Sunday, December 9, 2018

Hicimos una acampada con mi novia y mi hermana, jamás me imagine que todo terminaría en mucho sexo


Por Julián

Nos fuimos de acampada, mi novia y mi hermana pequeña. Una acampada que parecía que no sería nada del otro mundo, paso a ser una de las experiencias más divertidas y eróticas de mi vida.
Pues allí estaba yo, caminando por un sendero con mi novia y mi hermana detrás de mí.
Me llamo Julián, tengo 22 años y soy de complexión fuerte y atlética. Mido 1.85, musculado, me gusta estar en forma y hago bastante deporte, siempre que puedo. Esto me ha posibilitado tener muchas “amigas” y pocas novias, es más, Julia, Yuli, de forma amigable, es una folla amiga, muy viciosa y a la que le gusta tanto la carne como el pescado. Como sexualmente la satisfago bastante, solemos quedar siempre que podemos y nos contentamos.
Este era uno de esos momentos que íbamos a quedar, la idea era irnos de acampada y follar como conejos. No habría nadie, estaríamos en una cabaña bastante aislada que un amigo nos prestaba y aparte de estar en bolas y follando todo el rato, disfrutar de la naturaleza. Tanto a ella como a mí, se nos presentaba una semana en total naturaleza.
Pero esto se torció en el momento que mi hermana Almudena, se propuso venir con nosotros. Ella y su novio, se apuntaron a “eso de ir al campo”.
Coño, mi hermana es una puta urbanita, no sabe estar sin el móvil, agua corriente y luz eléctrica. Vamos que me veía una tocada de huevos enorme y como todavía estaba bajo el sustento de mis padres, no podía negarme.
El día antes, se me abrieron los cielos, su novio se tenía que ausentar por un tema familiar y no podía venir, creí que mi hermana no se animaría a venir sola, por lo que creía que todo estaría solucionado.
¡Pero no!, estaba dispuesta a joderme el plan.
Que ella se iba de vacaciones, que no iba a estar sola en casa, que sus amigas se iban por ahí, que no tenía nada mejor organizado y que se venía con nosotros al retiro en el campo.
De nada sirvió advertirle, que no había cobertura para el móvil, que no había televisión, agua corriente, etc.
Y ahí estábamos mi hermana pequeña Almudena, hablando con mi novia Yuli, yo cabreado, con mis planes deshechos.
Mi hermana Almudena, es una adolescente, ya formada y que apenas tiene las cosas claras en la vida, vive para sus redes sociales y se pasa el día comentando su vida a todo santo dios.
La caminata hasta la cabaña era como unas 3 horas o más a pie. Lo que mi novia y yo podríamos haber hecho a buen ritmo en nada, gracias a mi hermana y sus constantes paradas, se convertiría en casi 5 horas.
En el 3 o 4 descanso que solicitó mi hermana, mi novia le dijo que descansara y que iba a hablar conmigo.
Yo tenía un cabreo de cojones, por que preveía que los días serían muy largos.
Mi novia que me conocía muy bien, se vino a donde estaba yo. Me había parado más adelante, cabreado y estaba sentado debajo de un árbol, en un recodo alejado algo del camino. Mientras bebía algo de agua y pensaba en mi mala suerte, Yuli, se acercó a mí y me dijo.
– No te enfades – mientras me acariciaba la cara y se pegaba a mi cuerpo.
He de describir a Yuli, mide 1,60, cuerpo delgado, poco pecho, pero armonizado con su complexión. No es que su pecho fuera pequeño, es que ella es pequeña. Pelo largo y oscuro, cara pizpireta, sonrisa coqueta, nunca me ha hecho enfadar, desde un principio fue clara. Yo le gustaba y ella se divertía conmigo, mientras eso durara, follaríamos y nos lo pasaríamos bien.
Pues poniéndose a mi lado y mientras me susurraba al oído, sentía su pecho pegado a mi brazo, empezó a acariciarme la polla. Mientras mi miembro creía, con sus caricias, me besaba. Al cabo de un rato, me la estaba chupando, se quedó a un lado de mi cuerpo, mientras su cabeza subía y bajaba sobre mi miembro con él en la boca.
