Tuesday, December 4, 2018

Hay hombres que no tienen nombre





Por Mercedes

Hay hombres que son tan mujeriegos, que una no sabe cómo llamarlos. Aun sabiendo que se están divirtiendo con nosotras, les damos pie y hacemos todo lo que nos piden.

Me llamo Mercedes, divorciada, vivo sola, ya que mi hija vive con su pareja y su padre.
Haciendo un curso de inglés, conocí una señora y a su pareja. Nos hicimos amigos.

Él nos ayudaba en los ejercicios del curso, ya que dominaba perfectamente el idioma. Con ellos vivía la hija de mi amiga, una chica de 19 años.
Al poco tiempo esta señora dejó de ir al curso y cuando veo a Fernando que así se llama su pareja, me dice que se separaron, que ella y su hija se habían ido a Oviedo de donde eran.
Le pregunté si me iba a seguir ayudando en las clases de inglés y me dijo que sí, que no había problema.
Poco a poco me fue seduciendo hasta que pasó lo que tenía que pasar entre nosotros.

Pero Fernando tiene una costumbre, y es grabar todo lo que hace con una mujer desde un principio.
Me hizo sentar en el sillón de su sala, «Merche, que vas a hacer ahora?», me pregunta con su polla dura.
«Voy a chupar tú polla», le dije metiendo su polla en mi boca y mientras el me grababa con su móvil, yo se la chupaba.
«Y ahora qué vas a hacer?», me preguntó estando yo de pie en medio de su sala.
«Me voy a desnudar para ti», le dije desnudándome mientras él no dejaba de grabar, cuando estuve toda desnuda me hizo caminar contorneando mi cuerpo.

Nos fuimos a su dormitorio y me acosté boca arriba, abriendo mis piernas. El me grababa toda.
«Y ahora qué esperas?», me dijo grabando con una mano y con la otra se terminaba de quitar la ropa.
«Esperando que vengas y me folles», le dije con las piernas abiertas acariciando mi coño.
Acomodó el móvil y se subió sobre mí y me empezó a coger.

Era la primera vez que me grababan follando, y como me follaba, estaba muy mojada, disfrutando de su polla entrando y saliendo de mi coño.
«Merche, date la vuelta», me dijo cogiendo su móvil mientras yo me ponía como me dijo que me ponga.
Estaba en medio de la cama en cuatro patas abriendo mis nalgas.
«Que vamos a hacer ahora?», me dijo acomodando su polla contra mi ano, «Me vas a follar el culo», le dije dando un gemido cuando Fernando empezó a meter su polla en mi culo.
«Haaa, haaaaa», gemía sintiendo como entraba la polla, como mi ano se abría, no era la primera vez que me follaban por el culo, pero saber que estaban grabando como me entraba la polla, me ponía muy cachonda.
Aparte de sentir iba a poder ver cómo me entraba la polla.
Realmente Fernando es muy buen amante.

A mí me cuesta mucho llegar, pero con todo eso que me estaba haciendo, llegué en un tremendo orgasmo, a la vez que él me llenaba el culo con su leche.
«Y que vas a hacer con este vídeo?», le pregunté abrazada a él sintiendo como me palpitaba el ano y sentía como se escurría su leche mojando la parte interna de mis nalgas.
«Guardarla en una carpeta en el ordenador», me dijo besando una de mis tetas.
«Tienes más vídeos?», le pregunté curiosa.
«Sí, desde que empecé con este jueguito de grabar a cada mujer que me follo, quieres verlos?, pero Merche, sé que hay mujeres que tú conoces, así que te pido mucha discreción», me dijo.

Yo me puse ansiosa, quería ver a que mujer del pueblo se había follado.
Fuimos al salón, encendió el ordenador y yo me senté en sus piernas, estábamos desnudos los dos.
Primero pasó nuestro vídeo y después me empezó a mostrar los que tenía.
Habían muchas mujeres, de distintas edades, chicas jóvenes, maduras, hasta dos mujeres que ya tenían en ese momento más de 60 años.
Yo me reía nerviosa, jamás imaginé ver algo así.
Yo quería ver las mujeres del pueblo donde vivimos.

