Sunday, December 9, 2018

Me cansé de comerle el coñito a mi hermana y conseguí que mi papi me la metiera hasta el fondo



Por Anónimo 

Me encantaba masturbarme y comerle el coño a mi hermana Sandra todas las noches, pero quería más, quería pollas, como las que veíamos en las películas porno.
Sandra empezó a salir con 16 años con un repetidor de clase, el chico era un gilipollas, pero tenía porros y una polla gorda que nos encantaba comernos, el me desvirgó totalmente en un lavabo de una discoteca, mientras mi hermana nos miraba en la esquina restregándose el clítoris con mi mano, pero seguía sin parecerme suficiente, me mojaba más, cuando cuarentones me miraban y se restregaban en mi todo lo que podían en las discotecas, pero antes quería una polla, la de mi padre. Con Sandra siempre nos fijábamos en como miraba con mi tío a las jovencitas, a menudo nos tocábamos pensando como nuestro padre era un viejo verde, eso nos ponía a mil. Yo sabía que mi padre fumaba mariguana de vez en cuando con mi tío, así que mi plan era un día tener valor para bajar las escaleras y apuntarme a la fiesta. Cuando ya tenía 17 años, mi padre anunció unos de sus viajes a Almería para ir a ver a mi tío, el problema fue que mi hermana no podía venir ya que tenía exámenes, pero yo decidí ir. Cuando nos despedimos de mi madre y Sandra, ella me dijo al oído.
-Suerte hermanita- y me pellizco un pezón.
Estaba tan ansiosa por empezar a desempeñar mi plan, que casi no hablaba, él se creía que me pasaba algo. Llegamos a Almería, todo fue normal, llegamos a la casa de mi tío, me pase el día en la piscina y por la noche, me fui pronto a la ducha, quería estar perfecta. Me miré en el espejo, había crecido sí, me gusta mi culo, lo tengo paradito, no tengo muchas tetas, pero me hace parecer más niña pequeña y me gusta, me depilé totalmente el coño, me lavé los dientes y volví a mi habitación a esperar. Alcancé a escuchar las risas de mi padre y mi tío, estaban bebiendo unas cervezas y fumando, me puse el short más corto que tenía, el que me compré expresamente para que se me viera el culo y un top diminuto sin sujetador. Bajé.
-Hola chiquita, ¿vas a salir?- Me miró de arriba abajo, mi tío no me quitaba los ojos de mis piernas.
-No vengo aquí con vosotros-
Me senté y me pillé una cerveza. Se miraron pero siguieron hablando, pero esta vez estaban nerviosos, no me paraban de mirar y yo cada vez estaba más cachonda, incluso me puse la botella de cerveza entre las piernas para frotarme un poco. De repente empezaron a hablar de un amigo suyo que se había echado una novia muy joven.
-El cabrón cuenta como se la cepilla y uno aquí a dos velas, pero su hija ha dejado de hablarle, no le parece bien- explicó mi tío
-Y ¿Porque no?- Pregunté yo -¿Qué más da a quien se folle? ¿Yo encuentro más atractivo follar con hombre mayores?-
Los dos se quedaron callados. Al rato mi tío se fue a dormir, mi padre se quedó conmigo, siguió bebiendo.
-¿Cómo es eso que te gusta follar con hombre mayores?-
-Pues que me gustan. a ti te gustan las jovencitas, no te gustaría follar a una?-
-Si…-
-Yo lo soy-
Se me quedó mirando
-Deberías de cuidar lo que dices-
-¿Porque?-
-Porque podrían venir y violarte como a una puta-
-Es que soy una puta papá-
Se quedó petrificado viéndome.
Me acerqué y le toqué el paquete por encima de los tejanos. De repente se levantó furioso, me cogió en volandas y me puso contra la mesa, y empezó a darme cachetadas en el culo.
-Se te van a quitar las ganas de ser tan zorra, no ves que soy tu padre?- Pero yo a cada cachetazo me iba mojando más, apreté mi culo a su pantalón, al principio se alejaba, pero dejó de cachetearme y también se apretó. Yo estaba en la gloria, sentía su erupción en mi culo, me agarró del cuello y me lamió la oreja.
-¿Esto es lo que quieres?- asentí, estaba tan excitada que no podía ni hablar, me metió la mano en las braguitas y me metió el dedo.
-Que hija de puta, si estas chorreando- me tiró al suelo y me hizo arrodillarme.
Ahí estaba mi padre, un señor con canas y barriga cervecera bajándose el pantalón y los calzoncillos viejos y sacándose la polla pequeña gorda al aire y yo… no podía estar más cachonda, sentía que iba a tener un orgasmo sin tocarme.
Me agarró del pelo y me metió la polla en la boca, le olía mal Y ME ENCANTABA, me la metía y me la sacaba, no me dejaba agarrarla y yo sólo quería chupetearla y chupetearla, como tan bien habíamos practicado mi hermana y yo con su novio, empezó a follarme la boca, yo me dejaba y ponía los ojos en blanco,. Me levantó, me puso sobre la mesa, me arrancó la camisa, me miró las tetas.
-Qué tetas tan pequeñitas…como una niña- Me lamio los pezones como un loco, mientras yo le meneaba la polla de arriba abajo.
Me quité los shorts, quería que me la metiera.
-Métemela papi por favor, métemela porfa- le decía mientras le metía la lengua. Me encantaba besarlo con ese olor a cigarro.
-Me dan ganas de meterte un palo largo puta, cuánto te cabe?- A mí no me salían las palabras.
Me metió tres dedos de golpe, pero estaba tan mojada que quería más y pudo meterme toda la mano, empezó a mover la mano dentro de mí, mientras me chupaba la lengua y yo le meneaba los huevos enormes y peludos. Tuve un orgasmo increíble, me costó hasta respirar.
-No hemos acabado puta- Yo seguía cachonda y prácticamente parecía que me hubiera meado encima. Me metió su polla hasta el fondo mientras se tocaba los pezones y yo los míos, no tarde mucho en volver a correrme y él tampoco, sacó la polla y se corrió en mi boca, y yo la saboree como chocolate para tragármela, me hizo limpiarlo con la lengua, incluso con sudor, me metió la mano en el coño y me dijo.
-Espero que cada vez que yo quiera esté dispuesta, quiero romperte el culo y te voy a presentar a unos amigos con los que serás igual de zorra, ¿entiendes?-
-Encantada papi, Sandra también quiere-.



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