Friday, December 7, 2018

Mi sobrina Carmen 1




 
Hola, mi nombre no importa, este será el primero de varios relatos que les contaré. Debo decir que estos son 100% reales y es por eso por lo que lo hago bajo el anonimato. La protagonista de estos relatos es mi ex, Carmen, todo lo que les contare, lo supe en parte de su propia boca y en parte por los testigos que más adelante conocerán en mis relatos, junto con las experiencias que vivimos juntos, espero les guste.
Carmen era una niña muy introvertida, tenía 10 años y vivía en los Estados unidos con su mamá y sus hermanos, Arturo de 13, Fito de 7 y la mayor Brenda de 16. Carmen siempre fue una nena muy reservada y totalmente lo opuesto a su hermana mayor. Brenda era blanca con un cuerpo despampanante para sus 16 años y muy extrovertida, mientras que Carmen era morena, una piel color canela un pelo largo y negro, a su corta edad, sus pechos aún no se notaban, pero su pequeño trasero ya levantaba una que otra verga cuando caminaba por la calle con esos pantalones pegados al cuerpo. Además, sus pequeñas y torneadas piernas bien que lucían cuando se ponía aquellas faldas escolares que hacían que más de uno volteara a verla.
Si bien, el sexo no formaba aún parte de su vida, Carmen estaba familiarizada con él, pues siempre era testigo de las faenas de su hermana y sus varios novios. El ver a su hermana follando con diferentes chicos, hacía que Carmen supiera lo que era el sexo pero raramente nunca despertó curiosidad por ello, pero todo eso estaría a punto de cambiar para siempre.
Las vacaciones de verano llegaron y como todos los años, Carmen, Arturo y Fito, viajaban a la ciudad de Tijuana a visitar a su papá Pedro. Su papá pasó por ellos al aeropuerto y los llevó a su casa donde les dijo que por motivos de trabajo, no iba a poder pasar mucho tiempo con ellos, sino solamente los fines de semana. Esto les trajo algo de tristeza pero al saber que el hermano de su papá, Juan estaba de visita y se quedaría todas las vacaciones, los chicos se alegraron un poco. Entonces Pedro les dijo que Juan se haría cargo de ellos mientras él trabajaba.
Pedro- Bueno niños, yo me tengo que ir a trabajar, pero su tío se quedará con ustedes. Si tienen hambre le dice y él los atiende, su cuarto está en la parte de arriba, Carmen el tuyo es el de la izquierda, y tus hermanos se quedará Arturo en mi cuarto y Fito con tu tío.
Carmen- Y por qué a mí me toca dormir sola papá?
Pedro- Porque eres mujer mija por eso, ya no reniegues y sube tu maleta, llegó en la noche. Te los encargo carnal.
Juan- Ve sin cuidado, cualquier cosa yo te llamo.
Y así, Pedro se fue a su trabajo y dejó a Carmen y sus hermanos con su hermano. Carmen subió a su cuarto y acomodó sus cosas en una cómoda que su padre había comprado para ella, el cuarto estaba muy bien adornado y era el único con un baño propio. Como ya era casi la hora de la cena, Juan les dijo que se bañaran y bajaran a cenar para después irse a dormir. Así lo hicieron, Carmen se metió a bañar y como era su costumbre, se puso su pijama la cual constaba solo de su calzón y una bata de dormir muy corta la cual apenas le alcanzaba a tapar las nalgas. Así bajo hasta la mesa para cenar junto a su tío y a sus hermanos. Al ver a Carmen bajar las escaleras, Juan no pudo evitar ver como Carmen estaba poco a poco cambiando de niña a señorita, pudo ver como el traserito de su pequeña sobrina ya estaba redondito y grande para su edad. Recordando que ese culito era el de su sobrina, Juan reaccionó y se dedicó a darles de cenar a sus sobrinos y mandarlos a dormir.
Era la casi la media noche y no faltaba mucho para que Pedro llegara de su trabajo, Juan se levanta para ir al baño el cual estaba en la planta baja, y al pasar por el cuarto de Carmen, vio que la puerta estaba abierta y miró hacia adentro, ahí pudo ver como la luz de noche alumbraba en todo su esplendor a su sobrina durmiendo boca abajo. Notó como Carmen dormía descobijada y vio cómo la bata de dormir se la había subido hasta la espalda permitiéndole ver el hermoso, joven y redondito culo de su hermosa y joven sobrina. Lentamente, entró al cuarto y bajó la bata de Carmen para taparle su colita, lo hizo de manera que sus dedos rozaron el calzón de Carmen y finalmente hizo contacto con parte de su glúteo y terminó por acariciar suavemente su pierna. La suavidad de la piel de su sobrina hizo que su miembro se pusiera duro trato de acariciarla nuevamente pero escuchó como la puerta de la casa se abría indicando que Pedro estaba llegando, Juan salió del cuarto de Carmen y bajó al baño, saludó a su hermano y regresó a dormir.
