Wednesday, August 2, 2017

En nuestra habitación



Por Larry Álvarez

Relájate un momento y piensa que estoy detrás de ti. Sientes una sensación de escalofrío por la energía que emana mi cuerpo.

Volteas hacia mí y me miras fijamente como tratando de leer mi mente. Y yo te desnudo simplemente con la mirada.

Se escucha una música suave y romántica que invade el lugar donde estamos. Es tu melodía preferida. Te ciñes a mí con un abrazo y nos empezamos a besar profundamente y largamente.

Bailamos por un momento y mis manos empiezan a desvestirte lentamente. Tú me quitas la camisa y nuestras pieles se pegan una con la otra.

Una vez que ya estas sin nada tomamos una copa de vino y lentamente exploramos más nuestros cuerpos.

Mis manos caminan por tu espalda y en tus piernas, por tu cuello, por tus glúteos. Nos vamos a la ducha y nos bañamos juntos y limpio tu vagina y tu trasero con mucha delicadeza.

Al terminar el baño nos vamos a la recamara y te doy un masaje para relajar los músculos de tu cuello. Te volteo con la espalada a mi pecho. Mis manos te acarician. Descubro el fuego que llevas dentro. Mis dedos acariciarán todo tu cuerpo.

Preparo una porción de aceite aromatizante para que tu cuerpo sea más receptivo a mis caricias.

Froto suavemente tu cuerpo, desde arriba hasta la punta de tus dedos. Luego, mis besos y caricias inundan tu cuello, tu espalda, tus senos, tu ombligo, tus piernas, tus pantorrillas, tus tobillos y los dedos de tus pies, lamiéndolos uno por uno.

Te volteas boca arriba, para partir desde la punta del pie hacia arriba, masajeando las rodillas, las piernas, llego a tu torso y extiendo mis manos y brazos para recorrer en círculo tus pechos cuyos pezones están bien paraditos.

Tomo un plumaje y cerrando tus ojos te dejas llevar por la sensación.

La pluma recorre por toda tu columna vertebral, tus piernas y en medio de tus glúteos. Esto provoca que levantes tu trasero y rozo con delicadeza tus dos orificios.

Después acomodo tu cabeza en una almohada. Coloco tres almohadas sobre tus asentaderas para ver ampliamente sus partes íntimas.

Masajeo el abdomen, los muslos y los pechos. Lubrico el montículo de tu vagina con una pequeña cantidad de aceite o lubricante. Lo masajeo de forma suave y los labios externos de tu vagina.


Con suma delicadeza, tomo el labio exterior con el pulgar y el índice, casi sin presionar, con mucha suavidad y recorro todo el largo de los dos labios vaginales, en forma ascendente y descendente. También masajeo tu clítoris

Introduzco un medio dedo dentro en la vagina. Con mucha delicadeza, sobo suavemente su interior. Aumento la velocidad pero no enloquecidamente.
Mi dedo meñique explora el orificio del ano, y respondes positivamente por lo que lo lubrico con mi lengua subiendo y bajando hasta tu vagina.

Es aquí donde tienes tu primer orgasmo, con varias descargas. Bebo tus jugos más tarde alcanzas un segundo orgasmo

Después de las convulsiones orgásmicas, te pido que te pongas en cuatro, para que mi dedo pulgar entre en su ano y los otros cuatro en tu vagina.

De nuevo, mi lengua trabaja para dilatar tu culito. Mientras, mi otra mano toca tus senos tiernamente. Mi lengua y dedos laboran en tu vagina y en tu clítoris teniendo así tu tercer orgasmo.

En este tipo de encuentro momentos, no puedo dejar de pensar, maldiciendo mi infortunio de no disponer de una buena condición sexual, como la de mis buenos tiempos para disfrutar plenamente el momento.

Me paro de la cama, voy al baño para asearme y refrescarme en la regadera. Mi mente excitada, mi cuerpo caliente.

