Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G.
Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias
y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia.
Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como
fantasiosos.
Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores
bajo la autoría del protagonista y no del editor.
Por Daniella
Soy ahora una chica travesti de 30 años,
que tuve mi primera experiencia como tal, con un señor llamado Larry, me lo
presentó una chica como yo llamada Alondra que la conocí en un sex shop, donde
anduve experimentando como homosexual o sea gay, y viendo a Alondra y a otra de
su amiga, Aurora, en un momento de calentura decidí que quería ser vista así
siendo una nena.
Antes de conocer a Larry, abrí una cuenta
de Facebook, donde me gustaba subir fotos y tener muchos likes, me sentía
soñada, comencé a platicar con muchas personas, pero no me atrevía a conocer a
alguien personalmente. Alondra y Aurora me dijeron que Larry tenía un
departamento y que él me podía iniciar como Trasvesti. Hasta el punto de poder
tener ahí citas con otros hombres.
En una mezcla de valentía y calentura,
decidí a ir a su departamento. Me sentía muy nerviosa y tenía miedo de lo
que fuera a pasar, pero lo sobrellevé y llegué a la puerta de su edificio,
sentía que todo mundo me observaba y sabía a lo que iba, yo llevaba una
tanguita debajo de mi ropa de hombre.
Le escribí para decirle que ya había
llegado, y bajó a abrirme la puerta, caminé por las escaleras temblando de
nervios, hasta que entramos a su departamento.
Me invitó a pasar, pasamos directo a su
cuarto que ya había acondicionado para que pudiera arreglarme. Había
zapatillas, lencería, medias, ligueros, vestidos, maquillaje, ¡me sentía en un
sueño! Tardé mucho en elegir qué usaría por los nervios pero finalmente lo
decidí, comencé a quitar mi ropa de chico y quedé casi desnuda excepto por la
tanga.
Me puse un bracier blanco, a juego con la
tanga, un vestido blanco, medias negras, y por primera vez podía usar unas
zapatillas.
Arreglé mi peluca, me maquillé y estaba
lista, me miré al espejo y lo invité a pasar.
Se quedó impactado por el cambio que notó,
de verme llegar como un chico normal, y estar convertida en una princesa Daniella
casi inexperta, aun de haber practicado como mariquita en el sex shop, mamando
vergas y casi nada de penetración..
Te ves bien buena princesa, la vamos a
pasar muy bien, me dijo Larry.
Sentía una mezcla de sentimientos
encontrados, por una parte estaba feliz de poder estar disfrutando de ser una
nena por fin, por el otro lado tenía miedo de estar en casa de quien es el
padrote de Alondra y de Aurora.
Me acerqué a él y sin más, nos empezamos a
besar. Cedí ante sus besos y comencé a corresponderlos, mientras me besaba
se dedicaba a tocarme como si fuera un pulpo, sentía sus manos en mi espalda,
en mi pelo, hasta que fue bajando y comenzó a acariciar mi culito, esa acción
destrozó cualquier temor que pude tener y me doblegó ante mi macho, el que sería
mi padrote.
Tomó mi mano y la llevó por encima de su
pantalón y me hizo acariciar su pene, yo ya no oponía resistencia en ese
momento, era suya. Sentí que su verga estaba flácida, sacó de la bolsa una
pastilla de viagra, la tomó, y me dijo que tomaría como media hora que hiciera
efecto. Se sentó en la orilla de la cama y me hizo arrodillarme frente a
él.
-Quítame el pantalón para que veas todo lo
que te vas a comer.
Obedecí, desabroché su cinturón, quite el
botón de su pantalón y comencé a bajarlo junto con su bóxer, frente a mi tenía
por primera vez su pene, el cual tanto Alondra y Aurora ya habían probado.
No lo pienses tanto y ponte a chupar Daniella,
sé muy bien tu nombre, me gusta, ya no tengo que bautizarte.
Obedecí a mi macho y me acerqué, tomé en
mis manos su verga y comencé a lamerlo como si se tratara de un helado.