Al día siguiente, Juan no podía apartar la mirada del culito de Carmen, ella se había arreglado para ir al parque con su papá y sus hermanos. Con el calor de la ciudad, Carmen decidió ponerse un corto short blanco de licra que le apretaba y le marcaba su parado culito. Juan decidió acompañarlos al parque y así podía mirar con mejor detenimiento el cuerpecito de su pequeña sobrina, durante esos ratos, Juan se dio cuenta de lo hermosa que Carmen era en verdad. A pesar de su edad, su culito era suculento y podía verla corren en el parque y apreciar cómo su pelo volaba con el viento y su rostro dibujando sonrisas. Admiró sus ojos y sus labios y se imaginó cómo se sentiría recibir una buena mamada de su parte. Ahí fue que Juan se dio cuenta que se había enamorado de su sobrinita de 10 años y fijó como su meta, el poder hacerla suya antes de que las vacaciones terminaran.
Todos regresaron a casa y Pedro se preparó para irse a trabajar, de nuevo, se despidió de sus hijos y de su hermano y se retiró. Juan les empezó a preparar la cena a sus sobrinos y como el día anterior, les ordenó se metieran a la ducha para cenar limpios y dormir después. Durante toda la cena, Juan no quitó los ojos de encima del culito de Carmen y sólo esperaba el momento en el que ella se quedara dormida para poder tocarla. Un par de horas pasaron y todos se fueron a dormir, Juan esperó un poco hasta que un silencio inundó la casa y se levantó de su cama. Revisar que Arturo y Fito estuvieran completamente dormidos para poder entrar al cuarto de Carmen.
Lentamente, se acercó al cuarto de Carmen y de nuevo, la puerta semi abierta, al mirar adentro, volvió a ver como la luz de noche iluminaba a su sobrina, esta vez, boca abajo y cobijada hasta la cintura. Juan entró y trató de hacer un poco de ruido como para comprobar que Carmen en realidad estaba bien dormida, la llamó por su nombre en un par de ocasiones y al no obtener respuesta, corroboró la profundidad del sueño de Carmen. Con mucho cuidado, movió la cobija que cubría el cuerpo de su sobrina y la colocó a un lado dejando al descubierto la bata que nuevamente se había subido a la cintura de Carmen, admiró unos segundos ese hermoso culito cubierto sólo por un diminuto calzón blanco que dejaba ver la mitad de las suaves y tiernas nalgas de Carmen. Juan se llenó de valor para lleva una de sus manos hasta el culito de Carmen y lentamente acarició ese culo por encima del calzoncito blanco, apretó un poco y así lo hizo por unos minutos. Juan deseaba más y sus manos se deslizaron hasta la cintura de Carmen, agarró el calzón y lentamente lo bajo para dejar ese hermoso culito totalmente descubierto y a su disposición.
Ayudado por el pequeño tamaño de Carmen y su ligero peso, Juan pudo bajar el calzón de Carmen hasta sus rodillas y por varios minutos de dedico a besar y estrujar esas hermosas nalgas dejando rastros de su saliva por cada centímetro de ellas. Su calentura fue tal que saco su miembro y comenzó a masturbarse al lado del cuerpo semidesnudo de su sobrina hasta llegar al orgasmo, fuera de sí, terminó sobre las nalgas de Carmen vaciando hasta la última gota de su semen sobre ella. Admiró por un minuto el cuerpo inconsciente de su hermosa sobrina sobre la cama, con los calzones a las rodillas y con su ricas nalgas cubiertas de semen, tomó una foto con su celular, le subió los calzones y la cubrió con la cobija para irse a dormir. Al día siguiente, todo fue normal, Carmen no había sentido nada de la noche anterior y todo transcurrió normal. Juan ya tenía planeada la noche siguiente, pero eso se los contaré en otro relato.


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