Mi
madre se ganó la vida en un bar de caballeros, era mitad bailarina y mitad
prostituta, era una mujer muy bonita, extremadamente bonita y se había hecho
bastante famosa, todos querían cogerse a ‘Natacha’, esto le permitió hacer una
suma interesante de dinero y salir de la mediocridad de esa vida.
Cuando
tenía unos cuarenta y pico de años ya era la dueña de un par de lugares, ya no
ejercía, ni el baile ni el otro oficio, ya no cogía por dinero, lo hacía por
placer y a pesar de la edad seguía siendo sumamente bonita y sensual.
Fue
ahí cuando quedó embarazada de mí y llegué al mundo cuando ella estaba bastante
mayor, soy su único hijo, dijo que no sabía quién era mi padre porque en esa
época aún se acostaba con muchos hombres, nunca supe si fue verdad o quiso
ocultar su nombre.
Así
me crie en ese ambiente, aunque ella trataba de resguardarme yo sabía de qué se
trataba y me encantaban las plumas.
Hasta
los veinte años ella fue mi sostén, siempre me aceptó como era, con mis gustos
y con mis sentimientos, así pagó todo y cada uno de mis pedidos, mi hormonas,
mis operaciones de rostro, el sacarme dos costillas, mis implantes, mi nariz,
estaré eternamente agradecida a mamá, la mujer que me hizo quien soy…
Lamentablemente
ella enfermó terriblemente y los gastos para su salud se hicieron cuesta
arriba, lentamente y sin pausa fuimos gastando peso a peso, todo, los ahorros
de una vida se fueron en pocos meses. Al morir mamá ya no quedaba nada, ni una
moneda, todo se lo había llevado el viento.
Y
me encontré muy sola, sin una mano que me ayudara, la única salida fue
prostituirme y aún hoy agradezco el cuerpo esculpido que me dejó mamá.
Son
tiempos muy duros, de un día a otro he salido a caminar la calle, a tener sexo
con enfermos mentales, con sádicos, a veces al llegar el amanecer me daba
cuenta de que me había acostado hasta con siete u ocho tipos distintos, es
tener sexo rápido y volver a la calle, uno tras otro, mi cuerpo no aguanta.
Encima
para trabajar tengo que pagar un ‘protector’, un tipo que vive de chicas como
nosotras y se lleva buena parte de lo recaudado, sólo
para poder estar en paz, porque es eso o lidiar con la policía, que no nos deja
trabajar tranquilas, nos detienen y nos mandan al calabozo, y si están molestos
nos golpean y si están mimosos nos violan.
Y
hoy me llamo Natacha, en honor a mamá y tengo miles de historia para narrarles,
pero la verdad es que casi todas son tristes, sólo
sexo, nada de amor, pero cuento con los dedos de una mano alguna historia
diferente, y les dejaré una de ellas.
Recuerdo
perfectamente la noche, era un veintidós de diciembre, víspera de fiestas y el
calor era insoportable, había comprado una lencería acorde a la fecha así que
cerca de media noche me preparé para salir a matar.
Me
depilé casi por completo, soy bastante presumida y me gusta verme bien, apenas
dejé unos pocos bellos cortados al ras de no mes de un centímetro de ancho
sobre mi sexo, nada más. Me bañé y mientras peinaba y acomodaba mi larga
cabellera castaña me contemplaba desnuda ante el espejo, modestia aparte, que
bonita me veía!
Fui
al dormitorio y desembalé lo que había comprado, todo el conjunto rojo, primero
subí las medias de red bien arriba, sobre mis gruesos muslos para montar mis
finos zapatos de tacos altos, luego esa especie de capa a media espalda, que se
ajustaba por delante con cordel, acomodé mis enormes pechos de manera de verme
sumamente provocativa, no desnuda, no vestida, por último la pequeña tanga transparente,
la subí bien haciendo que se perdiera entre mis poderosas nalgas, y luego tomé
unos minutos en acomodar mi paquete.
Acá
quiero aclarar algo, me siento orgullosa de tener un pene grueso de más de
veinte, no es para fanfarronear, es la verdad, y mientras la mayoría de las chicas
como yo tratan de ocultarlo para verse cien por ciento mujeres yo no tengo
problemas en ser como soy, además, la mayoría de mis ‘varoniles’ clientes se
acercan a mí por lo que tengo entre las piernas.