Yo estaba en el paraíso, su cálida boca, su saliva, el movimiento de su lengua, hizo que mi placer se incrementara, mientras con los ojos cerrados disfrutaba. Me daba igual, que alguien nos viera, o que supiera que mi hermana estuviera por allí.
Una de mis frustraciones, es que, al estar mi hermana, veía poco probable que tuviera sexo. Pero visto lo que pasaba, a Yuli le importaba poco y a mi menos.
Mientras me la chupaba me masajeaba las bolas, pasaba su lengua por mi glande y chupaba como si el caramelo no se le fuese a gastar, dios, esta mujer sí que sabía chuparla, con lo tenso que estaba al cabo de un rato, estaba a punto de correrme, por lo que acelero la mamada y cuando mi polla empezó a palpitar, se tragó toda la lefa que eche. Siguió chupando un rato más, apretaba el tronco de mi polla y subía su mano, chupando los restos que todavía salían de mí.
Cuando abrí los ojos, vi a mi hermana, acariciándose uno de los pechos y la entrepierna, sentada a unos metros, mientras miraba hacia nosotros. Tenía el pantalón y las bragas bajadas hasta los tobillos, la blusa quitada y se metía un dedo en su coño, mientras se acariciaba uno de sus pechos. Tenía los ojos cerrados.
Yuli, miro hacia donde yo tenía la vista y sonrió. Se levantó y despacio se dirigió hacia mi hermana. Me éxito verla desnuda caminar, contoneándose. Está concentrada como estaba en su disfrute, no se percató de la llegada de mi amiga, hasta que se agacho y empezó a besarle su coñito.
Mi hermana dio un respingo y paró, pero Yuli, empezó a comerle el coño, metiendo su cara entre las piernas de mi hermana, yo desde esa distancia, solo veía, que mi hermana disfrutaba y como mi amiga, agarrando sus muslos, tenía la cabeza entre ellos. Esta no dejaba de suspirar y se reclinaba hacia atrás, arqueando su cuerpo como si recibiese latigazos, a los pocos minutos, se corrió, ya que se dejó caer, entre un largo suspiro.
Mi amiga me miró y luego ascendiendo hasta la boca de mi hermana, le dijo algo, mi hermana, miro hacia donde yo estaba, con el pelo revuelto, tapándole la cara. Mi amiga no dejaba de hablarle, mi hermana ayudo a mi amiga a quitarse los pantalones y procedió a meter su cabeza entre sus piernas también.
Estuvieron un rato en esta posición, hasta que mi amiga, se corrió también, por los gestos que hizo.
Yo mientras tanto, estaba otra vez empalmado y meneándomela, mientras veía esta escena, que intentaba grabar en mi cerebro, para posibles pajas futuras, aunque mi hermana nunca se me había pasado por mi cabeza, algo se había roto y no la vería como antes.
Después de una media hora, en la que creo que se quedaron dormidas. Yo me recompuse, la ropa, me puse en pie y me alejé un poco. Les quería dejar su espacio. Pero lo pasado me prometía, que las vacaciones no serían tan malas como pensaba.
Durante el camino, mi hermana siguió detrás de mí siempre y no me miraba a la cara.
Supuse que estaría avergonzada, hablaba mucho con mi amiga, pero no me importaba.
Lo ocurrido me hacía más optimista sobre lo que sería estos días que venían.
Como os había dicho, al cabo de unas horas de caminata llegamos a la cabaña.
Era como me la imaginaba, una cabaña aislada en el bosque. Un cuarto grande, una única habitación grande, con una cocina de leña, sin agua corriente, un retrete seco fuera de la cabaña. El cuarto interior, tenía unas literas, dos. Eran enormes, cabrían 4 personas sin problemas. No había colchones, solo las tablas, pero bueno para eso habíamos traído los sacos de dormir. Mi amiga y yo habíamos traído unos que se podía unir formando un saco grande tipo cama de matrimonio y podíamos dormir juntos, mi hermana trajo el típico individual que te cubre como capullo de oruga.
Estábamos revisando la cabaña, la aireamos algo, sacudimos algo de polvo, tenía un porche cono algunos bancos hechos de madera.