Ufff, que rico se siente tu lengua Daniella,
pero ya mételo en tu boca.
Tenía miedo de lastimarla con mis dientes,
pero la fui metiendo y sacando poco a poco, al principio sentí una arcada y me
iba a separar y sacarla de mi boca, pero mi macho no me dejó, puso su mano en
mi nuca y no me dejaba sacarla de mi boca, yo sentía que iba a vomitar por qué
sentía muy extraño de estar así, respiré y comencé a controlar mi respiración,
comencé a subir y bajar con mi boca hasta la mitad de su verga, pero el me empujaba
más, pero poco a poco fui acostumbrándome y a sentirme más segura, cuando ya
estaba tomando un ritmo, moví mi lengua alrededor de su verga, y él se excitó
tanto que me la empujó hasta la garganta, sentía que me iba a asfixiar, y el no
quitaba su mano de mi cabeza, después de unos segundos con su verga hasta el
fondo y con mi nariz pegada a su pubis quitó su mano y pude sacarme el trozo
carne de la garganta que ya estaba poniéndose erecta, gracias a la viagra y a
mi mamada.
Yo hasta ese momento no había dicho una
sola palabra, me había dedicado a hacer lo que él me pedía, aún sentía arcadas
de esa mamada, estaba muy excitada, se puso de pie y se quedó viéndome sometida
a él, el notó que no había hablado y me dijo:
¿Te gustó chupar mi verga Daniella?
Si, me gustó chupar tu verga -respondí. Quiero....
quiero que me partas mi culito.
Larry sacó de una maleta dos vergas de plástico,
de buen tamaño, me dijo que debido a que su verga todavía no estaba dura, me partiría
el culo con sus juguetes. Me hizo ponerme en cuatro, y empezó a dedearme, me
dio masajes en el culo, puso vaselina, lubricante, y se puso un guante de hule
en sus manos. Le colocó dos condones a cada juguete. Empezó a masturbarme con
una de sus manos y con la otra insertaba sus dedos, hasta casi la mano entera. Estaba
yo en la gloria.
Mi hombre, Larry, se puso uno de los
juguetes en un arnés, para dejármela ir poco a poco, a lo cual pude sentir
deliciosas sensaciones pues miraba hacia abajo y veía mis ricas piernas
deteniendo muy sexy mi cuerpo en pose de penetración, volteaba ligeramente
hacia atrás y veía mis nalgas ser acariciadas mientras su duro juguete se
introducía en mi ano. Era un momento delicioso y el sudor ya se apoderaba de ambos.
Larry se sentó en un sillón para invitarme
a cabalgarlo así que de frente me abrí de piernas y me la metí hasta el fondo.
Al tenerlo de frente notaba su alegría cada que me veía, era tierno y dulce cuando
me veía mucho a los ojos y a la boca…”tienes una mirada tan inocente”, decía
mientras su juguete seguía dentro de mí y el sudor corría por nuestras pieles,
“tu risita, tus hermosas piernas, en serio me encantas”, todos esos detalles
tiernos le daban un rico toque más allá de lo sexual al momento.
No sé cómo lo hacía pero igualmente
lograba moverse para otorgarme sensaciones anales deliciosas y claro yo no
quería ser un cuerpo ahí inmóvil sólo recibiendo placer entonces yo igual
trataba de moverme para darle sensaciones a él también y lo disfrutaba pues
veía como echaba su cabeza hacia atrás y gemía, por el roce que su verga tenía
con el arnés puesto.
Llegó el momento en que me hecho hacia
adelante sin perder la posición donde yo seguía sentada encima de frente a él. De
repente por obviedad generaba descansos donde ambos no nos movíamos pero seguía
la penetración en marcha. Así recargada levantó mis piernas y comenzó a
besármelas y darles mordisquitos lo cual me fascinó “que sexy eres en serio, no
te ves vulgar como esas que trabajan en las cabinas del sex shop, claro con la excepción
de Alondra y Aurora”…conseguía sonrojarme todavía más con esas palabras e
insisto no dejaba de admirar mis ojos y ver como sonreía de verme. En serio era
algo demasiado encantador, el sexo estaba siendo muy estimulante y aparte la
conexión personal era muy buena, notaba de verdad gusto por estar conmigo y me
lo demostraba con ricas caricias y lindas palabras de elogio.
