erección, mientras el otro,
solo tenía la polla morcillona.
Se levantó el indigente
más joven, y agarrándome del brazo, me pidió que fuera con él, que me quería
follar otra vez.
me llevó hasta una
especie de taburete que allí tenían, y sentándose en él, me pidió que me
sentara sobre sus piernas, mirando hacia él. Abriéndome de piernas me fui arrimando
hacia él, dejando que él agarrara mi culo, y según me iba sentando, me iba
metiendo su polla erecta por el ojete de mi culo.
¡Ufff! Ya me estaba
entrando aquella verga de nuevo en mi caliente y vicioso culito, ¡ooohhh! ¡ohhh!
¡ohhh! Ya la tenía toda dentro, ¡ooohhh! ¡ohhh! Que placer sentía, estaba
sentado sobre sus piernas, notando su polla toda dentro y los huevos tocarme el
ojete de mi culo.
Me empezó a subir con sus
manos mientras me decía, ¡aaahhh! Maricón, que gustito me das, ¡ummm! Que
culito más rico, joder, ¡ooohhh! Me vas a dejar deslechado esta noche, pero yo
te voy a preñar ese culito con mi leche.
El otro indigente, se
estaba haciendo una paja a nuestro lado, mientras miraba como me follaba su
compañero.
Con tanto sube y baja
mientras me metía aquella polla en el culo, me volví a correr mientras me
follaba allí sentado. Solté toda mi corrida en su pecho y vientre mientras
gemía, ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh! Me corro, me corro, me corro, ¡ooohhh! Que gusto,
cómo me gusta que me metan la polla en el culo, gritaba.
el joven indigente, ya
sudaba y bufaba como un toro, mientras me metía con más fuerza su polla en mi
culo; ¡ufff! Soltaba por su boca mientras me daba con todas sus fuerzas
estocadas con su polla en mi culo.
De pronto empezó a dejar
mi culo bien pegado a su polla, y subiendo toda su pelvis lo que más podía,
empezó a correrse de nuevo dentro de mi culo, ¡ooohhh! ¡ohhh! ¡ohhh! Ya me
corro, ya me corro, ¡ooohhh! Exclamaba él.
Notaba como su polla iba
saliendo de mi culo, mientras me iba escurriendo el semen que me habían metido
aquella noche.
mientras me abrazaba, me
mordía el cuello, me metía su lengua en mi boca saboreando mis jugos y
mordiendo mis labios.
Nos fuimos poniendo de pie,
mientras yo agarrado a él, empecé a lamer todo el semen que tenía por su pecho
y barriga, terminando por meter su polla en mi boca, y dejársela bien limpita.
Mientras tanto el
indigente exhibicionista, estaba haciéndose una paja, y ya debía estar apunto,
porque me pidió, que abriera mi boquita, que me iba dar toda su lechita.
Me agaché, y cogiendo su
polla con mi mano, la metí en la boca, empezando a realizarle una mamada,
mientras el otro indigente, me acariciaba la espalda, metiendo 2 dedos en el
agujero de mi culo, acariciando mis huevos, y terminando por realizarme una
paja, mientras yo empezaba a tragar el semen de la polla que mamaba, ¡ooohhh! ¡ohhh!
Soltaba el indigente, mientras me llenaba la boca con su esperma.
terminé de limpiarle bien
la polla, y le pedí al que me pajeaba, que lo dejara, que ahora ya no saldría
nada. La verdad es que lo que me estaba gustando, era el roce de sus 2 dedos en
mi culo.
Me fui a por mi ropa,
miré el reloj, y joder, ya eran las 5:30 de la madrugada. Por lo que me empecé
a vestir, despidiéndome de ellos, y decirles que, si seguían por allí, me
podrían volver follar si querían, siempre que nos encontráramos, que, a mí, me
gustaba que me dieran por el culo, y que era bien caliente, que seguramente, la
próxima noche, ya andaría salido de nuevo.
Y claro que volví la
siguiente noche, volviendo a ser enculado por ambos, y así durante unas
semanas, hasta que se tuvieron que ir de allí.
Me dieron bien de veces por
mi culito, llenándolo bien de leche, al igual que mi boca.
Esa noche marché con el
culo bien abierto, lleno de semen, y cansado de tanto follar. Claro que durante
unas semanas que los estuve visitando algunas noches, el culo estuvo bien
abierto, y sin falta de polla que lo enculara y lo follara bien follado.
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