Thursday, November 7, 2019

LGBT: NATACHA



Mi madre se ganó la vida en un bar de caballeros, era mitad bailarina y mitad prostituta, era una mujer muy bonita, extremadamente bonita y se había hecho bastante famosa, todos querían cogerse a ‘Natacha’, esto le permitió hacer una suma interesante de dinero y salir de la mediocridad de esa vida.
Cuando tenía unos cuarenta y pico de años ya era la dueña de un par de lugares, ya no ejercía, ni el baile ni el otro oficio, ya no cogía por dinero, lo hacía por placer y a pesar de la edad seguía siendo sumamente bonita y sensual.
Fue ahí cuando quedó embarazada de mí y llegué al mundo cuando ella estaba bastante mayor, soy su único hijo, dijo que no sabía quién era mi padre porque en esa época aún se acostaba con muchos hombres, nunca supe si fue verdad o quiso ocultar su nombre.
Así me crie en ese ambiente, aunque ella trataba de resguardarme yo sabía de qué se trataba y me encantaban las plumas.
Hasta los veinte años ella fue mi sostén, siempre me aceptó como era, con mis gustos y con mis sentimientos, así pagó todo y cada uno de mis pedidos, mi hormonas, mis operaciones de rostro, el sacarme dos costillas, mis implantes, mi nariz, estaré eternamente agradecida a mamá, la mujer que me hizo quien soy…
Lamentablemente ella enfermó terriblemente y los gastos para su salud se hicieron cuesta arriba, lentamente y sin pausa fuimos gastando peso a peso, todo, los ahorros de una vida se fueron en pocos meses. Al morir mamá ya no quedaba nada, ni una moneda, todo se lo había llevado el viento.

Y me encontré muy sola, sin una mano que me ayudara, la única salida fue prostituirme y aún hoy agradezco el cuerpo esculpido que me dejó mamá.
Son tiempos muy duros, de un día a otro he salido a caminar la calle, a tener sexo con enfermos mentales, con sádicos, a veces al llegar el amanecer me daba cuenta de que me había acostado hasta con siete u ocho tipos distintos, es tener sexo rápido y volver a la calle, uno tras otro, mi cuerpo no aguanta.
Encima para trabajar tengo que pagar un ‘protector’, un tipo que vive de chicas como nosotras y se lleva buena parte de lo recaudado, sólo para poder estar en paz, porque es eso o lidiar con la policía, que no nos deja trabajar tranquilas, nos detienen y nos mandan al calabozo, y si están molestos nos golpean y si están mimosos nos violan.

Y hoy me llamo Natacha, en honor a mamá y tengo miles de historia para narrarles, pero la verdad es que casi todas son tristes, sólo sexo, nada de amor, pero cuento con los dedos de una mano alguna historia diferente, y les dejaré una de ellas.

Recuerdo perfectamente la noche, era un veintidós de diciembre, víspera de fiestas y el calor era insoportable, había comprado una lencería acorde a la fecha así que cerca de media noche me preparé para salir a matar.
Me depilé casi por completo, soy bastante presumida y me gusta verme bien, apenas dejé unos pocos bellos cortados al ras de no mes de un centímetro de ancho sobre mi sexo, nada más. Me bañé y mientras peinaba y acomodaba mi larga cabellera castaña me contemplaba desnuda ante el espejo, modestia aparte, que bonita me veía!  
Fui al dormitorio y desembalé lo que había comprado, todo el conjunto rojo, primero subí las medias de red bien arriba, sobre mis gruesos muslos para montar mis finos zapatos de tacos altos, luego esa especie de capa a media espalda, que se ajustaba por delante con cordel, acomodé mis enormes pechos de manera de verme sumamente provocativa, no desnuda, no vestida, por último la pequeña tanga transparente, la subí bien haciendo que se perdiera entre mis poderosas nalgas, y luego tomé unos minutos en acomodar mi paquete.

