Este relato fue ideado y editado por un servidor, Larry G.
Álvarez, a partir de conocer al protagonista de la historia. Nuestras vivencias
y nuestros intereses de encontrar placer nos llevan a escribir esta historia.
Los acontecimientos descritos son en su mayor parte reales como
fantasiosos.
Encuentros Magazine los presenta para el deleite de los lectores
bajo la autoría del protagonista y no del editor.
Por Diana
Meses después de haber estado con mi
hombre, dejé de ser Alondra y me lanzo a las calles a buscar fortuna. Larry,
quien me había hecho toda una puta, llegaba a la zona de tolerancia buscándome.
Larry se había convertido en mi padrote, y
era el primer día que probaría suerte. Caminando y meneando mi trasero para
provocar lujuria entre los hombres que buscaban placer, alcanzo a ver el auto
de mi hombre. Se acerca y baja el vidrio del pasajero y me dice:
- súbete, cariño,
Subí al auto y le pregunté si ya íbamos a
casa a coger.
- no, aun no, me habló un amigo mío, le
platiqué de ti y quiere conocerte, él se llama José, es buen cliente, así que trátalo
bien,
- está bien papi, como digas
Larry comenzó a conducir por la avenida y
después de unos kilómetros, dio vuelta en una calle y después entró en una
pensión, le dijo al de la caseta que veníamos a un servicio y le extendió unos
billetes, la puerta se abrió y nos fuimos hasta el fondo de aquel
estacionamiento, donde apagó el motor y me pidió que me pasara para el asiento
de atrás y sacó su celular,
- José, ya estamos aquí.....Bien te
esperamos.....si en el auto....perfecto.
Colgó, guardo su teléfono y me comenzó a
decir,
- José es buen cliente, si lo complaces te…
nos dará mucho dinero, entendiste cariño,
- si papi,
Me hacía platica para desestresarme, la
fuerte lluvia no dejaba ver muy bien hacia afuera, pero alcanzaba a distinguir
algunas siluetas dentro de la enorme pensión, así que me tranquilicé, a los
pocos minutos entro un auto y se dirigió hacia nosotros y se estacionó a
nuestro lado, pasados unos instantes se abrió la puerta de atrás y bajo un tipo
como de unos 40 años, de tez morena clara y bastante fornido y llevaba un seis
de cervezas en una de sus manos, se acercó a nuestro auto y sin decir más abrió
la puerta de atrás y se subió justo a mi lado, y una vez dentro me saluda.
¿cómo estás preciosa?
- bien señor,
- que gusto verte Larry, ¿qué me trajiste?
- lo que me pediste, un lindo manjar,
Aquel hombre se me quedó viendo y
sonriéndome dijo,
- jajajajaja, luce bien, ¿cómo te llamas
linda?
Trague saliva y le conteste,
- Diana, pero para trabajar usted póngame el
nombre,
El tal José soltó una risotada y comenzó a
repartir las latas de cerveza que llevaba, mientras decía,
- bueno Larry ¿qué tal es tu chica?
- cómo te has dado cuenta es algo
inexperta, pero estoy segura de que te complacerá,
- eso suena bien, déjame checar la
mercancía,
El tal José le pasó las cervezas a Larry y
segundos después sentí como su mano se posaba sobre mi muslo, en ese instante
di un brinco, pero Larry me dijo,
- tranquila cariño, deja que te acaricie,
Dejé que José continuara acariciándome,
sus manos eran bastante rasposas y olía bastante a alcohol, pero sólo me quedé
quieta, su mano lentamente fue avanzando hasta mi pantorrilla y comenzó a
apretármela un poco,
- que buenas piernas tiene, ya me imagino
como estarán sus nalgas,
- de lo mejor José, te lo puedo asegurar,
José continuó acariciándome, su mano subió
hasta mi muslo, pero ahora también además de acariciarme me lo apretaba, tenía
bastante fuerza y era muy tosco,
- está muy bien tu nena, ¿puedo hacerle de
todo?
