Saturday, July 13, 2019

LGBT: Mis fantasías arruinadas

Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G. Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia. Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como fantasiosos. 

Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores bajo la autoría del protagonista y no del editor.

Por Aurora


Siempre quise que me trataran como si fuera una chica decente, aunque realmente siempre he vendido una imagen de puta y me molestaba me vieran sólo como eso…pero para bien o para mal creo que si lo soy. Hola que tal, me llamo Caterin. Soy hombre anatómicamente, pero siempre he querido ser mujer. Tuve mis intentos de tener sexo con mujeres, pero mi verga nunca se me paraba y por eso me rechazaban. Por lo que incliné por lo que siempre me encantaron, los hombres.
Gracias a esa imagen, tuve mi primera experiencia en mi país natal cuando tenía 16 años. Desde entonces me he sentido mujer y actuado el tiempo que puedo, como tal.  Ahora viviendo en Estados Unidos, me han dado ganas de empezar una nueva etapa donde esta faceta sea en convertirme en una trasvesti profesional. Poder trabajar los siete días de la semana, taloneando por las calles, ganar mi dinero, y sintiendo cuanta verga pueda soportar.
Mi vestido favorito es color azul oscuro con pequeñas flores blancas, algo corto pero muy sexy a mi parecer, unas braguitas oscuras de moñito frontal, unas calcetas arriba de la rodilla oscuras, botines de tacón de color contrastante al vestido y por supuesto el maquillaje necesario para completar la “transformación” era lo que había preparado con emoción para la gran aventura de Caterin.
Estaba listo lo que necesitaría para echar a andar mi plan y un día muy temprano me alisté como si fuese a trabajar, tenía planeado llevar la ropa sexy puesta debajo de mi ropa cotidiana para sólo quitarla, entaconarme y maquillarme. Era temprano y tomé el primer transporte pero bajándome antes de llegar a la parada final para acudir a un parque cercano que supuse estaría solo temprano y ahí cambiarme antes de abordar el tren subterráneo donde quería cometer la travesura.
Pero llegó la decepción… me tope con personas que irrumpían con mis planes en ese parque en las matutinas horas del viernes aquel, ya que el parque estaba bastante poblado por gente haciendo ejercicio y caminando a sus respectivos destinos. Mi emoción se vino abajo, pero no quería perder mucho tiempo ya que las horas de aprovechamiento táctil dentro del tren no son muchas en la mañana así que debía actuar. Anduve por los alrededores pero lamentablemente no hallé sitio donde transformar al chico común y corriente en la linda Caterin.
Todo decepcionado subí al tren como niño, pensando en el transbordo de la siguiente línea de del tren acudir a un baño público interno, cambiarme y recorrer una de las líneas del subterráneo más largas así como niña…¡aún se podía cumplir la fantasía!.
Llegue ahí con la esperanza y emoción renovadas, saqué dinero para ingresar al baño y la vida me tenía tendida una nueva decepción. Resulta que la puerta de acceso a los baños públicos se atoró, no me dejó pasar y lo peor, se tragó mi dinero. Sin poder hacer nada pues ya no tenía monedas para intentar ingresar de nuevo tuve que subirme en el otro convoy de la otra línea del tren nuevamente como un simple niño.
No me quedaba de otra ya había avisado en el trabajo que no iría, debía aprovechar el día de alguna manera con Caterin ya que igual estaba cargando con todas mis cosas. Estando en la segunda línea del transporte decidí viajar casi al final del recorrido para ir a una zona boscosa grande de la ciudad y ahí sabiendo que temprano no hay mucha gente pues aprovechar y sacarme algunas fotos sexys para luego ver qué pasaba.
Llegue aun con ganas de hacer algo significativo y no haber perdido un día de trabajo a lo tonto. El recorrido ya no me animaba tanto pues mi fantasía había sido truncada y no quería decepcionarme de nuevo ahí en el bosque aquel. Caminé durante varios minutos y encontré una zona ideal para empezar a prepararme. Comencé a maquillarme sin quitarme la ropa de niño, no había rastro de gente cercana así que me podía maquillar con tranquilidad. La emoción y excitación se elevaba pues al verme en mi pequeño espejo circular veía los ojos de una chica traviesa que le encanta transformarse dejando atrás al niño que usualmente es rechazado en todas partes. Ya no podía parar, necesitaba sacarme la ropa de niño para quedarme enfundada en el minivestido que llevaba puesto.