Acá quiero aclarar algo, me siento orgullosa de tener un pene grueso de más de veinte, no es para fanfarronear, es la verdad, y mientras la mayoría de las chicas como yo tratan de ocultarlo para verse cien por ciento mujeres yo no tengo problemas en ser como soy, además, la mayoría de mis ‘varoniles’ clientes se acercan a mí por lo que tengo entre las piernas.
Así salí a caminar, casi desnuda, había llevado una canastita con chupetines que obsequiaba a los que paraban a preguntar tarifas y así fue como me encontré hablando con un candidato, un chico de más de veinte años, carilindo tirando a rubión, de barba rala prolijamente recortada, en un coche modesto.
Pegada a su ventana cruzamos unas palabras, lo noté un tanto tímido e indeciso, me dijo que él no quería tener sexo conmigo, solo quería platicar, mi respuesta fue que no me hiciera perder el tiempo, si no iba a coger que se marchara y seguí caminando sacudiendo las caderas, pero él me alcanzó nuevamente y me tocó bocina para que me detuviera, me dijo que estaba dispuesto a pagar por mi tiempo, así que ya cambió mi forma de verlo, era dinero por dinero, por sólo escuchar…

En diez minutos estábamos en mi departamento, lucía impecable con un jean azul y una camisa celeste, con las axilas notoriamente transpiradas por el nerviosismo, noté que trataba de no mirarme, por miedo a verse tentado, entonces le dije:

Bien, como te llames… corre tu tiempo
Mira, te parecerá tonto… cómo te llamas?
Natacha, como mi madre.
Bueno Natacha, el tema es que estoy por contraer matrimonio, la chica es muy bonita, muy buena, muy tierna, pero….
Pero no la amas, cierto?

Exhaló aire con fuerza, encogiéndose de hombros en gesto de resignación, entonces pregunté:
Y porque lo haces?
No sé, por tradición, por mi familia, pero lo cierto es que no estoy tan seguro de que realmente me gusten las mujeres… y no sé, pensé que platicar con alguien como tu…

Y mi instinto me llevó a dar el siguiente paso

Platicando nunca lo averiguarás!

Así que me dirigí a su lado, y tomando sus manos lo llevé a recorrer mi cuerpo, teniendo especial cuidado de no pasar por mi bulto para no presionarlo, él se dejó guiar y se detuvo a acariciar mis tetas mientras dejaba caer la pequeña capa que los cubría, entonces mirando mis ojos dijo:

Qué grande son!

Respondí con una sonrisa y lo dejé jugar con ellos, me los acariciaba, me los besaba y mordía mis pezones, sentía mi verga querer endurecerse bajo la tela de la tanga, me dejó que botón a botón desabrochara su camisa para desnudar su pecho, por cierto tenía hermosa forma y era bastante velludo, cosa que me atraía de los hombres se lo besé suavemente al tiempo que sacaba sus zapatillas y su medias, finalmente bajé a su entrepierna y mirándolo fijamente desabroché su cinturón y bajé su pantalón.
Su ajustado slip dibujaba a la perfección sus testículos y su miembro erguido hacia su izquierda, comencé a masajearlo por sobre la tela provocando el deseo en él, sabía que quería ir más lejos y no lo dejaría con las ganas…
Tomé su última prenda y lo deslicé lentamente hacia abajo, llegando a su desnudez completa.

Su pija terminaba en punta con una curvatura pronunciada, me puse un preservativo en la boca y fui colocándolo sobre él, una vez cubierto, comencé por llenarlo con pequeños besos, de punta a punta, suavemente, para provocarlo y para provocarme, porque a esta altura mi verga dura ya había escapado por el costado de la tanga.
Fue entonces cuando pelé su glande y pasé mi húmeda lengua por él, lo pesqué con mi boca sin usar mis manos para concentrarme en devorar su pequeña cabeza, como si fuera un caramelo lo succionaba en mi boca y notaba como satisfacía a mi compañero de turno cuyo nombre no sabía.
Luego avancé y fui bajando milímetro a milímetro por el tronco metiéndolo lo suficientemente profundo como para alcanzar con mi lengua sus bolas que también masajeaba con mi mano derecha.
Le hacía una chupada tan profunda y placentera que noté que lo haría acabar demasiado pronto, cosa que no quería.

Decidí entonces soltarla e ir a lamer sus testículos que parecían deshacerse en mi boca, pero luego de unos segundos levanté discretamente una de sus piernas y baje un poco hasta llegar con mi lengua a su esfínter, involuntariamente se contrajo ante el avance en una posición defensiva, por lo que le pedí que se relajara,  y que disfrutara el momento.
Volví a chuparle la pija, solo que ahora presionaba con paciencia su anillo marrón, haciendo un trabajo de hormiga, logrando que se relajara y se fuera entregando, poco a poco de acariciarlo por fuera con las yemas de mis dedos fui colando uno de punta, y luego dos, seguía lamiendo y él se retorcía de placer.