- claro José. Siéntete en confianza,
Al escuchar eso, José de inmediato se
abalanzo sobre de mí y comenzó a besar mi cuello, yo prácticamente quede inmovilizado
por su peso, sus manos fácilmente se metieron bajo mi vestido y me comenzó a
acariciar las caderas, y de un instante a otro, sentí como sus manos me
sujetaban fuertemente y de un jalón me puso boca abajo, dejándome recostado
sobre el asiento trasero,
- ahora voy a ver si es cierto lo que me
dices,
- claro José, checa la mercancía,
En ese momento sentí como me arremangaba
el vestido y de un jalón me bajaba la pantaleta, dejando mi trasero expuesto
- tenías razón Larry,
- te lo dije José,
Sentí como las toscas manos de José
comenzaban a recorrer mis nalgas de arriba hacia abajo, mientras escuchaba su
respiración agitada,
- si gustas dale unas nalgadas, para que
estés más seguro...jajajaja,
Instantes después sentí como sus fuertes
manos se impactaban sobre mis nalgas, provocando que me moviera, pero de
inmediato Larry me dijo,
- tranquila nena,
José continuó sobándome y apretándome las
nalgas, y después escuchó que Larry le dijo,
- antes de que comiences, ¿podrías tomarle
unas fotos, para publicitarla?
- claro Larry,
Larry le paso su teléfono y el flash
iluminó el interior del auto un par de veces,
- bien José, ahora es toda tuya,
José no perdió tiempo, escuché como se
desabrocho el pantalón y comencé a sentir como su verga se metía entre mis
nalgas, llegando hasta mi orificio anal y comenzó a hacer presión, aquello se
sentía caliente y bastante duro, ni uno de los juguetes que Larry me había
metido en nuestro primer encuentro, era tan duro como aquella verga, que
lentamente comenzaba a introducirse en mí, la presión era tal, que tuve que
sujetarme del respaldo a los asientos del auto y trate de relajarme, pero era
inútil, aquello parecía un trozo de metal caliente, sentía como si me
estuvieran partiendo en dos, y no pude contenerme y lance un grito,
- Espérate José, dale despacio!, dijo
Larry.
Pero José no se detuvo, por el contrario,
dejo caer su cuerpo y su enorme verga entro de lleno en mí, obligándome de
nuevo a gritar,
- sí que estaba apretadito,
- te lo dije, está casi nueva...jajá
jajá...dile cuanto te mide José,
- sólo 12 pulgadas.
- ya vez nena, te estrenaste con el más
grande...jajá,
José se quedó quieto unos instantes y yo sólo
me agarré de donde pude y después el comenzó a mover su cadera lentamente
metiendo y sacando su enorme verga de mi adolorido ano, cada vez que entraba lo
hacía hasta el fondo, sentía como su pelvis se estampaba contra mis nalgas,
provocándome un gran dolor, se quedaba quieto unos instantes y después la
sacaba por completo, era como una tortura para mí, sentía como aquel pedazo de
carne se iba poniendo más duro y más ancho, sentía sus venas palpitar y sus
calientes fluidos inundaban mi esfínter, comencé a sudar y mis ojos estaban
lagrimeando, intentaba apoyarme, pero me era imposible, cada vez que lo
intentaba, José me empujaba, provocando que mi pie resbalara con el tapete de
plástico del auto, había momentos en que mi cadera se elevaba y lo único que la
sostenía era la enorme verga de José dentro de mi ano, mientras que Larry solamente
me acariciaba el cabello y me decía que me tranquilizara, pero para mí eso era
imposible, aquel pedazo de carne entraba y salía de mi sin compasión, sentía la
pelvis de José chocar contra mis nalgas de una forma tremenda, a veces se
detenía unos instantes, y solamente escuchaba su agitada respiración y después
continuaba sus frenéticos movimientos, hasta que después de varios minutos, me
sujetó fuertemente las nalgas y comencé a sentir como su verga crecía dentro de
mi considerablemente y después un caliente liquido inundaba mi orificio anal, su
leche caliente hizo que el dolor se aplacara y sintiera un enorme placer. José
me soltó y su verga al fin salió de mí, en ese momento sentí un gran alivio,
José se acomodó en el asiento y se subió el pantalón, mientras le decía a Larry,
- tenías razón, es un culito apretadito, o
más bien era un culito apretadito...jajajaja
- te dije que valía la pena,
- oye Larry, fíjate que vengo con un
amigo, dejarías que él también la probara,
- claro José, es más te la voy a dejar medio
precio como promoción a tu amigo,
Las palabras de Larry me provocaron escalofríos,
todavía faltaba otro tipo…. Esto se estaba poniendo interesante y fue cuando sentí
que mi culo, quería más verga y más leche.
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