Este relato, no desea describir cada encuentro sexual en mis más de seis décadas de existencia, ni describir cada detalle de pasión, de locura, de las explosiones orgásmicas que lleva cada intimidad, ya sea con un hombre o con una mujer, para eso, tendría que escribir un relato de cada momento memorable, algunos de ellos ya están publicados en Encuentros Magazine, o en otros sitios como en el cual usted está leyendo mi testimonio. Escríbanme a mi email, si ustedes desean contactarme dándome su opinión sobre este testimonio.
Por Larry G. Alvarez
viagramanusa@yahoo.com.mx
Yo soy un hombre ya grande en edad. Empecé
como activo a la edad de 14. Los chicos del barrio chicano en la ciudad de Los Ángeles,
California, nos íbamos a “jugar” debajo de los puentes de las autopistas, el
juego consistía en masturbarnos mutuamente y el que echara el chorro más lejos,
ganaba. Los perdedores, pagaban su pérdida ya sea chupando las vergas de todos
o se dejaban coger por el ganador. Al ser inexpertos, solamente lamiamos o chupábamos
las vergas de los ganadores, el coger, era un decir, ya que no siempre nuestras
vergas llegaban a penetrar el ano de los perdedores.
Así estuve por varios meses, hasta que los
jotitos del barrio angelino, se dieron cuenta de lo que hacíamos y ellos eran
los que nos mamaban a todos y el ganador se cogía a uno de ellos. Fue ahí donde
pudimos, los ganadores, poder realmente penetrar a un hombre. Por razones del
destino y por obligación a servir a la patria, me tocó ir a la guerra, donde
muchos no por falta de patriotismo, quizá por desobediencia, no queríamos ir a
la jungla a combatir al enemigo. El sargento era un gay, de esos tiempos. Y
para evitar que nos mandara a combate, pues escogía a uno que otro de nosotros,
para que nos lo cogiéramos, por lo menos una vez por semana. Yo fui su preferido.
Mis primeros contactos con mujeres fueron
en los prostíbulos que se situaban cerca de la zona bélica. Mi vida en la
guerra, además de ir a combate contra el enemigo o, de cogerme al sargento; era
ir de parranda con las putas. Experiencias llenas de alcohol, marihuana, orgías
de todos contra todos. Se puede decir que en la guerra y en el amor, cualquier
agujero es trinchera.
Ya de regreso de la guerra, tuve nuevas
experiencias con mujeres maduras, quienes al verme alto, uniformado, bien
parecido, porte militar, pues fui presa de sus garras, de sus encantos, y
empecé a probar las mieles del amor heterosexual, el cual me encantó. Pero la
experiencia de dar verga a los jotitos, era inolvidable. Así que eso me hizo
que volviera a las andanzas como activo con los putitos del barrio o con los
amigos que perdieron su virginidad anal durante nuestra adolescencia. Comprendí
que los ahora llamados gay, por los cromosomas, por la anatomía, no pueden
competir con el sexo femenino. Y fue así como me convertí en bisexual.
Más adelante en mi vida, conocí a un amigo
de la familia, que era un gay declarado, morboso y hasta muy obvio. Me acosaba
bastante, aun enfrente de mis familiares, lo que le ocasionó un problema muy
fuerte. Pero como dice el dicho, la curiosidad mató al gato. Acudí un día de
madrugada a donde vivía, me abrió la puerta de su casa, me abrió su boca, me
abrió las nalgas y descargué toda la leche de mi juventud en él. Se dio un
manjar.
Hubo otro putito, que era administrador de
unos condominios, que joteaba o coqueteaba o caminaba muy afeminado para atraer
la atención. Y claro, nuevamente la curiosidad mató al gato. Lo hicimos varias
veces, en los lavaderos de los edificios. Quedaba bien cogido y yo bien mamado.