Regreso a la habitación, totalmente desnudo. Ella despierta y puedo ver mi verga flácida, sin asomo de una deseada erección. Como ya conocía mi problema no se sorprendió, solo miró tristemente mi miembro alicaído.

Ella se levanta, va a mi maletilla y saca pastillas de viagra y me dice que no las iba a necesitar ya que ella me ayudaría a destapar la olla de presión que traía dentro.


Asegurándose de que su lengua esta goteante de humedad, comienza en la base del tallo de mi pene y lo lame hacia arriba lentamente. Gira su cabeza de lado y simula morderme suavemente colocando tus dientes en mi carne.

Su mano izquierda está tocando mis huevos, quizás arañándolos ligeramente con sus uñas. Busca debajo y detrás de los huevos para encontrar esa área tan sensible justo antes del ano, o incluso meter un dedo en mi agujero muy suavemente, ya que el músculo que causa la erección comienza ahí atrás, esto producirá una reacción en mi verga, que necesito a mi edad.

Continua con los balanceos hacia arriba con su lengua, desde la base del mástil al borde del capullo, no se detiene, continúa su larga y húmeda lamida sobre la punta de mi verga, insistiendo en el agujero del centro. Estruja el tallo y mira como brota líquido pre seminal.

Muestra lo mucho que le gustan mis líquidos. Empiezo a gemir y mete tanta verga como pueda caber dentro de su boca. La chupa y prueba todos sus movimientos variados hasta que sepa que no puedo soportar más y voy a derramarme.

Recibe mis disparos de leche a borbotones en su garganta. Es asombroso cuanta leche sale. La saborea.

Toma su tiempo para exprimirme y después se va a asear. Yo quedo exhausto. Pero ella no ha quedado completamente satisfecha.

Me levanto me dirijo hacia ella y me dice:-"Cógeme". Yo estaba excitadísimo. Ella agarra mí verga entre sus manos y la dirige hacia su culo y su vagina, jugueteando entre los dos agujeros. Logro encararla en uno de los dos, la muevo suavemente, rozándome con el capullo los labios de entrada, notando como estaban húmedos. Ella excitadísima, dando suspiros de placer, muriéndome de ganas.

Yo no pude aguantar más, mi verga se puso dura, larga y la metí lentamente dentro de su vagina y ella estaba tan ardiente que empezó a tener otro orgasmo.

La sensación fue buenísima, aún no me había dado tiempo a recuperarme y ya estaba otra vez sintiendo placer, la miraba a través del espejo, y parecía excitarse más, mis manos se fueron a su pecho, y mientras mantenía mi verga dentro de ella, alcanzo a acariciar sus pechos y pezones, rozándolos, pellizcándolos suavemente. No dejo que sacara mi verga. Yo la empujaba, dándole piquetes hasta que logro tener un nuevo orgasmo.

Mi verga está crecida, como antes. Ella me pide que aprovechando que la tenía larga, parada y dura pues que se la metiera por atrás. Saco mí verga, ella me la limpia con su boca.

Acomodo sus piernas sobre mis hombros y mi pene a la altura de su ano y lentamente penetro, primero una cuarta, una mita tres cuartas y la empujo hasta dentro.

Las lamidas anteriores, el aceite ya habían surtido su efecto.

Me muevo al ritmo que ella me dice. Me pide que la empuje duro. Así estamos por un buen tiempo. Le pido que cambiemos de posición y se acomoda en cuatro con las nalgas hacia arriba, sentándome para poder cabalgar.

Mi verga entra con mucha facilidad en su cola. Y ahora sí, le doy lo más duro que puedo, lo que dan mis fuerzas y ella me pide mi leche, y reviento sintiendo chorros ardientes dentro de su trasero. Ella alcanza así otro orgasmo.

Quedamos los dos cansados. Logro sacar mi verga. Nos acostamos y nos acomodamos en un 69 hasta que nos quedamos dormidos bien satisfechos.


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