Wednesday, December 12, 2018

Lolitas Impetuosas



Por Shotaboy 

Ya conocía a Claudimar y a Marina cuando eran solo unas niñas lindas y esbeltas aunque aún seguían siendo niñas y no me inspiraban nada más que una condescendencia forzada, visitaba la casa de la vecina precisamente porque era vecina nuestra siempre buscando una tacita de azúcar o dejándole recados de mi mamá; mi hermano mayor sin embargo (que en ese momento tenía ya sus 22 años) frecuentaba mucho esa casa debido a que él y la vecina ya casada y divorciada tenían un idilio amoroso, y no por amor o dinero ya que la vecina ya tenía quienes ocuparan esos puestos, sino por su herramienta bien dotada (herencia de mi padre), así tanto él como la madre de estas dos niñas (de 11 Claudimar y 9 Marina en ese tiempo) se tomaban horas y en ocasiones días enteros en los que se perdían entre sus propias carnes, recuerdo también una prima de las niñas un par de años, tal vez mas mayor que ellas las visitaba para cuidarlas, esa chica si era caliente, a veces me asomaba a la ventana solo para verla llegar en sus vaqueros cortitos o sus faldas cortas escolares que mostraban unas piernas largas y morenas sostenidas por un par de glúteos fuertes y redondos y yo que en ese momento era un adolescente de 15 años estaba más que susceptible a sus encantos.
Los días, meses y años pasaron y la rutina rara vez variaba, mi hermano se pulía con sus mejores pintas, prendía su carro, la vecina lo esperaba en la esquina siguiente, se subía y se perdían a menudo durante tres días seguidos; sin embargo la prima de las niñas (que ya no eran unas niñas) no llegaba siempre por lo que yo perdía interés, entonces como si de una revelación se tratase las vi, Claudimar y Marina venían del colegio, Claudia la mayor, tenía 16 años vestía una chemisse beige una falda escolar azul marino bastante corta, medias hasta los tobillos y zapatos negros, su piel blanca y pura contrastaba con su cabello largo y liso de color negro, Marina era algo más activa, en franela blanca deportiva y unas licras ultra cortas de color azul marino y zapatos blancos deportivos, también de piel blanca y cabello negro pero de ojos más afilados, ella contaba con 14 años.
Yo las vi por primera vez con ojos maliciosos, es decir como cuando uno ve una chica y piensa “será que le entra si me lo engraso?”; pero que va, eran demasiado menores (al menos eso pensé en ese momento), entraron a su casa vacía y fin del cuento.
Ya a las 5:00 pm de la tarde yo venía de un juego de futbol en el que habíamos perdido deshonrosamente 5 – 0, estaba cabreado, sudado y agotado, vestido solo con una playera sin mangas color negro y un short deportivo corto blanco, caminé frente a la casa de las vecinas que estaba justo al lado de mi casa, un lunes por la tarde todas las calles estaban desiertas, en eso escuchó un grito tan agudo que creí que era más bien un chillido, al voltear la puerta de la casa de la vecina se abrió de par en par y de allí salió Claudimar cubierta improvisadamente con una toalla, mojada y el cabello empapado, ella me pidió ayuda y yo pensando que se trataba de una vaina Coño peligrosa, entré y no es que fuera remotamente normal; pero creo que tampoco era para tanto, una culebra jardinera, no era venenosa pero igual debe ser aterrador para cualquiera ver una serpiente en el baño; en fin, saqué al animalito de la casa y Claudia me pidió perdón por hacerle el oso, no pude evitar mirar su figura e imaginar un mundo de posibilidades con ese cuerpo de Loli que se gastaba, nos sentamos en el patio de atrás de su casa y nos tomamos una taza de café, ella aún no se cambiaba la toalla y a través de mi short delgado no podía disimular una erección para nada, yo trataba de colocar mis manos de manera que no se notara nada raro pero ella percibió mis reacciones corporales y jugando conmigo caminó hasta las cuerdas de ropa y tomando una panti pequeñita levantó una pierna para colocársela despacito y yo como un bobo me le quedé viendo, tenía el huevo a mil pulsaciones por minuto, ella levantó sutilmente la parte de atrás de su toalla y se cubrió las nalgas con su tela, no aguanté más y le lancé una indirecta -Vecina, usted si es cruel, todavía le acabo de ayudar a sacar la culebra del baño y usted que me tortura así- ella me miró fingiendo extrañeza y acercándose a mí, se apoyó en mi verga, dejó caer el peso de su culo en mi pene y sentí a través de la tela los relieves de su vagina; pero era muy arriesgado, ella frotó un rato y arrodillándose frente a mi metió la mano por debajo de mi short y deteniéndose al sentir las dimensiones de mi herramienta (la cual debo decir también heredó dotes de mi padre) se sonrió y me dijo -tranquilo vecino que yo te voy a ayudar a sacar esta culebra también- pero en ese momento llegó su hermana menor Marina y nos detuvimos en seco, la erección se me derribó en medio segundo y dejamos el asunto detenido pero no concluido.