Así
salí a caminar, casi desnuda, había llevado una canastita con chupetines que
obsequiaba a los que paraban a preguntar tarifas y así fue como me encontré
hablando con un candidato, un chico de más de veinte años, carilindo tirando a
rubión, de barba rala prolijamente recortada, en un coche modesto.
Pegada
a su ventana cruzamos unas palabras, lo noté un tanto tímido e indeciso, me
dijo que él no quería tener sexo conmigo, solo quería platicar, mi respuesta
fue que no me hiciera perder el tiempo, si no iba a coger que se marchara y
seguí caminando sacudiendo las caderas, pero él me alcanzó nuevamente y me tocó
bocina para que me detuviera, me dijo que estaba dispuesto a pagar por mi
tiempo, así que ya cambió mi forma de verlo, era dinero por dinero, por sólo
escuchar…
En
diez minutos estábamos en mi departamento, lucía impecable con un jean azul y
una camisa celeste, con las axilas notoriamente transpiradas por el
nerviosismo, noté que trataba de no mirarme, por miedo a verse tentado,
entonces le dije:
Bien,
como te llames… corre tu tiempo
Mira,
te parecerá tonto… cómo te llamas?
Natacha,
como mi madre.
Bueno
Natacha, el tema es que estoy por contraer matrimonio, la chica es muy bonita,
muy buena, muy tierna, pero….
Pero
no la amas, cierto?
Exhaló
aire con fuerza, encogiéndose de hombros en gesto de resignación, entonces
pregunté:
Y
porque lo haces?
No
sé, por tradición, por mi familia, pero lo cierto es que no estoy tan seguro de
que realmente me gusten las mujeres… y no sé, pensé que platicar con alguien
como tu…
Y
mi instinto me llevó a dar el siguiente paso
Platicando
nunca lo averiguarás!
Así
que me dirigí a su lado, y tomando sus manos lo llevé a recorrer mi cuerpo,
teniendo especial cuidado de no pasar por mi bulto para no presionarlo, él se
dejó guiar y se detuvo a acariciar mis tetas mientras dejaba caer la pequeña
capa que los cubría, entonces mirando mis ojos dijo:
Qué
grande son!
Respondí
con una sonrisa y lo dejé jugar con ellos, me los acariciaba, me los besaba y
mordía mis pezones, sentía mi verga querer endurecerse bajo la tela de la
tanga, me dejó que botón a botón desabrochara su camisa para desnudar su pecho,
por cierto tenía hermosa forma y era bastante velludo, cosa que me atraía de
los hombres se lo besé suavemente al tiempo que sacaba sus zapatillas y su
medias, finalmente bajé a su entrepierna y mirándolo fijamente desabroché su
cinturón y bajé su pantalón.
Su
ajustado slip dibujaba a la perfección sus testículos y su miembro erguido
hacia su izquierda, comencé a masajearlo por sobre la tela provocando el deseo
en él, sabía que quería ir más lejos y no lo dejaría con las ganas…
Tomé
su última prenda y lo deslicé lentamente hacia abajo, llegando a su desnudez
completa.
Su
pija terminaba en punta con una curvatura pronunciada, me puse un preservativo
en la boca y fui colocándolo sobre él, una vez cubierto, comencé por llenarlo
con pequeños besos, de punta a punta, suavemente, para provocarlo y para
provocarme, porque a esta altura mi verga dura ya había escapado por el costado
de la tanga.
Fue
entonces cuando pelé su glande y pasé mi húmeda lengua por él, lo pesqué con mi
boca sin usar mis manos para concentrarme en devorar su pequeña cabeza, como si
fuera un caramelo lo succionaba en mi boca y notaba como satisfacía a mi
compañero de turno cuyo nombre no sabía.
Luego
avancé y fui bajando milímetro a milímetro por el tronco metiéndolo lo
suficientemente profundo como para alcanzar con mi lengua sus bolas que también
masajeaba con mi mano derecha.
Le
hacía una chupada tan profunda y placentera que noté que lo haría acabar
demasiado pronto, cosa que no quería.
Decidí
entonces soltarla e ir a lamer sus testículos que parecían deshacerse en mi
boca, pero luego de unos segundos levanté discretamente una de sus piernas y
baje un poco hasta llegar con mi lengua a su esfínter, involuntariamente se
contrajo ante el avance en una posición defensiva, por lo que le pedí que se
relajara, y que disfrutara el momento.
