Friday, November 1, 2019

Con el arma en la mano


Por Larry G. Álvarez

viagramanusa@yahoo.com.mx


Recuerdo con los ojos cerrados mis tiempos viriles y a través de imágenes eróticas a falta de mujer u hombre, debido por ser bisexual, pienso en la masturbación. Pongo mi mano en mi órgano, pero me detengo, la siento fría, me hace falta una mano tibia.
Cuando era joven, la masturbación no fue mi forma de desahogarme o de descargar el néctar de mi interior. Ya a manera de juego, tema de otro relato testimonial de muy chico fueron hombres y mujeres maduras, quienes se encargaron de mí, me ‘mal acostumbraron’ a no masturbarme por mi cuenta. A qué viene este asunto, bueno les relato.
Un día después de una larga jornada de trabajo, llego a casa un poco cansado y al verme entre las cuatro paredes de mi departamento, me entra un sentimiento de soledad. Siento un vacío profundo, veo mi cama, intento acostarme y me detengo. Me dirijo a la ventana, hay luna llena, al verla me hace sentir un hormigueo en mi intimidad. Me extrañó, ya que desde hace tiempo no tengo relaciones. Y no tengo visitas de nadie, ni tampoco he salido a buscar, por temor a los contagios. ¿Qué me estará provocando eso? Sé que me hace falta tener sexo con alguien.  Hay personas que dicen que el cansancio y el estrés son razones para evitar el sexo, yo no lo creo igual. Toco mi órgano flácido de cinco pulgadas. Pienso eróticamente y me lo imagino erecto, a estas alturas de mi vida, la medida es lo de menos, la boca de quien le guste será la medida, no hace falta regla alguna.
Paseaba nervioso por la habitación, sin saber que hacer y por un momento pensé en fumarme un cigarrillo estimulante, ya que, a falta de una boca hambrienta y sedienta, mi órgano flácido, necesita el empuje y la chispa de la estimulación, esto debido a una impotencia de más de varios años.
La desesperación era muy grande, no sabía a qué atribuir ese hormigueo en mis testículos, a los lados de mi entrepierna. Era tal el nerviosismo que empecé a sudar y opté por desvestirme y meterme a la regadera para darme un baño de agua fría. Abrí la regadera y dejé correr el agua, sentí agradable como caía el líquido sobre mi cuerpo y eso me calmó sobre manera.
Salgo del baño, me visto para dormir. Enciendo el televisor antes de recostarme en la cama, prendo el cigarrillo mencionado y abro una botella de vino Merlot, me sirvo una copa, al beber siento la brisa del aire acondicionado, el cigarrillo y el vino me dan tranquilidad del estado de ansiedad y nerviosismo que había tenido minutos antes.
Tomo el control remoto del televisor y al cambiar canales llego a uno de películas eróticas. Al momento de ver la película mis ojos no podían dar crédito, me veía yo en la tele, bueno a alguien parecido a mí. ¿Acaso estaba viendo alucinaciones por el efecto del cigarrillo y el vino? Me tallo los ojos, y me sigo viendo en la pantalla. Pero al ver lo que ‘yo hacía’ me dije, que buen actor soy. Eso me anima más a ver que lo que el actor [yo] hace con una mujer en su habitación. El [yo] la acaricia apasionadamente recorriendo con sus manos ese cuerpo, lleno de tentación.
Cierro los ojos para disfrutar la escena en mi mente. Ya sabía lo que seguía. No había necesidad de ver la pantalla. Lo que estaba pasando en la película, era YO en la intimidad. Empiezo a sudar de nuevo. Algo instintivo me hace meter mi mano debajo de la pijama, sintiendo, para mi sorpresa como poco a poco mi pene se endurece, incluso mis testículos están más hinchados, a punto de estallar. Estoy llegando a tal grado de excitación. La escena de la tele ya la veo difusa. Pero alcanzo a ver que el hombre [yo] ha penetrado ahora por atrás a un hombre y sus movimientos manifiestan el erotismo que imprimen los actores para cumplir con el papel encomendado y que, sin duda, provocaban el éxtasis y el clímax de excitación en quienes estuvieran viendo la película.
Sigo acariciando mi pene. Lo tengo como en los viejos tiempos, un miembro viril del cual se sentía orgulloso ya que rebasaba las 12 pulgadas y era grueso. A mi edad, pasando de los 65 años, me sentía como un adolescente o mejor como un joven. Una masturbación para mí no tenía sentido, porque la película excitante, invitaba a tener sexo con un hombre o una mujer.
