Friday, July 26, 2019

LGBT Me convierto en una puta trasvesti

Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G. Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia. Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como fantasiosos. 


Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores bajo la autoría del protagonista y no del editor.

Por Daniella

Soy ahora una chica travesti de 30 años, que tuve mi primera experiencia como tal, con un señor llamado Larry, me lo presentó una chica como yo llamada Alondra que la conocí en un sex shop, donde anduve experimentando como homosexual o sea gay, y viendo a Alondra y a otra de su amiga, Aurora, en un momento de calentura decidí que quería ser vista así siendo una nena. 
Antes de conocer a Larry, abrí una cuenta de Facebook, donde me gustaba subir fotos y tener muchos likes, me sentía soñada, comencé a platicar con muchas personas, pero no me atrevía a conocer a alguien personalmente. Alondra y Aurora me dijeron que Larry tenía un departamento y que él me podía iniciar como Trasvesti. Hasta el punto de poder tener ahí citas con otros hombres.
En una mezcla de valentía y calentura, decidí a ir a su departamento. Me sentía muy nerviosa y tenía miedo de lo que fuera a pasar, pero lo sobrellevé y llegué a la puerta de su edificio, sentía que todo mundo me observaba y sabía a lo que iba, yo llevaba una tanguita debajo de mi ropa de hombre.
Le escribí para decirle que ya había llegado, y bajó a abrirme la puerta, caminé por las escaleras temblando de nervios, hasta que entramos a su departamento.
Me invitó a pasar, pasamos directo a su cuarto que ya había acondicionado para que pudiera arreglarme. Había zapatillas, lencería, medias, ligueros, vestidos, maquillaje, ¡me sentía en un sueño! Tardé mucho en elegir qué usaría por los nervios pero finalmente lo decidí, comencé a quitar mi ropa de chico y quedé casi desnuda excepto por la tanga.
Me puse un bracier blanco, a juego con la tanga, un vestido blanco, medias negras, y por primera vez podía usar unas zapatillas. 
Arreglé mi peluca, me maquillé y estaba lista, me miré al espejo y lo invité a pasar.
Se quedó impactado por el cambio que notó, de verme llegar como un chico normal, y estar convertida en una princesa Daniella casi inexperta, aun de haber practicado como mariquita en el sex shop, mamando vergas y casi nada de penetración..
Te ves bien buena princesa, la vamos a pasar muy bien, me dijo Larry.
Sentía una mezcla de sentimientos encontrados, por una parte estaba feliz de poder estar disfrutando de ser una nena por fin, por el otro lado tenía miedo de estar en casa de quien es el padrote de Alondra y de Aurora.  
Me acerqué a él y sin más, nos empezamos a besar. Cedí ante sus besos y comencé a corresponderlos, mientras me besaba se dedicaba a tocarme como si fuera un pulpo, sentía sus manos en mi espalda, en mi pelo, hasta que fue bajando y comenzó a acariciar mi culito, esa acción destrozó cualquier temor que pude tener y me doblegó ante mi macho, el que sería mi padrote.
Tomó mi mano y la llevó por encima de su pantalón y me hizo acariciar su pene, yo ya no oponía resistencia en ese momento, era suya. Sentí que su verga estaba flácida, sacó de la bolsa una pastilla de viagra, la tomó, y me dijo que tomaría como media hora que hiciera efecto. Se sentó en la orilla de la cama y me hizo arrodillarme frente a él. 
-Quítame el pantalón para que veas todo lo que te vas a comer. 
Obedecí, desabroché su cinturón, quite el botón de su pantalón y comencé a bajarlo junto con su bóxer, frente a mi tenía por primera vez su pene, el cual tanto Alondra y Aurora ya habían probado.  
No lo pienses tanto y ponte a chupar Daniella, sé muy bien tu nombre, me gusta, ya no tengo que bautizarte. 