Recuerdo que muchas amigas, que se metieron
conmigo, llegaron vírgenes vaginalmente a sus matrimonios, pero bien cogidas
por el culo. Inclusive a sus maridos, de esa época, se asustaban cuando sus
esposas les pedían que se la metieran por atrás. Mucho escándalo por parte de
ellos y, en varias ocasiones, fui invitado a un trio u orgía para enseñarles a
los maridos cómo cogerse a sus esposas por el culo.
Aquí les comparto mi relato de m primer
trio. https://encuentrosyrelatos.blogspot.com/2018/08/mi-primer-trio.html
En cada lugar donde viajo, siempre pongo
anuncios buscando pasivos, novatos, y responden muchos, pero a la hora de la
hora, no todos se animan, muchos son curiosos, o buscan encuentros fuertes,
agresivos sin que la experiencia les llame la atención. Con novatos son los que
he tenido los mejores encuentros.
No puedo negar que, durante las orgías,
todos contra todos, algo me tuvo que tocar y recibir, pero no lo busco, ni lo
necesito, ni lo añoro. Doy, no recibo. Y así ha sido mi andar por este mundo.
Lo que, si recuerdo, fue un día que estaba en un bar, y le hablé a un amigo,
coreógrafo, bisexual activo, y entre copa y copa, se nos subieron los tragos,
los efectos de la mota fumada más con los efectos del ambiente, el alcohol,
terminamos haciéndolo en mi camioneta, y fue ahí donde él sí me cogió. Para que
después terminara chupándome la verga y se tragara toda mi leche.
Tuve novia, tuvimos relaciones, tuvimos
hijos, y la vida heterosexual tomó su turno en mi vida. Así estuve por un
período de casi dos décadas. Durante mi matrimonio, fui adulterado por mi
esposa, por los menos cuatro veces. Me aguanté, por los hijos y porque mi vida
sexual en el matrimonio era relativamente buena. Recuerdo muy bien que, bajo
los efectos de la mota, el eyacular, las descargas las sentía como cerillos
ardiendo en mi piel. Algo inolvidable y quisiera algún día repetirlo.
Llegó el tiempo y mi cuerpo y sexualidad
llega a un estado de disfunción e impotencia. Ya llevo así un poco más de dos
décadas. La que fue mi primera mujer, cambió por completo, casi como si fuera
un animal raro. Llegó la separación después de un viaje que mi exesposa hace y
me pide separarnos cuando regresa de visitar a un amante fuera del estado. Esta
sería su quinto adulterio.
Ya separados, conozco a una señora, que le
ayudé con una descompostura de su carro y llegamos a un motel, donde ella, le
gustaba meterse pepinos, y terminé en ayudarle en su juego y hasta me tocó ser
cogido por esa señora.
Recuerdo a una mujer, fue un día a
levantarme al aeropuerto, y nos fuimos a un hotel. Su misión hacerme eyacular y
poder cogérmela por el culo. Se logró el cometido. Luego conocí a tres mujeres,
una filipina, y dos mujeres mexicanas. Con la filipina, mi órgano funciono
bien, quizá por la manera que fue el encuentro, agua helada del mar, tirados en
la arena, bañados por el agua salada del Océano Pacifico, bajo la luna y las
estrellas. Pero con Lucía, la primera mexicana, fue de locura, pero mi órgano
no se me paró, y por eso ella, ya no quiso más. Lugo llegó Melina, también de
locura, de todo un poco, pero a la hora de penetración, nada de nada.
Por un período de tres años, tuve encuentros
con una hippie, muy buena, muy hermosa, pero mi verga blanda no lograba hacerle
ni cosquillas, la última noche tuvimos un excelente 69, los dos reventamos,
pero me dijo que me la había mamado como su regalo de despedida.
Decido retirarme de todo, frustrado,
desanimado, y me dedico a mi trabajo, ya sin buscar sexo. Me sentía inútil,
inservible. Conseguí putitas en la calle y en el carro, con condón puesto,
lograba eyacular. Eso hace que me anime a poner un anuncio buscando mujer, una responde
fue la ella me dio uno de los mejores sexos orales que he tenido en mi vida.
