Huitzilin alejado de Xóchitl
Huitzilin sigue de viaje y Xóchitl lo espera ansiosamente, cada día que pasa en su ausencia. Ambos se comunican y se expresan su sentir. La separación los desespera al no sentirse físicamente, pero tienen el consuelo de que cada noche sus esencias, sus almas, hacen de la suya teniendo como testigo la oscuridad de la noche.
HUITZILIN: Siempre me queda
reflejada en mi mente tu sonrisa, el sabor de cada beso, de respirar
el olor de tu piel. Tu lluvia en cada entrega cae sobre mi
cuerpo y humedece mi intimidad. Tú, Xóchitl, eres la flor
que crece en mí, cada segundo que vivo en ti.
XÓCHITL: Siempre me quedo
gozando de ti, mis labios se quedan temblando y mis muslos y caderas
cosquilleando, gimiendo sobre nuestra almohada.
Cada mañana despierto oliendo a ti. Cada vez que te escucho,
pienso en tenerte, cada vez que recuerdo nuestros encuentros, tengo
que tomar mis cabellos fuertemente para poder descargarme en ti, en tu
esencia, sin poder evitar un escurrimiento al sentir tu lengua en mí y al
mismo tiempo tomándote para que explotes dentro de mí, como siempre lo he
querido, deseado e idealizado. Deseo ser tuya por todos los rincones donde
pueda ser penetrada por mi hombre llamado Huitzilin.
HUITZILIN: Cuando llego a ti en
esencia, admiro la belleza de tu alma, y tu espíritu lleno de luz. Tus labios
son mis labios. Tu lengua es mi lengua. Tu pasión es mi pasión. Somos la fusión
de dos cuerpos en uno solo. Quiero amarte toda la vida, porque te quiero,
porque mis besos no existen si no son en tus labios. Sin tus besos no hay amor.
XÓCHITL: Aún siento tus manos
en mi cuerpo, tus labios en mi cuello, recorriendo cada espacio de mi cuerpo,
puedo sentir tu lengua, deseosa, ansiosa queriendo visitar mi sexo que ardiendo
está por ti. Ven a mí, coloca tu lengua en la puerta de mi intimidad y escucha
mis gemidos, cuenta los latidos de mi corazón y siente lo acelerado de mi
respiración.
HUITZILIN: ¡Oh, Bella Xóchitl!
Escribo para que pronto vengas a mí mujer divina. Ven a mí, para que las
sombras de la noche se disipen y aparezcas de la nada a ahuyentar esta soledad
maldita que consume mi alma. Un alma como la tuya. Recostado en mi cama te
pienso, te sueño, te espero. Imagino que estás ahí, justo afuera de mi alcoba.
Cierro mis ojos y sé que estás mirándome. Entras sigilosamente. Quizás no sepas
que te veo, quizás solamente simules no saberlo. Me gusta que me mires, me
excita. Estoy desnudo sobre la cama, el roce de las sábanas limpias y prolijas
me hace pensar en que me ayudes a desordenarlas. Mi piel se eriza pensando en
tus caricias y en tus besos. Mis manos tienen vida propia. Se deslizan despacio
por mi cara, mi cuello. Mis manos son tus manos y me dejo llevar por su calor.
Mis dedos dibujan corazones sobre tu intimidad.
XÓCHITL: Eres mi anclar
marítimo, sin reservas. Te amo hermoso Huitzilin. Tus palabras retumban en mi
mente: "...entre el rumor de suspiros, gemidos,
caricias, metiste tu lengua hasta mi garganta dejando el espacio
justo para que la mía jugara con la tuya...", Amado mío, de
verdad me sorprende que digas con palabras exactas, lo que a
solas te digo y grito al oído al hacerte el amor: ‘tener tú
lengua hasta mi garganta y al mismo tiempo acariciándotela con la mía en
el espacio que quede libre’.
HUITZILIN: Ya no puedo esperar.
Quiero sentirme dentro de ti. Te abrazo y te rodeo con mis piernas, mientras
siento que te montas y cabalgas sobre mí; te penetro despacio. Nada tiene
sentido más allá de nosotros, no hay mundo, no hay otra manera de vivir que no
sea fundidos como uno solo. Sentir tu movimiento, tu roce en cada rincón de mi
intimidad en lo profundo de tu cueva erótica que exige que la llene de mi
néctar. Solamente eso me mantiene vivo, solamente por eso vale la pena
vivir.
XÓCHITL: Te digo a gritos: ¡me
vuelves loca de lujuria, de deseo y de pasión! Tus palabras me dejan sin
aliento, me has devuelto la vida en besos. Me has hecho sentir viva de
nuevo. Siempre deseándote. Siempre tuya.
No comments:
Post a Comment