Friday, May 17, 2019

Xóchitl y Huitzilin (1) Por Larry G. Álvarez


Presentación

Esta es una hermosa historia de un amor entre Xóchitl y Huitzilin. Inspirada en el poema mexica In Xóchitl in Cuicatl, en el libro universal de Cantar de Cantares y de la leyenda mística de Xóchitl y Huitzilin cuando ambos subían a la montaña para llevarle flores a Tonatiuh, el Dios del Sol y, en cada ofrenda los enamorados se juraban amor eterno, más allá de la distancia, el tiempo y la muerte.
Xóchitl y Huitzilin es una mezcla de relatos cortos, llenos de poesía, metáfora y erotismo. El personaje de Xóchitl realmente existe en la vida real y Huitzilin representa al que fue su último esposo, cuyo matrimonio no fructificó, pero vivieron un amor intenso el cual es relatado en el libro Erotismo en Relato y Poesía y, en este blog se publican sus primeros tres capítulos.
El escritor Larry G. Álvarez, de forma erótica nos relata la vida de los dos personajes, su amor intenso, su entrega y su tormento son los elementos que llevaron a escribir estos relatos que cuentan su relación con sus altas y sus bajas realmente de un amor imposible y eterno.

Ediciones Flor y Canto
edicionesflorycanto@gmail.com




Tus pétalos floridos

HUITZILIN.- ¡Cuán bella eres, amada mía! ¡Cuán bella eres mi Xóchitl. Vivo un nuevo amanecer en mi vida, he vuelto a nacer recostado en el húmedo néctar de tus pétalos floridos.
XÓCHITL.- ¡Cuán hermoso eres mi Huitzilin, amado mío! ¡Eres un encanto! Mi cuerpo será siempre el refugio de tus encantos para que derrames tu intima fragancia sobre mi ser.
HUITZILIN.- Cada noche al no saber de ti, le pido a Dios que me muestre tu rostro, que me deje oír tu voz, me haga recordar siempre tu hermoso semblante. Y cuando mi esencia te visite en tu lecho cada madrugada, te lances sobre mí cayendo desfallecida en mis brazos.
XÓCHITL.- Una vez en tus brazos, despierto como princesa al momento de un beso profundo que me transforme trasladándome hasta el infinito para después acurrucarme en tu corazón.
HUITZILIN.- Una vez refugiada en mi corazón, te despojo de lo que esta ceñido a tu cuerpo y arranco con mis dientes las prendas de tu intimidad para oler su aroma en flor.
XÓCHITL.- Grata es también tu fragancia. Me estremezco con el canto de tus palabras, conoces todas mis esquinas. Me abrigo entre tus piernas para hacer el amor contigo por las mañanas y por las noches. ¡Hazme del todo tuya! ¡Date prisa mi desnudez te pertenece! ¡Llévame a tu alcoba, oh amado Huitzilin!
HUITZILIN.- Te pienso siempre desnuda para que te fundas en mi cuerpo y al pensarte así me alegro y me estremezco al pensar que lo haces para mí. Mis manos sudan de llanto de la tinta escrita de poemas y pensamientos dedicados a ti. Mi Xóchitl, cada día mis labios buscan tus tibios besos para probar tu dulce calor de abrigo.
XÓCHITL.- Me lanzo sin paracaídas a tus brazos, a mi lado tendrás tu asiento. He de soltarme el cabello que deseo me arranques hasta derramar tu intención con la mía.
HUITZILIN.- Amada mía, tus palabras me tienen hechizado. Desde que te miré la primera vez, con la mirada de tus ojos cautivaste mi corazón. Cuando derrame mi intención con la tuya, tu intimidad destilará miel y al mezclarse con mi néctar romperemos juntos las burbujas de la espuma que se derrame sobre nuestras piernas, nuestras manos, nuestros labios, estrechándonos, fundidos en una sola alma, una sola carne, dos en uno, uno en dos, unidos para siempre.



