Por Larry Álvarez
Nuestros zafiros ya se unieron en los besos, las
piedras preciosas por pulir, serán los diamantes de nuestras intimidades.
Tu mujer,
Tu hombre,
Después de una semana de haberse visto, la cual que
estuvo llena de abrazos, caricias, besos, miradas, la pareja se citan en un
restaurante para continuar con la pasión que los ha caracterizado y que ahora
sellan con su primera cita formal como pareja..
Ella llega vestida al restaurante con una minifalda, mostrando
sus hermosas piernas y una blusa donde se aprecian sus apetitosos senos. Su
Mujer recibe a su hombre con una sorpresa que incluye un adorno floral,
obsequios, notas insinuantes y una botella de vino Merlot.
Él le corresponde con un ramillete de canciones
románticas de antaño y una selección de poemas alusivos a su relación. Al verse
se plasman con un beso profundo, él le admira y elogia su vestimenta, ella responde
que se ha arreglado en honor a su hombre. Él también le dice que se ha
arreglado, para su mujer, tal y como ella se lo ha pedido, porque el momento es
un día especial para los dos.
Comen, se abrazan, platican, se besan, se acarician, beben
hasta la última gota del vino que se había ordenado. Piden la cuenta y un taxi.
Pero el taxi tardaba en llegar debido a una tormenta que azota la ciudad.
Deciden salir a buscar un taxi a la avenida principal,
así que los dos caminan abrazados bajo la lluvia que empapa completamente su
ropa, llevan consigo sus obsequios y el enorme adorno floral.
Ella le manifiesta a su Hombre que siempre había
deseado caminar bajo la lluvia con el hombre que amara, y su deseo se estaba
cumpliendo.
Mientras caminan deciden dirigirse a la casa de él,
para dejar todas las cosas y después ir en busca de un sitio romántico, para
pasar las horas y disfrutar de su amor.
Logran tomar un taxi pero el conductor no quiso
llevarlos a otro sitio debido a lo intenso de la lluvia, por lo que la pareja
decide refugiarse en la casa de él.
La pareja camina hasta la puerta de la casa. Su Hombre
cumple el pedido de Su Mujer de que día que tuviera que entrar a la casa de su
hombre lo haría tomada de la mano y dando juntos el primer paso al interior. Y
así lo hacen. Su Hombre la toma de la mano, abre la puerta de su casa, prende
las luces, y ambos al mismo tiempo ponen un pie dentro de la casa. Su Mujer se
sintió en confianza y recorre la sala de la casa, se dirige a la cocina y al
acercarse Su Hombre, lo abraza y los dos se funden en un beso profundo.
Tomados de la mano, se dirigieron a la recamara donde
se recuestan en un sofá cama, donde los dos, sintiendo lo ardiente de sus
cuerpos, se entregan acariciándose apasionadamente. No hay necesidad de
despojarse de sus ropas.
Hacen el amor de una forma diferente, llena de
respeto, de comprensión y entendimiento mutuo de saber esperar el momento
especial para una entrega total.
En el momento que las caricias están en pleno apogeo, Su
Hombre siente en sus manos la humedad de su mujer y como sus néctares se
escabullen por la comisura del encaje de su ropa interior. Coloca sus manos
sobre la perfección de los senos de su mujer, brinda caricias sobre su cuerpo,
palpitante, cálido, fresco y deseoso de placer.
Su Mujer coloca su intimidad sobre una pierna de su
hombre y se mueve al vaivén de un ritmo marcado por él. Ella toca la intimidad
de su hombre, hundiéndose en una serie de gemidos, besos, caricias, hasta que
de pronto lo que era un goteo proveniente del panal de ella, se convierte en un
río que se abre paso con furia, derramando su néctar entre sus piernas. Su
Mujer se aferra al cuerpo de Su Hombre, apretándole sus manos al sentir su
orgasmo. El objetivo de esa noche se ha conseguido.
Ya pasada la media noche, Su Mujer tiene que regresar
a su casa. Salen a buscar un taxi, ya dentro del transporte, el momento los
lleva hacia nuevas sensaciones; sus manos se entrelazan, sus lenguas se buscan
con desesperación. Los dos se prometen un amor eterno y una lealtad, fidelidad
absoluta.
Como un caballero, Su Hombre, lleva a su mujer hasta
la puerta de su casa. Se despiden con un beso.
Su Hombre ya de regreso a su casa, recibe un mensaje de Su Mujer,
Amor, estoy en topless y me alumbra solamente la luz
del celular, ya que debido a la lluvia
no hay luz. Estás a mi lado, abrazándome y haciéndome tuya una y otra vez. Te
amo con locura, gracias por la velada.
Su Hombre le habla por teléfono y ambos intercambian
con palabras sus sensaciones, sus deseos,
culminando en la madrugada y al amanecer con sus respectivos orgasmos.
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