Vigilando ambos costados del sendero me saque la ropa, colocándome rápido mi calzado femenino y arreglando la ropa desacomodada para ya solo afinar detalles que dejarían lista a Caterin. Estaba en cuclillas y no pude evitar mirar mis piernas, aun sigo guardando con emoción esa imagen, lucia demasiado cogible ahí mismo debo aceptar jejeje. Me admiré algunos minutos y después procedí a sacar el teléfono con el cual tomaría las fotos del día.
Sentadita buscaba las tomas más agradables que podía apoyándome por una luz matutina muy favorecedora para el juego de sombras. Quería elevar la emoción, me puse de espaldas al teléfono para tomar la foto y me baje los calzoncitos para dejar ver el culito pequeño pero sensual que tengo. Hice un par de fotos similares y me acomodé la ropa de nuevo cuando reparé en que a unos metros si lograban verme desde la calle conjunta.
Y en efecto, ahí estaba un señor con escaso cabello con algunas canas ya aparentes, no daba impresión de ser peligroso, él estaba ahí detrás de la reja asomándose hacia mi dirección. No quise reparar mucho en ello pues unos segundos después camino alejándose de mi vista. Quería proseguir así que volví a poner al celular a punto para tomar más fotografías, me bajé los calzones de nuevo para ahora sacarme fotos abriéndome el ano con las manos pero ¡oh sorpresa!, el señor que me había visto antes venia caminando en el sendero ya a unos metros de mí. Dejé de tomar fotos y sólo me quede ahí esperando el tipo se fuera para yo proseguir, quería más fotos pornográficas y ese escenario me lo permitía.
El tipo daba vueltas cada vez más cerca disimulando no verme, pero yo sé que lo hacía así que ahí el temor se perdió y mejor aún, salió mi instinto de zorra. Cada que volteaba a verme yo subía mi vestido para “acomodarme” pero sólo quería mostrarle más las piernas (ya de por si se me veían mucho pues es un minivestido). Ese jugueteo estaba más intenso, ya descaradamente lo volteaba a ver subiéndome el vestido y me acariciaba para atraer su vista mientras él no era tan descarado pues volteaba alrededor y luego a mí. Se notaba indeciso de si acercarse o no pero lo disfrutaba pues notaba a lejana distancia ya un bulto en sus pantalones.
Crecía más mi excitación y no pensaba con claridad, sólo me emocionaba pensar en que el tipo se acercaría y se sacaría la verga para poder chupársela y porque no, que me bajara los calzones y me follara ahí mismo. Mi descaro fue mayor y al tenerlo a escasos 5 metros de distancia al frente subí mi vestido mostrándole la ropa interior mientras me acariciaba ya muy desesperada, ¿y adivinen qué?, el tipo jamás se acercó. Qué decepción.
Así que me fui del lugar y me dirigí hacia un sitio que sabía había cabinas para tener sexo, para volver a vivir la emoción de exhibirme pero ahora en un sitio 100% sexual y perverso. Solamente subir las escaleras y pagar mi entrada fue motivo de nerviosismo. Ingresé a las cabinas por medio de la puertecilla plegable que divide la tienda de las cabinas y debía acostumbrar la vista en la penumbra, cuando lo logré me percaté de algunas personas rondando los pasillos, al parecer si había movimiento adentro y eso me hacía pensar en que la decisión de satisfacerme sexualmente había sido correcta al estar ahí. Sentí que valió la pena que mis otros intentos de tener sexo como trasvesti se habían arruinado.
 Llegué hasta el baño y me encerré en un cubículo, estaba sudando por el calor y los nervios por lo cual debía secarme y alistarme para salir a divertirme. Me atavié lo necesario y en serio adoraba verme así, tan zorrita, tan dispuesta a sexualizarme ahí con quien se acercara a interactuar conmigo. No tardé mucho así que me dispuse a salir y dejar mis cosas a paquetería y en el camino obviamente ya era observada como niña totalmente.
