Por
Larry G. Alvarez
viagramanusa@yahoo.com.mx
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Un sábado
ante los umbrales del Siglo XXI, andaba de fiesta con los amigos de generación universitaria
en una universidad del estado de California, en Estados Unidos. Como era
costumbre en esos tiempos, la droga o el estupefaciente popular era fumar marihuana,
y en esa fiesta compartíamos uno o dos cigarros entre todos, además de tomar
vino y cerveza.
Después de
pasar un buen tiempo poniéndonos bien motorolos, sentí la necesidad de salir a
que me diera el fresco o el aire, no aguantaba más, tenía un sudor que me recorría
todo el cuerpo y la cabeza ya me empezaba a dar vueltas, debido al efecto de la
marihuana.
Al salir a la
calle, empecé a andar sin rumbo fijo, cuando me di cuenta, ya había entrado a
un cine porno del barrio chicano que estaba a unas cuadras de donde se tenía la
fiesta. No sabía ni qué película exhibían, ni porque había entrado. El caso es que,
ya estando allí, me senté a ver la película pero más que nada fue para ver si
me recuperaba del efecto de fumar mota.
Estaba
sentado en la butaca, cuando tuve que ir a los sanitarios, tenía que devolver.
Como aún no había empezado la película, las luces estaban encendidas, por lo
que me levanté sin problemas, acudiendo rápidamente a los baños.
Cuando entré
al baño, fui directo a uno de los retretes, donde vomité. Después de devolver
todo, me fui a lavarme la cara, y me enjuagué la boca para quitarme aquel mal
sabor.
De repente escuché
que alguien entraba y me preguntó ¿estás bien?
Me giré a la
vez que me erguía, contestándole que sí, que solamente dije que había devuelto
el estómago.
Al vernos a
la cara, reconocí a aquel hombre, era Nacho, un chico gay de la universidad,
con el cual, ya me había citado un día en su casa, para que fuera su primer hombre
en su vida. Y que en otra ocasión le contare esa
experiencia.
Al
reconocerlo, le saludo
Hola me
contestó él. Te he visto en la sala del cine y he visto que salías un poco
apurado, y te he seguido por si te pasaba algo, ¿de verdad que estás bien?
Si, sí, le
contesté, es que estaba bebiendo con unos amigos de la universidad, me dieron
de fumar un cigarro de mota, y he tenido que dejarlos. Me vine al cine, y nada
más al sentarme, tuve que venir al baño a devolver.
-
Por
eso estabas bebiendo agua del lavabo, ¿no?
-
No,
estaba enjuagándome un poco la boca, para quitar ese mal sabor.
-
Toma,
toma este chicle que tengo, es de menta, yo los compro para quitarme el olor a
cigarro.
Gracias le
dije empezando a masticar aquel chicle.
Cuanto tiempo
sin verte, - le dije. No volviste a llamarme, que no te gustó lo que hicimos en
tu casa, ¿eh?
Sí, sí que me
gustó, pero… se encogió de hombros, dándome a entender que realmente no sabía la
razón por la cual no me había vuelto a llamar.
Pues yo me he
quedado con ganas de volver a estar contigo, le dije. Ya que estamos aquí,
concertemos un encuentro, le dije.
Se me quedo
mirando, recorrió el sanitario, no había más. Mientras hacia el recorrido del
lugar y al verlo de nuevo, me hizo recordar la cita que tuvimos en su casa, y
sabiendo que estábamos solos en los baños, y yo bajo los efectos de la mota,
que siempre me ponían bien caliente, me dijo:
Pues en este
momento me aprovecho que estamos solos. Ven, me tomo de la mano, jalándome
hacia uno de los privados del baño. Nos metimos dentro, el cerró la puerta, y me
pego a la pared, llevó su boca a la mía empezando a morderme los labios,
mientras sus manos buscaron mi cinturón, empezando a aflojarlo, luego siguió
desabrochándome el pantalón, mientras yo con las manos sobre sus hombros,
dejaba que me fuera bajando los pantalones y mordiera mi boca.
Después de
conseguir desabrocharme el pantalón, tiraba de ellos hacia abajo, metió su mano
por dentro de mi camisa, frotó mi barriga, y sin más preámbulo metió su mano
por dentro de mi calzoncillo.
Excitado y
deseoso por hacerlo mío una vez más, mientras seguía mordiéndome los labios,
iba bajándome poco a poco el calzoncillo, mientras sobaba mi verga con su mano.
¡Ohhh!