Obedecí a mi macho y me acerqué, tomé en mis manos su verga y comencé a lamerlo como si se tratara de un helado. 
Ufff, que rico se siente tu lengua Daniella, pero ya mételo en tu boca. 
Tenía miedo de lastimarla con mis dientes, pero la fui metiendo y sacando poco a poco, al principio sentí una arcada y me iba a separar y sacarla de mi boca, pero mi macho no me dejó, puso su mano en mi nuca y no me dejaba sacarla de mi boca, yo sentía que iba a vomitar por qué sentía muy extraño de estar así, respiré y comencé a controlar mi respiración, comencé a subir y bajar con mi boca hasta la mitad de su verga, pero el me empujaba más, pero poco a poco fui acostumbrándome y a sentirme más segura, cuando ya estaba tomando un ritmo, moví mi lengua alrededor de su verga, y él se excitó tanto que me la empujó hasta la garganta, sentía que me iba a asfixiar, y el no quitaba su mano de mi cabeza, después de unos segundos con su verga hasta el fondo y con mi nariz pegada a su pubis quitó su mano y pude sacarme el trozo carne de la garganta que ya estaba poniéndose erecta, gracias a la viagra y a mi mamada.
Yo hasta ese momento no había dicho una sola palabra, me había dedicado a hacer lo que él me pedía, aún sentía arcadas de esa mamada, estaba muy excitada, se puso de pie y se quedó viéndome sometida a él, el notó que no había hablado y me dijo: 
¿Te gustó chupar mi verga Daniella?
Si, me gustó chupar tu verga -respondí. Quiero.... quiero que me partas mi culito. 
Larry sacó de una maleta dos vergas de plástico, de buen tamaño, me dijo que debido a que su verga todavía no estaba dura, me partiría el culo con sus juguetes. Me hizo ponerme en cuatro, y empezó a dedearme, me dio masajes en el culo, puso vaselina, lubricante, y se puso un guante de hule en sus manos. Le colocó dos condones a cada juguete. Empezó a masturbarme con una de sus manos y con la otra insertaba sus dedos, hasta casi la mano entera. Estaba yo en la gloria.
Mi hombre, Larry, se puso uno de los juguetes en un arnés, para dejármela ir poco a poco, a lo cual pude sentir deliciosas sensaciones pues miraba hacia abajo y veía mis ricas piernas deteniendo muy sexy mi cuerpo en pose de penetración, volteaba ligeramente hacia atrás y veía mis nalgas ser acariciadas mientras su duro juguete se introducía en mi ano. Era un momento delicioso y el sudor ya se apoderaba de ambos.
Larry se sentó en un sillón para invitarme a cabalgarlo así que de frente me abrí de piernas y me la metí hasta el fondo. Al tenerlo de frente notaba su alegría cada que me veía, era tierno y dulce cuando me veía mucho a los ojos y a la boca…”tienes una mirada tan inocente”, decía mientras su juguete seguía dentro de mí y el sudor corría por nuestras pieles, “tu risita, tus hermosas piernas, en serio me encantas”, todos esos detalles tiernos le daban un rico toque más allá de lo sexual al momento.
No sé cómo lo hacía pero igualmente lograba moverse para otorgarme sensaciones anales deliciosas y claro yo no quería ser un cuerpo ahí inmóvil sólo recibiendo placer entonces yo igual trataba de moverme para darle sensaciones a él también y lo disfrutaba pues veía como echaba su cabeza hacia atrás y gemía, por el roce que su verga tenía con el arnés puesto.
Llegó el momento en que me hecho hacia adelante sin perder la posición donde yo seguía sentada encima de frente a él. De repente por obviedad generaba descansos donde ambos no nos movíamos pero seguía la penetración en marcha. Así recargada levantó mis piernas y comenzó a besármelas y darles mordisquitos lo cual me fascinó “que sexy eres en serio, no te ves vulgar como esas que trabajan en las cabinas del sex shop, claro con la excepción de Alondra y Aurora”…conseguía sonrojarme todavía más con esas palabras e insisto no dejaba de admirar mis ojos y ver como sonreía de verme. En serio era algo demasiado encantador, el sexo estaba siendo muy estimulante y aparte la conexión personal era muy buena, notaba de verdad gusto por estar conmigo y me lo demostraba con ricas caricias y lindas palabras de elogio.
