Sunday, November 24, 2019

LGBT: Aventura con una trasvesti




Bueno la historia empieza cuando en uno de mis acostumbrados paseos nocturnos por el centro histórico de Lima, ya que sufro de insomnio, se me ocurre ir por una calle donde veía mucho movimiento. Al acercarme pude observar que se trataba de una discoteca de ambiente, es decir una disco de homosexuales. Me quedé fascinado viendo con que desfachatez los travestís bajaban de sus automóviles y entraban a la discoteca, me llamaba mucho la atención sus ropas, ya que llevaban vestidos muy escotados, y bastante de ellas eran muy hermosas.
Cuando me encontraba viendo como bajaba una rubia, muy hermosa a mi vista, siento que un tipo me agarra del cuello y empieza a meter sus manos en mis bolsillos, - maldita sea, me quieren robar me dije -, y es que no me había fijado que la zona estaba repleta de rateros, me defendí como pude, y en eso se acercan más delincuentes, todos de mi edad o menos, pero bajos de estatura. Pensé que me dejaría sin un céntimo, y es en medio del forcejeo que se acerca un tipo robusto, con una correa en la mano y empieza a botar a todos los pirañas, así los llamamos por aquí en Lima, le doy las gracias al tipo y me dispongo a irme ya que estaba bastante asustado.
Cuando estoy por cruzar la pista para retirarme se acerca a mi una “chica”, y me dice que por que ando tan descuidado, que me hubiera podido ir peor, me cuenta que el tipo que me defendió era su amigo, le decían el charapa, y que ella le había pedido que me ayudara. Yo le doy las gracias y ella me dice que ha esas horas ir a pie hasta mi casa era demasiado peligroso ya que los pirañas estaban rondando y me tenían en la mira, a lo que yo al dar un par de miradas alrededor lo pude comprobar. Bueno le dije, no tengo como irme, ya que solo tengo unos cuantos soles y mi reloj en el bolsillo, ella me dijo que si quería la podía acompañar, a lo que yo accedí, ya que me di cuenta que podría ser la oportunidad de tener sexo con una travestí, muy linda además.
Ya en el taxi, ella me dijo que mejor vayamos a su casa que estaba sola, yo no le dije nada, ella me contó que se llamaba Tabata, nombre de batalla, y que tenía 18 añitos, era tan chiquilla como yo. En el trayecto ella comenzó a deslizar su mano a mi miembro, y este empezó a reaccionar, entonces yo le agarré por el cuello y la besé, de una manera tal que hasta el día de hoy lo recuerdo, mis manos exploraban debajo de su brassier, palpando unas pequeñas tetitas. El taxista comenzó a toser, entonces nosotros nos separamos, nos miramos y nos reímos.
Al llegar a su casa ella pagó al taxi y entramos a su casa, mejor dicho departamentito, prendimos la tele y nos echamos en la cama a ver que había. Ella me dijo que se cambiaría de ropa para sentirse más cómoda, yo la observaba, se quitó todo menos su calzoncito, pude ver que el cuerpo que tenía ante mi era el de un tipo bastante lampiño, y que tenía facciones muy femeninas; ella era de más o menos 165 cm, delgada de tez clara, ojos medio achinados, tetitas pequeñas y un pompis redondito, no muy grande, pero bien parado. Se colocó un buzo y un polito pequeño, se echó a mi costado abrazándome, y nos pusimos a ver televisión, conversando de nosotros.
En un momento pensé que no pasaría nada entre nosotros, pero la tele pasó unas escenas de sexo, ella deslizó su mano hacia mi pene, mientras me preguntaba si lo había echo antes con un travestido, yo le dije que no, ella se rió y me dijo que no me creía.
Yo le dije que tenía curiosidad de hacerlo, además de que ella era muy linda y que si lo podíamos hacer, ella siguió riendo mientras se ponía sobre mí. Tabata acercaba su cara a mi oreja y me susurraba si en verdad le parecía linda, yo le decía una y otra vez que si, mientras que mis manos le agarraban todo su trasero por debajo de su buzo.
A cada minuto de este jueguito me ponía cada vez más excitado, y así como la tenía sentada
