Por
Anónimo
Me
encantaba masturbarme y comerle el coño a mi hermana Sandra todas las noches,
pero quería más, quería pollas, como las que veíamos en las películas porno.
Sandra
empezó a salir con 16 años con un repetidor de clase, el chico era un
gilipollas, pero tenía porros y una polla gorda que nos encantaba comernos, el
me desvirgó totalmente en un lavabo de una discoteca, mientras mi hermana nos
miraba en la esquina restregándose el clítoris con mi mano, pero seguía sin
parecerme suficiente, me mojaba más, cuando cuarentones me miraban y se
restregaban en mi todo lo que podían en las discotecas, pero antes quería una
polla, la de mi padre. Con Sandra siempre nos fijábamos en como miraba con mi tío
a las jovencitas, a menudo nos tocábamos pensando como nuestro padre era un
viejo verde, eso nos ponía a mil. Yo sabía que mi padre fumaba mariguana de vez
en cuando con mi tío, así que mi plan era un día tener valor para bajar las
escaleras y apuntarme a la fiesta. Cuando ya tenía 17 años, mi padre anunció
unos de sus viajes a Almería para ir a ver a mi tío, el problema fue que mi
hermana no podía venir ya que tenía exámenes, pero yo decidí ir. Cuando nos
despedimos de mi madre y Sandra, ella me dijo al oído.
-Suerte
hermanita- y me pellizco un pezón.
Estaba
tan ansiosa por empezar a desempeñar mi plan, que casi no hablaba, él se creía
que me pasaba algo. Llegamos a Almería, todo fue normal, llegamos a la casa de
mi tío, me pase el día en la piscina y por la noche, me fui pronto a la ducha, quería
estar perfecta. Me miré en el espejo, había
crecido sí, me gusta mi culo, lo tengo paradito, no tengo muchas tetas, pero me
hace parecer más niña pequeña y me gusta, me depilé totalmente el coño, me lavé los dientes y volví a mi habitación
a esperar. Alcancé a escuchar las risas de mi
padre y mi tío, estaban bebiendo unas cervezas y fumando, me puse el short más
corto que tenía, el que me compré expresamente para que se
me viera el culo y un top diminuto sin sujetador. Bajé.
-Hola
chiquita, ¿vas a salir?- Me miró de arriba abajo, mi tío no
me quitaba los ojos de mis piernas.
-No
vengo aquí con vosotros-
Me
senté y me pillé una cerveza. Se miraron
pero siguieron hablando, pero esta vez estaban nerviosos, no me paraban de
mirar y yo cada vez estaba más cachonda, incluso me puse la botella de cerveza
entre las piernas para frotarme un poco. De repente empezaron a hablar de un
amigo suyo que se había echado una novia muy joven.
-El
cabrón cuenta como se la cepilla y uno aquí a dos velas, pero su hija ha dejado
de hablarle, no le parece bien- explicó mi tío
-Y
¿Porque no?- Pregunté yo -¿Qué más da a quien se
folle? ¿Yo encuentro más atractivo follar con hombre mayores?-
Los
dos se quedaron callados. Al rato mi tío se fue a dormir, mi padre se quedó
conmigo, siguió bebiendo.
-¿Cómo es eso que te gusta follar con hombre mayores?-
-Pues
que me gustan. a ti te gustan las jovencitas, no te gustaría follar a una?-
-Si…-
-Yo
lo soy-
Se
me quedó mirando
-Deberías
de cuidar lo que dices-
-¿Porque?-
-Porque
podrían venir y violarte como a una puta-
-Es
que soy una puta papá-
Se
quedó petrificado viéndome.
Me
acerqué y le toqué el paquete por encima de los tejanos. De repente se levantó furioso, me
cogió en volandas y me puso contra la mesa, y empezó a darme cachetadas en el
culo.
-Se
te van a quitar las ganas de ser tan zorra, no ves que soy tu padre?- Pero yo a
cada cachetazo me iba mojando más, apreté mi culo a su pantalón, al principio
se alejaba, pero dejó de cachetearme y también
se apretó. Yo estaba en la gloria, sentía su erupción en mi culo, me agarró del
cuello y me lamió la oreja.
-¿Esto
es lo que quieres?- asentí, estaba tan excitada que no podía ni hablar, me metió
la mano en las braguitas y me metió el dedo.
-Que
hija de puta, si estas chorreando- me tiró al suelo y me hizo arrodillarme.
Ahí
estaba mi padre, un señor con canas y barriga cervecera bajándose el pantalón y
los calzoncillos viejos y sacándose la polla pequeña gorda al aire y yo… no podía
estar más cachonda, sentía que iba a tener un orgasmo sin tocarme.
Me
agarró del pelo y me metió la polla en la
boca, le olía mal Y ME ENCANTABA, me la metía y me la sacaba, no me dejaba
agarrarla y yo sólo quería chupetearla y chupetearla, como tan bien habíamos
practicado mi hermana y yo con su novio, empezó a follarme la boca, yo me
dejaba y ponía los ojos en blanco,. Me levantó, me puso sobre la mesa, me arrancó la camisa, me miró las tetas.
-Qué tetas tan pequeñitas…como una niña- Me lamio los pezones
como un loco, mientras yo le meneaba la polla de arriba abajo.
Me
quité los shorts, quería que me la metiera.
-Métemela
papi por favor, métemela porfa- le decía mientras le metía la lengua. Me
encantaba besarlo con ese olor a cigarro.
-Me
dan ganas de meterte un palo largo puta, cuánto te cabe?- A mí no me salían las palabras.
Me
metió tres dedos de golpe, pero estaba tan mojada que quería más y pudo meterme
toda la mano, empezó a mover la mano dentro de mí, mientras me chupaba la
lengua y yo le meneaba los huevos enormes y peludos. Tuve un orgasmo increíble,
me costó hasta respirar.
-No
hemos acabado puta- Yo seguía cachonda y prácticamente parecía que me hubiera
meado encima. Me metió su polla hasta el fondo mientras se tocaba los pezones y
yo los míos, no tarde mucho en volver a correrme y él tampoco, sacó la polla y se corrió en mi
boca, y yo la saboree como chocolate para tragármela, me hizo limpiarlo con la
lengua, incluso con sudor, me metió la mano en el coño y me dijo.
-Espero
que cada vez que yo quiera esté dispuesta, quiero romperte el culo y te voy a
presentar a unos amigos con los que serás igual de zorra, ¿entiendes?-
-Encantada
papi, Sandra también quiere-.
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