Por Punky Pow
Todas las mañanas, de 10 a 12 voy a la piscina comunal a nadar y
hacer ejercicio, pero más que todo por ver a los jóvenes que van a la piscina y
admirar sus lindos cuerpos, sobre todo los nenes de 12 a 16, con sus abdómenes
completamente planos, sin grasa y sus culitos paraditos, sobre todo cuando
salen del agua y el traje de baño que se les pega a sus cuerpecitos dibujando
perfectamente sus nalguitas paraditas y redonditas, me producen una gran
excitación. Que delicia ver esos lindos cuerpos jóvenes.
A veces, disimuladamente los toco, algunos se dan cuenta y se
retiran, otros no se percatan.
La mayoría de los que llegan a la piscina son gente de “barriada”
(pobres) lo veo por su lenguaje y por su ropa humilde.
A veces les hago plática para ver si puedo adivinar quienes podrían
ser gay o curiosos y a quien pueda seducir.
Un día, estaban dos chicos como de 12 o 13 años jugando en la
piscina y se notaba que no podían nadar.
Me acerqué a ellos y les dije que les podía enseñar si querían a lo
que gustosamente aceptaron.
Así agarré a uno, lo puse en posición horizontal con mi brazo
derecho en su pecho y mi brazo izquierdo en la parte púbica para sostenerlo y
aprovechar para tocarle y masajear sus huevitos y su penecito
Así les daba instrucciones y los tocaba sin que se dieran cuenta.
Jugué con estos dos chicos como por media hora y después los dejé para que hicieran lo que les había enseñado y me dediqué a hacer
mis ejercicios.
A la hora de irme, me fui a cambiar a los vestideros y cuando salí,
los dos chicos ya estaban vestidos.
Ellos se visten con el traje de baño mojado probablemente porque es
lo único que tienen.
Los saludé y me dijeron “gracias por las lecciones” De nada les
dije.
¿Ya se van les pregunté? Si ya nos vamos.
¿Dónde viven? Me dieron el nombre de la colonia, que es bien
conocida por ser de gente muy pobre con casas de lámina y cartón. Marginales
les llaman aquí donde yo vivo.
Si quieren los llevo les dije ¿Tiene carro señor? Si, tengo,
¿quieren que los lleve?
Si dijeron muy contentos, ya que esa colonia queda un poco lejos del
complejo donde está la piscina.
OK vamos les dije.
Yo tengo un carro de lujo, grande, del año, con vidrios 100 %
polarizados, donde no se ve absolutamente nada de afuera para adentro, sobre
todo cuando está en la sombra.
Al llegar al estacionamiento, les señalé mi carro e hice énfasis en
el polarizado diciendo que noten que no se ve nada de afuera para adentro.
Si es cierto dijeron, que lindo carro.
Encendí el motor y el aire acondicionado.
Los chicos quedaron impresionados por el lujo del carro y quizás
nunca se habían subido a uno, al menos no a uno tan lujoso como el mío. Eso
creo que les dio confianza.
Hice que el que me gustaba más se subiera en el asiento de adelante
conmigo.
Inicié la marcha hacia la
colonia que es muy grande.
Al llegar cerca Les dije: ¿A dónde los dejo? Aquí me quedo yo dijo
el que iba atrás. ¿Y tú le dije al otro? Más adelante me dijo, Se bajó el
primero y el chico que iba en el asiento de adelante conmigo me dijo: faltan
dos cuadras (200 metros). Cuando se bajó el primero le dije al chico que estaba
en el asiento delantero.
Oye: ¿tienes que llegar ya a tu casa? No, me dijo, no hay nadie, mi
mamá está trabajando, ah, ¿y tu papá? No vive con nosotros (muy común en esa
barriada).
Mira le dije, me gustaría platicar contigo un rato más ¿puedes?
¿tienes tiempo? Si, tengo, no hay nadie en casa. Pero aquí no le dije.
¿sabes de un lugar algo tranquilo y solo donde podamos ir? Se me
quedó viendo un poco desconcertado y le dije: tranquilo, es que no quiero que
los policías me vayan a parar porque el carro es de lujo y 100 % polarizado y
esta zona no es muy segura le dije y la policía puede sospechar algo malo, por
eso quiero que vayamos a un lugar solo, pero seguro.
Si me dijo, está el parque a unas tres cuadras y el parqueo de la
iglesia que a esta hora (medio día) están solos porque es la hora de almuerzo y
la iglesia está cerrada.
¿Es seguro ahí? Si, es seguro ¿y la policía no llega ahí? No porque
es la iglesia, ahí no pasa nada, ah OK, vamos entonces.
Llegamos al parqueo, no había ningún carro, me estacioné en la
sombra, donde es más difícil ver de afuera para adentro.
Pásate al asiento de atrás le dije ¿Por qué me dijo? Es más cómodo y
podemos platicar frente a frente sin que me duela la espalda, ah bueno y se
pasó al asiento de atrás.
