Bueno la historia empieza cuando en uno de
mis acostumbrados paseos nocturnos por el centro histórico de Lima, ya que
sufro de insomnio, se me ocurre ir por una calle donde veía mucho movimiento.
Al acercarme pude observar que se trataba de una discoteca de ambiente, es
decir una disco de homosexuales. Me quedé fascinado viendo con que desfachatez
los travestís bajaban de sus automóviles y entraban a la discoteca, me llamaba
mucho la atención sus ropas, ya que llevaban vestidos muy escotados, y bastante
de ellas eran muy hermosas.
Cuando me encontraba viendo como bajaba una
rubia, muy hermosa a mi vista, siento que un tipo me agarra del cuello y
empieza a meter sus manos en mis bolsillos, - maldita sea, me quieren robar me
dije -, y es que no me había fijado que la zona estaba repleta de rateros, me
defendí como pude, y en eso se acercan más delincuentes, todos de mi edad o
menos, pero bajos de estatura. Pensé que me dejaría sin un céntimo, y es en
medio del forcejeo que se acerca un tipo robusto, con una correa en la mano y
empieza a botar a todos los pirañas, así los llamamos por aquí en Lima, le doy
las gracias al tipo y me dispongo a irme ya que estaba bastante asustado.
Cuando estoy por cruzar la pista para
retirarme se acerca a mi una “chica”, y me dice que por que ando tan
descuidado, que me hubiera podido ir peor, me cuenta que el tipo que me
defendió era su amigo, le decían el charapa, y que ella le había pedido que me
ayudara. Yo le doy las gracias y ella me dice que ha esas horas ir a pie hasta
mi casa era demasiado peligroso ya que los pirañas estaban rondando y me tenían
en la mira, a lo que yo al dar un par de miradas alrededor lo pude comprobar.
Bueno le dije, no tengo como irme, ya que solo tengo unos cuantos soles y mi
reloj en el bolsillo, ella me dijo que si quería la podía acompañar, a lo que
yo accedí, ya que me di cuenta que podría ser la oportunidad de tener sexo con
una travestí, muy linda además.
Ya en el taxi, ella me dijo que mejor vayamos
a su casa que estaba sola, yo no le dije nada, ella me contó que se llamaba
Tabata, nombre de batalla, y que tenía 18 añitos, era tan chiquilla como yo. En
el trayecto ella comenzó a deslizar su mano a mi miembro, y este empezó a
reaccionar, entonces yo le agarré por el cuello y la besé, de una manera tal
que hasta el día de hoy lo recuerdo, mis manos exploraban debajo de su
brassier, palpando unas pequeñas tetitas. El taxista comenzó a toser, entonces
nosotros nos separamos, nos miramos y nos reímos.
Al llegar a su casa ella pagó al taxi y
entramos a su casa, mejor dicho departamentito, prendimos la tele y nos echamos
en la cama a ver que había. Ella me dijo que se cambiaría de ropa para sentirse
más cómoda, yo la observaba, se quitó todo menos su calzoncito, pude ver que el
cuerpo que tenía ante mi era el de un tipo bastante lampiño, y que tenía
facciones muy femeninas; ella era de más o menos 165 cm, delgada de tez clara,
ojos medio achinados, tetitas pequeñas y un pompis redondito, no muy grande,
pero bien parado. Se colocó un buzo y un polito pequeño, se echó a mi costado
abrazándome, y nos pusimos a ver televisión, conversando de nosotros.
En un momento pensé que no pasaría nada entre
nosotros, pero la tele pasó unas escenas de sexo, ella deslizó su mano hacia mi
pene, mientras me preguntaba si lo había echo antes con un travestido, yo le
dije que no, ella se rió y me dijo que no me creía.
Yo le dije que tenía curiosidad de hacerlo,
además de que ella era muy linda y que si lo podíamos hacer, ella siguió riendo
mientras se ponía sobre mí. Tabata acercaba su cara a mi oreja y me susurraba
si en verdad le parecía linda, yo le decía una y otra vez que si, mientras que
mis manos le agarraban todo su trasero por debajo de su buzo.