 Volví a entrar ya sólo con una bolsita con lo necesario (maquillaje, toallitas húmedas, pastillas refrescantes, condones y la ficha de entrega de mis cosas) y apenas ingresé ya sentía el ambiente distinto, yo igual estaba en la mejor de las disposiciones para disfrutarlo. No pasaron más de 5 minutos para que al yo estar dentro de una cabina sentada se acercara un señor moreno y algo canoso solicitando permiso para entrar a mi cabina a lo cual asenté con la cabeza. Ingresa y aun yo sentada veo como el señor empieza a desabrochar su pantalón dejando salir su verga, no muy grande ni gruesa pero lucia bien de inicio. No tardé en tomarla en mi mano y comenzar a chuparla, olía limpia y tenía algo de vello que puede llegar a ser incomodo pero aun así era rico volver a probar un miembro con la boca.
Pronto noté que por el gloryhole era observada en mis labores orales pero no me incomodó al contrario fue motivo de mayor placer así que yo seguía chupando, pero los planes del tipo en turno eran otros. Me hizo levantarme mientras se colocaba un condón…sabía que sería penetrada así nada más apenas llegar a las cabinas de nueva cuenta. Con la excitación elevada me puse en cuatro sobre el sillón individual de la cabina mientras el señor ayudó a bajarme las braguitas, yo sólo atiné a ensalivarme un poquito el ano para no recibir en seco la penetración. El tipo estaba listo y la metió, sentí como abría paso en mi colita deliciosamente, yo sólo daba ligeros gemiditos mostrando el gusto por ser penetrada por la cola.
Acelerado y luego pausado, llegando al fondo y luego manteniéndose en calma, sabia mover muy bien su verga en mi cola a lo cual yo solo gemía, parece que le gustaba pues cada que gemía me daba más duro. No sé en serio como hacia movimientos de su verga hacia arriba y hacia abajo en la penetración pero llegaba a tocarme puntos muy sensibles que me hacían dar ligeros grititos, lo estaba gozando en verdad y el sudor se acrecentaba en mí al pasar los minutos en esa rica cogidota que me estaban propinando. Hubo momentos en los que me tenía contra el sillón y contra la pared de tan profundo que quería llegar, se repegaba a mi dejándome sentir todo su vigor dentro. No tengo idea del tiempo pasado en esa cogida e importaba poco pero llego el momento en que el tipo bufo para dar a conocer su corrida y así fue aunque sinceramente no la sentí dentro. Ambos sudando después de aquella rica faena nos repusimos para limpiar y arreglar lo desarreglado en tremendo inicio que tenía Caterin en ese lugar. Intercambiamos algunas palabras para después agradecer y salir de ahí. Necesitaba aire y descanso así que fui al baño a retocar y luego procedí a caminar por los pasillos del lugar. Algún manoseo llego a sentir mi cuerpecito sin llegar a más y yo seguía reponiéndome de la follada que había recibido en un inicio. Reparé en la entrada del cuarto oscuro que se aloja al rincón del establecimiento donde dos bancas largas son el único mobiliario que ahí se mantiene iluminado por luz oscura, tres personas parecían estar teniendo sexo y dos más observaban de lejos, uno de ellos pegado a la pared. Se me ocurrió ingresar y ver más de la escena pasando muy cerca del tipo que estaba en la pared, idea acertada pues el tipo me tomó de la cintura y me jaló hacia él, empezó a pegarme su miembro por encima del vestido y también acariciaba mis muslos diciéndome “que rica te ves”. Era una nueva oportunidad de estar con otra persona, me sentía ya demasiado zorra y no desaproveché, “¿te gusta la verga?” preguntó mi nuevo acompañante y sólo asenté con la cabeza nuevamente, “¿quieres verga mi amor, verga de macho?”, y nuevamente excitada le dije que sí para proceder a ser llevada a uno de los sillones largos.