Pasó el vídeo de donde estaba con su ex pareja, casi me caigo viendo el vídeo de como follaba a la hija de su ex pareja, como gemía y gritaba cuando Fernando le estaba rompiendo el culo.
«Te has follado a la hija de tu ex pareja también?», le pregunté asombrada.
«Ella me buscó hasta que me encontró», me respondió con toda naturaleza.
«Oye, esa es Hiu, la china de la tienda», le dije más que sorprendida, ya que esa mujer es más que antipática.
Fernando sólo se rio a carcajadas.
«Pero esa es Mariela, la colombiana que trabaja con los otros chinos», le dije tapando mi boca en señal de asombro.

Y así fui viendo otras vecinas mías, otra chica joven que no sabía cómo se llamaba, pero sé que es camarera de uno de los bares que están frente al río, y la última era el vídeo que habíamos hecho recién.
«No puedo creer lo que acabo de ver, como has hecho para follar esas mujeres?, casi todas son casadas», yo flipaba con lo que había visto.
«Y las has vuelto a follar?», le dije nerviosa, excitada, hasta cachonda diría yo.
«Bueno, no a todas, pero alguna que otra sí, como te voy a follar a ti cada vez que tenga ganas», me dijo con toda su cara dura, metiendo su mano entre mis piernas, acariciando mi coño.
«No puedo creer que hayas follado a Hiu, la china, y la has follado una sola vez?», le pregunté curiosa, ya que esa mujer china, es tan desagradable, que no puedo creer lo que vi.

Si no lo hubiera visto, no lo hubiera creído.
«No, a Hiu y a la colombiana son a las que más me he follado», dijo con todo desparpajo.
«Vamos a seguir follando», me dijo levantándome en sus brazos y me llevó a la cama donde volvimos a follar.
«Entonces soy una más de tus follamigas?», le pregunté mientras me vestía.
«No, las otras ya pasaron, pero tampoco te hagas ilusiones que lo nuestro es sexo solamente, cuando no tenga a nadie más para follar, te llamo a ti», dijo con una frialdad, como si yo no tuviera sentimientos, pero a la vez me sentía cada vez más atraída por ese hombre.

Me sentía usada por él, pero a su vez me gustaba que me use.
Una tarde nos encontramos en el estanco comprando tabaco, y cuando salimos me dijo si quería ir a su casa a chuparle la polla.
«Sólo a eso, no me vas a follar?», le dije caminando a su lado, «no, sólo quiero que me saques la leche con la boca, no me apetece follarte», dijo como que si iba bien o si me negaba le daba lo mismo.
«Vale, vamos y te saco la leche con la boca», le dije y fuimos a su casa.
«Me vas a seguir ayudando con el inglés?», le pregunté mientras se la chupaba arrodillada entre sus piernas.
«Si, ven cuando quieras», me dijo moviendo su polla dentro de mi boca, hasta que escucho un fuerte gemido y siento los chorros de leche salir de su polla y yo iba tragando.
«Ahora si ya estoy más tranquilo», dijo guardando su polla dentro del pantalón y me acompañó hasta la puerta para que me fuera.

Seguí yendo a casa de Fernando por el curso de inglés.
Algunos días me follaba, otros hacía que le saque la leche chupando su polla, yo quería hablar con él, decirle que no soy una mujer objeto, pero era escuchar su voz, sentir sus besos en mis labios, su sonrisa, y todo lo que pensaba decirle, se me olvidaba, estaba a disposición de sus caprichos.
«Sabes una cosa cariño», le dije una tarde en que estábamos follando, «eres el hombre que más veces me ha follado el culo», le dije boca arriba, con mis piernas bien abiertas y levantadas y Fernando follando mi culo.

«No sé qué me gusta más, follarte el culo o que me chupes la polla», me respondió y seguimos follando.
«Fer, te puedo pedir algo?», le dije mientras me vestía, «si, dime», respondió.
Nunca me dejes por favor, úsame todo lo que quieras, cuando no tengas a otra mujer para follar, llámame y follame, pero no me dejes cariño», le pedí terminando de vestirme, a la espera de que Fernando me llame para que le saque su leche cuando no tenga a otra.


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