sobre mí, le quité su polito y le empecé a acariciar sus pequeños pezones, ella me decía que estaba en un tratamiento hormonal, poco me importaba a mí ya que parecían los pezones de una niñita. De un momento a otro hice que cambiemos de posiciones, y ella quedó debajo de mí, mientras le besaba el cuello y el pecho, le fui quitando su pantalón, y ella hacía lo mismo con el mío.
De un momento a otro me pidió que no le vea su pene, así que se dio la vuelta simplemente, me quedé intrigado, y le pregunté el por qué, ella se repuso, se tapó con su frazada y me dijo que le daba vergüenza ya que la tenía demasiado pequeña, yo me reí. Le dije que no tenía importancia y cogiéndola del cuello la besé, le pedí condones, me los puse y después dirigí su cabeza a mis bolas, a lo que ella las empezó a chupar al igual que mi verga que para ese entonces ya tenía un tamaño considerable, de unos 17 cm más o menos.
Al ver su carita de casi una niñita con ese cuerpecito me excité mucho y preso de aquella excitación me eché, quedando al frente de sus nalgas, con mis manos empecé a acariciarla y a abrazarla rozando su miembro, juro que nunca antes lo había echo, pero me dio ganas de sobar su pequeño miembro, ella al inicio se mostró renuente, pero después se dejó hacer, metí mi cabeza entre sus piernas y empecé a besar su pequeño pene, sin llegar a chuparlo.
Ella me pidió que se la metiera, pero despacio ya que mi pene era demasiado grande. Yo me incorporé mientras ella ponía unos almohadones bajo su cintura, unté un poco de saliva en su anito, y ejercí la presión necesaria hasta que la punta de mi verga sintió el calor irresistible que por primera vez me daba aquel ano. Ella se quejaba demasiado, me decía que muy rápido, que le dolía demasiado, que ya no entraba.
Yo le masajeaba su espaldita y me recostaba sobre ella para morder su espalda, ella empezó a agarrarle el gustito a eso ya que empezó a moverse a mi compás, mientras mi pene seguía prisionero solo hasta la tercera parte, entonces opté por un mete saca despacio, y esto dio resultados ya que sentía que mis bolas se iban acercando cada vez más a las suyas, hasta que por fin lo metí todo, me eché con toda mi humanidad sobre ella, era delgada, y eso me gustaba, comenzamos a movernos despacio mientras ella gemía y con su mano trataba de acariciar mi zona entre los huevos y mi ano, eso me gustaba, ella seguía así.
Le pedí que cambiáramos de posición, que quería ver su carita. Así que yo me quité de encima, ella sacó un bote de vaselina y se lo echó a su ano ya que estaba demasiado seco según dijo, yo me eché y ella se sentó en mí, esa posición fue fabulosa ya que veía sus gestitos de dolor que le producía, no aguantaba y a cada instante me doblaba para darle pequeños besitos en su boquita y en sus pequeños pechitos. Ella me decía que estaba bastante excitada y que podía terminar en cualquier momento, ya que se estaba masturbando, mientras yo le metía mi verga, así que en la misma posición de caballito, pero dándome la espalda comenzó a moverse, era genial, ya que su espaldita era pequeña, en eso siento como sus deditos fueron a meterse en mi ano, no se que pasó, pero eso me excitó muchísimo, y me incorporé, sin sacar mi verga de su agujerito, la abracé y la tumbé en la cama, la abrí a más no poder y le metí toda mi verga, toditita, terminando en unos chorros de leche espesa que fueron a quedarse en el condón, pero fue una corrida espectacular.
Al quedar exhausto en la cama, con Tabata a mi costado, me fijé que ella también había acabado, nos reímos, y ella empezó a besarme el pecho, bajando lentamente, me sacó el condón y me lamió por los costados, con pequeños piquitos, su lengua fue a recorrer la zona entre mis huevos y mi ano, y me preguntó si quería probar de su pequeñín, a lo que respondí que mejor no, que solo jugara, así que siguió así - esta chica era insaciable creo - siguió con su jueguito mientras yo me relajaba, así que ella empezó a masturbarse frenéticamente, mientras sus deditos y ahora su lengua jugaban con mi ano, hasta que quedó rendida.

atte
Tsver00


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