Volví
a chuparle la pija, solo que ahora presionaba con paciencia su anillo marrón,
haciendo un trabajo de hormiga, logrando que se relajara y se fuera entregando,
poco a poco de acariciarlo por fuera con las yemas de mis dedos fui colando uno
de punta, y luego dos, seguía lamiendo y él se retorcía de placer.
De
pronto me incorporé, y mientras desenvolví con trabajo un preservativo sobre mi
pija, al ver lo que hacía exclamó con los ojos exorbitados
Pará!
que vas a hacer? Estás loca?
Tranquilo
papi, te va a gustar
Pero
eso es enorme! No quiero….
Pero
sabía de esto, sabía cuándo un hombre quería o cuando no quería, así que unté
mi verga con lubricante y volví sobre él, le pedí que se tomara con fuerza de
la silla y que se relajara, que se dejara llevar, así me acomodé y apunté la
punta en su agujero virgen.
Empecé
a presionar, sabía que era demasiado gorda y no quería lastimarlo, para que su
primera vez no resultara un fiasco, parecía resistirse y el inspiraba y
expiraba exaltado, lo sentía palpitar, poco a poco, fui probando, una y otra
vez, empujando y soltando cuando se quejaba demasiado, a mí me enloquecía…
Al
fin me abrí paso y mi verga se introdujo hasta la mitad en su culo, suavemente
me mecí entrando y saliendo mientras él se entregaba
Ay!!!
ay!!! qué lindo… ay!!! ay!!! me gusta, me gusta, dale!, ay!!!,
Así
fue como lo desvirgué y lo hice gozar, fui yo quien rompió su culo, cambiamos
de posiciones y les juro que lo que más disfrutaba era cuando se lo sacaba y
miraba su esfínter todo abierto y el trataba de cerrarlo sin poder conseguirlo,
eso me calentaba demasiado. Luego de culearlo en cuantas posiciones imaginen,
el pidió devolverme el favor, cosa que yo aceptaría encantada.
Me
puse en cuatro patas, dándole mi hermoso culo, el corrió la tanga y me la
enterró hasta el fondo, por completo, lo sentí en mi interior haciéndome sentir
una perra, ahora era él el que me cambiaba de posiciones, y me llenaba
con su carne, me hacía gritar y eso le gustaba.
Fue
ingenioso como terminamos, luego me confesaría que improvisó sobre la marcha,
me estaba dando por el culo, yo estaba recostada con mis piernas abiertas sobre
sus hombros, me la daba profundo apretándome las tetas y con sus ojos pegados
en mi enorme verga que yo masturbaba ya sin preservativo, entonces siguió
arqueando mi espalda levantando cada vez más mi culo hacia el techo, esto fue
provocando que mi verga se acercara a mi boca por lo que él me pidió que yo
misma me la chupara!
Así
mientras él me empujaba más y más su verga en mi culo yo misma me masturbaba y
me chupaba la pija, trataba de comprimir mi esfínter para darle y darme placer,
me sentía venir, no podía aguantarlo, de pronto mi boca empezó a llenarse con
mi leche, estaba caliente, exquisita, acababa demasiado y el semen iba directo
a mi garganta, abría mis labios para que el viera el espectáculo como mi verga
escupía chorro tras chorro llenando mi lengua, mis dientes mi hueco…
Aún
me estaba saboreando cuando él tampoco lo soportó, me soltó haciendo que
recuperara mi posición horizontal, sacó su preservativo y como una regadera
llenó mis pechos con su dulce miel…
Tiempo
después volvimos a encontrarnos en la calle, ahí recién supe su nombre,
me contó que gracias a esa noche que compartimos había decidido no seguir
adelante con su compromiso y que ahora andaba por la vida buscando chicas como yo,
intercambiamos teléfonos y terminó convirtiéndose en mi mejor cliente, en un
amigo diría, él siempre dice que jamás encontró un pija como la mía y que nadie
le rompía el culo como yo. Este joven resultó ganarse la vida con páginas web,
y bueno, el me hizo una a mí donde puedo mostrarme desnuda y lucir mis
atributos y me ayuda a ganar unos pesos, así que ya saben, si les interesa
conocerla solo tiene que pedírmela…
Si
eres mayor de edad me gustaría saber tu opinión sobre este relato, escribirme
con título ‘NATACHA’ a dulces.placeres@live.com
NO
a la pedofilia
NO
al amor filial
SOLO
MAYORES DE EDAD
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