Yo salí e hice lo mismo y desde adentro, le puse seguro al carro y
dejé el motor encendido con el aire acondicionado encendido.
Así no sentimos calor por la hora le dije.
Ah OK dijo.
Me senté a su lado y disimuladamente le puse mi mano derecha sobre
su muslo izquierdo apretando, sobando y acariciando suavemente su delicada
piel.
¿Sabes? eres un chico muy lindo le dije? Ah Gracias, Yo: no de
verdad, además tienes un cuerpo muy lindo.
¿usted cree? Si de verdad, sobre todo tus nalguitas, que son muy
lindas, grandes y paraditas.
El: No, que va, Yo: si de verdad y han de ser muy duritas, ¿Por qué
lo dice? Yo: pues cuando estabas en la piscina con la calzoneta mojada se te
marcaban bien ricas cuando salías del agua, por eso creo que han de ser muy
duritas.
Sólo se sonrió, no que
va.
Yo: si de verdad, bueno eso creo yo.
Durante todo este tiempo mi mano derecha acariciaba su muslo
izquierdo y subía cada vez más hacia arriba buscando su entrepierna.
¿Ya te las han tocado? no, bueno, quizás a veces jugando con los
compañeros.
¿Te gusta que te las toquen? no, no me he dado cuenta.
Yo: Quisiera ver si de verdad son duritas, ¿te las puedo tocar para
ver si es cierto? El: umm, no sé.
Yo: Vamos, déjame ver, el umm, no sé.
Mira nadie nos va a ver, ya te diste cuenta de que no se ve nada
desde afuera, además no hay nadie aquí.
El: Bueno, si usted quiere.
Sí quiero, date vuelta (para ponerlo frente a mi) él lo hizo
quedando nuestros cuerpos muy cerca.
Bájate el short para poder tocarlas bien y cerciorarme de que son
duritas.
El: umm, no sé.
Yo: Nadie nos ve.
El: OK.
Y se bajó el short hasta los tobillos, no traía ropa interior y ante
mi vista quedó su lindo cuerpo lampiño y comencé a tocar, sobar y acariciar
esas lindas nalguitas, lampiñas, grandes, paraditas, redonditas y también pude
ver que su pequeño penecito estaba un poco morcillón.
Que rico se sentía tocar esa piel suave, lampiña y pude comprobar
que de verdad eran bien duritas.
Yo: (tocando y acariciando) Que lindas y que ricas que son, suaves y
duritas, ¿te gusta que te las toque? El: Si, se siente bien.
¿Quieres que siga?
El: si usted quiere.
¿Te las puedo besar?
El: ¿qué?
Yo: si, me gustaría besarlas, se ven tan ricas, además nadie nos ve
y nadie se va a enterar, déjame hacerlo, te voy a regalar unos dólares para que
compres algo.
El: Bueno OK, pero no le vaya a decir a nadie.
Yo: Claro que no, y tú tampoco.
Le di vuelta, quedando su lindo culito frente a mi cara, puse mis
dos manos en sus lindas nalguitas y comencé a darle piquitos y pequeñas lamidas
y mordiscos, separé sus nalguitas y poco a poco me iba acercando a su rajita,
que estaba limpia por haber estado en la piscina, Las separé y apareció aquel
lindo botoncito, bien cerradito, rosadito y empecé a pasar mi lengua en su
hoyito y tratar de introducirla en ese cerrado agujero, el gimió en señal de
que le estaba gustando ¿Te gusta?
El: se siente rico.
Seguí en mi tarea de darle un rico beso negro por varios minutos, el
sólo gemía.
Me humedecí el dedo índice y empecé a jugar con su orificio y
empujar un poco para tratar de introducirlo, él se estremeció ¿Qué hace me
dijo? Nada, es que están tan ricas que quiero sentir adentro.
El: Pero eso no me gusta.
Yo: Déjate, ya verás que te va a gustar, además te voy a dar unos
centavos más y empujé mi dedo índice dentro de ese lindo y tibio agujero. Dio
un respingo y le dije no te muevas, sólo déjate
hacer.
Una vez mi dedo estuvo adentro, comencé a buscar su punto “G”
(próstata) que era como una uvita pequeña y empecé a estimularlo.
Eso le produjo placer por la forma en que gemía.
Seguí jugando y tratando de dilatarlo y empecé un mete y saca y
movimientos circulares para dilatarlo.
Luego introduje un segundo dedo.
El gimió y me dijo duele, pare, sáquelo.
Yo: No, no, espérate ya te vas a costumbrar y seguí con mi tarea de meter
y saca y él sólo gimiendo de placer y quizás un poco de dolor.
Así estuve unos minutos.
Me Acomodé de rodillas detrás de él , me bajé mi pantalón y saqué mi polla que
estaba a mil, me puse bastante saliva y la acomodé en su agujero y empecé a
presionar hasta que entró la cabeza.