A cada minuto de este jueguito me ponía cada
vez más excitado, y así como la tenía sentada
sobre mí, le quité su polito y le empecé a
acariciar sus pequeños pezones, ella me decía que estaba en un tratamiento
hormonal, poco me importaba a mí ya que parecían los pezones de una niñita. De
un momento a otro hice que cambiemos de posiciones, y ella quedó debajo de mí,
mientras le besaba el cuello y el pecho, le fui quitando su pantalón, y ella
hacía lo mismo con el mío.
De un momento a otro me pidió que no le vea
su pene, así que se dio la vuelta simplemente, me quedé intrigado, y le pregunté
el por qué, ella se repuso, se tapó con su frazada y me dijo que le daba
vergüenza ya que la tenía demasiado pequeña, yo me reí. Le dije que no tenía
importancia y cogiéndola del cuello la besé, le pedí condones, me los puse y
después dirigí su cabeza a mis bolas, a lo que ella las empezó a chupar al
igual que mi verga que para ese entonces ya tenía un tamaño considerable, de
unos 17 cm más o menos.
Al ver su carita de casi una niñita con ese
cuerpecito me excité mucho y preso de aquella excitación me eché, quedando al
frente de sus nalgas, con mis manos empecé a acariciarla y a abrazarla rozando
su miembro, juro que nunca antes lo había echo, pero me dio ganas de sobar su
pequeño miembro, ella al inicio se mostró renuente, pero después se dejó hacer,
metí mi cabeza entre sus piernas y empecé a besar su pequeño pene, sin llegar a
chuparlo.
Ella me pidió que se la metiera, pero
despacio ya que mi pene era demasiado grande. Yo me incorporé mientras ella
ponía unos almohadones bajo su cintura, unté un poco de saliva en su anito, y
ejercí la presión necesaria hasta que la punta de mi verga sintió el calor
irresistible que por primera vez me daba aquel ano. Ella se quejaba demasiado,
me decía que muy rápido, que le dolía demasiado, que ya no entraba.
Yo le masajeaba su espaldita y me recostaba
sobre ella para morder su espalda, ella empezó a agarrarle el gustito a eso ya
que empezó a moverse a mi compás, mientras mi pene seguía prisionero solo hasta
la tercera parte, entonces opté por un mete saca despacio, y esto dio
resultados ya que sentía que mis bolas se iban acercando cada vez más a las
suyas, hasta que por fin lo metí todo, me eché con toda mi humanidad sobre
ella, era delgada, y eso me gustaba, comenzamos a movernos despacio mientras
ella gemía y con su mano trataba de acariciar mi zona entre los huevos y mi
ano, eso me gustaba, ella seguía así.
Le pedí que cambiáramos de posición, que
quería ver su carita. Así que yo me quité de encima, ella sacó un bote de
vaselina y se lo echó a su ano ya que estaba demasiado seco según dijo, yo me
eché y ella se sentó en mí, esa posición fue fabulosa ya que veía sus gestitos
de dolor que le producía, no aguantaba y a cada instante me doblaba para darle
pequeños besitos en su boquita y en sus pequeños pechitos. Ella me decía que
estaba bastante excitada y que podía terminar en cualquier momento, ya que se
estaba masturbando, mientras yo le metía mi verga, así que en la misma posición
de caballito, pero dándome la espalda comenzó a moverse, era genial, ya que su
espaldita era pequeña, en eso siento como sus deditos fueron a meterse en mi
ano, no se que pasó, pero eso me excitó muchísimo, y me incorporé, sin sacar mi
verga de su agujerito, la abracé y la tumbé en la cama, la abrí a más no poder
y le metí toda mi verga, toditita, terminando en unos chorros de leche espesa
que fueron a quedarse en el condón, pero fue una corrida espectacular.
Al quedar exhausto en la cama, con Tabata a
mi costado, me fijé que ella también había acabado, nos reímos, y ella empezó a
besarme el pecho, bajando lentamente, me sacó el condón y me lamió por los
costados, con pequeños piquitos, su lengua fue a recorrer la zona entre mis
huevos y mi ano, y me preguntó si quería probar de su pequeñín, a lo que
respondí que mejor no, que solo jugara, así que siguió así - esta chica era
insaciable creo - siguió con su jueguito mientras yo me relajaba, así que ella
empezó a masturbarse frenéticamente, mientras sus deditos y ahora su lengua
jugaban con mi ano, hasta que quedó rendida.
atte
Tsver00
e-mail tsver00@gmail.com
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