De pronto me incorporé, y mientras desenvolví con trabajo un preservativo sobre mi pija, al ver lo que hacía exclamó con los ojos exorbitados

Pará! que vas a hacer? Estás loca? 
Tranquilo papi, te va a gustar
Pero eso es enorme! No quiero….

Pero sabía de esto, sabía cuándo un hombre quería o cuando no quería, así que unté mi verga con lubricante y volví sobre él, le pedí que se tomara con fuerza de la silla y que se relajara, que se dejara llevar, así me acomodé y apunté la punta en su agujero virgen.
Empecé a presionar, sabía que era demasiado gorda y no quería lastimarlo, para que su primera vez no resultara un fiasco, parecía resistirse y el inspiraba y expiraba exaltado, lo sentía palpitar, poco a poco, fui probando, una y otra vez, empujando y soltando cuando se quejaba demasiado, a mí me enloquecía…
Al fin me abrí paso y mi verga se introdujo hasta la mitad en su culo, suavemente me mecí entrando y saliendo mientras él se entregaba

Ay!!! ay!!! qué lindo… ay!!! ay!!! me gusta, me gusta, dale!, ay!!!,

Así fue como lo desvirgué y lo hice gozar, fui yo quien rompió su culo, cambiamos de posiciones y les juro que lo que más disfrutaba era cuando se lo sacaba y miraba su esfínter todo abierto y el trataba de cerrarlo sin poder conseguirlo, eso me calentaba demasiado. Luego de culearlo en cuantas posiciones imaginen, el pidió devolverme el favor, cosa que yo aceptaría encantada.
Me puse en cuatro patas, dándole mi hermoso culo, el corrió la tanga y me la enterró hasta el fondo, por completo, lo sentí en mi interior haciéndome sentir una perra, ahora era él el que me cambiaba de posiciones,  y me llenaba con su carne, me hacía gritar y eso le gustaba.

Fue ingenioso como terminamos, luego me confesaría que improvisó sobre la marcha, me estaba dando por el culo, yo estaba recostada con mis piernas abiertas sobre sus hombros, me la daba profundo apretándome las tetas y con sus ojos pegados en mi enorme verga que yo masturbaba ya sin preservativo, entonces siguió arqueando mi espalda levantando cada vez más mi culo hacia el techo, esto fue provocando que mi verga se acercara a mi boca por lo que él me pidió que yo misma me la chupara!

Así mientras él me empujaba más y más su verga en mi culo yo misma me masturbaba y me chupaba la pija, trataba de comprimir mi esfínter para darle y darme placer, me sentía venir, no podía aguantarlo, de pronto mi boca empezó a llenarse con mi leche, estaba caliente, exquisita, acababa demasiado y el semen iba directo a mi garganta, abría mis labios para que el viera el espectáculo como mi verga escupía chorro tras chorro llenando mi lengua, mis dientes mi hueco…
Aún me estaba saboreando cuando él tampoco lo soportó, me soltó haciendo que recuperara mi posición horizontal, sacó su preservativo y como una regadera llenó mis pechos con su dulce miel…

Tiempo después volvimos a encontrarnos en la calle,  ahí recién supe su nombre, me contó que gracias a esa noche que compartimos había decidido no seguir adelante con su compromiso y que ahora andaba por la vida buscando chicas como yo, intercambiamos teléfonos y terminó convirtiéndose en mi mejor cliente, en un amigo diría, él siempre dice que jamás encontró un pija como la mía y que nadie le rompía el culo como yo. Este joven resultó ganarse la vida con páginas web, y bueno, el me hizo una a mí donde puedo mostrarme desnuda y lucir mis atributos y me ayuda a ganar unos pesos, así que ya saben, si les interesa conocerla solo tiene que pedírmela…

Si eres mayor de edad me gustaría saber tu opinión sobre este relato, escribirme con título ‘NATACHA’ a dulces.placeres@live.com

NO a la pedofilia
NO al amor filial
SOLO MAYORES DE EDAD



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