Aproveché que en cierto momento me levantó las piernas hacia lo alto y me comenzó a dar duro en el culo, la vista para mí era extremadamente estimulante y procedí a jalarme mi verga sin que me costara trabajo derramarme pues la escena era demasiado erótica.
Comenzamos una plática donde me compartía que ya me visualizaba con múltiples “disfraces” o estilos, igualmente preguntando cuáles eran mis fantasías más recurrentes. Seguía siendo penetrada mientras compartíamos esa charla así como si nada. No sé cuánto tiempo pasaba mientras estaba con él, quizá aquí se lea resumido pero en verdad fue mucho tiempo el que pasé ahí dentro con mi padrote.
Siguió bombeándome por aproximadamente 15 minutos, yo perdí la noción del tiempo, estaba en trance y no quería que me sacaran esa verga de hule, nunca.
Ahhhh, me encanta tu verga, no importa que sea de juguete papi. Le dije.
Es tuya cuando quieras -me respondió. 
Yo brincaba para sentir toda la extensión de mi hombre y el acariciaba mis pezones y después me tomó del cuello y me asfixiaba mientras me empalaba hasta el fondo de su ya dura verga yo estaba a punto de estallar en un orgasmo al igual que él; así que me ordenó, cuando te vengas, me vas a mamar mi verdadera verga y por haberte bautizado como Daniella te tomarás mi leche y con mucha lluvia dorada.
Llegué a venirme tremendamente, descargué mi leche,  salpiqué por todos lados, Larry agarró mi pene, lo exprimió, y quedó su mano húmeda de mis líquidos, los cuales los embarró en su verga. Comencé a chupársela como si fuera mi único propósito en la vida, metía esa verga hasta el fondo de mi garganta mientras lo miraba a los ojos, podía ver en su mirada que estaba a punto de terminar, saqué su verga, abrí mi boca sacando la lengua y recibí la primera descarga de semen, mezclada de urofilia, llego a mi nariz y a mi lengua, siguió otra y otra más hasta que dejó mi cara y mi boca llenas de su néctar. 
-Así es cómo tienen que terminar las putas, con la cara llena de leche.... pero aún te falta mucho más. 
Yo no sabía a qué se refería, seguía en trance hasta que noté que tenía ya una erección tremenda. 
Espera Daniella, creo que ya sé que necesitas para terminar completamente. 
Salió de la recámara, y no tardó en volver, tenía en sus manos un pepino más largo y ancho que su verga. 
Me recostó en la cama con las piernas al aire y sin darme tiempo a decir nada introdujo la parte más delgada en mí y comenzó a masturbar mi culito con el pepino, ¡No podía creer que todo eso entrara dentro de mí! Cuando bajé la mirada noté que el pepino había desaparecido casi por completo, estaba exhausta pero no podía parar, me miró a los ojos y me dijo:
Tócate tu clítoris Daniella. 
Si papi. -le respondí. 
Al estarme tocando y recibir el pepino en mi culo no tardé mucho en acabar, fue la descarga más grande de semen que haya tenido en mi vida, llené mi abdomen y mi mano de mi leche, y aún tenía en la cara restos de su descarga. 
Juntó con su mano todo el semen de mi cuerpo y lo embarró en mi cara, después lo volvió a juntar y me hizo lamer mi mano hasta que no dejé rastro alguno. 
Así se bautiza a las nenas como tú Daniella, a partir de hoy querrás que te cojan machos de verdad y pedirás que te llenen de leche tu cara y tu boca. 
Salió de la habitación, habían pasado cuatro horas desde que llegué a su casa, al verme en el espejo, con el maquillaje corrido y la cara con restos de semen, sentía que todo el mundo sabría que mi padrote me había convertido en una puta.


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