El: Ay, ay, ¿que fue eso?,
Yo: Nada, quédate quieto, y seguí empujando, poco a poco su esfínter
fue cediendo y mi polla fue introduciéndose en ese culito hasta ahora virgen,
AYY, me duele, ¿Qué me está haciendo?, ¿qué tiene adentro? Y con su mano
derecha la llevó hasta su culito buscando que era lo que le estaba produciendo
ese dolor.
Mi polla estaba casi toda adentro y el tocó el tronco ¿Me la está
metiendo me dijo? Eso no, por favor, yo no soy gay, sáquela por favor y comenzó
a quererse zafar, pero yo lo agarré de la cintura bien fuerte y se la metí de
un solo.
Otro AYY, AYY, No por favor sáquela, sáquela.
Yo: Espérate, ya está toda adentro, ya te va a pasar.
El: No por favor eso no me gusta, no me quiero hacer gay.
Yo: No te vas a hacer gay, solamente déjame tenerla adentro un
ratito, nadie va a saber, déjate, además si me dejas te voy a dar más dinero,
déjame un ratito más y empecé un mete y saca lento que poco a poco fui
acelerando, él se relajó y comenzó a gemir, había alcanzado mi objetivo, me lo
estaba cogiendo, él ya estaba sintiendo placer.
Seguí con el mete y saca cada vez más fuerte y profundo, el dejó de
forcejear y solo decía AY, AY, más suave por favor, que me duele y me arde.
Yo seguía como loco penetrando ese apretado culito, nadie, ni aún si
hubiera llegado la policía me iba a detener.
Con mi mano izquierda agarré su penecito que ya estaba bien duro y
comencé a masturbarlo.
Quería que el sintiera también placer por delante.
No dijo nada, sólo se dejó
hacer yo seguí con el mete y saca más violento y más profundo cada vez, así
estuve varios minutos, no sé cuántos, el solamente gemía, yo creo que de dolor
y placer a la vez, uhhh, ayy, uhhh, solo se oía un “plaf, plaf, plaf” de mi
pelvis chocando con sus nalguitas y mi mano izquierda masturbando su pene que
estaba bien duro. De repente sentí su esfínter contraerse rítmicamente, estaba
teniendo un orgasmo, AHHH, AHH y terminó con sus espasmos y apretando mi polla
que inmediatamente comenzó a lanzar chorros y chorros de esperma adentro de ese
culito.
Ahhh, ahhh, que rico dije, no sé cuántos disparos hice, sólo sé que fue uno de los orgasmos más ricos y duraderos de mi vida,
estaba en el cielo.
Poco a poco mi polla fue perdiendo rigidez y la tuve adentro hasta
que se salió sola.
Caí sobre sobre su espalda, agotado y sudoroso a pesar del aire
acondicionado del carro.
Los dos estábamos exhaustos y sudorosos y nuestras respiraciones
aceleradas.
Yo solo lo abrazaba y lo acariciaba,
En eso, estando yo encima de él escuché un sonido “SNNNFFF; SNNNFF;
SNNNFF
Le di vuelta para estar frente a frente.
En ese momento me di cuenta de que estaba llorando, SNNNFF,
SNNNFFFF; pero no de dolor, ya me arruinó me dijo, ya no soy virgen, ya no soy
hombre, ya me hizo gay, SNNNFFF, SNNNFFF, No temas le dije, no eres gay, sólo sabes que se siente rico que te lo hagan por detrás, nadie va a
saber, solo tú y yo.
No le voy a contar a nadie, ni tú tampoco, nadie va a saber, esto
será un secreto entre tú y yo, además recuerda que te voy a dar dinero para que
compres un celular.
Lo abracé y puse su rostro en mi pecho, nada te ha pasado, le dije,
nadie va a saber, además creo que te gustó ¿no?
El: si un poco, pero me duele todavía.
Yo: Ya te va a pasar, ven le dije y por primera vez me acerqué a sus
labios y lo besé tiernamente, el poco a poco fue cediendo y abriendo su boca y
después comenzó a corresponder, así estuve besándolo tiernamente por un rato.
El: ¿no le va a contar a nadie verdad? Yo acariciando su lindo
cuerpo le dije no, por supuesto que no.
El: suspirando ¿de verdad, no le va a decir a nadie?
Yo: No mi amor, no le voy a decir a nadie y tú tampoco, pero me
gustaría repetirlo otra vez, ¿lo harías de nuevo?
El: no sé, duele mucho.
Yo: ¿Pero lo harías de nuevo?
El: Quizás, no sé. ¿Y me va a dar lo que me prometió, el dinero que
me dijo?
Yo: Si nene, claro que te lo voy a dar y si quieres más ya sabes lo
que tienes que hacer. ¿Cuándo te puedo ver de nuevo?
El: No sé, duele mucho.
Yo: Pero ¿lo harías de nuevo? Voy a pensarlo me dijo, deme el dinero
que me prometió.
Los dos nos subimos nuestra ropa, saque unos dólares de la cartera y
se los di y le dije: Vamos, te llevo cerca de tu casa.
Nos vemos en la piscina cuando quieras, yo voy todos los días.
FIN
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