Suspiré al notar su mano acariciar mi verga, mientras me mordía la boca y metía
su lengua en ella, sin importarle el sabor del vomito, el cual, con el sabor
del chicle, ya no tenía mal olor de boca. ¡Ooohhh! Volví a suspirar cuando su
mano empezó a descapullarme la verga mientras me acariciaba los genitales.
Subía sus
manos por mi barriga y pecho, acariciándome, mientras me susurraba,
-
quiero
que me cojas, méteme la verga. Quiero ser tuyo.
¡Ohhh dios!
Aquello me estaba calentando y revolucionando las hormonas, haciendo que mi verga
se pusiese tiesa y dura. Lo levante, llevé mis manos a su cinturón, empezando a
aflojarlo, siguiendo al igual que él, desabrochándole el pantalón, luego busqué
su verga, sacándola de aquella prisión donde se encontraba y con mis manos busqué
sus nalgas, abriéndolas, y con mis dedos, buscaba dilatar el orificio de su
culo
¡Ohhh que sabroso!
Me dijo, mientras el de pie, con sus manos
estaba acariciando mi verga que estaba tiesa y caliente a más no poder. Al
sentirla, se voltea para que pueda bajarle por completo el pantalón y su ropa
interior. Se dobla mostrándome su culo. Debido a que no traía ni crema, ni
vaselina, ni lubricante, tuve que escupir su culo y poner saliva en mis manos y
dedos para lubricar su ano y así utilizando mis dedos, manos y puño pude dilatar
su orificio, para poder meterle mi verga caliente.
Lo puse de
cara a la pared, llevé mi mano a su agujero, pase saliva por él, presioné con mi
dedo su esfínter haciéndolo que se abriera, dejando pasar mi dedo, volví a
llevar saliva a él, y sin más pérdida de tiempo, coloqué la punta de mi verga
en la entrada de su ano, y mientras le tiraba de sus caderas hacia mi, dio un
movimiento a sus caderas, enterrándole prácticamente toda mi verga en su
culito.
¡Ohhh!
¡ooohhh! ¡ohhh! Gemía al notar como mi verga entraba en él.
Yo sudaba al
estar cogiendo a mi amigo Nacho, quien al estar embistiéndolo gemía como una
perrita en celo, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Le decía: Te voy a llenar este culito con mi leche,
¡ooohhh que gusto Nachita! Te voy a dejar preñada con mi semen, ¡ahhh como me gustas
Nacho! tienes un culito que me vuelve loco.
Lo tenía
pegado cara a la pared, pasaba mis manos por su barriga y genitales,
acariciándolo, mientras le daba por el culo, metía y sacaba mi verga
manteniéndome pegado a él.
Mi verga entraba
en él, llegando al fondo de su culo, jamás pensé que, al salir de aquella fiesta
para tomar el fresco, iba a estar cogiendo en aquel cine. Pero así era, aquello
era real y me estaba sucediendo a mí.
Empecé a
jadear y gemir más fuerte, mi venida era inminente. Mi verga se hinchaba y empecé
a disparar leche dentro de su culito.
¡Ohhh Nacho! Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que rico! ¡ooohhh que delicia!
Nacho apretaba
mi verga para exprimirla para que me saliera más leche. Cuando terminé de
correrme y recuperar el aliento, saqué mi verga de su culo. Nacho se volteó, se
hincó frente a mí con el fin de meter mi verga en su boca, succionó el resto de
mi semen y con su lengua, limpió y pulió mi verga. Luego la guardó dentro de mi
calzoncillo y me subió el pantalón.
Después de
vestirnos, salimos del baño, y mientras íbamos para la sala del cine, con mi
mano tocándole el culo, me decía que cuando terminara la película, quería
llevarme a su casa y que lo volviera a coger.
-
Quiero
que vengas a dormir esta noche conmigo, quiero que me vuelvas a dar por el
culo, quiero que me sodomices en mi cama hasta dejarme preñado, ¿Qué te parece?
-
Perfecto,
le dije. Le pregunté, ¿quieres ver la película o nos vamos a tu casa?
-
Tengo
ganas de más verga, con la cogida que me diste me pusiste muy dura la verga. No
alcance a venirme.
-
No
te preocupes, salgamos de aquí, vámonos a
tu casa y en tu cama te daré lo que necesitas.
Y los dos
salimos del cine porno, fuimos por mi carro y arrancamos a continuar desde lo
dejamos, tanto la primera vez en su casa, como esta vez en el cine porno.
Continuará.
Si alguien
desea tener esta experiencia conmigo, escríbame a: viagramanusa@yahoo.com.mx Me llamo
Larry. Este relato fue hace tiempo, si me contactas, te traes unas pastillas de
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