Estaba en condiciones, parecía más un refugio, que una cabaña. Era muy estoica y minimalista. El primer día, busque leña, con el hacha que había y partí suficiente para unos días, la deje en el porche por si se mojaba y baje al rio a bañarme.
Me quede en bolas y me lave, me tendí en una piedra que había en la orilla, mientras los rayos de sol me acariciaban.
Estaba medio dormido, cuando un ruido me saco de mis sueños, mi hermana se acercaba a la orilla, con un cubo para coger algo de agua, supongo.
– Hola- me dijo algo tímida.
– Hola – saludé, muy natural a pesar de estar en bolas y tener una semi-erección, a pesar de mi hermana, el calorcito, me la estaba poniendo morcillona y el ver a mi hermana y recordar lo de ese día, no me la bajaba.
Ella venia con sus pantalones cortos y una blusa sucia, el pelo revuelto y sudada.
– Te veo a gusto- me dijo ella.
– Sí, estoy muy a gusto, después de sudar es lo mejor. – le comenté, mirándola.
Introdujo el cubo y lo lleno de agua. El costaba moverlo por el peso.
– Llénalo hasta la mitad y da dos viajes- le dije, mientras no dejaba de mirarla.
Ella mirándome a la polla, intentaba mover el cubo, pero al final, solo consiguió caerse al rio, no sé si por el peso, pero estar distraída o por ambas cosas
El resultado fue, que mi hermana estaba sentada en el rio, mojada y con cara de gilipollas. Creo que todavía intentaba pensar que pasaba.
– Quítate la ropa, aprovecha y lávate- le indique, señalando unas ramas donde estaba mi ropa secándose.
– Me da vergüenza – me dijo apenas audible para mí.
– Como quieras y me hice el que dormía, pero mantuve unas rendijas de los ojos abiertos, espiándola.
Tardo, pero vi, que empezó a quitarse la ropa y colgarla en las ramas cerca de donde ubiqué las mías.
Pude apreciar, que mi hermana adolescente, estaba muy buena, como joven que era, sus pechos desafiaban la gravedad, turgentes y redondos, como los veía, apetecibles se movían como flanes perfectos y con ganas de ser devorados. Su entrepierna, apenas tenía bello. Sus caderas, incitaban a agarrárselas y penetrarla mientras gime de placer.
Todos estos pensamientos, me estaban encabritando y la polla se me puso como un mástil. Moví una de las piernas, elevando la rodilla, para que no apreciara mi erección.
Como veía que dudaba en donde sentarse, ya que los rayos apenas pasaban entre las ramas del bosque, y solo en la piedra en la que estaba daban, abrí los ojos y mirándola, le dije, no sin antes inspeccionarla de arriba abajo, que viniera hacia mi posición.
Cuando llegó, le dije, lo guapa que era y que era muy atractiva.
Ella se sonrojo y se sentó cerca de mía, agarrándose las piernas y pegando su pecho, para intentar taparse.
Como ya no pude disimular, mi erección, no dejaba de mirarla, le dije que si quería tocarla. Ella se sorprendió, parecía hipnotizada, lo cual me hizo pensar que en la vida real no había visto muchas.
Como no se decidía, le cogí la mano y se la llevé con sumo cuidado y la deje caer sobre mi polla.
Apretó, poco a poco, apenas podía cubrirla con su mano, por lo que empezó a acariciarla, de arriba abajo, haciéndome una paja, que me estaba haciendo delirar.
Almudena no decía nada, solo me la meneaba, despacio, como palpado o haciendo un mapa mental de toda la superficie de mi polla.
– ¿Quieres verla de más cerca? – le dije, mientras yo me movía, dejándola a ella, en medio de mis muslos, con mi garrote entre sus manos.
Ahora estaba con las dos mantos y la cara a centímetros de mi capullo. Aquello era el delirio. Sabía que tenía que ir despacio, para que este cervatillo, no se asustara y la magia del momento se rompiera.
Mi hermana, estudiaba todo de mi polla, me palpaba las bolas, a veces, lamia mi tronco, pero no dejaba de meneármela, por lo que, con la excitación del momento, ya no pude más y empecé a correrme. Cuando salió el primer chorro, le sorprendió salpicándole en la cara. Luego me giro la polla hacia un lado y el resto salpico el suelo de la piedra.