La mañana siguiente vi a Marina irse tempranito a su liceo, así que suponiendo que Claudia no tenía clases y tenía la casa sola me acerqué y toqué la puerta, alguien me preguntó desde adentro quien era y grité mi nombre para identificarme, y un momento después la puerta se abrió, Claudimar se encontraba en pijama (por así decirlo), no era más que una bata algo ceñida a su figura que terminaba apenas lo suficiente largo para que le cubriera el fundillo a manera de vestido de minifalda chino, me sonrió con su cara de recién levantada (lo más sexy que he visto) y me invitó a pasar, me preguntó si tenía hambre, le dije que si (no mentía), allí mismo se puso a estrellar unos huevos, puso las arepas a asar y me le quedé viendo, la pronunciada redondez de sus nalgas dejaba entrever unas lindas pantys rosadas que se le apretaban al culo, de inmediato me empalmé y acercándome en silencio la abracé desde atrás, ella era muy bajita y delgadito aunque su cuerpo había desarrollado bien sus curvas y proporciones solo que ellas se veía como de 4 años menos, había riesgo porque era menor de edad, pero por otra parte, la edad de consentimiento sexual es a los 14 así que estaba algo asegurado, Claudia al sentir mi vara en su espalda me dijo con voz calmada y cómplice -Cálmese vecino, de nada me va a servir si se desmaya a medio camino, mire que mi hermana viene a las 12 así que lo necesito bien repuesto y rendidor- Yo me emocioné, un polvo sin apuro, no creí que fuera posible ya que todos mis encuentros habían sido casuales y con el tiempo medido y justo.
Desayunamos mientras conversábamos, ella me contó que no era virgen y que había metido a alguno que otro noviecito pero que no le rendían mucho, yo le dije que no tenía ese problema, terminamos de comer (si apenas y probé algo) y entrando a su cuarto me sentó en su cama quitándome sin perder tiempo los pantalones, se complació al ver mi paquete palpitar entre mis bóxer y apartándose delicadamente el cabello detrás de la oreja me mordió el elástico bajándomelo, liberó así mi falo algo velludo y retirando mi franela la vi abrir la boca y deleitarme con su humedad y destreza, la muy putita ya había tenido bastante práctica mamando vergas así que desinhibiéndome un poco la tomé algo fuerte del cabello y apretando mis labios me observó a mi atraerla hacia mi pelvis ordenándole sin palabras de por medio que era TODA que la tenía que arropar, ella con algo de esfuerzo ensanchó su garganta y haciéndome sentir orgulloso y macho dominador le sonreí y moví mis caderas follandole la boca, ella sufría arcadas y lagrimaba mucho pero jamás hizo algún ademán para escapar, se notaba que estaba totalmente sumisa y que así lo quería ella, me encendí mucho y le embestí con todo, la escuché suplicar con quejidos y gemidos pero jamás paré de penetrarle la tráquea, apenas y paraba para dejarla tomar aliento, y luego ella por si misma volvía a engullir mi pene ofreciéndose para la violación oral que yo caballerosamente le daba, me tomaba mi tiempo para recuperarme y luego de unos segundos volvía a destrozarla violentamente aferrándome a sus cabellos -Te la vas a tragar todita.
– le ordené, ella con ojos enrojecidos, nariz moqueante y llena de babas desde la boca al vientre solo cerró los ojos y se dejó hacer, para mi deleite la pegué a mi pubis dejándole toda la verga adentro y sentí su lengua dando sopetones a los residuos de semen que le depositaba con dedicación, la mayoría de mis espasmos eyaculatorios dispararon su carga directo al estómago, los últimos se los dejé a probar como recompensa, al retirar mi pene ella lo lamió limpiándolo y frente a mí se tragó mi semilla relamiéndose.
Aquél había sido el mejor polvo del año, y lo que faltaba.
-Que le ha parecido vecino?- preguntó ella limpiándose la baba del rostro -De lo mejor, ojalá y su totona y culito sean tan golosos como su boca porque hay huevo para un buen rato- le dije aún empalmado, ella quitándose la pijama me reveló una preciosa figura en una panty rosa de encaje y me dijo -Mas le vale vecino.


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