En uno de mis viajes al Caribe, conocí a un
chico, nos fuimos a un hotel donde me la mama y en lugar de cogérmelo, por
falta de una erección, le meto zanahorias, chorizos, pepinos y calabazas.
Disfrutamos y experimentamos bastante. Es en ese momento que me doy cuenta de
que, a falta de erección, los frutos y verduras arriba mencionados, dildos y juguetes
de plástico flexible y hasta un arnés, pueden suplir la falta de erección de un
pene. A partir de ahí, mi bisexualidad toma un giro de 360 grados.
Conocí después a una mujer con la que pude
lograr que utilizara en ella un pene de hule flexible de seis pulgadas, el
tamaño y grosor, exacto, como yo tenía mi verga, cuando estaba dotado. Ella
jugaba mucho con mi ano, insertaba pepinos y hasta una cadena de canicas, para
estimular la próstata y tocar el perineo, el punto G del hombre, en ocasiones
logré tener erección, leve pero suficiente para montarme y cogérmela, lo cual ella
lo disfrutó, que hasta sus ojos llegaron a turnarse totalmente blancos, es
decir su esclerótica salía a relucir por el placer que llegó a sentir al
explotar en una serie de orgasmos. Ella aprendió como mamar teniendo mi verga
en su boca, descargué varias veces en ella, pero me di cuenta de que no le
gustaba el sabor de mi leche y ya no aceptó hacerlo
Nuestros encuentros íntimos, empezaron a
decaer cuando ella al querer cabalgar sobre mi pene, éste no respondía, y sus
gestos de molestia se turnaron en rechazo constante que hasta que ella inventó
excusas para no vernos.
Por mucho tiempo, me dediqué a organizar fiestas privadas y de esos encuentros, hubo hombres que
fueron iniciados por mí, hasta el punto de que se travistieron y se dedicaron a
vender sus encantos al mejor postor. Hubo momentos que les conseguía clientela.
Ganaban muy bien, yo también.
Hubo un chico, gordito, lo hicimos en mi
recamara, en un verano caliente, sin aire acondicionado, empapados de sudor, logró
él que le eyaculara toda mi leche de, quedamos los dos satisfechos.
Las ultimas mujeres han sido dos,
voluminosas, senos gigantes, suculentos, muy sensuales, muy mamadoras, pero sin
penetración, salvo con el juguete de seis pulgadas. Pero el sabor de mi esperma
mezclado con urofilia no fue de su agrado, al punto que debieron tener en su
paladar dulces de vainilla, chocolate; etc., Tuvimos sesiones de varias horas,
muy placenteras. Una de ellas hasta hacerla venir por cinco veces, donde
juguete, manos, dedos, lengua hicieron que se mojara y chorreara tremendamente.
La sensación del encuentro perdura en su persona.
Con hombres, varios, desde principiantes,
hasta experimentados. Nuevamente el juguete, el arnés, manos, dedos y puño,
lograron que se corriera la voz entre la comunidad gay y de bisexuales que mi
casa ya parecía casa de homos. Tuve que irme de ese lugar. Y desde hace cuatro
meses solamente he estado con un hombre maduro, que su fantasía era mamar la
verga de un hombre mayor de 60. Y fui yo. Solamente mamó, parecía un muchacho
con un dulce nuevo, logró probar mi esperma mezclado con lluvia dorada, no lo
esperaba, le gustó y quiere la próxima vez su jugo de leche con piña.
Pero, debido a la edad, y como dice el
dicho, todo lo que no se usa, se atrofia. Aunque sea ya de viejo, hay que
seguir reactivándome, aceitando la herramienta, usarla, hasta que el cuerpo
aguante.
Si alguien le interesa estar conmigo,
sabiendo todo lo que tengo, mi testosterona está al 100%, mis manos, juguetes,
boca, lengua, dedos, puños, funcionan a la perfección, pueden darme su opinión
o concertar una cita conmigo: viagramanusa@yahoo.com.mx
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