Despertando

XÓCHITL: Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz, la de mi amado Huitzilin! ¡Mi amado está a la puerta!
HUITZILIN: Amada mía; preciosa Flor de mi vida, ¡déjame entrar! Mi cabeza está empapada de rocío; la humedad de la noche corre por mi pelo.
XÓCHITL: Ya me he quitado la ropa; ¡cómo volver a vestirme! Ya me he lavado mi intimidad; ¡cómo escurrirme de nuevo! Mi amado Huitzilin toca la puerta. Se me estremecen mis entrañas al sentirlo cercas de mí. Me levanto y le abro la puerta. Se lanza sobre mí. Me encanta que me bese y me abrace, me de ternura.
HUITZILIN: ¡Mmmmmmm! Que bella eres, amor mío, ¡la última vez que nos vimos, cuán encantadoras fueron tus delicias! ¡Tus pechos son racimos de palmera de los cuales hoy me adueñaré. 
XÓCHITL: ¿Qué te gusta hacer en mí?
HUITZILIN: Satisfacerte amada mía.
XÓCHITL: ¿Y qué es lo que más te excita de mi amado mío?
HUITZILIN: Tus senos, tu cabello, tu boca, tus piernas ¿Y a ti?
XÓCHITL: Quiero que toques mis senos y te prendas en ellos.
HUITZILIN: ¡Mmmmmmm! Me gusta beber sus néctares y que se derramen en mis labios.
XÓCHITL: Me gusta sentir tus manos en mi cuerpo, acariciándolo ansiosamente, dibujando en él tu deseo ardiente.
HUITZILIN: Yo poder escribir con mis dedos nuestra pasión sobre tu piel. Que cabalgues sobre mi intimidad y que cada estoque te haga gemir de placer hasta que te fundas en mí.
XÓCHITL: Tu visita a mi casa me hunde más en el deseo ardiente que hace que la Xóchitl y la fauna enciendan en mi interior la chispa ardiente de la pasión.
HUITZILIN: Quiero que mis manos se deslicen sobre tu cuerpo y mis caricias te quemen por dentro, cada beso lo sientas como flamas de cerillo que quemen tu piel. Quiero estar entre tus piernas, probar tu licor, hasta embriagarme de lujuria por su exquisito sabor.
XÓCHITL: Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. Sentir tu cuerpo fundido al mío y tener esa deliciosa sensación de llegar al vacío. En donde solamente hay placer y eternos gemidos. Pasiones misteriosas que embriagan mis sentidos.
HUITZILIN: Yo deseo que me tomes, me derrame en tus senos, quemándote con el ardor de mi lácteo licor. Probar tu miel hasta empalagarme escuchando los gemidos de tu intimidad.
XÓCHITL: Mis pezones están duros, me los estoy tocando, están calientes, despiertan la lujuria con tus palabras que son un dulce aroma, de sensación ardiente que quema y solamente tus labios pueden dominar. Quiero sentir tu licor lactante en mi ser gimiendo por ti. Una muralla soy yo, y mis pechos, sus dos torres. Por eso a los ojos de ti amado, soy como quien ha hallado la paz.
HUITZILIN: Y al escurrir mis lácteos sobre tus pechos, y tu piel sobre tu cueva de placer poder compartir sus sabores en nuestro paladar.
XÓCHITL: Mis piernas temblorosas rodean tu cintura, quiero sentir tu fuente hirviendo, Un eterno placer que no termine. Llegar a lo profundo y morir con tanta angustia. La vida no es vida si no te tengo dentro de mí.
HUITZILIN: Siento que te penetro con toda mi esencia, deseando nunca salir de tu cueva húmeda. Siento eyacular mi vía láctea en tu intimidad, luego en tu espalda, en tu boca, en tus pechos…
XÓCHITL: ¡Sí! Poder sentir tus lácteos dentro de mi boca. Saborearla. Pasear mi lengua por tu fuente, saborearla hasta derretirla en mi boca.
HUITZILIN: La flacidez de mi intimidad te pertenece y al derramar mis lácteos, te quemen con su espuma ardiente.
XÓCHITL: Me encanta sentir tu mano traviesa subiendo por mis piernas. Arrodillarme y poner mi rostro entre tus piernas, tu tierna piel invita a preparar un helado de vainilla y depositarlo en tu ombligo para que se derrame hasta tu fuente de placer.
HUITZILIN: Tomo con mi boca un cubo de hielo y recorro todo su cuerpo. Abriendo paso con mis manos sobre tus piernas sintiendo espasmos en tu vientre.
XÓCHITL: Te sientas en una silla y yo frente de ti. Hazme tuya.
HUITZILIN: Tu sudor me embriaga por el aroma de tus senos y el respirar de tu pasión.

XÓCHITL: Me pongo de pie y coloco mi intimidad en tu rostro, tus labios saborean mi humedad, lo crecido de tu barba eriza mi piel, hasta que derramo mi miel sobre tu rostro.
HUITZILIN: Tus manos y tus labios activan el mecanismo de mi vitalidad, te deslizas sobre él gimiendo de placer, acuso el roce en la primera embestida, cabalgas hasta que te convulsionas, sintiendo tu néctar ardiente entre mis piernas. Acaricio tu cuerpo con mis manos y con mis labios.
XÓCHITL: ¡Sí! Saboreo cada caricia tuya. Gimo de placer. Hasta quedar exhausta, me quedo dormida. Despierto.  Acaba de salir el Sol o será que mi amado Huitzilin me ha sonreído.
HUITZILIN: Te veo sonriente como una Luna llena. Mi vía láctea te pertenece y de tu miel nocturnal me he empalagado.



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