Aproveché que en cierto momento me levantó
las piernas hacia lo alto y me comenzó a dar duro en el culo, la vista para mí
era extremadamente estimulante y procedí a jalarme mi verga sin que me costara
trabajo derramarme pues la escena era demasiado erótica.
Comenzamos una plática donde me compartía
que ya me visualizaba con múltiples “disfraces” o estilos, igualmente
preguntando cuáles eran mis fantasías más recurrentes. Seguía siendo penetrada
mientras compartíamos esa charla así como si nada. No sé cuánto tiempo pasaba
mientras estaba con él, quizá aquí se lea resumido pero en verdad fue mucho
tiempo el que pasé ahí dentro con mi padrote.
Siguió bombeándome por aproximadamente 15
minutos, yo perdí la noción del tiempo, estaba en trance y no quería que me
sacaran esa verga de hule, nunca.
Ahhhh, me encanta tu verga, no importa que
sea de juguete papi. Le dije.
Es tuya cuando quieras -me
respondió.
Yo brincaba para sentir toda la extensión
de mi hombre y el acariciaba mis pezones y después me tomó del
cuello y me asfixiaba mientras me empalaba hasta el fondo de su ya dura verga
yo estaba a punto de estallar en un orgasmo al igual que él; así que me ordenó,
cuando te vengas, me vas a mamar mi verdadera verga y por haberte bautizado
como Daniella te tomarás mi leche y con mucha lluvia dorada.
Llegué a venirme tremendamente, descargué mi
leche, salpiqué por todos lados, Larry
agarró mi pene, lo exprimió, y quedó su mano húmeda de mis líquidos, los cuales
los embarró en su verga. Comencé a chupársela como si fuera mi único propósito
en la vida, metía esa verga hasta el fondo de mi garganta mientras lo miraba a
los ojos, podía ver en su mirada que estaba a punto de terminar, saqué su
verga, abrí mi boca sacando la lengua y recibí la primera descarga de semen,
mezclada de urofilia, llego a mi nariz y a mi lengua, siguió otra y otra más
hasta que dejó mi cara y mi boca llenas de su néctar.
-Así es cómo tienen que terminar las putas,
con la cara llena de leche.... pero aún te falta mucho más.
Yo no sabía a qué se refería, seguía en
trance hasta que noté que tenía ya una erección tremenda.
Espera Daniella, creo que ya sé que
necesitas para terminar completamente.
Salió de la recámara, y no tardó en
volver, tenía en sus manos un pepino más largo y ancho que su verga.
Me recostó en la cama con las piernas al
aire y sin darme tiempo a decir nada introdujo la parte más delgada en mí y
comenzó a masturbar mi culito con el pepino, ¡No podía creer que todo eso
entrara dentro de mí! Cuando bajé la mirada noté que el pepino había desaparecido
casi por completo, estaba exhausta pero no podía parar, me miró a los ojos y me
dijo:
Tócate tu clítoris Daniella.
Si papi. -le respondí.
Al estarme tocando y recibir el pepino en
mi culo no tardé mucho en acabar, fue la descarga más grande de semen que haya
tenido en mi vida, llené mi abdomen y mi mano de mi leche, y aún tenía en la
cara restos de su descarga.
Juntó con su mano todo el semen de mi
cuerpo y lo embarró en mi cara, después lo volvió a juntar y me hizo lamer mi
mano hasta que no dejé rastro alguno.
Así se bautiza a las nenas como tú Daniella,
a partir de hoy querrás que te cojan machos de verdad y pedirás que te llenen
de leche tu cara y tu boca.
Salió de la habitación, habían pasado cuatro
horas desde que llegué a su casa, al verme en el espejo, con el maquillaje
corrido y la cara con restos de semen, sentía que todo el mundo sabría que mi
padrote me había convertido en una puta.
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