Por Nenegoloso
Hola, mi nombre no importa, este será el
primero de varios relatos que les contaré. Debo decir que estos son 100% reales
y es por eso por lo que lo hago bajo el anonimato. La protagonista de estos
relatos es mi ex, Carmen, todo lo que les contare, lo supe en parte de su
propia boca y en parte por los testigos que más adelante conocerán en mis
relatos, junto con las experiencias que vivimos juntos, espero les guste.
Carmen era una niña muy introvertida,
tenía 10 años y vivía en los Estados unidos con su mamá y sus hermanos, Arturo
de 13, Fito de 7 y la mayor Brenda de 16. Carmen siempre fue una nena muy
reservada y totalmente lo opuesto a su hermana mayor. Brenda era blanca con un
cuerpo despampanante para sus 16 años y muy extrovertida, mientras que Carmen
era morena, una piel color canela un pelo largo y negro, a su corta edad, sus
pechos aún no se notaban, pero su pequeño trasero ya levantaba una que otra
verga cuando caminaba por la calle con esos pantalones pegados al cuerpo.
Además, sus pequeñas y torneadas piernas bien que lucían cuando se ponía
aquellas faldas escolares que hacían que más de uno volteara a verla.
Si bien, el sexo no formaba aún parte de
su vida, Carmen estaba familiarizada con él, pues siempre era testigo de las
faenas de su hermana y sus varios novios. El ver a su hermana follando con
diferentes chicos, hacía que Carmen supiera lo que era el sexo pero raramente
nunca despertó curiosidad por ello, pero todo eso estaría a punto de cambiar
para siempre.
Las vacaciones de verano llegaron y como todos
los años, Carmen, Arturo y Fito, viajaban a la ciudad de Tijuana a visitar a su
papá Pedro. Su papá pasó por ellos al aeropuerto y los llevó a su casa donde
les dijo que por motivos de trabajo, no iba a poder pasar mucho tiempo con
ellos, sino solamente los fines de semana. Esto les trajo algo de tristeza pero
al saber que el hermano de su papá, Juan estaba de visita y se quedaría todas
las vacaciones, los chicos se alegraron un poco. Entonces Pedro les dijo que
Juan se haría cargo de ellos mientras él trabajaba.
Pedro- Bueno niños, yo me tengo que ir a
trabajar, pero su tío se quedará con ustedes. Si tienen hambre le dice y él los
atiende, su cuarto está en la parte de arriba, Carmen el tuyo es el de la
izquierda, y tus hermanos se quedará Arturo en mi cuarto y Fito con tu tío.
Carmen- Y por qué a mí me toca dormir sola
papá?
Pedro- Porque eres mujer mija por eso, ya
no reniegues y sube tu maleta, llegó en la noche. Te los encargo carnal.
Juan- Ve sin cuidado, cualquier cosa yo te
llamo.
Y así, Pedro se fue a su trabajo y dejó a
Carmen y sus hermanos con su hermano. Carmen subió a su cuarto y acomodó sus
cosas en una cómoda que su padre había comprado para ella, el cuarto estaba muy
bien adornado y era el único con un baño propio. Como ya era casi la hora de la
cena, Juan les dijo que se bañaran y bajaran a cenar para después irse a
dormir. Así lo hicieron, Carmen se metió a bañar y como era su costumbre, se
puso su pijama la cual constaba solo de su calzón y una bata de dormir muy
corta la cual apenas le alcanzaba a tapar las nalgas. Así bajo hasta la mesa
para cenar junto a su tío y a sus hermanos. Al ver a Carmen bajar las
escaleras, Juan no pudo evitar ver como Carmen estaba poco a poco cambiando de
niña a señorita, pudo ver como el traserito de su pequeña sobrina ya estaba
redondito y grande para su edad. Recordando que ese culito era el de su
sobrina, Juan reaccionó y se dedicó a darles de cenar a sus sobrinos y
mandarlos a dormir.