Me senté y el tipo sacó una verga en esta ocasión gruesa y algo larga que apenas la palpe quise metérmela en la boca. Comencé a chuparla y no supe cómo pero en poco ratito ya estaban otros tres tipos alrededor de mí, uno sólo observando y dos más ya con la verga de fuera para que igual se las chupara. Las dos vergas eran medianas pero si algo gruesas que comencé a masturbar mientras seguía chupando la primera. Noté que otros tipos se acercaban a observar el evento y en verdad me estaba excitando estar acechada por varios tipos en busca de una chupadita de la zorrita en acción.
Mamaba alternando entre uno y otro de los falos a mi disposición y sentí como algunas manos comenzaban a subirme el vestido acariciándome los muslos y nalgas, hasta que el tipo que originalmente me llevó ahí se agacho a decirme “¿quieres que te los aviente en tu colita o en tu carita?”, a lo que respondí que los quería en la cara. Me la dio a chupar de nuevo mientras mis manos masturbaban a los otros chicos y el tipo sentí como comenzaba a gemir más y más, sentía como se tensaba por querer derramarse así que me esforcé en chuparle bien la verga hasta que la sacó de mi boca y comenzó a darle jalones para por fin darme el regalito…un chorro de leche brotó hacia mi cara ensuciándome las mejillas y los lentes que traía puestos.  
Al acabar sólo me quedé con las otras dos vergas en la mano pero el tipo al limpiarse me dijo “gracias, mi amor, oye ¿no gustas un agua o un refresco?”, y en verdad tenía sed, el calor pegaba fuerte y se me hizo lindo de su parte invitarme ello así que accedí a que me comprara un agua. Me quedé chupando a los otros dos tipos y uno más se acercó igual con la verga de fuera. Ahí empezó el desorden pues recuerdo que 1 o 2 tipos que estaban dándome su caramelo se movieron y llegaron otros, pero a ciencia cierta no supe bien que pasaba y a quienes estaba atendiendo con mi boquita.
Aun así no me importaba el desorden, yo seguía mamando vergas cuando recibí mi agua y un nuevo agradecimiento del individuo que me abordó en un principio en ese cuarto obscuro. Yo seguía ocupada con los que a mi alrededor estaban pero ninguno acababa, les daba trabajo oral pero luego de un rato se movían…quizá no les gustaba o qué sé yo. Total que después de unos minutos quedo solo uno ahí conmigo y la sala se vació entonces ya sólo atendía a un señor que por la penumbra no distinguí muy bien obviamente pero ciertos rasgos identifiquen, era moreno, chaparrito y algo mayor, con camiseta blanca y jeans y tenía un miembro no muy grande pero si limpio y duro que igual mamaba con gusto en aquel sillón.
Me entretuve chupándolo hasta que sentí las vibraciones típicas de la corrida por venir y en efecto el tipo se vino cerca de mi boca y nuevamente me mancho la cara de rica leche de macho. Intercambiamos algunas palabras y en ello se me acercó un individuo vestido más formalmente y me dijo “ve a la cabina dónde estabas hace rato ¿va?” a lo cual le dije que si nada más con una ligera sonrisita. La visita estaba siendo muy productiva en verdad así que fui a limpiarme al baño, retocarme el maquillaje y posteriormente acudí al llamado del otro tipo.
Llegué y me recibió en la cabina donde me citó, intercambiamos palabras y me senté nuevamente en aquel asiento que minutos atrás me vio empinadita recibiendo verga en el ano con vigor. El tipo saco una verga limpia de buen ver con una curvatura hacia el frente (como la mía jejeje), delgada pero algo larguita que comencé gustosamente a chupar. Estuve varios minutos mamando cuando el tipo me dijo tranquilamente “te quiero coger”, mientras sacaba un condón de su bolsillo y se disponía a colocarlo. Ya era mucha la calentura y nuevamente con gusto me dispuse a que me cogieran por el culo.