Ella cogió algo de esperma de su cara y lo llevo a la punta de la lengua, saboreándolo.
Luego, cogió la polla, que con esta situación, no se me había bajado todavía y empezó a lamer el capullo y chupar la punta, limpiándome todo el capullo primero y luego el tronco. Creo que mi hermana va a ser una mamadora de las que le gustan mucho el sabor del semen.
Después de esa sesión de sexo, volvió a bañarse al rio y yo la acompañe. Aproveché para lavarnos entre los dos, como yo seguía igual de cachondo, y supuse que mi hermana igual. Aprovechando que nos lavábamos le acariciaba todo su cuerpo joven.
No me equivocaba sus pechos jóvenes turgentes y desafiantes de la gravedad, su piel suave y figura esbelta, su culo respingón, hacía que me volviese a empalmar de nuevo.
Mientras jugaba con mi dedo en su interior, estaba tan mojada, que este chapoteaba en su vagina, ella no dejaba de agarrarme la polla y gemir. Mantenía los ojos cerrados, se agacho y empezó a chupármela, yo de pie, la puse boca abajo y subí su coño hacia mi boca, haciendo un 69 en el que mi pequeña hermana me chupaba la polla, mientras yo agarrándola por sus caderas y agachando la cabeza, lamia su sexo, haciéndola gemir.
Quería metérsela por lo que, con resistencia por parte de ella, la parte de mi polla y dándole la vuelta y agarrándola por sus caderas, la deje caer poco a poco sobre mi polla mojada. Mientras la miraba a la cara. Estaba tan húmeda que mi polla entro fácilmente.
Bien, mi hermana no era virgen, pero no importaba, la estaba disfrutando y era fantástico.
Mientras ella gemía de placer, mi hermana saltaba sobre mi polla, clavándosela entera.
Con mi polla tocaba el fondo de su útero. Su estrecho conejo, me daba mucho placer y esta vez no pude aguantar mucho. No se la podía meter toda, pero se corrió dos veces antes de sacarle la polla para correrme.
Ella rápida, se movió para meterse mi polla en la boca y tragarse toda la leche que echaba. Dios fue genial, como quería a mi hermana. No sabía que fuera tan viciosa.
Nos lavamos y nos volvimos a acostar en la piedra los dos desnudos, mientras nos secábamos.
Al rato, nos vestimos y nos fuimos a la cabaña, yo lleve el cubo lleno de agua.
Yuli ya estaba en bolas, sentada en el porche, mientras mi hermana y yo volvíamos, estaba como dormida. Nosotros nos miramos y también nos desnudamos.
La casa estaba recogida y ya ordenada. Cogí y como estaba atardeciendo prepare la chimenea. Me imaginaba que haría frio por lo que encendí el fuego de la casa.
Nos quedamos fuera en el porche los tres dormidos. Mi hermana pegada a mí, no dejaba de acariciarme la polla, que no paraba de reaccionar.
– Anda venta para conmigo, que vas a dejar a tu hermano seco. – dijo Yuli despertándose y abriendo sus piernas, invitando a mi hermana.
Mi hermana sin pensarlo se fue hacia ella y poniéndose de rodillas, empezó a comerle el conejo.
Yo que tenía un empalma tremendo, no me pude quedar quieto, la cogí por sus caderas, la puse a 4 patas y le empecé a rozar la punta de mi polla por su raja, le rozaba todo el tronco por sus labios vaginales, mientras ella le comía el coño a mi amiga.
Mi hermana, se subió sobre el pecho de Yuliy empezaron a besarse, con lo que un culo y conejo, se convirtieron en 4 piernas, dos conejos y dos culos.
Mientras ellas subidas al banco, se besaban y acariciaban, yo empecé a meter mi polla, un rato en mi hermana y otro en mi amiga.
Después de un rato, empecé a follarme a mi amiga, mientras estas hacían un 69. Mi hermana de vez en cuando me lamia la polla o las bolas, se retorcía por el placer que le provocaba mi amiga y yo no puede aguantar mucho más y me corrí en el conejo de mi amiga. Llenándola de semen, que después vi que mi hermana no dejaba de lamer introduciendo la lengua en su interior.
Como os decía, estas vacaciones, se prometían más divertidas de lo que parecían.



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