Era la casi la media noche y no faltaba
mucho para que Pedro llegara de su trabajo, Juan se levanta para ir al baño el
cual estaba en la planta baja, y al pasar por el cuarto de Carmen, vio que la
puerta estaba abierta y miró hacia adentro, ahí pudo ver como la luz de noche
alumbraba en todo su esplendor a su sobrina durmiendo boca abajo. Notó como
Carmen dormía descobijada y vio cómo la bata de dormir se la había subido hasta
la espalda permitiéndole ver el hermoso, joven y redondito culo de su hermosa y
joven sobrina. Lentamente, entró al cuarto y bajó la bata de Carmen para taparle
su colita, lo hizo de manera que sus dedos rozaron el calzón de Carmen y
finalmente hizo contacto con parte de su glúteo y terminó por acariciar
suavemente su pierna. La suavidad de la piel de su sobrina hizo que su miembro
se pusiera duro trato de acariciarla nuevamente pero escuchó como la puerta de
la casa se abría indicando que Pedro estaba llegando, Juan salió del cuarto de
Carmen y bajó al baño, saludó a su hermano y regresó a dormir.
Al día siguiente, Juan no podía apartar la
mirada del culito de Carmen, ella se había arreglado para ir al parque con su
papá y sus hermanos. Con el calor de la ciudad, Carmen decidió ponerse un corto
short blanco de licra que le apretaba y le marcaba su parado culito. Juan
decidió acompañarlos al parque y así podía mirar con mejor detenimiento el
cuerpecito de su pequeña sobrina, durante esos ratos, Juan se dio cuenta de lo
hermosa que Carmen era en verdad. A pesar de su edad, su culito era suculento y
podía verla corren en el parque y apreciar cómo su pelo volaba con el viento y
su rostro dibujando sonrisas. Admiró sus ojos y sus labios y se imaginó cómo se
sentiría recibir una buena mamada de su parte. Ahí fue que Juan se dio cuenta
que se había enamorado de su sobrinita de 10 años y fijó como su meta, el poder
hacerla suya antes de que las vacaciones terminaran.
Todos regresaron a casa y Pedro se preparó
para irse a trabajar, de nuevo, se despidió de sus hijos y de su hermano y se
retiró. Juan les empezó a preparar la cena a sus sobrinos y como el día
anterior, les ordenó se metieran a la ducha para cenar limpios y dormir
después. Durante toda la cena, Juan no quitó los ojos de encima del culito de
Carmen y sólo esperaba el momento en el que ella se quedara dormida para poder
tocarla. Un par de horas pasaron y todos se fueron a dormir, Juan esperó un
poco hasta que un silencio inundó la casa y se levantó de su cama. Revisar que
Arturo y Fito estuvieran completamente dormidos para poder entrar al cuarto de
Carmen.
Lentamente, se acercó al cuarto de Carmen
y de nuevo, la puerta semi abierta, al mirar adentro, volvió a ver como la luz
de noche iluminaba a su sobrina, esta vez, boca abajo y cobijada hasta la
cintura. Juan entró y trató de hacer un poco de ruido como para comprobar que
Carmen en realidad estaba bien dormida, la llamó por su nombre en un par de
ocasiones y al no obtener respuesta, corroboró la profundidad del sueño de
Carmen. Con mucho cuidado, movió la cobija que cubría el cuerpo de su sobrina y
la colocó a un lado dejando al descubierto la bata que nuevamente se había
subido a la cintura de Carmen, admiró unos segundos ese hermoso culito cubierto
sólo por un diminuto calzón blanco que dejaba ver la mitad de las suaves y
tiernas nalgas de Carmen. Juan se llenó de valor para lleva una de sus manos
hasta el culito de Carmen y lentamente acarició ese culo por encima del
calzoncito blanco, apretó un poco y así lo hizo por unos minutos. Juan deseaba
más y sus manos se deslizaron hasta la cintura de Carmen, agarró el calzón y
lentamente lo bajo para dejar ese hermoso culito totalmente descubierto y a su
disposición.
Ayudado por el pequeño tamaño de Carmen y
su ligero peso, Juan pudo bajar el calzón de Carmen hasta sus rodillas y por
varios minutos de dedico a besar y estrujar esas hermosas nalgas dejando
rastros de su saliva por cada centímetro de ellas. Su calentura fue tal que
saco su miembro y comenzó a masturbarse al lado del cuerpo semidesnudo de su
sobrina hasta llegar al orgasmo, fuera de sí, terminó sobre las nalgas de
Carmen vaciando hasta la última gota de su semen sobre ella. Admiró por un
minuto el cuerpo inconsciente de su hermosa sobrina sobre la cama, con los
calzones a las rodillas y con su ricas nalgas cubiertas de semen, tomó una foto
con su celular, le subió los calzones y la cubrió con la cobija para irse a
dormir. Al día siguiente, todo fue normal, Carmen no había sentido nada de la
noche anterior y todo transcurrió normal. Juan ya tenía planeada la noche
siguiente, pero eso se los contaré en otro relato.
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