Continuo con mis ojos cerrados, los gemidos de ambos en la película inundan mi mente indicando que yo soy el que se está cogiendo a los dos. Intento ver su rostro el cual esta difuso, pero poco a poco lo veo más claro, hasta tenerlo frente a mí. Ella una linda morena. Se cuelga de mi cuello. Me besa, toma mis hombros con sus manos, mordisquea el lóbulo de cada una de mis orejas. Baja a mi pecho llegando a mis pezones. Me los lame. Juega con los pocos vellos de mi pecho. Lame cada poro de mi cuerpo. Siento escalofríos. Me imagino ahora lo que una mujer siente cuando estoy con ella, La morenita hizo conmigo, exactamente lo que yo hago con una mujer en la intimidad.
Recorre con sus labios y sus manos todo mi torso, me voltea de espalda. Y recorre con sus dedos, sus labios, sus manos por toda mi columna vertebral. Baja con su lengua hasta mi ano. Me pone en cuatro y me saborea con su lengua todo mi culo y mi verga.
Se acomoda para besarme y compartir mi sabor en mi paladar apasionadamente y ambos disfrutamos el ósculo, donde nuestras lenguas frenéticas y salvajes se entrelazan.
Empiezo a jugar con sus pezones, los cuales se ponen duros, prácticamente devoro sus senos. Esas caricias arrancan gemidos de placer. Bajo hasta su ombligo. La hago vibrar y la humedad llena de inmediato su clítoris. Sigo en la exploración de su intimidad hasta meterme entre sus piernas. Respiro hondamente, para disfrutar su aroma, su sudor, su humedad.
Acerco mi boca para lamer despacio sus labios vaginales y con mis dedos, estimulo su punto ‘G’ el botón del placer. Mi lengua entra con habilidad para saborear su intimidad provocando en ella una explosión. Una sacudida estremece su cuerpo. Un potente orgasmo que llena mi cara de sus flujos vaginales. Al reponerse busca mi miembro y lo coge con la mano. La suavidad de esa mano me estremece. Me masturba, recorre mi pene con su lengua, sus labios, mis testículos, toca mi perineo, y mi pene se erecta. Me acomoda boca arriba y acomodando su vulva se sienta sobre mi pene para cabalgar a toda velocidad, mis testículos golpean sus glúteos. Ella gime hasta que los dos llegamos a un clímax profundo derramando mi leche espumosa. Sus jugos vaginales se confunden con mi semen.
El hombre, en la otra parte de la misma película, se empina, actúa como un novato, muy sumiso y pasivo, preparo la penetración con mis manos masajeo sus glúteos, le masturbo y utilizo tu leche como lubricante anal y hasta se la doy a probar. Con mis dedos voy abriendo su orificio, con la ayuda de mi mano o puño, le rocío lubricante y con un pene de plástico voy abriendo su interior.
Una vez que veo que ya soporta uno de los penes de juguete le penetro otro y es cuando empiezo con el saca y mete hasta que lo aguanta. Luego veo que su culo ya está dilatado, es cuando empiezo a penetrarlo con un arnés metiendo en el mi verga flácida. Gime de placer y aguanta por bastante tiempo, sin peligro de que el juguete se desinfle. El hombre al terminar de venirse, me pide que me quite al arnés, se acomoda entre mis piernas y empieza a lamer el semen que está escurriendo de mi pene y lo succiona para sacarle la leche que se ha quedado dentro.
De repente abro mis ojos, para situarme en la realidad. La televisión está encendida… Pero en la pantalla se exhibe otra película… Eran las tres de la madrugada. Mi almohada y las sábanas húmedas, pegajosas de mi aroma, de mi sudor.  Y miro hacia abajo y mis manos están entre mis piernas sujetando mi flácido pene.
Me pregunto, ¿me faltó el cialis o la viagra, otro cigarrillo o más vino? ¿Y mis acompañantes? No están presentes, solamente en mi imaginación. Me encontraba completamente solo.
Lo que si pude percibir de inmediato que tenía una completa tranquilidad, comprendí que lo que sentí o viví, ocurrió sólo en mi mente, siendo un posible orgasmo mental debido a mi impotencia.


 ¿Quieres ser como alguno de los personajes de los que vi en la película? Me llamo Larry, escríbeme pronto a: viagramanusa@yahoo.com.mx

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