Me puse nuevamente en 4 y ayude a que me ingresara bien sin dolor pues aún sentía impacto de la cogida anterior. Entro y comenzó el mete y saca característico pero con la diferencia de que era un movimiento regular, sin muchas caricias también. No quiero decir que era malo ni aburrido, pero habían dejado la vara muy alta al principio de mi visita. Pasados unos minutos la curvatura del miembro entrante comenzaba a incomodar así que para no hacer algo desagradable ante él le dije que parara, le explique los motivos y muy atento entendió y acepto dejar de penetrar. Comenzamos a platicar y veía que su miembro comenzaba a perder dureza a lo cual le dije “¿quieres que te ayude a acabar aun así?” y por supuesto que acepto.
Procedí a chupar su miembro de nuevo hasta volverlo duro otra vez, en eso andaba cuando ya nos miraba otra vez alguien a través del glory hole pero era motivación para hacer bien mi labor. Los minutos pasaban y de repente sentí las vibraciones anunciantes del chorro seminal y así fue, gotas de líquido espeso y blanco se derramaron una vez más en mi rostro, “pensé que no lo lograrías pero lo hiciste, gracias” me dijo el siguiente en mi lista del día. Nuevamente intercambio de palabras y despedida procedieron antes de salir a retocarme nuevamente y noté más presencia de chicas como yo en el lugar.
Algunas de esas chicas pasaban de frente y existían saludos de vista cordiales, pero no pasaba de ahí.  Hubo una que me llamó la atención por su vestimenta, no parecía hombre, tenía unas piernas bien torneadas, muy femeninas. La vi pasar varias veces y si noté que me observaba bastante a mí también.
Nuevamente me puse a deambular y notaba mucha gente en el típico caminar y caminar por los pasillos sin interactuar, mirando las pantallas de la cabina y moviéndose así por todas. Estaba por llegar a donde estaba sentada antes cuando me abordó aquella chica travesti que me llamo la atención Comenzamos a hablar, me dijo que me veía súper bien, y que si no me molestaba pudiéramos interactuar en una cabina así que accedí a ello.
Entramos a la cabina y comenzamos a charlar y a toquetearnos, me dijo que se llamaba Alondra y me preguntó si yo era pasiva o activa y le dije que pasiva. Me dijo que ella siempre ha sido pasiva, pero que había venido a las cabinas para poder hacerla de activo con una trasvesti, ya que aunque como trasvesti había vivido mucho tiempo, ahora quería poder tener la oportunidad de poder coger, en lugar de ser cogida.  Asenté con mi cabeza. Sacó un condón de su bolsa y me hizo ponerme en 4 en el sillón para poco a poco meter su pequeño pero travieso miembro en mi colita. Nuevamente note movimientos discretos sin gran impacto pero aun así para mí era súper nuevo estar siendo penetrada por una chica vestida como yo por lo cual si sentía placer al ser penetrada. No duramos mucho pues Alondra logró venirse copiosamente en el condón adentro de mí. Nos reacomodamos y comenzamos a platicar Alondra me contó cómo llegó a ser trasvesti, y me dijo que un señor, ya grande, había sido su padrote, Larry, se llama esa persona, fue quien la inició, y con él supo sentirse amada, deseada, cogible, no sólo usada por hombres para descargar su leche en ella. “Con Larry, me hice puta, viví bien ganando mi dinero y disfrutando el sexo al máximo”, dijo.
Además me dijo, que sus instintos de putear sin darle cuentas a Larry, la hizo ahora andar en lugares donde el sexo se consigue fácil. Alondra era una adicta al sexo. Como yo. Pero su comentario sobre el tal Larry, me hizo querer saber más de él y por supuesto conocerlo.
Me indicó que pronto trataría de invertir más en su estilo para lucir mejor y nuevamente me halagó para posteriormente despedirnos amistosamente y salir de aquel cubículo. Una más en la lista de experiencias en mi regreso a las cabinas…pronto el hecho de no haber cumplido mi fantasía original del día era compensado con todo eso.
Con mi nueva amiga, Alondra, he mantenido una estrecha amistad y también con Daniella, nombre de un chico de 21 años que buscaba en los cubículos su primera experiencia como mariquita, queriendo convertirse en trasvesti. Las tres hemos congeniado en todo.

El próximo relato es mi encuentro con Larry.

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